Search
Close this search box.

Edición
51

Distanciamiento afectivo entre hermanos

Miami
La rivalidad entre hermanos puede ser un problema difícil y doloroso de resolver. Las historias que contamos sobre nosotros mismos y los relatos familiares pueden limitar una buena relación. Cómo sortear celos y conflictos para forjar mejores vínculos.

En el imaginario de la  familia occidental contemporánea, la relación entre hermanos es considerada como una forma de sostén y un recurso con quien contar, pero no siempre es así, muchas veces se transforma en un dolor muy difícil de resolver, y la única salida es el distanciamiento como forma de cuidado.
Las relaciones entre hermanos son una de las más duraderas de nuestras vidas, pero lo cierto es que esos vínculos fraternales pueden ser desde muy cercanas a muy penosas y con muchas variaciones, tanto en la infancia como en la adultez.
A pesar de que no hay una definición teórica del distanciamiento afectivo entre hermanos, sí podemos decir que es mucho más común de lo que  se puede suponer y que es algo que recién se empezó a hablar en estos últimos años.
El distanciamiento afectivo entre hermanos puede tener diversas formas, desde una completa desconexión entre los miembros, sin ningún contacto o muy esporádico, o mantener la relación lo más superficial posible para evitar cualquier conexión emocional.
Entre las causas que pueden generar este distanciamiento, podemos reconocer la incidencia de lugares de poder determinados por generaciones anteriores, celos o envidia durante la niñez, constante agresión de un hermano hacia el otro, abuso emocional, abuso físico, rechazo constante, favoritismo por parte de los padres, abuso de sustancias, incompatibilidad de personalidad, cuidado de padres mayores, problemas económicos, identificación con uno de los padres en caso de divorcio, entre otros.
Las investigaciones y estudios, tanto en USA como en Inglaterra (Joshua Coleman, Why Adult Children Cut ties and how to heal the conflict 2021), hablan acerca de esta realidad, el distanciamiento afectivo entre hermanos y su significativo aumento de casos.
Cómo podríamos repensar este distanciamiento para que no sea solo una descripción de hechos, ni una relación de causa y efecto, o una historia cerrada con una única salida.

La causa de la rivalidad entre hermanos son parte de una historia que construimos y nos contamos. Pero, en nuestras narrativas hay relatos de otros, comentarios y miradas que creemos que son nuestras, pero muchas veces pertenecen a las palabras de nuestros padres, tíos, abuelos, a la sociedad, a los medios de comunicación.


Las ideas de algunos pensadores, que no hablan directamente de la relación entre hermanos, pueden servirnos de apoyo para abrir distintas miradas al lugar del otro e interrogar qué es el ser del otro y cómo se presenta el otro en uno.
Emmanuel Levinas (El tiempo y el otro, 1949) toca estos temas, haciendo una crítica muy dura a la cultura tradicional, donde la presenta como filosofía del yo. Este autor nos convoca a pensarnos en relación con el otro, a aquel otro que se presenta y nos marca nuestras vulnerabilidades y nos interpela para pensar el yo siempre en relación con alguien más, nunca desde un lugar individual.
Ser hermanos es la primera experiencia con un par, alguien distinto que trae otros saberes y deseos pero, en un mismo espacio y compartiendo un mismo amor: el de los padres.
El ser del otro, el ser del hermano se me impone como parte de la autorreflexión de mí mismo, el ser del otro entra a ser parte de una acción social, viene a decirme que nunca seré un yo único, seré yo siempre con el otro en una interacción mediada por símbolos conocidos, con vivencias reciprocas de comportamiento reconocida por los sujetos actuantes: los padres.
Por lo que la libertad del yo individual no se puede pensar como la consecuencia de una lucha constante de liberarse del otro, el hermano siempre va a estar en distintas formas, por lo que Levinas afirma que sería una lucha interminable.
También podemos pensar que todos los hechos que he mencionado anteriormente como causa de distanciamiento afectivo son parte de una historia que construimos o, como dice Michael White (Medios narrativos para fines terapéuticos, 1990), de la historia que nos contamos. Pero, en nuestras narrativas hay relatos de otros, historias de otros, comentarios y miradas que creemos que han sido nuestras, pero muchas veces pertenecen a las palabras de nuestros padres, tíos, abuelos, sociedad, medios de comunicación.
Estas historias forjan nuestro conocimiento y nuestra identidad surge como producto de un fenómeno relacional. El discurso de los otros tiene un impacto muy significativo en los relatos que las personas crean sobre sí mismas, limitando muchas veces las lógicas de relación y de afecto con los demás, con los hermanos.
En una historia familiar podemos describir a los hermanos donde, por ejemplo, el mayor es el inteligente, el del medio es el tímido y el tercero hipercinético. Esas miradas que se generaron en algún momento de la vida de la familia, muchas veces sesgan la percepción de los hermanos entre sí. Si además sumamos la modalidad de nuestra cultura occidental de focalizarnos en el defecto más que en el deseo de conocer al otro, esto produce una determinación en el significado de la relación y del otro en nuestra vida, y si a este sesgo continuo no se le agregan distintas identidades, se satura la historia.
En el estudio Estrangement Between Siblings in Adulthood: A Qualitative Exploration, publicado en el Journal of Family Issues (Mar 11, 2022, Lucy Blake,Becca Bland, Alison Rouncefield-Swal), se les pidió a 291 adultos que describan en sus propias palabras la situación con sus hermanos de los cuales se encontraban distanciados, y lo primero que apareció fue una crítica, marcando lo negativo; esta crítica surge de una construcción de sus historias dominantes.
La crítica entre hermanos aparece en historias sin brillo, con un solo final, donde nada es movible, donde las palabras sirvieron para decir y escuchar siempre lo mismo y esto lleva a un relato rígido, «sin color».
Estas conclusiones que surgieron en la encuesta muestran como estos adultos circunscribieron muchos niveles de conocer al otro en un solo nivel, en una reducción de su conocimiento tomándolo como única verdad, como si fuera un todo.
Ahora bien, si pasamos de la pregunta sobre cómo perciben a sus hermanos a una conversación y de esta conversación a más preguntas y nuevos diálogos, es muy posible que aparezcan otros relatos. Historias subyugadas, escondidas, que no estaban muy iluminadas y que podrían destrabar la relación entre hermanos. Podemos ver eventos que muestran relaciones únicas, experiencias que no son teñidas de opiniones, recuerdos muy compartidos y no compartimentados.
En estas historias ampliadas los hermanos tienen más lugar para reescribir otra historia, de advertir y valorar las experiencias que han sido invisibilizadas por las narrativas dominantes y construir narrativas preferidas sobre quiénes son y quieren ser.
Hay muchas experiencias que no han sido convertidas en historia, que permanecen en la memoria y pueden tener acceso a través de preguntas que conecten las experiencias conocidas con campos de experiencias que no han sido organizadas como historia, y esas conexiones generan nuevos significados y la posibilidad de redefinir distintas identidades.
Se trata entonces de volver a preguntar buscando una diferencia, algo que no es parte de las historias compartidas, aquellas vivencias que se encuentran fuera de las historias repetidas que generan el problema del distanciamiento afectivo, se abren a experiencias que pueden ser revividas, resignificadas y así llevarnos a entendimientos diferentes. Son conversaciones que desbloquean las narrativas saturadas, en lugar de esos discursos que las familias y los hermanos perciben como que nada va a cambiar por mucho esfuerzo que hagan.
Estas dos formas que presentamos a través de Michael White y de Emmanuel Levinas nos abren a repensar situaciones dolorosas, situaciones problemáticas a pensamientos más abiertos donde se hagan más visibles los momentos o los eventos que ayuden a manejar de otro modo las relaciones y los sentimientos. Y si fuera posible algún espacio de reunión, puede ser la oportunidad para descubrir lo que las historias saturadas del problema no dejaron ver, y así darle a la relación una mirada distinta y nuevas posibilidades.

8 Comentarios

    1. Es asi Monica, en la medida que se puedan abrir mas puertas para reflexionar, las dinamicas en las relaciones se amplian y uno puede elegir desde que lugar vincularse para que el dolor sea uno entre muchas opciones y no la unica.

  1. Es impactante este artículo, especialmente cuando tienes 5 hermanas y 4 hermanos. Es hermoso recordar historias “que no estaban muy iluminadas” e identificar palabras ajenas esparcidas en nuestra interacción. Excelente tu aportación para analizar y mejorar la relación entre herman@s. Gracias Susana.

    1. Gracias Luz, creo que con tantos hermanos eres una conocedora de infinidades de experiencias, de formas de estar juntos y cuidarse, esa sabiduria siempre esta, y es propia de muchos años de estar juntos y compartir una misma etica de union.

  2. Llama a la reflexión.. soy el sexto de siete hermanos, 6 hombres y una mujer, y hoy ya con 62 años, solo tenemos contacto con el menor de 60 y la hermana de 67. Con Los demás por diversas razones , se perdió la comunicación y hasta el cariño.
    Alvaro

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Artículos
Relacionados

Imagen bloqueada