El Señor de las Moscas, la obra escrita por Golding en 1954, suelta toda su vigencia en el siglo XXI. La convivencia de un grupo de niños en una isla, relanza la pregunta: ¿La crueldad, la violencia, el afán de destrucción, tienen su raíz en la sociedad en la que vive el hombre, o responden a la inclinación al mal propia de la raza humana? Si aun en esas condiciones los niños supieron construir un orden de convivencia y de creencias sostenido en la ley y el uso de la palabra, ¿por qué triunfa aplastante el eje del mal? El amor, el odio, la compasión y la violencia son analizados a través de este relevante análisis hecho por quien sabe internarse en los laberintos de la subjetividad, a la luz de un núcleo de horror como fantasma común, como la humanidad que nos une.