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Edición
34

El Rastro de tu Padre. La mirada de Patricia Lara sobre la complejidad de la vida actual.

Miami
Periodismo y literatura se combinan en la obra de la escritora colombiana

Patricia Lara conversó con Letra Urbana, haciendo un recorrido a través de su extensa carrera literaria, que incluye no sólo temas de gran actualidad sino variados géneros. En su última novela, El Rastro de tu Padre, expone argumentos controversiales como la inseminación artificial, el nido vacío y la posición de la mujer como madre, como esposa y como integrante de la fuerza laboral. La novela se centra en el personaje de Estrella de la Espriella, una joven negra de ojos verdes que decide ir a estudiar a Nueva York para investigar sus orígenes. Fue en esa ciudad donde su madre, Verónica, se inseminó tiempo atrás, mientras trabajaba como diplomática y su reloj biológico empezaba a marcar la hora.

En 1957 Patricia Lara fundó, con el ex presidente Carlos Lleras Restrepo, el semanario Nueva Frontera. Ha escrito para el diario El Espectador y la revista Alternativa. También participó en el diario El Tiempo como reportera dominical y fundó además la revista Cambio 16 Colombia, que más tarde se convirtió en Cambio. También ha escrito en El País de Cali.

Ha sido profesora de periodismo en la Universidad de Los Andes,  obtuvo el Premio de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá y el Premio Planeta de Periodismo en 2000  por su libro Las mujeres en la guerra. Es autora de varios libros de periodismo literario sobre los cuales nos cuenta en detalle en esta entrevista.

Son muchos los géneros literarios por los que has transitado, empezando con la poesía. ¿Nos puedes contar cómo se dio este proceso?

Bueno, la poesía fue sólo de niña, eso es clandestino, y nunca se ha publicado. La que es poeta es mi hija, y ésa si es buena y premiada. Yo comencé con el periodismo. Soy filósofa de la Universidad de Los Andes e hice el máster en periodismo en la Universidad de Columbia. Luego escribí un primer libro sobre esa necesidad que tenemos los colombianos que hemos sido tocados por la violencia, de descubrir por qué diablos la gente se mata, y empecé a investigar muy seriamente la violencia política. El libro se llamó Siembra Vientos y Recogerás Tempestades. Es un libro de periodismo literario con perfiles de los fundadores del M19. Lo que me llevó a eso era la pregunta de por qué un costeño era un dirigente de ese grupo, cuando la costa colombiana estaba libre de violencia y allí todo se resolvía con una botella de ron, un conjunto vallenato y una parranda.

Luego escribí Mujeres en la Guerra, que ha sido un libro muy vendido del que se hizo una obra de teatro.  Ahora están haciendo una ópera basada en  Amor Enemigo, otro de mis libros. Todo esto ha sido casual. Cuando sale Mujeres en la Guerra, Carlota Llano me propone  hacer una obra de teatro, aunque yo no lo escribí pensando en teatro. Hicimos un libreto

como periodista me encanta la investigación

conjunto donde ella hizo un resumen de los testimonios que se escogieron, que fueron cuatro de diez: una guerrillera que fue del ELN y del M19 y se aburre de la guerra, una comandante de las FARC que era la mujer de Raúl Reyes y era la representante internacional, y luego dos víctimas, una campesina desplazada de la violencia y Margoth León Gómez de Pizarro, la mamá de los Pizarro, una familia militar. Su abuelo fue edecán de López Pumarejo, su padre fue militar durante Alberto Lleras, como agregado en una embajada, y ella se casó con el Almirante Pizarro que llegó a ser Comandante de las Fuerzas Militares.  De sus cinco hijos, tres le salieron guerrilleros y a dos los mataron, entonces en ella explotan toda esas circunstancias.

Carlota hizo unas adaptaciones teatrales maravillosas y montó un monólogo espectacular.  Se ha presentado mas de 300 veces con mucho éxito en países como Francia, Israel, Brasil, Grecia, España, Estados Unidos. Es muy emocionante ver el impacto que puede causar un reportaje dramatizado en el público.

Luego vino la primera novela Amor Enemigo. A partir de la experiencia de Mujeres en la Guerra que tiene algo de ficción, en el sentido que se funden dos personajes en uno, me sentí tentada a irme por ese camino. Yo diría que Amor Enemigo es una novela periodística. Hice una investigación muy profunda sobre niños adolescentes desmovilizados de la guerrilla para descubrir por qué se iban a la guerra, y la conclusión siempre era que estos niños huyen del maltrato familiar. Con base en esos relatos armé esta historia de amor sobre una niña que se une a la guerrilla huyendo del maltrato de su madre, y allá se encuentra con un comandante, se enamora y más adelante a él lo matan; ella se siente perdida, y escapa. Se acuerda que tiene una hermana que también escapó de su casa por la misma razón,  y decide buscarla; en esa búsqueda se encuentra con un paramilitar y se enamora. Entonces resulta una especie de Romeo y Julieta.

De esta obra se está montando una ópera. Es una primicia que nadie sabe y también fue por casualidad. Cuando presenté el libro en el Gimnasio Moderno, estaba un músico cubano, Freddy Lafont Mena, fundador de Vocal Sampling, que me dijo que quería montar una ópera. Al principio no le creí mucho. Mi hija me contactó con un compañero de ella que  elaboró un libreto de teatro, pero no funcionó. Después le propuse al poeta samario José Luis Diazgranados pasar el libro a poesía, y quedó un texto maravilloso. Freddy le puso la música, montó voces y se lo presentamos a Gloria Zea quien se encantó con el proyecto. Esperamos estrenar el año entrante. Queda muy oportuno, por el momento que vive Colombia.

Luego hice  Hilo de Sangre Azul que  es una novela que está ahora en Televisión. La historia sucede en un edificio de estrato 6 en Bogotá y tiene que ver con un personaje de clase alta que monta un negocio de captación de dinero, pagando intereses astronómicos. El tipo muere y se supone que es un suicidio, porque había explotado el rollo de la pirámide. Una periodista que vive ahí, que ve el hilo de sangre que baja, lo encuentra muerto, y después se descubre que es un asesinato. Es un thriller muy interesante porque ella encuentra el asesino entre los habitantes del edificio.

¿De dónde sale la vena policíaca de investigador?

Bueno como periodista me encanta la investigación, tal vez esta novela tiene un parentesco con un episodio de la realidad. A mi me llegaron unos papeles cuando yo dirigía la Revista Cambio 16, que fueron la base para seguir el hilito del cual se desprende el proceso 8000. Eran unos papeles que tenían un consecutivo de contabilidad con algunas cifras y nombres.

La novela nace básicamente de dos vivencias: una noticia y una pasión.

Al lado del nombre de Santiago Medina, el tesorero de Samper, había una dirección que descubrí era mi vecino. Si no hubiera reconocido esa dirección no hubiera sido tan fácil. A partir de eso yo interrogo a Medina, y la lista da muchas vueltas; se pierde, etc.

¿Llega como un anónimo?

No, una fuente me la entrega, pero digamos que me llega en el sentido que doy con eso por la dirección. Me quedó muy fácil seguir la investigación a partir de un rollo que me explota con un vecino.  La historia, a pesar de ser muy diferente, tiene conexión.  Yo les decía a los muchachos en la redacción que alguna vez tengo que escribir un libro sobre mis vecinos.  He tenido unos vecinos muy particulares, desde ex presidentes, mafiosos, ex fiscales… En este país es así, mi hijo estaba en el Gimnasio Moderno con los hijos del fiscal y los nietos de Rodríguez Orejuela y los escoltas de unos y otros, y yo decía ¡esto es Colombia!… Y bueno a partir de ahí surge esa historia.

¿Son esos hechos los que llevan a la ficción?

Todos esos elementos, pero más bien el periodismo me ha servido como instrumento para la ficción. Todos son libros de ficción, son historias inventadas, pero obviamente con base en la realidad, y luego viene la nueva novela, El rastro de tu padre.

En tu nueva novela abordas temas importantes como la cuestión del nido vacío, la inseminación artificial que son muy actuales, ¿quisieras hablarnos de eso?

La novela nace básicamente de dos vivencias: una noticia y una pasión.

El rastro de tu padreLa primera vivencia fue la sensación tan dolorosa de la ida de los hijos de la casa, que fue muy súbita. A la niña la aceptan en Harvard para el doctorado, y a pesar del orgullo por lo que está logrando, es una despedida, y simultáneamente el hijo menor se independizó. La segunda vivencia es la de ser madre soltera. Por más de que tengo dos matrimonios y dos divorcios encima, yo lo he sido en la práctica, al igual que más de la tercera parte de  los hogares en Colombia. Yo no sé aquí en Estados Unidos cuál sea la estadística de madres cabeza de familia, me gustaría saberla, pero eso de ser papá y mamá al mismo tiempo es muy difícil. Es mucho lo que uno pone en los hijos, uno les entrega todo. Cuando mis hijos eran pequeños me inventé, gracias a que tenía una posición directiva, una oficinita al lado donde llegaban después del colegio, y ahí estaba la nana, y yo revisaba las tareas y demás mientras dirigía la revista. La Chiva Cortés, que era el gerente, decía es que mis hijos eran como los palestinos, sin casa ni patria. Toda esa angustia de dirigir la revista y atender a los niños era muy duro. Es una inversión emocional de la que los hijos ni se enteran. Ahora el menor recibió de su papá unos videos de cuando estaban chiquitos, cuando el matrimonio se rompió, cuando él tenía 4 años y la niña 6 y entonces mi hijo me dice que ahora me quiere más, ahora que ve todo lo que yo hacía por ellos. Entonces digamos que las dos vivencias se juntan, el nido vacío y la madre soltera.

Luego está la noticia que salió cuando yo estudiaba en la Universidad de Columbia, en el año 80, cuando leo que se había creado un Banco de Semen de Premios Nobel y eso me quedó sonando. En ese momento me había separado de mi primer marido y tenía un hijo de 8 años y soñaba con tener muchos hijos, porque como hija única me han hecho mucha falta los hermanos.

Después, cuando se da la necesidad de escribir la novela, y ante el nido vacío, o me sentaba a escribir o me enloquecía. Alguna vez hice un reportaje sobre drogadictos y casi me vuelvo alcohólica y drogadicta; me enfermé, llegaba a las 6 de la mañana y me iba a las 10 de la noche y me encontré con varios casos de mujeres que se habían vuelto alcohólicas cuando sus hijos se habían ido de la casa. Me decía la siquiatra que el nido vacío es la gran crisis de la mujer antes de la muerte, y de eso no se habla.

El tema de la relación madre e hija también es una novedad, es una relación supremamente compleja, muy entrañable. Hay una cosa de competencia; uno no acepta en las hijas los defectos de uno, que si soy gorda, no quiero que mi hija sea gorda, y ese tipo de cosas.

Durante la investigación me encontré con un libro escrito por David Plotz, periodista norteamericano, llamado The Genius Factory: The Curious History of the Nobel Prize Sperm Bank,  y me leí toda la historia. Era un rico de apellido Graham que en los 80 creó el Banco del Semen; pretendía mejorar la raza desde el punto de vista genético. No es que lo prohibieran, pero no hubo donantes de raza negra y finalmente fue acusado de nazismo y racismo y se terminó en 1999. Nacieron más de 215 niños, comunes y corrientes.

Y la pasión fue por la genética, que me ha encantado y me interesa muchísimo. Cuando tuve a mi hija me asistió el Dr. Arturo Aparicio, Director  de la Unidad de Fertilidad de la Clínica del Country, con Claudia Borrero, y yo les preguntaba muchísimo sobre la inseminación artificial. Ellos tenían un banco de semen y de pronto todo eso explotó en mi mente. Me senté a escribir la novela, que es básicamente una historia contada a dos voces. La madre, que queda con el nido vacío, “chao mami”, y la hija que se va feliz de la vida.

Me decía la siquiatra que el nido vacío es la gran crisis de la mujer antes de la muerte, y de eso no se habla. 

A la madre le toca reconstruir su vida cuando ya está vieja, que le duele la espalda y tiene achaques.  Esta mujer además tiene conflictos por una relación que tuvo cuando era estudiante, relación que nunca se pudo concretar porque el tipo era casado, y ella decía que si no tenía un hijo con él, no lo tenía con nadie y acaba inseminándose en Nueva York cuando era funcionaria de la Cancillería. Por otro lado, está la voz de la hija que crece al lado de esta mamá posesiva, sobreprotectora, que cree poder solucionarlo todo, pensando que la hija nunca iba a necesitar un papá. De hecho, la niña crece con el abuelo, pero él muere cuando ella cumple 12 años, y ahí es cuando le comienza la necesidad de saber quién es su padre. Entonces estudia sociología y decide ir a Nueva York a especializarse, cuando lo que realmente quiere es investigar quién es su padre.

¿La niña nace en Nueva York?

No, la niña nace en Bogotá, pero la mamá fue inseminada en Nueva York.

¿Por qué la niña es de raza negra?

Bueno, eso es otro tema. El amor de la madre era un árabe, y ella quería el semen de un árabe. Cuando se entra a esos bancos de semen uno puede hacer un menú: quiero un hijo de árabe, o latino, con ojos de tal color, con estatura de tal rango. Si quieres más, pagas más; por ejemplo que tenga aptitud matemática, etc. Cada dato que agregas vale más. Pero resulta que la niña no sale con rasgos árabes, sino nace negra, y eso genera otro conflicto muy interesante, el racial. Esa es la historia del libro, la hija se va a Nueva York a estudiar sicología y toma una electiva de periodismo investigativo en la U. de Columbia y ahí plantea como trabajo de final de semestre encontrar a su padre.  Y ya no les cuento más de la novela.

¿Tú crees que este problema del racismo en Estados Unidos se vive de la misma manera en Colombia?

Pues yo creo que sí, lo que pasa es que aquí es mucho más evidente y más estridente, pero en Colombia hay un racismo grande, especialmente en Cali y Cartagena. Son las dos ciudades donde más se siente, pero creo que en general existe a todo nivel social. Por ejemplo, mi administrador en la finca, es blanco y campesino, y es racista. Es dolorosísimo el racismo en los niños.
Terminemos el tema de la novela hablando de qué reflexiones nos deja.

La primera es sobre la maternidad. ¿Para qué tiene uno hijos, por una razón egoísta de perpetuarse, para que lo acompañen en la vejez y no estar solo, o para crear un ser independiente, autónomo, al que se le va a permitir volar e irse, que es como debería ser?

También sobre los hijos y su relación con los padres; ellos no son conscientes de toda esa entrega que hacen los padres, no se enteran mucho, y la relación tan compleja de madre e hija.

La autonomía de la mujer hoy en día,  cuando ya no necesita de un hombre que la mantenga. ¿Para qué los tipos si ya existe la inseminación artificial y hay tantas formas de satisfacción personal? Pero resulta que los hijos si necesitan saber quiénes son los padres, de dónde vienen, etc.

El racismo, con el dolor y el resentimiento que causa a los niños cuando son discriminados en los colegios, ya sea porque son negros, porque son latinos, o porque son islámicos.

Entonces ¿por qué leer el libro? Pues porque es una historia que atrapa, no puedes parar de leerla, es un thriller que captura. Darío Jaramillo en la presentación de la novela insiste mucho en el suspenso; se lee fácil, pero al mismo tiempo deja reflexiones profundas, entonces yo creo que es una buena opción de lectura.

Cuéntanos de tus influencias…

Mi relación con Gabo, Gabriel García Márquez fue una relación muy afortunada. Le conocí en un viaje a La Habana en el año 76, pero nos hicimos amigos un año después. La relación se dio porque yo me fui a estudiar a Francia y allí estaban viviendo Eligio García Márquez que estaba casado con Miriam Garzón, una compañera mía de la universidad. El era corresponsal y nos hicimos como hermanos, hasta somos compadres; yo soy madrina del hijo menor de ellos. Allá llegó Gabo a instalar a su hijo Rodrigo que se acababa de graduar del bachillerato y quería estudiar cocina en Paris. Hoy es cineasta. Lo instalaron en un hotelito encantador y al mes le dio un homesick tan espantoso que cortaba el café con leche con las lágrimas; entonces dejó ese hotel y se pasó a otro frente a donde yo vivía. Fui una especie de madre adoptiva de Rodrigo. Mi cocina se convirtió en su estudio de cocina y me engordé como 10 kilos. Nos volvimos muy cercanos. Gabo me decía: “yo la quiero mucho a usted porque usted quiere a mis hijos”. Entonces al comienzo fue una relación cercana, familiar y después fue una relación profesional. El me recomendó para irme a Columbia, y seguimos siendo muy cercanos. Antes del Nobel tuvo la idea de hacer un periódico y me invitó a participar, pero al fin no se hizo. Luego fue la política, cuando armamos Cambio 16; era como el director en la sombra. Después fue la Fundación Nuevo Periodismo. Fue un amigo, pero fue un maestro; aprendí mucho de él. También del periodismo americano, de Hemingway y Truman Capote.

Has trabajado la violencia en Colombia de manera exhaustiva, ¿es la mujer doblemente afectada?

He trabajado la violencia en general, los niños, las mujeres, todos los afectados, pero a la mujer le toca la principal carga de la guerra.  La mujer es víctima de violaciones. Veamos el fenómeno del desplazamiento, hay 52% de desplazados, la mayoría son mujeres, y las mujeres cargan con los niños, con los ancianos; las ¾ partes del desplazamiento recae sobre las mujeres. Cuando llegan a las ciudades, a los hombres les cuesta mucho más conseguir empleo, primero porque principalmente saben hacer labores del campo, y segundo, porque las mujeres se emplean en cualquier cosa, ante la necesidad de alimentar y vestir los niños.

es una historia que atrapa, no puedes parar de leerla, es un thriller que captura

La mujer vende dulces, bolsas de basura, lava ropa… y entonces adquiere un poder tanto afuera, en la sociedad, como en la casa, en la familia. Pero lo que pasa es  que en lugar de reconocer eso, los hijos se vuelven violentos, se lo cobran, y entonces las mujeres se vengan con los hijos, se vuelven violentas con ellos. Por eso es tan ridícula esta historia que se han inventado en los Acuerdos de Paz sobre la ideología de género. Lo que se dice es que las mujeres han sido víctimas de la guerra, entonces hay que resarcirlas, por ejemplo, en cuanto a la propiedad de la tierra; todas esas tierras que se van a restituir a los desplazados, se titulan a nombre del marido y si el tipo se va y deja a la mujer con los muchachitos, ella se queda sin tierras y finalmente no se está haciendo nada.
¿Por qué el libro está dedicado a una siquiatra?

Si, y a un amigo. Ilse Villarreal es siquiatra, es una sabia, ella me hizo reaccionar en el sentido que la vida no termina cuando se van los hijos.

¿Algo más que quieras decirnos ?

Espero que la gente al leer la entrevista se interese por leer el libro. Publicar un libro es como tener un hijo,  se publica y ya, nace y ya. Después no lo vuelvo a leer, ni quiero hacerlo, siempre se encuentran errores.

¿Cuál de tus libros es el preferido?

Uff difícil, todos tiene sus cosas especiales. Este último es el más hecho literariamente, es entretenido. Depende del ánimo en que esté, pero bueno, me llevo éste.

 

 

 

 

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