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51

Hacking a tu Cerebro

Miami
¿Cómo se logra un rendimiento excepcional? El avance de la ciencia y el desarrollo tecnológico permite comprender los usos y beneficios de los estados extáticos o alterados de conciencia, para maximizar el desempeño en diversas áreas, incluyendo la resolución de problemas complejos.

¿Qué es lo primero que se te viene a la mente cuando escuchas una referencia a los estados alterados de conciencia?

Empezaba la década del 90 y yo daba mis primeros pasos en la carrera de investigadora, junto a un precioso grupo de incipientes y prometedores sociólogos, guiados por Mario Margulis, eximio profesor de la Universidad de Buenos Aires. Todos trabajábamos en el marco del Instituto Gino Germani¹ y bajo el ala de este patrocinador, investigábamos las prácticas culturales que distinguían a los jóvenes de la ciudad capital de la República Argentina y sus alrededores. Así dimos a luz lo que fue, para muchos de nosotros,la primera participación en un libro, con un contrato firmado con una casa editorial de renombre, que nos permitía hacernos de más fondos genuinos que garantizaran el seguir trabajando en esa y otras investigaciones.

Indagamos sobre “La Cultura de la Noche”², cómo era la vida nocturna de los jóvenes en Buenos Aires, cómo es qué, cuando los adultos duermen, se inician unas horas de transgresión y fiesta, un tiempo de éxtasis durante el cual la ciudad es otra, con reglas y códigos particulares que, sin embargo, corresponden a la industria del ocio y la diversión. Yo centré mi trabajo sobre el ámbito de las discotecas y lo plasmé en un capítulo que se llamó “La Disco: Vivir el Presente”³. Allí describía cómo los jóvenes se entregaban a los placeres de la fiesta nocturna -envueltos en música sonando a volúmenes tan altos que generaban vibraciones corpóreo sensoriales, recortadas sus siluetas por efecto de las luces, donde los flashes desdibujaban la geografía del espacio físico, abrazados por el calor y al contacto de cuerpos transpirados, en un estado mental de desinhibición, hedonistas, algunos si y otros no apoyados en la ingesta de alcohol y drogas estimulantes, aglutinados en un espacio que se percibía atemporal, poniendo en práctica códigos de distinción, consumo, exclusión – y cómo todo esto los inducía a estados alterados de conciencia que les permitían empoderarse, apoderarse y transitar por esta ciudad otra, esta ciudad que transmutaba a una noctámbula y joven.

Permanecer en un estado no ordinario de conciencia en los momentos de ocio, pero también durante la jornada productiva, parece una opción interesante.

El tiempo ha pasado y ya no se trata sólo de la fiesta nocturna. Permanecer en un estado no ordinario de conciencia en los momentos de ocio, pero también durante la jornada productiva, parece una opción interesante. Los jóvenes de los 90 han crecido y muchos han criado descendencia. Ha cambiado el estado de conocimiento y de las ciencias, con ello se han transformado los modos en que pensamos y entendemos las prácticas cotidianas de nuestra sociedad. Se han desarrollado de forma exponencial las tecnologías con sus múltiples aplicaciones, y todo esto se ve reflejado en cambios en el mundo del trabajo. ¿De que hablamos hoy en día cuando pensamos en las experiencias extáticas? ¿Has pensado alguna vez que es posible hackear tu cerebro para aumentar las sensaciones de placer, o potenciar la originalidad y productividad de tus decisiones e ideas? ¿Te imaginas encontrarte en un estado mental tal donde puedas abrirte a analizar viejos obstáculos desde una óptica novedosa y que ésta ayude a destrabar problemas antiguos complejos? ¿Y si pudieras multiplicar esta potencia tuya al estar en un sitio rodeado de gente que comparte este estado de lucidez e iluminación mental y desde allí formaran una comunidad que abogue por encontrar la manera de transformar este mundo en un sitio mejor? ¿Sabes que puedes manipular esa adrenalina, ese subidón de éxtasis, de una forma cuidada?

En su libro “Robar el Fuego”⁴, Steven Kotler y Jamie Wheal nos cuentan cómo, algunos prometeos modernos utilizan estados alterados de conciencia para maximizar el desempeño y el rendimiento, para entrar en lo que llaman la zona, o el estado de flujo, el flow. Acuden a técnicas extáticas para resolver retos críticos. Anteriormente estos medios, esto rituales y técnicas para llegar al éxtasis, a estos estados alterados de conciencia, eran manipulados principalmente por chamanes, brujos y otro tipo de líderes. También se hacían presentes en fiestas. Pero en el mundo contemporáneo, el avance del conocimiento científico y el desarrollo de nuevas tecnologías, han ayudado a comprender los mecanismos biológicos que subyacen para lograr cambios en los estados mentales, potenciando o acallando áreas cerebrales específicas, llevando así a una transformación personal, una especie de hacking de nuestra conciencia.

Incluso se celebran encuentros rituales de transformación social, como el célebre festival Burnning Man⁵, concebido como un motor de cambios fogueados por los asistentes al encuentro, los miembros de la comunidad, partícipes que aprovechan la potencia de juntarse en un espacio específico durante varios días para hacer crecer exponencialmente el disfrute, las relaciones y la creatividad. “Es la mayor concentración que existe de recursos tecnológicos destinados a alterar el estado de conciencia, concebidos para el colectivo, y no para nadie en particular”⁶. Dicen sus asistentes que es el momento y el lugar donde se sueñan mundos distintos. Y tanto los individuos más exitosos de la economía e industria contemporánea, los popes tecnológicos, los multimillonarios de Silicon Valley, como los grupos de elite de la Armada estadounidense se interesan por participar de éste y otros eventos similares, pero sobre todo, los atrae la posibilidad de beneficiarse de la productividad de estos estados de conciencia raros. Manipular la potencia de este fuego interno le interesa a los gobiernos y a los individuos.

en el mundo contemporáneo, el avance del conocimiento científico y el desarrollo de nuevas tecnologías, han ayudado a comprender los mecanismos biológicos que subyacen para lograr cambios en los estados mentales, potenciando o acallando áreas cerebrales específicas, llevando así a una transformación personal, una especie de hacking de nuestra conciencia.

Los métodos más habituales a través de los cuales los seres humanos obtenemos experiencias extáticas son el uso de drogas alucinógenas y otros fármacos, pero no son ni los únicos ni la fuente principal. Resulta que también y en igual medida, se llega a la zona, al estado de flow, con la práctica del sexo, la meditación, la respiración alterada, los ayunos, los bailes y músicas rítmicas, los deportes y compromisos de riesgo, así como a través de participar en ciertas fiestas, conciertos y experiencias comunitarias. Sin embargo, el avance del conocimiento científico y el desarrollo tecnológico han permitido comprender y han acercado los beneficios de los estados extáticos a la sociedad toda. “Al darse cuenta de que los estados no ordinarios son más que una simple diversión recreativa y que, de hecho, pueden aumentar la confianza, extender la cooperación y acelerar los avances, una nueva generación de empresarios, filántropos y activistas está poniendo patas arriba la gestión empresarial habitual”⁷. Está cambiando el mundo del trabajo, las maneras de hacer, crear, pensar en y sobre él. Se ven transformadas las formas de producción y las relaciones.

En el libro de Kotler y Wheal se caracteriza al estado de flow por los siguientes 4 rasgos:

a) La ausencia de Yo. La corteza prefrontal, donde reside nuestro crítico interno, aquel que siempre nos cuestiona, se acalla o desactiva durante estos estados alterados de conciencia. Se refieren a esta como una hipofrontalidad transitoria. Así podemos desprendernos de nuestra habitual forma de razonar y, gracias a la neuro plasticidad de la que los seres humanos gozamos, las propias sinapsis neuronales se disponen a recorrer caminos nuevos. Razonamientos originales, frente a las mismas situaciones, nos abren los ojos y acercan soluciones.

b) La no temporalidad o intemporalidad, perder la noción del tiempo, que también es uno de los beneficios que proviene de esta hipofrontalidad transitoria. El flow se condice con una atención enfocada en el momento presente, como si fuera imposible prestar atención a nada más. Nuestras mentes se detienen, en medio de esta vida agitada.

c) La ausencia de esfuerzo. En este estado de flujo se desencadenan potentes neurotransmisores⁸ que permiten que no tengamos sensación de fatiga y que provocan, durante esta experiencia, un sentimiento muy placentero y adictivo.

d) El cuarto rasgo sería el de la riqueza, entendida como ese momento en el que podemos llegar a percibir las cosas de manera diferente, tenemos una experiencia vívida y reveladora y, si ésta es realmente fuerte, ello puede transformar nuestra conciencia de una manera profunda y permanente.

Está cambiando el mundo del trabajo, las maneras de hacer, crear, pensar en y sobre él. Se ven transformadas las formas de producción y las relaciones.

Sacando provecho de este creciente saber y de las nuevas tecnologías, la psicología como ciencia ha avanzado, desplazándose de ser una disciplina abocada a la enfermedad de los hombres a ser una herramienta que se enfoca en el estudio del potencial humano. La neurobiología nos ha abierto a la comprensión de cómo funciona nuestro cerebro y nuestras experiencias, entendiendo cómo crear estados positivos y evitar aquellos que no lo son. La farmacología ha avanzado de forma tal que se han desarrollado sustancias químicas que impactan en partes concretas de nuestro cerebro, ahora sabemos en qué áreas residen las palancas para accionar o detener nuestras cabezas. Y por último la tecnología ha transformado la forma en que percibimos y experimentamos el mundo que nos rodea, además de permitirnos la inmersión en realidades posibles y/o paralelas como lo es la experiencia de la realidad virtual, donde imágenes en escenarios envolventes cada vez más desdibujan las fronteras entre lo real y lo simulado.

La gran novedad reside en que ciertos estados alterados de conciencia, que hasta ahora se lograban en ámbitos y condiciones específicas y muchísimas veces sólo por unos pocos y tras años de prácticas, al ser comprendidos física y biológicamente y dado el avance en el desarrollo de diversas tecnologías, se logran provocar y recrear en espacios y tiempos concretos y controlados, esto permite aprovechar de ellos lo mejor. Porque… “cuando se trata de resolver problemas complejos, el éxtasis podría ser la <<solución retorcida>> que hemos estado buscando”⁹. Es indudable que nos encontramos frente a un cambio cualitativo y cuantitativo en lo que respecta a las posibilidades humanas. “La perspectiva proporcionada por la conciencia y la cultura no ordinarias ofrece un camino diferente hacia delante, una forma de abordar los desafíos otrora intratables con ojos nuevos”¹⁰. Encarar los problemas a solucionar con una mente en estado de flujo permite una maximización de los resultados y este estado puede venir de innumerables técnicas que hoy se saben provocar y se puede controlar.

Es cierto que buena parte de las sustancias y algunas técnicas que conducen a los estados no ordinarios de conciencia nos han sido enseñadas por nuestra cultura y su moral como peligrosas, prohibitivas e ilegales. Solo algunos individuos eran autorizados a manipularlas. Pero hoy, con el conocimiento ampliado de la neurobiología y de la industria farmacéutica, pueden ser aprovechados al máximo en circunstancias controladas. Es esperable que cada vez más y más miembros de la sociedad puedan reconsiderarlas desde un nuevo lugar.

Es indudable que nos encontramos frente a un cambio cualitativo y cuantitativo en lo que respecta a las posibilidades humanas

Pero aun en la actualidad, como en el pasado, no siempre y en cualquier circunstancia los flujos alterados de conciencia nos conducen a la claridad mental. Los autores de esta interesante investigación nos advierten -y cualquiera de nosotros, en su sano juicio, acordaría con ellos- que acudir a los estados extáticos debe ponderarse poniendo en la evaluación del uso de éstos su parte mala y riesgosa: las experiencias desagradables con drogas, la pérdida de control, los riesgos reales de muerte en aventuras y deportes extremos y los difíciles y obscuros tentáculos de la adicción. Por esto mismo ponen -y ponemos- el énfasis en las formas cuidadas y controladas de lograr el subidón, de ponerse en estado flow.

Hemos estado describiendo lo novedoso que está resultando, más que robar, conocer, controlar y manipular el fuego, cuánto su potencia discute acuerdos y presupuestos establecidos de nuestra sociedad, su moral y cultura. Sin embargo, hay algo que aún hoy parece ser lo mismo, como en los ’90 en la fiesta de la discoteca: el éxtasis, las sensaciones, la diversión, la ilusión, la moda, el exclusivismo, la exclusión. ¿Quiénes son los que están disfrutando de la fiesta tecnológica? ¿Cuántos de los participantes de esta celebración de sentidos acceden de la forma en que se debe, cuidados, a los estados extáticos y cuántos obtienen de ello provecho? ¿Cuántos son, simplemente, consumidores que copian, que desean, que sueñan con llegar a ser otros, a los que emulan? ¿Cuántos pagan muy caro el precio de participar? Resulta ser que lo novedoso no es que sólo algunos pocos se roben el fuego, mientras los otros se queman. Lo inaudito seria que el estado de claridad, de éxtasis, el flow, esa conciencia rara, fácil, empática, segura y empoderada, que algunos ahora dominan, hackeara de una vez y para siempre nuestro mundo. Y que este fuego, esta luminosidad, por fin fluyera de forma libre e igualitaria, cuidada, para toda la humanidad. Utopía.

Notas:
¹El Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

²Mario Margulis y Otros: “La Cultura de la Noche”. Editorial: Espasa Calpe, Buenos Aires, Argentina. Primera edición, 1994. (Segunda y tercera edición: Editorial Biblos, Buenos Aires, Argentina. 1997 y 2005)

³Silvina Chmiel: “La Disco: Vivir el Presente”. Págs. 171-180, en: Mario Margulis y Otros: “La Cultura de la Noche”. Editorial: Espasa Calpe, Buenos Aires, Argentina. Primera edición, 1994.

⁴Steven Kotler & Jamie Wheal: “Robar el Fuego”. Editorial: Sirio, España. 2017.

Burning Man es un evento que se celebra todos los años, durante siete días, y se desarrolla en la «ciudad» de Black Rock, Nevada, Estados Unidos. Resulta que Black Rock City no es un municipio ni tiene gobierno, existe exclusivamente durante la semana de Burning Man, se trata de una ciudad temporal construida por los participantes y que se apagar el primer lunes de septiembre, día del Trabajo en Estados Unidos. Este evento está, en teoría, abierto a todo el mundo (que pueda acceder a su pase de entrada).

⁶Steven Kotler & Jamie Wheal: “Robar el Fuego”. Editorial: Sirio, España. 2017. Pág. 226.

⁷Steven Kotler & Jamie Wheal: “Robar el Fuego”. Editorial: Sirio, España. 2017. Págs. 243 y 244.

⁸“En el estado de flow, como en la mayoría de los estados que estamos analizando, seis potentes neurotransmisores (la noradrenalina, la dopamina, las endorfinas, la serotonina, la anandamida y la oxitocina) entran en juego en varias secuencias y concentraciones. Todas ellas son sustancias químicas que inducen placer.” En Steven Kotler & Jamie Wheal: “Robar el Fuego”. Editorial: Sirio, España. 2017. Pág. 70.

⁹Steven Kotler & Jamie Wheal: “Robar el Fuego”. Editorial: Sirio, España. 2017. Pág. 82.

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