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Después de haber visto en 2014 el esperanzador documental La Sal de la Tierra, dirigido por Wim Wenders, donde se registra el proyecto de reforestación realizado por el Instituto Terra en la finca, del fotógrafo Sebastião Salgado y su esposa Lélia Wanick, las expectativas por la extensión de esta labor eran muchas.
El proyecto consistió en la plantación de más de 290 tipos de plantas en un terreno que se encontraba devastado por la ganadería y la sequía. Esto devolvió la vida a la zona, la cual experimentó, además de la reforestación, el retorno de insectos, aves y peces, favoreciendo el ecosistema en todo sentido.
Cuando vemos The Territory no es eso lo que sucede, otro documental brasilero dirigido por Alex Pritz y distribuido por National Geographics, donde se registra la lucha de las comunidades indígenas contra la deforestación ilegal en la región del Amazonas, habitada por el pueblo Uru-eu-wau-wau. En este caso la sensación es de frustración y enojo ante el grito desesperado de esta población contra los invasores de su territorio.
Con testimonios de Bitaté Uru-Eu-Wau-Wau, uno de los líderes de la comunidad, y de la activista ambiental Neidinha Bandeira, vemos cómo distintos grupos con intereses propios actúan de manera indiscriminada, provocando una destrucción de tierras que afecta al mundo entero porque el Amazonas, como ellos afirman, “es el corazón no sólo de Brasil sino del planeta”.
El problema se fue haciendo cada vez más grave por el grado de permisividad que otorgó el gobierno de Bolsonaro, durante el cual, además de la tierra, se masacró también a la población, como lo manifiesta la activista ambiental Bandeira. Esta mujer, que ha dedicado su vida entera a esta causa, fue lo que inspiró al director a realizar este importante filme.
Con testimonios de Bitaté Uru-Eu-Wau-Wau, uno de los líderes de la comunidad, y de la activista ambiental Neidinha Bandeira, vemos cómo distintos grupos con intereses propios actúan de manera indiscriminada, provocando una destrucción de tierras que afecta al mundo entero porque el Amazonas, como ellos afirman, “es el corazón no sólo de Brasil sino del planeta”.
El primer contacto que este grupo nativo tuvo con el mundo exterior fue hacia 1981, y desde ese entonces han empezado los problemas que los han colocado a la defensiva, contra grupos de campesinos y otros intrusos que los han rodeado y atentan contra su región. Por ello vemos a Bitaté cuestionando a su abuelo si le preocupa la desaparición de su pueblo, porque de ser miles cuando vivían apartados, ahora sólo quedan 200 personas.
Mientras Bitaté es un líder muy joven, que tomó las riendas antes de cumplir 20 años, Bandeira es una mujer madura que se convierte en una segunda madre para Bitaté, y considera que salvar a esta población es salvar el Amazonas.
La filmación empezó en 2018, año en que Bolsonaro subió a la presidencia y un grupo de campesinos formaron una organización para el desarrollo de la tierra en la zona protegida. El documental tiene la particularidad de mostrar todos los puntos de vista, pues no se trata sólo de la población indígena contra un invasor, sino de distintos grupos que vienen a buscar fortuna en esta zona que asumen no pertenece a nadie; o, como comentan algunos, parece ser un territorio muy grande para la pequeña comunidad de nativos que lo habita; es decir, no tienen en cuenta que estos grupos han estado allí por generaciones, y por ende desconocen sus derechos.
Uno de los campesinos más entusiasmados con su proyecto es Sérgio, quien está cansado de trabajar para los demás por salarios miserables, y forma la Asociación Rural de Productores de Rio Bonito, la cual vislumbra una comunidad de unas mil familias donde podrán tener su propia finca. Pero mientras él espera aprobación del gobierno, otros como Martins proceden de una vez a demarcar su territorio a punta de machete y con incendios, como ha sido siempre lo acostumbrado en Brasil.
Considerando los diferentes puntos de vista acerca de las condiciones para el progreso de la región y las contradicciones con las formas tradicionales de vida de los aborígenes, se presenta la disyuntiva del uso de la misma tecnología para registrar las líneas de demarcación del territorio y vislumbrar cómo mantener sus derechos aun siendo cada vez más minoritarios. Sin embargo, el panorama no es bueno y es difícil vislumbrar una solución favorable para estos grupos indígenas.
The Territory es una película que nos absorbe con sus imágenes y su excelente fotografía, tema que el director comparte con Tangae Uru-eu-wau-wau, uno de los miembros de la tribu, así como también con un urgente llamado de atención para una región del mundo que vive no sólo los efectos de los cambios climáticos, sino que está expuesta a un genocidio cultural, con una población indígena en peligro de extinción.
The Territory es el primer documental de Pritz, conocido por el cortometraje My Dear Kyrgyzstan (2019), codirigida con Noam Argov, donde registra el trabajo de Emil por rescatar una región abandonada en los montes de Kyrgyzstan donde una vez habitó la tribu de donde proviene su familia, para convertirla en una atractiva región turística. Trabajó también como cinematógrafo en The First Wave (2021) dirigida por Matthew Heineman y When Lambs Become Lions (2018) dirigida por Jon Kasbe.
El documental cuenta con la participación de Darren Aronofsky como productor, y se estrenó en el Festival de Cine de Sundance en 2022.
Fotos Cortesía de National Geographic/Documentary Films
Trailer: https://films.nationalgeographic.com/the-territory#watch-the-trailer
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