“En efecto, se conoce en contra de un conocimiento anterior, destruyendo conocimientos mal adquiridos o superando aquello que, en el espíritu mismo obstaculiza la espiritualización. La idea de partir del cero para fundar y acrecentar sus bienes, no puede surgir sino en culturas de yuxtaposición, en las que todo hecho conocido es inmediatamente una riqueza. Mas frente al misterio de lo real el alma, no puede, por decreto tornarse ingenua. Es entonces imposible hacer, de golpe, tabla rasa de los conocimientos usuales. Frente a lo real, lo que cree saberse claramente ofusca lo que debiera saberse. Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo porque tiene la edad de sus prejuicios. Tener acceso a la ciencia es rejuvenecer espiritualmente, es aceptar una mutación brusca que ha de contradecir a un pasado.” (Gastón Bachelard)
Vivo entre dos mundos y mi mente ejercita constantemente esquemas para comprender el de hoy. En el de ayer, me siento como en casa y sería tramposo si dijera que me rebelo ante él. Del mundo actual, los códigos, los tiempos, las diversas realidades no me resultan fácilmente asimilables. Quizás el problema estriba en pretender integrarlos, o en aceptar que no hay modo posible de juntarlos y en todo caso, aprender a saltar de uno a otro. Eso sí, el de hoy me produce asombro y curiosidad, también incomodidad y desconcierto, simplemente es el que me toca vivir. Esta sensación no es original, ni propia de esta época, a principios del siglo pasado, Stefan Zweig en su hermoso libro, El mundo de ayer, memorias de un europeo”, nos decía: “Me da la impresión de que el mundo en que me crié, el de hoy y el que se sitúa entre los dos se separan cada vez más, convirtiéndose en mundos completamente diferentes”.
En la construcción de la subjetividad, las vidas paralelas poseen una identidad construida a través del tiempo, un relato “lineal y acumulativo”
Forma parte de mi día a día el ejercicio personal de que mis prejuicios no me capturen. Reconozco que la modernidad es mi hábitat más confortable. Soy consciente de que por el momento trabajo con estos dos esquemas temporales y lo que voy intentando es pesquisar con cuál de ellos opero. Pienso que de esta manera por ahí logro una comprensión mayor y así, el desasosiego disminuye por momentos. A continuación les graficaré mi operar cotidiano con un ejemplo concreto de cómo me sitúo frente a la información que nos inunda. Sensaciones de diversa índole me invaden en este continuo cabalgar, o mejor dicho, el navegar entre ambos siglos. Me voy a detener (¡qué paradoja que esta misma palabra ya remite a otros tiempos!) en dos lecturas del periódico realizadas en un corto lapso de tiempo: un artículo del escritor Antonio Muñoz Molina y una noticia acerca del éxito de una profesora en
youtube. Se me ocurre que quizás el humor y la metáfora sean las dos formas que tengo por el momento de ligarlos.
Una narrativa en forma de zapping, la identidad se va construyendo, pero todavía no se es. ¡Ojo! Me miran luego existo.
El artículo del escritor da comienzo así:
“Dos hombres jóvenes andan atareados al mismo tiempo por las ciudades modernas de mil novecientos treinta y tantos, cada uno armado con su cámara fotográfica, con una actitud parecida de
curiosidad y de urgencia, y no es probable que se hayan cruzado alguna vez, y ni siquiera que hayan sabido el uno del otro” Molina nos informa acerca de dos exposiciones que se exhiben en Madrid, una frente a otra en la calle de Alcalá. Dos fotógrafos contemporáneos, uno madrileño y el otro bonaerense, Yubero y Coppola respectivamente. Ambos añosos, uno muerto y otro vivo. Su única herramienta: una cámara fotográfica, pero con una manera y estilo muy diferentes entre sí. El primero retrata la historia de Madrid, y todo suceso es captado por su lente: entierros, bodas, multitudes que saludan la llegada de la República. La mirada de Coppola transita otros caminos, es un extranjero que fotografía ciudades de Europa, pareciera como en si en sus fotos no ocurriera nada. Su mirada sugiere. Mientras leo toda la narración, ésta me retrotrae a otro tiempo: no sólo el de la existencia de estos dos hombres, sino al comienzo de la construcción de sus vidas, su discurrir y su trascendencia. A la vez que me ubico en otra geografía: Madrid, Berlín, Budapest …, imagino un transcurrir y una plasmación de todo ese andar. Recompongo lo que quedó de aquellas miradas, imágenes detenidas y congeladas detrás de un cristal. Ambos en sus largas existencias se encuentran azarosamente frente a frente, y en realidad eso sucede solamente para nosotros los observadores. Ellos simplemente transitan…
Si las miradas no se cruzan la identidad es inexistente.
Es en este punto donde se arma en mi cabeza una Metáfora del Mundo de Ayer: Las Vidas son Paralelas. En la construcción de la subjetividad, las vidas paralelas poseen una identidad construida a través del tiempo, un relato “lineal y acumulativo”[1], la historia de sus carreras, la suma de sus experiencias. Existen más allá de que haya o no coincidencia. Simplemente se fundan pero no necesariamente se funden…. Me aparece una metáfora totalmente distinta cuando doy un salto, no en el tiempo, sino en mi mente. En el mismo día leo la siguiente noticia: “
El nuevo fenómeno virtual se llama Isabel Llano (Gijón, 1976), más conocida por su alias, Isasaweis. En 11 meses, su canal de YouTube donde ofrece un catálogo de trucos de belleza y nutrición y recetas de cocina suma casi 17 millones de reproducciones. Antena 3 ha fichado a esta videobloguera, licenciada en Ingeniería Informática, para que comparta con los espectadores todo su saber. Isabel es una profesora interina, que en un momento se le ocurre conectar una cámara de video en su dormitorio matrimonial decorado con un oso de peluche, ofreciendo su saber. La , no sabría como denominarla, “profesora, mediática, videobloguera” confiesa sin ningún pudor “no soy profesional de nada”, pero parte de su éxito –según ella- radica en su capacidad de transmitir. Registro otro registro. Entro en un espacio donde la geografía es la pantalla del ordenador, el tiempo son 34 millones de ojos, el instante es glorioso, y el contenido es un accesorio. Viene a mi cabeza una pregunta, ¿en qué radica este éxito? Vuelvo atrás y pienso: Aquí, al igual que en el artículo de Molina hay una cámara, pero sólo para ser mirado, ¿miradas ávidas de encontrar qué? La travesía es rápida, todo es fluido. Una narrativa en forma de zapping, la identidad se va construyendo, pero todavía no se es. ¡Ojo! Me miran luego existo.
Y ahí viene en mi
ayuda una nueva metáfora: la de la vida concebida perpendicularmente.
La subjetividad, una línea, se constituye en el encuentro de una existencia chocando con miles de miradas. Una vida perpendicular: Si las miradas no se cruzan la identidad es inexistente. Sé que por ahora no encuentro más palabras para describir las vidas paralelas. Me pregunto si la falta de ellas en las vidas perpendiculares se debe a que todavía no las adquirí, o quizás es porque no existen. Me prometí mostrarles el recorrido realizado y debo ser honesta. Podría hacer un despliegue de todos los interrogantes despertados por este fenómeno: ¿Es un consuelo para la masa: “profesora- en – paro salta a la fama? ¿La simpleza a qué responde? ¿Qué es saber en esta sociedad?… Pero repito: decidí ser honesta.Así que al hilo de este escrito me sumerjo en internet, y miro los videos de Isabel. Me observo pensando que la receta que recomienda es muy práctica. Y me digo ¿Por qué no hacerla?