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Las diferentes crisis que vivimos actualmente, y que la pandemia puso en evidencia de manera flagrante, marcan la necesidad de un cambio de paradigma a nivel mundial. Guibert Del Marmol¹ nos habla de la necesidad de pensar la política y la economía desde otro punto de vista. A través de su experiencia personal y como director de empresa, sostiene que no puede realizarse un cambio en el mundo sin mirarse a sí mismo, no se puede cambiar sin hacer una transformación propia.
Dice, igualmente, que la sociedad actual tiene muchos dirigentes en el poder y pocos al servicio de, muchos jefes de guerra y pocos jefes de orquesta. Así, su apuesta es trabajar para descubrir o revelar mujeres y hombres que han hecho un trabajo personal sobre ellos mismos, que pueden ponerse al servicio de la colectividad y vehiculizar la inspiración. Mujeres y hombres que él llama soleil.
¿De qué tipo de liderazgo en la empresa estaríamos hablando? Este paradigma propone líderes holísticos, capaces de interrogarse sobre el sentido que dan a su vida y su compromiso con la sociedad, y encarnar esos valores junto a sus emociones en el vaivén cotidiano. Personas con capacidad de empatía, de ponerse en el lugar del otro, con un pensamiento lateral y conciencia sistémica; que saben de la interdependencia de las cosas y de las acciones.
Este perfil de competencias exige líderes que trabajen no solamente sobre sus habilidades cognitivas sino también sobre sus emociones, sobre la gestión inteligente de su energía, sobre la calidad de sus vínculos y sobre su lugar en el mundo. Una labor que recae sobre diferentes planos de existencia: físico, mental, emocional y energético.
Se trata entonces de una nueva visión para el mundo que implica reflexionar sobre lo que cada uno quiere para sí, para los suyos y lo que desea para la sociedad. Desde el punto de vista de Guibert Del Marmol, sólo se necesitaría alrededor de un 4% de personas maîtres -maestros- capaces de inspirar para producir un cambio en la sociedad. Varios estudios estiman que ese porcentaje podría movilizar a un 15% de personas adherentes a esta visión, y éstos a su vez podrían influenciar a un 50 o 60% de la población. Del Marmol apuesta, entonces a una minoría con capacidad de acción para cambiar el actual sistema.
Estamos hablando también de un liderazgo focalizado en la cooperación y que deja la lógica de poder piramidal de lado. En ese sentido, se habla de lógicas más femeninas, capaces de operar con la complexidad que el mundo actual nos presenta. Una forma de participar orientada hacia lo colectivo, menos competitiva y más basada en la cooperación.
Estos postulados vienen gestándose hace ya varios años de diferentes maneras. Comparto aquí una de las miradas europeas y de sus países francoparlantes.
Las corporaciones se confrontan a la complejidad de la evolución del mundo económico sin tener respuestas adecuadas. El mundo corporativo necesita líderes que puedan apoyarse en su autonomía y responsabilidad. Ya en 1995² y ante el desafío de desarrollar líderes que puedan expresar sus potenciales individuales y colectivos, se dieron en Francia algunas experiencias en empresas. Esos intentos permitieron identificar y crear métodos pedagógicos innovadores, que permitieron que los actores del mundo de la empresa y sociólogos se basaran en su trabajo de terreno para aportar los cambios necesarios.
En 2008, HEC³ de Ginebra, responsable del MBA en gestión de empresa, constata que las corporaciones exigen de sus futuros colaboradores autonomía en la gestión de sus carreras profesionales. Ya no son enviados a prepararse para llevar adelante una carrera bien trazada en la empresa, sino que apuntan a apropiarse del liderazgo, de sus evoluciones profesionales y a manejar los cambios que el mundo moderno y corporativo exige actualmente. Así nace un abordaje pedagógico centrado en el desarrollo personal y no en la pura adquisición de conocimientos.
Tomar conciencia que todos somos actores fundamentales para atravesar esas dificultades con éxito, y que las empresas son un factor clave, parece ser un paradigma que comienza a nacer.
Es cierto que este tipo de reflexión puede poner en evidencia una incompatibilidad de visión y de valores. Aun así, los resultados son motivadores y las empresas comienzan a interesarse por este modelo no solo para sus estudiantes de MBA, sino también para la totalidad de sus mánagers. Así, esta metodología llamada self-leadership⁴ se extiende a toda la empresa y también a aquellos que desean sentirse mejor en sus puestos profesionales y conocerse a sí mismos.
El individuo es responsable de la evolución de su carrera, cuestionarse, qué rol tomar en la empresa en un mundo complejo, incierto e hiperconectado; cómo encarnar ese rol, cómo me siento en ese lugar, qué es lo que deseo, cómo imaginar mi futuro profesional en una perspectiva global de vida y del momento que estoy transitando, cuál es mi brújula personal.
Desde otro ángulo de análisis y en el ámbito de la consulta clínica, el sufrimiento profesional comienza a hacerse cada vez más visible por el conflicto de valores que se plantea, por las exigencias de trabajo a un ritmo cibernético y la responsabilización extrema. Se impone realizar un trabajo personal para recobrar la salud mental y física, para tener una idea más clara acerca de cómo posicionarse en el puesto de trabajo y cómo marcar sus límites.
En Suiza, específicamente en el cantón de Vaud, se establecen leyes para garantizar medidas de prevención e intervención en relación con los riesgos psicosociales en la empresa, estableciendo la necesidad de tener una escucha particularizada y neutra de los casos.
En un mercado laboral adverso, con una realidad cambiante, cuestionarse el rol e impacto que se puede tener como dirigente deviene esencial. El conocimiento de sí mismo se transforma en un recurso clave de la empresa.
El modelo de mercado que heredaron las nuevas generaciones de líderes no permite enfrentar las crisis económicas, ambientales y sanitarias actuales. Los modelos se agotan y es necesario pensar de manera diferente la sustentabilidad de la organización, pero también del planeta y del ser humano.
Tomar conciencia que todos somos actores fundamentales para atravesar esas dificultades con éxito, y que las empresas son un factor clave, parece ser un paradigma que comienza a nacer.
Ante el desafío de reinventar un modelo económico, hace falta revisar el estilo de management y la misión que las empresas se proponen. Para aportar acciones concretas, ciertos lideres ya comienzan a darse cuenta de que es necesario reunirse para compartir diferentes miradas y ver cómo superar los esquemas del pasado.
La noción de competición comienza a dejar lugar a la noción de cooperación, y se toman como referencia a la biología y los ecosistemas cooperativos en la naturaleza. Así nacen comunidades de líderes, que lejos de pensarse como rivales, se encuentran para pensar juntos. Y aquí la tecnología se convierte en una aliada que permite intercambiar a distancia y enriquecerse de la experiencia de otros países.
Si el crecimiento económico ya no implica competir con los rivales, ¿cómo pensar un modelo que permita regenerar la economía?
En 2019, nace en París la comunidad de Leaders éclairés⁵. Estos pioneros en sus reflexiones se organizan para trabajar juntos convencidos de que un mánager que toma el riesgo de encarar una evolución personal auténtica encuentra en él mismo, y con la ayuda de sus pares, una fuerza y audacia que le permiten tomar decisiones y generar modelos económicos radicalmente innovadores y virtuosos⁶.
Así, otras disciplinas se ven invitadas al mundo corporativo. Biólogos, físicos, antropólogos, realizadores de filmes, etc. se expresan en la organización. Miradas femeninas, espirituales e intuitivas son igualmente bienvenidas para pensar la empresa desde otro lugar y con otros postulados.
Dirigir con el alma, reconocer que no se tiene la solución, admitir la necesidad de construir un espacio común para generar resiliencia, funcionar de manera colectiva, orgánica, tomando ejemplo de la naturaleza, abrirse a la diversidad, a otros campos de conciencia y reinventarse parece ser la apuesta.
De esas reflexiones nace la publicación L’intelligence spirituelle au coeur du leadership⁷ con el objetivo de compartir las primeras constataciones de mánagers que apuestan a que el éxito personal con compromiso social es posible.
Comienza a tomar fuerza la idea que una economía próspera será viable solamente si el mundo empresarial se transforma en un mundo responsable y respetuoso del ser humano y de su medioambiente.
Junto a las nociones de intuición, fe, confianza, el desapego por los resultados comienzan a aparecer en el discurso empresarial. Los líderes buscan saber más de sí y conocer mejor el mundo que los rodea para resolver los desafíos que el medioambiente presenta. También la espiritualidad comienza a hacerse lugar en los modelos empresariales.
Dirigir con el alma, reconocer que no se tiene la solución, admitir la necesidad de construir un espacio común para generar resiliencia, funcionar de manera colectiva, orgánica, tomando ejemplo de la naturaleza, abrirse a la diversidad, a otros campos de conciencia y reinventarse parece ser la apuesta.
En esta visión el mánager se transforma en facilitador, se pone al servicio de su equipo, favorece la solidaridad y la aparición de nuevas formas de inteligencia.
La crisis sanitaria y climática actual ponen en evidencia la necesidad de reconectar con uno mismo, con la naturaleza, aprender de sus mecanismos de resiliencia y favorecer la diversidad.
Para la Ingeniera en agricultura e investigadora Isabelle Delannoy⁸ la clave está en localizar, cooperar y mutualizar. Desde hace varios años ella identifica y analiza proyectos innovadores en materia de economías llamadas regenerativas. Sus investigaciones la llevaron a enumerar ciertos principios que permiten a esas economías obtener efectos regenerativos en términos de materia y energía:
1.Recreación de ecosistemas humanos: el ser humano es valorizado y ocupa un lugar central en la economía.
2.Creación de relaciones de valores basadas en la afinidad y las diferencias.
3.Soberanía económica basada en la diversificación.
4.Competitividad basada en el compartir.
5.Mutualización: relación directa productor-consumidor, sin intermediarios.
6.Funcionamiento en red y no monopolio, crear sinergia.
7.Conciencia ecológica (condiciones necesarias a la vida).
Se trata de economías cooperativas, open source⁹, entre pares, que favorecen la inteligencia colectiva en toda la cadena económica: producción, consumo, dirigencia y redistribución de valores.
En este tipo de economías se habla de ecosistemas sociales y técnicos, vivos, cuya fuerza viene de la diversidad, y la empresa es competitiva porque comparte recursos, información y facilita la construcción de redes. Una actividad en cooperación permite, por ejemplo, crear lazos con personas competentes en otro tipo de actividad, donde las debilidades de unos pueden ser la fortaleza de otros. En ese mismo sentido un consumo local permite valorizar la diversidad de capacidades del ecosistema y generar resiliencia. Comprar localmente posibilita una redistribución directa al territorio, barrios vivos, personas felices y una mejor calidad de vida desde el punto de vista de Isabelle Delannoy.
Así se piensa, se crea, se discute de este lado del Atlántico, laboratorio de nuevos paradigmas. ¿Será posible en el universo empresarial regirse por modelos más respetuosos del ser humano y el medioambiente?
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