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Zygmunt Bauman es sociólogo, catedrático emérito de las universidades de Leeds y Varsovia y sus audaces reflexiones dan relieve a las características que definen cómo es la sociedad en que vivimos.
Nació en Polonia (1925) en una humilde familia judía con la que emigró a la Unión Soviética tras la ocupación nazi. Sirvió al ejército polaco en el frente ruso, y fue profesor en la Universidad de Varsovia. Desde 1971 reside en Inglaterra, como consecuencia de la campaña antisemita que liderara el gobierno comunista para quien él había servido.
A través de un trabajo sostenido, Zygmunt Bauman supo relacionar Modernidad y Holocausto así como Posmodernismo y Consumismo. Con la perspectiva de sus 85 años su pensamiento sigue brindando sus contribuciones para el análisis del mundo globalizado y los cambios acelerados que se imponen al hombre de hoy. Modernidad y Holocausto, Vida líquida, La cultura como praxis, La ambivalencia de la modernidad, El arte de la vida, El miedo líquido, son algunas de sus obras.
Con la perspectiva de sus 85 años su pensamiento sigue brindando sus contribuciones para el análisis del mundo globalizado y los cambios acelerados que se imponen al hombre de hoy.
En el comienzo del nuevo siglo, este pensador aporta un concepto clave para poder comprender la realidad actual al definir a nuestra época como líquida. Lo fluido es una sustancia que modifica su forma, que no permanece a lo largo del tiempo. Ese es el rasgo de nuestra modernidad que, en contraste con la del pasado, confronta al ser humano con nuevos desafíos que debe resolver a diario.
La posibilidad de cambios instantáneos y la indefinición de nuestro mundo, llevaron a Bauman a crear la figura de la Modernidad Líquida. Esta analogía da una representación de cómo las formas sociales estables, que en otros tiempos eran un punto de referencia para organizar la vida, han perdido vigencia. El interés en las ideologías trascendentales ha decaído y las instituciones, la religión y la familia, incluyendo hasta lo que se espera del amor, se han vuelto menos rígidas y más indeterminadas. Las características de esta época son el pluralismo institucionalizado y la ambivalencia.
Hubo un tiempo en el que la ocupación y el lugar del trabajo eran referentes con el que se daba sentido a la vida, pero los cambios en la economía han socavado esa estabilidad. Hoy los conceptos de trabajo y de comunidad son flexibles, en estado de incesante movilidad. El hombre líquido, sin permanencia ni seguridad, vive el momento y no planea a largo plazo.
En el mundo globalizado los conceptos de tiempo y de espacio se comprimen. Dice Bauman que “el mundo está a nuestros pies” y es posible vivir experiencias usando más espacio y menos tiempo. A la vez, el hombre se ve obligado a ser dúctil y adaptable al cambio de rumbo constante, lo que lo deja excluido de una estructura de sostén y lo confronta a convivir en la incertidumbre.
La posibilidad de cambios instantáneos y la indefinición de nuestro mundo, llevaron a Bauman a crear la figura de la Modernidad Líquida.
La libertad, junto con la variedad de opciones que se presentan, signan las costumbres de nuestra época. La modernidad liquida se distingue por el nomadismo del hombre de hoy que vive su vida como un turista cambiando de lugar de residencia a donde encuentre su mejor oportunidad. Y como la única constante es lo variable, también puede cambiar de cónyuge, de valores, de política y a veces hasta de orientación sexual.
Las reflexiones de Bauman también afirman que aún cuando pareciera que la libertad hoy pudiera ejercerse fácilmente, cuando se conmueven los puntos de referencia permanentes, sobreviene un sentimiento de inestabilidad y falta de certeza.
Cuando se desvanecen los referentes que sostenían alguna seguridad se afecta la confianza en sí mismo, así como también en el prójimo y la comunidad. Sin el soporte de la trama social y con la disolución de las tradiciones que garantizaban un contexto sólido, la precariedad y el miedo se tornan características de la Modernidad Líquida.
Sin el soporte de la trama social y con la disolución de las tradiciones que garantizaban un contexto sólido, la precariedad y el miedo se tornan características de la Modernidad Líquida.
Nuevas amenazas y peligros que asechan intangibles, nos sumen en una permanente sensación de riesgo que convierten al planeta entero en un lugar inestable. Para darnos una imagen de ese pensamiento, Bauman retoma una idea que Milan Kundera aporta en Los testamentos traicionados, y dice que el escenario de nuestras vidas hoy está envuelto en una niebla, “en la niebla se es libre, pero es la libertad de alguien que está entre tinieblas”.
Las consideraciones que Z. Bauman hace respecto a los cambios en el lazo social, quedan también volcadas en El amor líquido ( 2003). Allí describe cómo los vínculos duraderos se han ido reemplazando por conexiones y relaciones que, si bien pueden ser mucho más variadas, son menos consistentes.
Señala con inteligencia las ventajas que apareja estar conectado a alguien, a diferencia de estar en una relación, en pareja o tener un parentesco. En este momento el grado de compromiso se licúa, por lo que cuando una relación se torna indeseable, ya no es indisoluble. Estas nuevas modalidades favorecen un acceso y una salida de los vínculos, sin complicaciones. Bauman también observa que los hombres de nuestros días que tienen esta libertad de recursos, tampoco parece que hayan conquistado la felicidad; por lo que abre una pregunta acerca de qué se gana y qué se pierde en estos nuevos tiempos del amor.
…los vínculos duraderos se han ido reemplazando por conexiones y relaciones que, si bien pueden ser mucho más variadas, son menos consistentes…
En mayo del presente año, en un homenaje reconocido por el mundo entero, Zygmunt Bauman, junto con Alain Touraine, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por sus elucidaciones y aportes para entender nuestro mundo de hoy.
En un intento de síntesis podríamos afirmar que una de las claves del pensamiento de Bauman es haber hallado la buena manera de decir que, cuando las promesas que traía la modernidad se agotaron todo se ha vuelto líquido y también advierte que la solución no se encontrará forcejeando la reconstrucción de tradiciones e identidades perdidas. Zygmunt Bauman localiza con mucha precisión la tensión entre el anhelo de libertad y la renuncia a la seguridad que padece el hombre contemporáneo.
…Zygmunt Bauman, junto con Alain Touraine, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades…
La perspectiva que este intelectual reconoce no puede ser optimista, porque no alcanza a vislumbrar el modo de reparar lo que descubre irreconciliable. No hay instituciones que contribuyan a ello, no se percibe una posibilidad de salida colectiva. Sin embargo, Zygman Bauman sabe muy bien que la humanidad logra encontrar inéditos ajustes y centra su esperanza en que lo logremos una vez más.
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Un comentario
Excelente síntesis. Gracias!