Pumas, ballenas, tiburones y flamencos son algunos de los coloridos animales que forman parte del nuevo trabajo de Miguel Arzabe. Estas criaturas surgen de retazos de libros de la Edad Media o de las acuarelas modernistas del mexicano Francisco Toledo, que el artista deconstruye y transforma en un abstracto bestiario contemporáneo. Son un modo de imaginar criaturas comunes al planeta y al reino espiritual para considerar “el lugar de cada uno en el universo”, dice Arzabe.
Miguel Arzabe hace abstracciones coloridas y dinámicas: tejidos, pinturas, vídeos. Comienza encontrando belleza obsoleta en objetos efímeros de papel de exposiciones de arte, pinturas modernistas y grabaciones de audio desechadas. Inspirándose en las técnicas y motivos culturales de su herencia andina, el artista entreteje los fragmentos revelando asombrosas intersecciones entre forma y contenido, lo nostálgico y lo duro, el fracaso y la recuperación.
Animales Familiares es el nombre del díptico de gran escala de su nueva obra, que presenta búhos, felinos, conejos, peces y otras aves y animales en tonos azul verdoso y ocre. El título de la serie también resuena con un significado que concuerda con la práctica artística y el carácter individual del artista. Arzabe es descendiente de padres bolivianos y tiene una fuerte conexión con su familia y con su herencia andina; influencias que se manifiestan en su proceso e iconografía, basadas en las tradiciones de tejido de la región.
Esta conexión entre los seres humanos y los animales, tan importante para el pensamiento amerindio, se ha roto en gran medida en la era Antropoceno actual. Ese peligro se sugiere en La bestia del progreso, donde con un ominoso título y un tono estridente la obra se presenta desprovista de vida animal.
Miguel Arzabe renuncia a la tradición paisajística occidental. La delimitación entre figura y fondo se omite en gran medida en un reflejo de lo que la académica Vanessa Drake Moraga ha descrito como un concepto andino, en el que “los animales son simultáneamente del entorno y están en él. Son a la vez un símbolo del mundo y un vehículo directo para el compromiso humano con él”. Esta conexión entre los seres humanos y los animales, tan importante para el pensamiento amerindio, se ha roto en gran medida en la era Antropoceno actual. Ese peligro se sugiere en La bestia del progreso, donde con un ominoso título y un tono estridente la obra se presenta desprovista de vida animal.
En su propia práctica Arzabe es consciente de no producir desperdicios innecesarios, de modo que su serie estriada Imárgenes – un acrónimo derivado de los españoles imagen y margen- se construye a partir de los restos de un proceso de múltiples pasos.
Para realizar su trabajo, el artista primero pinta en lienzos reproducciones de obras de arte abstractas modernistas que posteriormente se cortan, para que sirvan como urdimbre y trama para sus tejidos. Aunque en algunas obras afloran elementos de las pinturas base, en gran medida están subsumidos unos en otros o manipulados para lograr un efecto, como en Tiburón Ballena, en el que el sustrato derivado de Rothko – un caso raro en el que la pintura original es identificable- se funde con el ambiente acuoso de los animales marinos con dientes. Las confrontaciones que surgen de las fuentes occidentales y andinas en la obra han sido descritas por el artista como representativas de la filosofía descolonial del ch’ixi, de la socióloga aymara Silvia Rivera Cusicanqi.
En efecto, Cusicanqi ha recurrido a seres del mundo animal para que sirvan como metáforas del concepto, que busca abrazar la coexistencia de naturalezas contradictorias y complementarias. Esas ideas encarnadas por las serpientes, pájaros, peces y mamíferos que existen dentro del bestiario de Animales Familiares de Arzabe, y se mantienen en tensión como las estructuras trenzadas de los tejidos de la obra.
Arzabe, es un artista destacado, reside en Oakland y es miembro fundador del Minnesota Street Project en San Francisco. Ha realizado exposiciones individuales en reconocidas galerías en Los Ángeles y Oakland, y su obra ha sido destacada en festivales internacionales y presentada en varios museos y galerías de renombre mundial, en lugares como París, Montreal, Milán, y Ciudad de México, entre otros.
Las obras de Arzabe forman parte de diversas colecciones públicas, incluyendo museos en Albuquerque, Oakland, y el Museo de Young, así como en la Comisión de Artes de San Francisco y en colecciones privadas. Sus estudios académicos incluyen títulos de la Universidad Carnegie Mellon, la Universidad Estatal de Arizona y UC Berkeley.
Arzabe ha participado en varias residencias artísticas de prestigio y ha sido galardonado con el premio Artadia de San Francisco en 2022, y en 2023 recibió una beca de la Fundación Pollock-Krasner y una residencia de la Fundación Dorada.
Animales Familiares, que se exhibe hasta el 29 de octubre en Johansson Projects, en Oakland, California.
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