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Edición
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Edimburgo. La capital escocesa

Edimburgo
Un recorrido por los callejones estrechos, bóvedas subterráneas y rincones de Edimburgo para saborear el encanto escocés, donde el pasado y el presente conviven en el paisaje y las leyendas urbanas.
Castillo de Edimburgo

La capital de Escocia fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1995.
La importancia histórica y arquitectónica de Edimburgo viene armonizada de forma extraordinaria entre una Old Town, en la que se ha conservado su planta medieval y una New Town, con su elegancia neoclásica y muchos edificios de la época de la Reforma. A partir del siglo XVIII, gracias a Jame Craig, nace la New Town, completada durante el siglo XIX, un diseño de gran importancia histórica: Charlotte Square, St Andrew Square, los preciosos jardines de Princes Street y los museos y galerías que abundan por la zona.

Edimburgo es una ciudad fácil de recorrer, con una arquitectura muy bien conservada. Al llegar a la ciudad me dirigí en primer lugar al extremo cerrado por el castillo medieval, fortificación en la que se puede observar su función militar, que en tres de sus lados limita con acantilados. La visita del Castillo es bastante densa: Los Honores de Escocia, La Piedra del Destino, Prisiones de Guerra, El Memorial Nacional, el cañón de las trece horas, la capilla de Santa Margarita, entre otros.

Desde la explanada de entrada se puede divisar la ciudad, y sobre todo la Royal Mile, donde pasé varias horas recorriendo Castlehill, el Lawnmarket, la High Street y la Canongate. Al final de la tarde llegué hasta la Abadía de Holyrood, que está en ruinas.

Edimburgo está llena de leyendas, de historias, algunas de ellas apócrifas. Una de las más famosas, en un país donde adoran a los animales, es la del perro Bobby

Es un recorrido que no llega a los dos kilómetros, pero había que parar en los callejones estrechos, en las calles y bóvedas subterráneas. El paisaje urbano en esta ciudad está muy bien definido, desde la colina donde está el castillo hasta las residencias de varias plantas, puesto que la población rechazaba construir fuera de la muralla defensiva (de la que sólo quedan algunos restos). A principios del siglo XIX se produjo un gran incendio que devoró la ciudad, y luego se reconstruyó sobre los cimientos originales, pero llevando a cambios de nivel del suelo y la creando esos pasadizos y bóvedas por los que estuve caminando durante un buen rato.

Mi itinerario constaba de una parada en Tolbooth Kirk, conocida como The Hub, una antigua iglesia donde ahora se encuentra un centro con atmósfera escocesa, donde se celebran diversos eventos y es el polo de información del Festival de Edimburgo. Luego continué por The Mond, Princes Street, George St. y Charlotte Square. En esta plaza se encuentra uno de los edificios más emblemáticos, The Georgian House, de estilo georgiano, que surgió como vía de escape para familias acomodadas y hoy se puede visitar. Posteriormente, fui a la catedral de Santa María, de estilo neogótico, diseñada por George Gilbert Scott, en la que se destaca su aguja de 90 metros de altura, lo que la convierte en el edificio más alto de la ciudad.

Dentro de los museos importantes que tiene Edimburgo, destaco la National Gallery de Escocia donde se pude ver El médico, de Goya, La Virgen y el Niño, de Rafael, Virgen adorando al Niño, de Botticelli y cinco obras de Tiziano. Desde joven he albergado la idea de que los museos son lugares con un hechizo embriagador, una sospecha que no consigo olvidar en lugares como éste donde se encuentran La visión tras el sermón, de Gauguin, El servidor del mundo, de El Greco, una obra maravillosa como lo es Vieja friendo huevos, de Velázquez y también El beso, la escultura de Rodin cedida por la Tate Gallery de Londres.

Edimburgo está llena de leyendas, de historias, algunas de ellas apócrifas. Una de las más famosas, en un país donde adoran a los animales, es la del perro Bobby, un Terrier que vivió en la ciudad a finales del XIX, famoso porque no se separó de la tumba de su amo durante una década, siendo cuidado por los vecinos de la ciudad. Cuando murió fue enterrado cerca de la puerta de la capilla Greyfriar Kirkyard, lugar rodeado por el cementerio de Greyfriars. Es un lugar apacible, la mañana en la que estuve había un ambiente agradable, un día soleado donde los lugareños aprovechaban el buen tiempo para descansar y leer en un lugar donde tres siglos atrás George Mackenzie encarceló a un millar de Convenanters. En esa zona cercana al camposanto murieron la mayoría por las malas condiciones o por las torturas. Cuando Mackenzie falleció se lo enterró en un mausoleo de Greyfriars, donde se dice que aparece alguna que otra noche. Con estas excusas pude disfrutar de un paseo por un lugar tan característico, fotografié la escultura de Bobby, creada por William Brodie, y me tomé una cerveza en el pub el Elephant House, donde según dicen J.K. Rowling comenzó a escribir Harry Potter. Todo muy turístico, historias que puedes creer o no, leyendas que tendrán su parte histórica y que habrán derivado a la imaginación popular, pero están ahí como parte viva de la ciudad.

Decidí realizar un recorrido nocturno por la zona de Calton Hill. Así estuve junto a Nelson Monument, Nacional Monument, Partenon, Observatorio, hasta llegar al Old Calton Cementery, donde se encuentran enterrados David Hume o William Blackwood, y donde los fenómenos paranormales, según los lugareños, son frecuentes. Debo confesar que el itinerario lo hice en grupo y bajamos por Jacob´s ladder, unas escaleras con un pasado macabro por el mercado de cadáveres que existía en el siglo XIX.

En Edimburgo se puede caminar por calles desconocidas y descubrir sitios como Dean Village, una localidad alejada del bullicio turístico, al borde del Río Leith, fundada en el siglo XII por los monjes de la Abadía de Holyrood. Esta zona se mantuvo próspera durante varios siglos y llegó a tener once fábricas, aprovechando los molinos de agua situados cerca del río, pero el comercio fue disminuyendo hasta decaer y empobrecerse durante el siglo XX. A finales de este, se comenzó una rehabilitación que la ha recuperado y se convirtió en un lugar especial, a pocos minutos del centro de la ciudad, que aún no está masificado. Es un paraje encantador donde girando al azar y, sin tener que ver el móvil o desplegar el plano, se encuentra un pequeño puente o las hermosas casas de piedra que se conservan desde el siglo XVII.

Vuelvo a caminar por las calles de Edimburgo, a saborear el encanto escocés y cosmopolita, a recordar sus rincones, a toparme con la Catedral de Saint Giles, la más antigua y hermosa, iglesia gótica del siglo XII dedicada al santo patrono de la ciudad, con una cúpula característica, en forma de corona real.

7 Comentarios

  1. Magnífica descripción o “retrato” de la esencia de la ciudad de Edimburgo. Tuve la suerte de visitarla hace algunos años, y posiblemente haya sido una de las ciudades europeas de mayor atractivo turístico, arquitectónicamente hablando, en cuanto a esa mezcla de lo antiguo, medieval, principalmente; y lo más reciente, correspondiente a su edad moderna. Su atmósfera misteriosa se palpa en su paisaje urbano. Singular, como bien narra Antonio, son sus callejones o “closes”. Especialmente sorprendente y atractivo es The Real Mary King’s Close, la otra Edimburgo bajo su subsuelo, la ciudad subterránea, llena de vida comercial durante el siglo XVII, y que especialmente sufrió la peste negra transmitida por las pulgas de las ratas que asoló Europa. Merece la pena su visita. Al igual que el Palacio de Holyroodhouse, la que fuese residencia veraniega de la fallecida Isabel Ii de Reino Unido, es visita obligada tanto de sus exteriores como de sus estancias interiores. Como bien indica el autor, entre otros de los lugares y/o edificaciones atractivas, el Castillo es un emblema de la ciudad, fortificación erigida durante la Edad Media y situada en lugar estratégico para la defensa, aprovecha la verticalidad de la orografía y ofrece unas vistas espectaculares. Hay un evento que invito a disfrutar durante el verano, principalmente en julio o agosto según el año y durante 2-3 semanas, el Royal Edinburgh Military Tatoo. Se celebra en el interior del Castillo y es algo único de inolvidable música, baile y pompa militar que deja impresionado. He de decir que no lo he visto pero he de volver para verlo y recrearme nuevamente centre sus calles, sus closes, su palacio, su castillo, su mirador y sus alrededores. Felicidades Antonio por tu vivencia y exposición!

  2. Qué maravilla. Me encantó la ciudad y ahora parecía que volvía a recorrerla nítidamente. Unas descripciones muy buenas. Gracias, un saludo.

  3. Muchas gracias a Rafael Baeza y Rafael López por sus comentarios. Me alegro que haya contribuido a recordar esta magnifica ciudad

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