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Si hay algo novedoso para agregar en este Siglo XXI es el descubrimiento de una nueva red, ya no solo Internet sino la de los hongos. El fungi, al decir de uno de los más reconocidos científicos en el tema, Merlín Sheldrake, hacen a nuestro mundo, cambia nuestra mente y le da forma a nuestro futuro.
“Las definiciones científicas clásicas de la inteligencia utilizan a los humanos como un criterio con el que se miden todas las demás especies. De acuerdo con estas definiciones antropocéntricas, los humanos siempre están en la cima de las clasificaciones de inteligencia, seguidos por animales que se parecen a nosotros (chimpancés, bonobos, etc.), seguidos nuevamente por otros animales “superiores”, … una gran cadena de inteligencia trazada por los antiguos griegos, que persiste de una forma u otra hasta el día de hoy. Debido a que estos organismos [fungi] no se parecen ni se comportan exteriormente como nosotros, ni tienen cerebro, tradicionalmente se les ha asignado una posición en la parte inferior de la escala. Con demasiada frecuencia, se los considera el telón de fondo inerte de la vida animal. Sin embargo, muchos son capaces de comportamientos sofisticados que nos impulsan a pensar de nuevas maneras sobre lo que significa para los organismos «resolver problemas», «comunicarse», «tomar decisiones», «aprender» y «recordar». Mientras lo hacemos, algunas de las jerarquías controvertidas que sustentan el pensamiento moderno comienzan a suavizarse. A medida que se suavizan, nuestras ruinosas actitudes hacia el mundo más que humano pueden comenzar a cambiar”.[1]
Actualmente asoma un nuevo paradigma que reconoce el valor de mantener el equilibrio del ecosistema, dando un lugar de privilegio al desconocido y misterioso reino de los hongos. El dominio de los hongos permaneció inadvertido hasta los años 60, y recién entró al campo de la ciencia cuando pudo ser observado gracias a la técnica desarrollada con el estudio de la secuencia del ADN.
Con una configuración que evoca la estructura del cerebro y sus neuronas o la del peculiar orden del Internet, el micelio tiene la capacidad de crecer vertiginosamente. Su interconexión y vitalidad son las características que contribuyen a su enorme versatilidad.
Una nueva conciencia que propicia la salud del ecosistema está centrada en el conocimiento y utilización del reino de los hongos. Ni animal ni vegetal, la asombrosa red de vida llamada micelio forma una maraña de filamentos que transmite la fuerza inteligente e impetuosa de la naturaleza. Esta vasta red de filamentos interconectados es un elemento clave para el mantenimiento del ecosistema de la tierra y del agua.
Esta nueva red fungi transformará los actuales paradigmas e impactará para reemplazar una economía basada en el petróleo, en producir, usar y desechar, que amenaza con destruir al planeta.
Los hongos son el elemento primordial de transmisión de la fuerza y la vida de la naturaleza. Sus filamentos constituyen el llamado micelio, una maraña externa y subterránea que se encuentra en el suelo del planeta. Esta vasta red de filamentos entrelazados une las raíces de las plantas conectándolas entre sí y con los hongos, desplegando un rol de vital importancia en los procesos de interacción y transformación que sostienen al ecosistema de la tierra.
Con una configuración que evoca la estructura del cerebro y sus neuronas o la del peculiar orden del Internet, el micelio tiene la capacidad de crecer vertiginosamente. Su interconexión y vitalidad son las características que contribuyen a su enorme versatilidad. Mínimo o gigantesco según sus circunstancias y las exigencias del momento, el micelio se acomoda y se adapta. Es conocido el fenómeno del micelio existente en el estado de Oregón que mide 971 hectáreas y que surgió hace 2200 años, y se supone que es el ser vivo más grande de la tierra.
En el plano económico hoy se aspira a reemplazar los recursos fósiles con tecnologías económicamente factibles y ambientalmente benignas. El uso del indestructible material plástico ha causado al medio ambiente un daño incalculable. Los elementos químicos de los desechos plásticos penetran el suelo y lo vuelven infértil, demorando más de cien años para descomponerse, y en algunos casos hasta mil. También contaminan el océano y las vías fluviales y contribuyen a las inundaciones de pueblos y ciudades. Según la ONU entre ocho y trece toneladas de plásticos y deshechos ingresan al mar anualmente.
La comunidad científica dirige sus esfuerzos hacia un posible cambio. Se han realizado numerosos ensayos exitosos en la producción de bioplásticos de origen fúngico que parten del micelio mezclado con otros elementos naturales como cáscaras de semillas o virutas de madera. Como valor agregado, su producción exige una escasa fracción de la energía que se necesita para producir cartón o plástico. Investigadores de la Universidad de Yale, en EEUU, y de San Antonio Abad del Cuzco, Perú, han identificado un hongo en el Amazonas que ha demostrado la habilidad de alimentarse de plástico aun en ambientes sin oxígeno.
La Fungi Foundation, que opera desde Chile y los Estados Unidos, fue la institución pionera dedicada a la tarea exclusiva de estudiar este mundo inexplorado. Su fundadora y primera directora Giulliana Furcino, fue quien comenzó a difundir la noción de que los hongos son imprescindibles para la producción de los alimentos que nutren a toda la humanidad. Hoy la fundación está dirigida por Daniela Torres Acuña quien anunció que enfocará sus esfuerzos en el territorio de Chile, siendo su meta primordial la de configurar un mapa global de la red.
Los hongos son el objeto de estudio del biólogo británico Merlin Sheldrake, autor del libro Entangled Life, que alcanzó un reconocimiento global. Este joven científico especializado en ecología tropical y en filosofía de la ciencia, formado en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, es el científico más asociado con este tema. Sheldrake tiene una verdadera pasión por el mundo de los hongos, la que transmite en sus presentaciones con un tono amistoso más que académico, en cada lugar a dónde viaja. Dice que los hongos son el reino de la vida y que injustamente ha recibido escasa atención; según su mirada los hongos son inteligentes, procesan información, resuelven problemas, se adaptan a situaciones nuevas y pueden elegir entre distintas alternativas.
También ha dedicado su carrera al estudio de los hongos el ya muy conocido Paul Stamets, un activista oriundo de Ohio, quien dice que “los hongos son el Internet de la naturaleza”. Reconocido como un eco héroe, Stamets, estudioso y emprendedor incansable, difunde con gran entusiasmo sus conocimientos científicos y prácticos. Trabaja en colaboración con el Departamento de Salud de los Estados Unidos (U.S.National Institute of Health) y con el Departamento de Agricultura de la Universidad de Washington State. Investiga con pasión el tema de las cualidades medicinales y de remediación del ecosistema de los hongos y ha contribuido con un constante esfuerzo a divulgar la noción de que el plástico puede ser substituido con un novedoso material biodegradable que no solamente no hace daño sino que contribuye y alimenta al orden de lo natural.
Se han realizado numerosos ensayos exitosos en la producción de bioplásticos de origen fúngico que parten del micelio mezclado con otros elementos naturales como cáscaras de semillas o virutas de madera.
Nova Ciencia, una revista española de difusión científica, ha publicado recientemente un artículo basado en estudios realizados sobre la actuación benéfica de suplementos alimenticios fabricados con determinadas especies de hongos. La compañía HdT (Hifas da Terra) es un proyecto biotecnológico nacido en Galicia, hoy líder internacional del desarrollo de productos naturales derivados de hongos medicinales, que actúan para reforzar el sistema inmunológico de los pacientes con cáncer de mama y a restauran la regulación de la microbiota intestinal alterada por los tratamientos oncológicos.
La ansiedad del final de la vida es un estado emocional que casi todos sufrimos, pero para aquellos enfermos terminales de cáncer que se encuentran especialmente angustiados y buscan alivio, la Universidad John Hopkins ofrece un tratamiento especializado con hongos alucinógenos específicos. Junto con una prolija asistencia terapéutica al paciente durante una única sesión, el paciente experimenta un estado de paz duradero que mitiga su sufrimiento.
Los conocimientos adquiridos hasta hoy están basados en el estudio de una mínima parte de los hongos que nos rodean. La comunidad científica reconoce que en la actualidad solo se ha trabajado con el 5 % de las especies que se encuentran en la naturaleza. En un artículo en JoDS, una publicación del prestigioso Massachuttes Institute of Technology, MIT, se plantea la idea de acabar con la postura de encasillar a las distintas disciplinas para su estudio, tal como hasta ahora lo hace la comunidad científica, y reemplazarla por una indagación colaborativa de carácter sistémico como la que ejemplifica la sabia naturaleza.
Córdoba, un legado histórico y cultural y lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, como la Mezquita-Catedral y la ciudad califal de Medina Azahara.
La rivalidad entre hermanos puede ser un problema difícil y doloroso de resolver. Las historias que contamos sobre nosotros mismos y los relatos familiares pueden limitar una buena relación. Cómo sortear celos y conflictos para forjar mejores vínculos.
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BNS, un artista que sella sus obras con originalidad conceptual, humor ácido y gran capacidad de síntesis. Una estética vibrante que cambia nuestra perspectiva de la belleza y la fama mediante el uso inteligente de explosiones de color y creatividad.
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Un comentario
Realmente sorprendente este conocimiento, debo señalar que a mis 60 años recién vengo a tomar conciencia de éste maravilloso mundo de los fungos, reconociendo como anécdota cuando mi hijo me explicó en una ocasión la importancia de no dañar varias hongos que se encontraban en la superficie de un terreno que visitamos en el campo.