Search
Close this search box.

Edición
08

La obesidad: ¿Debería ser tratada como un desorden mental diferente y único?

Miami
¿Por qué la anorexia, la bulimia, el comer compulsivo, el alcoholismo, etc, son aceptados como desórdenes mentales pero no la obesidad? La obesidad porta una determinación genética que es vulnerable a los factores psicológicos que intervienen en cada caso y se ha demostrado la necesidad de la intervención psicoterapéutica temprana. Sin embargo, la obesidad no se nombra como una categorías propia a tratar dentro de los desordenes psíquicos y en consecuencia su atención se reduce al nivel médico.

A pesar de sus consecuencias de muerte y discapacidad, la obesidad no recibe la atención que merece de parte del gobierno, el campo de la salud mental o la industria de los seguros médicos.

La obesidad es un problema que afecta la vida de un segmento importante de la población. La mayor parte de las investigaciones científicas se han enfocado en el aspecto fisiológico de la obesidad, incluyendo su etiología y genética. También ha sido asociada durante los últimos diez años a otras condiciones psicológicas, pero sorpresivamente poco se ha hecho para establecer a la obesidad como un conjunto de síntomas únicos, con un comienzo, curso y prognosis que conforman un desorden psicológico según los estándares del DSM-IV. Y esto a pesar de su prevalencia, que es comparable y en muchos casos supera a otros desórdenes aceptados como tales en el campo de la salud mental. En los Estados Unidos el 27% de la población adulta es obesa y otro 34% tiene sobrepeso, alcanzando proporciones epidémicas.

Scott C. Ratzan, en Journal of Health Communication, Jan. 2004, informa que hay 56.5 millones de muertes al año causadas por enfermedad no definible, en la cual la obesidad juega un papel fundamental. A pesar de sus consecuencias de muerte y discapacidad, la obesidad no recibe la atención que merece de parte del gobierno, el campo de la salud mental o la industria de los seguros médicos. La investigación científica se encuentra severamente limitada por la escasez de fondos. La cobertura inadecuada de los seguros médicos limita el acceso al tratamiento y no cubre a la psicoterapia por obesidad en sí misma.

No todo niño de padre obeso se vuelve obeso, y no toda persona obesa tiene padres obesos. Esto sugiere la existencia de factores psicológicos que determinan si esta vulnerabilidad genética se manifestará.

La obesidad puede ser definida en forma operacional de acuerdo al Índice de Masa Corporal (BMI), una cálculo matemático que divide el peso en kilogramos por la altura en metros cuadrados. Un BMI de 30 o más es considerado obeso. La obesidad es una condición crónica con un componente familiar fuerte. Las personas obesas sufren de una variedad de problemas físicos serios que pueden llegar a ser fatales, como también de altos niveles de angustia y limitaciones en su vida social y ocupacional.

Concluyen que con la madurez, la auto evaluación se torna más compleja y crítica, lo cual podría demostrar la necesidad de psicoterapia temprana de la obesidad en individuos jóvenes de modo tal de minimizar las consecuencias psicológicas asociadas a esta condición.

En los niños, puede afectar el desarrollo de la personalidad. Hay amplia evidencia de un fuerte componente genético y neurobiológico, al cual se suman factores del medio ambiente como hábitos familiares y estrés (diathesis-modelo del estrés). No todo niño de padre obeso se vuelve obeso, y no toda persona obesa tiene padres obesos. Esto sugiere la existencia de factores psicológicos que determinan si esta vulnerabilidad genética se manifestará. Gilbert Vila, Ewa Zipper, M. Dabbas, C. Bertrand y col (Psychosomatic Medicine, May 2004) evaluaron el tipo y frecuencia de desórdenes psiquiátricos in niños y adolescentes obesos, y encontraron que éstos obtienen puntajes más altos en los cuestionarios de internalización y externalización y aptitudes sociales más pobres. Subrayaron la importancia de incluir un componente psiquiátrico en el tratamiento de la obesidad, que debe incluir a toda la familia. Caroline Braet, A. Tangue, V. Dekaluwe, E. Moens and Y. Roseel (Journal of Pediatric Psychology, Oct.2004) evaluaron los efectos de 10 meses de psicoterapia no dietaria, y concluyeron que un acercamiento de internación cognitivo-behaviorista, no dietario, es un tratamiento prometedor para la obesidad infantil con efectos duraderos que se extienden durante los 14 meses posteriores al tratamiento.J. Fenczyn and C. Szmigiel (Archives of Psychiatry and Psychotherapy, March 2004) llevaron a cabo un interesante estudio sobre la auto-evaluación de adolescentes con obesidad simple. Según ellos, la apariencia exterior y las características físicas son de particular importancia en la infancia y adolescencia temprana. Éstos determinan la aceptación o rechazo por parte de un grupo de pares y el estatus social dentro del grupo, razón por la cual pueden conducir a traumas psicológicos y complejos. Concluyen que con la madurez, la auto evaluación se torna más compleja y crítica, lo cual podría demostrar la necesidad de psicoterapia temprana de la obesidad en individuos jóvenes de modo tal de minimizar las consecuencias psicológicas asociadas a esta condición.

Necesitamos producir un «llamado a despertar» en la comunidad profesional de la salud mental, como también en la población general, acerca de la necesidad de fondos, apoyo y desarrollo de tratamientos psicoterapéuticos efectivos para la prevención de la obesidad, o para el mejoramiento de la calidad de vida de personas que sufren de ella. Personalmente creo que el primer paso es el reconocimiento de la Obesidad como una psicopatología única y distintiva, con una particular combinación de síntomas, cronicidad, comienzo y niveles de funcionamiento e impulsividad que la distinguen de otros desórdenes alimenticios. A pesar de que los desórdenes depresivos y de ansiedad son usualmente co-mórbidos, son clínicamente diferentes al modo en que se expresa la obesidad.

Debido a al hecho de que la obesidad es inmediatamente percibida por el medio circundante, a diferencia de otros trastornos alimenticios y afectivos, la estigmatización hace sentir sus efectos produciendo una combinación única de expresiones de angustia y de frustración.

La obesidad es más dominante en todos los aspectos de la personalidad y su funcionamiento, más duradera y con menor severidad de rasgos impulsivos. La desesperanza y distimia latentes son usualmente más elevadas en participantes obesos, y mecanismos compensatorios de discriminación tienen mayor prevalencia. Debido a al hecho de que la obesidad es inmediatamente percibida por el medio circundante, a diferencia de otros trastornos alimenticios y afectivos, la estigmatización hace sentir sus efectos produciendo una combinación única de expresiones de angustia y de frustración.

Espero que más estudios y artículos atraigan la atención del gobierno, de la comunidad de la salud mental y del el público general, y que se refieran a la necesidad legal de contar con psicoterapia para pacientes obesos que tenga cobertura de las compañías de seguros médicos. En este campo se necesita mayor investigación científica, incluyendo pero no limitándose a estudios en niños y adolescentes, al desarrollo de tratamientos psicológicos apropiados, a la eficacia de las terapias cognitivo-behavioristas aplicadas a la Obesidad, y estudios longitudinales que sigan el curso de este desorden desde una perspectiva psicológica y desde el tratamiento de interacción de drogas.

La gente obesa tiene derecho a que su dolor sea nombrado y atendido.

Nuestros cuerpos no están disociados de nuestras psiquis, y las personas deberían ser tratadas como una totalidad, una entidad unificada, que en caso de desbalancearse, el sufrimiento que afecta al cuerpo físico se extiende a todas las otras áreas. La gente obesa tiene derecho a que su dolor sea nombrado y atendido. Es tiempo de dejar de aparentar que nos los vemos. Del mismo modo en que algunas personas tienen una fuerte tendencia biológica al alcohol o a la adicción a las drogas, y el sistema reconoce esa adicción, la identifica como un desorden y provee tratamiento para el daño del cuerpo y de la psique, los niños y adolescentes obesos son esclavos de una tendencia biológica a almacenar las grasas y de una adicción psicológica a la comida. Sufren de una combinación única de otros síntomas como ansiedad y depresión, que encuentran expresión en ellos y los afectan de un modo característico. ¿Por qué la anorexia, la bulimia, el comer compulsivo, el alcoholismo, etc, son aceptados como desórdenes mentales pero no la obesidad? La obesidad no es cosmética, y está creciendo a velocidad acelerada con un alto costo financiero y un sufrimiento dramático. La angustia y las limitaciones son definitivamente factores que están afectando las vidas de personas obesas desde su infancia.

Notas:
Referencias
•Scott, Ratzan (Jan-Feb. 2004). Silent Threat: Non-Communicable Disease and Obesity. Journal of Health Communication.
•G. Vila, Zipper, Dabbas, Bertrand et al (May-June 2004): Mental Disorders in obese Children and Adolescents. Psychosomatic Medicine.
•C. Braet, A. Tanghe, V. Decaluwe, E. Moens (Oct. 2004): Impatient Treatment for Children with Obesity: Weight Loss, Psychological Well-being, and Eating Behavior. Journal of Pediatric Psychology
•Thomas Wadden, Kelly Brownell (June 2002): Obesity: Responding to the Global Epidemic. Journal of Consulting and Clinical Psychology.
•Jan Fenczyn, C. Szmigiel (Mar. 2004): Self-evaluation Among Adolescents with Mild Obesity. Archives of Psychiatry and Psychotherapy.
•Muscher-Eizenman, Shayla Holub, A. Miller, S. Goldstein, L. Leeper ( Dec.2004): Body Size Stigmatization in Pre-school Children: The Role of Control Attributions. Journal of Pediatric Psychology
•Seng, Deborah Ann (1993). The Development of a psychological instrument, which identifies discrete categories of obese persons. Dissertation Abstracts International, Vol 53 (10-B).
•Johnson, William G., Hinkle, Linda K. (1993). Obesity. 364-384, Needham Heights, MA.
•Cameron, Roy, Evers, Susan E. (1990). Self-report issues in obesity and weight management: State of the art and future directions.behavioral Assessments special issue: Self-reports across addictive behaviors, Vol 12: 91-106.
•Neggers, Yasmin H., Stitt, Kathleen R., Roseman, Jeffrey M. (1990) Obesity, problems with Definition and prevalence. Journal of Obesity and Weight Regulation, Vol.8: 1-24.
•Arnow, Bruce et al (1995) The Emotional Eating Scale: The development of a measure to assess coping with negative affect by eating. International Journal of Eating Disorders, Vol.18: 79-90.
•Guisado, Juan A. (2002) Caracterisiticas clinicas de los pacientes con obesidad morbida.Revista de Psiquiatria de la Facultad de Medicina de Barcelona, Vol. 19: 85-94.
•Sobal, Jeffrey, devine, Carol M. (1997) Social aspects of obesity: Influences, consequences, assessments, and interventions. The Health Professional Guide to Understanding and Practice;312-331. Aspen Publishers.
•Sarwer et al. (2002). Obesity and Body Image Disturbance.Handbook of Obesity Treatment; 447-464; NY,NY, Guildford Press.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Artículos
Relacionados

Imagen bloqueada