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Si miramos en la historia del arte, o buscamos específicamente en una historia de la música, no encontramos con facilidad a las mujeres.
Podemos recordar a Filippo Lippi, Miguel Angel, Leonardo Da Vinci, Scarlatti, Rameau, Mozart, Bach, Salieri, Pitágoras, Pericles, Aristóteles, Monteverdi, Giotto, Haydn, Gluck, y podriamos hacer una lista mucho más larga. Sin embargo, las mujeres parecen cuasi olvidadas. ¿Dónde están? ¿Qué ha sido de ellas?
Entre aquellas que compusieron obras de excelente calidad podemos, entre muchas otras, nombrar a Santa Macrina (siglo IV), a Kassia que tiene obras después incorporadas a la liturgia de la Iglesia Ortodoxa Rusa (Siglo IX). Hildegard von Bingen, que fue una personalidad en su época: matemática, médica, filosofa y excelente música (siglo XII). Francesca Caccini, Barbara Strozzi, Isabella Leonarda, Elisabet-Claude Jacquet, Louise Reichardt, Josephine Lang.
Son más conocidas, Fanny Mendelsshon, Clara Wieck, Cecile Chaminade, Lili Boulanger, pero más por sus lazos familiares que por sus propias obras. Casi nunca se incluyen en los conciertos y ahí hay un vacío interesante para analizar.
Por otro lado, sabemos que, antropológicamente hablando, fueron las mujeres las primeras que sembraron y recolectaron, que muchas fueron jefas de su clan, que eran las sanadoras. Inventaban cánticos para todas las situaciones vitales, eran las mujeres las que acompañaban a las otras en el momento de dar a luz y les daban fuerza y protección para que sus hijos nacieran vivos y sanos;
Ellas generaban su propia música, sus instrumentos, y los hombres lo aceptaban porque la esfera de lo femenino era diferente.
¿Qué fue pasando en la historia para que todo esto se transformara, para que las mujeres comenzaran a perder ese poder?
No vamos a hacer aquí una historia detallada, pero recordemos que las que esparcieron la doctrina cristiana fueron las mujeres, que en los primeros tiempos del cristianismo ellas podían oficiar misa y tenían un lugar preponderante en esa nueva religión, que todavía no tenía una estructura muy definida.
¿Qué fue pasando en la historia para que todo esto se transformara, para que las mujeres comenzaran a perder ese poder?
Comencemos con Safo de Lesbos (600 A.C.): fue una mujer de familia noble, muy culta, con mucho dinero, heredado de su marido, que reunió a su alrededor a las personas más importantes de su epoca: poetas, músicos, científicos. Ella misma era una poeta privilegiada y creó mucha música para acompañar los poemas, suyos y de otros. Algo de su producción ha llegado hasta nosotros y es deslumbrante. Escribió en dialecto griego, el eólico. Su nombre “Safo” significa “transparente”. Los griegos aceptaban con naturalidad las relaciones entre personas del mismo sexo, lo que no impedia tenerlas con el otro. De manera que su fama ha trascendido en el tiempo pero, por las razones equivocadas.
Kassia, despues Santa Casiana, descendiente de una familia aristocrática de Constantinopla, en el Imperio Bizantino -810-867-, compuso música realmente importante. También de ella tenemos la posibilidad de escuchar lo que ha llegado hasta nosotros. Fundó un convento y fue su primera abadesa.
En los primeros siglos del Cristianismo, las mujeres todavia ocupaban lugares “de privilegio”: fueron las que difundieron la doctrina cristiana, las que se ocuparon de reunir a la gente para decir misas y estaban autorizadas a oficiarlas. Cuando Constantino, en el 325 (D.C.) se convierte al catolicismo, comienza una etapa muy diferente, en la cual las mujeres son cada vez más relegadas. Ya no pueden oficiar las misas, no pueden cantar, y, en general, son lentamente destinadas a servir a los hombres. Los coros de las primeras iglesias fueron masculinos. Además, comienzan a considerarlas pecadoras por el solo hecho de ser mujeres y tentar a los hombres – y a los monjes. Recordemos que en esa época se suponia que el Fin del Mundo llegaba en el año 1000, de manera que el tránsito por la Tierra debía estar destinado a expiar, sobre todo, los pecados de la carne. Se prohibieron las danzas populares (Siglos VII y VIII) y no se podia cantar fuera de las iglesias o monasterios. Cuando Constantino, en el 325 (D.C.) se convierte al catolicismo, comienza una etapa muy diferente, en la cual las mujeres son cada vez más relegadas. Ya no pueden oficiar las misas, no pueden cantar, y, en general, son lentamente destinadas a servir a los hombres.
Pero el temor que ésto les producía a los hombres -este oscilar entre la vida y la muerte y estar mucho mas cerca de la divinidad-, devino en pecado. A partir de ahí, las mujeres tenían que ir a la iglesia a purificarse, en lugar de sentir que habían alcanzado su máxima expresión femenina.
Paso el año 1000 y el Mundo no se terminó. Muchas mujeres decidieron entonces que para no ser anuladas en su intelecto, la solución era entrar a un convento. Por eso, las más lúcidas, inteligentes y que pudieron dedicarse a estudiar, terminaron siendo abadesas y cada convento, un centro de cultura. En cuánto a lo musical, se permitía que cantaran en las misas pero detrás de rejas y con voces afinadas de tal manera que sonaran angélicas.
Un ejemplo paradigmatico es Hildegard Von Bingen, quien nació en Alemania en 1098. Ella descolló en diversas áreas como medicina, matemáticas, filosofía, música, ciencias naturales y tuvo intercambios con todos los sabios de la época y hasta escribió una ópera -sacra, por supuesto.
No estamos intentando escribir una historia de la cultura, ni siquiera una historia de las mujeres compositoras. Simplemente llamar la atención sobre algunos puntos importantes para poder repensar estos temas.
Componían mucho, pero sus obras no trascendían el ámbito doméstico, salvo excepciones. Cuando se casaban, se dedicaban a sus tareas de casa y dejaban de escribir o lo hacían para su propio solaz.
Recordemos a Eleanor de Aquitania, casada con Luis VII de Francia, divorciada y casada con Enrique II de Inglaterra. A Ana Bolena – una excelente compositora-, Lucrecia Borgia, y muchas más, que cantaron, fueron mecenas de muchos artistas hoy renombrados y escribieron sus propias composiciones.
Podemos establecer cierto patrón de conducta: las mujeres que provenian de hogares de la nobleza o de cierto poder economico recibían una esmerada educación – con fines matrimoniales, claro. Componían mucho, pero sus obras no trascendían el ámbito doméstico, salvo excepciones. Cuando se casaban, se dedicaban a sus tareas de casa y dejaban de escribir o lo hacían para su propio solaz. Cuando se separaban o quedaban viudas – era muy común porque casaban a las niñas con señores mayores-, volvian a escribir y ahí se atrevían a exponer sus obras.
A partir de la mitad del Siglo XX ha empezado una revisión de este tema y tenemos mucha información que nos parece adecuado difundir.
Se editaron enciclopedias sobre mujeres compositoras, ejecutantes, cantantes, otras dedicadas a la música como negocio. Estamos emergiendo de un letargo que ha durado muchos siglos.
Todavía no es frecuente, salvo en la música del siglo XX, que se incluyan composiciones de mujeres en los programas de conciertos. Y eso que hay escritos tríos para diversos instrumentos, operas, sonatas, cantatas, cuartetos.En fin, queda mucho por descubrir acerca de la música escrita por mujeres para que la podamos disfrutar y saborear.
Por suerte, se pueden conseguir grabaciones importantes, de modo que los invito a buscarlas y paladear música de una mitad del mundo que nos había sido escamoteada.
Fuente de la imagen: http://dante-mk.deviantart.com/
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