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El origen de la Biblioteca Pública de Nueva York, NYPL por sus siglas en inglés, está ligado a la historia de la ciudad misma cuando, hacia la segunda mitad del siglo XIX, comenzaba a vislumbrarse como uno de los grandes centros de cultura urbana del mundo y sus ciudadanos comprendieron que la floreciente metrópoli merecía una biblioteca. Y no cualquier biblioteca.
En aquella época, Nueva York había superado a París en número de habitantes y estaba por alcanzar a Londres, la ciudad más populosa del mundo. Crisol de culturas, ciudad de inmigrantes, sus residentes comprendieron que una biblioteca les permitiría conocer la literatura y la historia de su nuevo país, así como preservar y divulgar el patrimonio que trajeron consigo. Por fortuna entre sus ciudadanos había hombres aventureros y visionarios dispuestos a hacer realidad esta empresa.
Una serie de eventos se sumaron en lo que llegaría a ser un ejemplo sin precedentes de filantropía privada para el bien público. Al morir, Samuel J. Tilden, exgobernador del Estado de Nueva York, (1814-1886) legó gran parte de su fortuna, alrededor de $ 2,4 millones, para «establecer y mantener una biblioteca y una sala de lectura gratuitas en la ciudad de Nueva York.» La ciudad contaba en ese momento con dos bibliotecas importantes, las Biblioteca Astor y Lenox. Pero éstas no eran propiamente instituciones públicas y ambas enfrentaban en ese momento serias dificultades financieras. Entonces, gracias a la intervención de John Bigelow, abogado y albacea de Tilden, surgió un plan que combinó los recursos de las bibliotecas Astor y Lenox con el Tilden Trust para formar una nueva entidad – The New York Public Library. El plan de Bigelow se firmó el 23 de mayo de 1895.
Técnicamente hablando, NYPL es el sistema de bibliotecas públicas que abarca los distritos del Bronx, Manhattan y Staten Island. Es la segunda biblioteca pública más grande de los Estados Unidos, superada sólo por la del Congreso, y la cuarta más grande del mundo. Con 92 ubicaciones, incluyendo cuatro centros de investigación, entre ellos la Andrew Heiskell Braille and Talking Book Library, para usuarios con discapacidad visual, con libros y revistas que hablan y en braille.
En realidad, cuando se habla de la New York Public Library se habla de una de las edificaciones más emblemáticas de la ciudad, el majestuoso Edificio Stephen A. Schwarzman, del estilo arquitectónico Beaux-Arts, ubicado en la Quinta Avenida entre las calles 40 y 42 de Manhattan. Inaugurada el 23 de mayo de 1911, se calcula que el día que abrió al público, recibió entre 30.000 y 50.000 visitantes. Ha sido declarada Monumento Histórico Nacional (1965), incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos (1966), y designada como Monumento Histórico de la Ciudad de Nueva York (1967).
Una famosa pareja de leones de mármol, Patience and Fortitude, Paciencia y Fortaleza, dan la bienvenida a ambos lados de la escalinata de la entrada principal. Han recibido varios nombres a lo largo de las décadas entre ellos Leo Astor y Leo Lenox, en honor a sus benefactores. Fue el alcalde Fiorello LaGuardia quien, durante la depresión de la década de 1930, los llamó Paciencia y Fortaleza, cualidades que creía ayudarían a los neoyorquinos a sobrevivir la crisis. Esos nombres y su significado siguen vigentes en la actualidad. Como tributo a su popularidad, la Biblioteca los adoptó como mascotas y emblema.
En el sitio elegido para la nueva biblioteca se encontraba originalmente un cementerio para indigentes; años más tarde, durante la Revolución Americana, tuvo lugar ahí una importante batalla dirigida por George Washington y, a mediados del siglo XIX, se encontraba el embalse Croton, también conocido como el embalse Murray Hill, un lago artificial de 4 hectáreas (40,000 m²) que suministró el agua potable a la ciudad durante el siglo XIX.
El diseño del edificio se eligió en una competencia abierta donde participaron los arquitectos más destacados de la ciudad. Pero el equipo ganador, una firma relativamente desconocida, estaba conformado por John Carrère y Thomas Hastings, los concursantes más jóvenes y menos experimentados con su propuesta de la estructura de mármol más grande jamás intentada en los Estados Unidos.
Seguramente ni en sus más ambiciosos sueños pudieron vislumbrar el alcance de su iniciativa. Hoy en día, la NYPL es parte vital del tejido intelectual de la vida de la ciudad y brinda mucho más que libros y materiales gratuitos. Anualmente ofrece exposiciones y programas de entrada libre para usuarios de todas las edades, juega un papel clave en el cierre de la brecha digital, especialmente para quienes no tienen acceso a Internet en casa y también apoya a inmigrantes con clases de alfabetización e idioma inglés. Usuarios de todo el mundo pueden explorar en línea las colecciones de la biblioteca, descargar libros electrónicos y artículos digitales. Su sitio web recibe alrededor de 32 millones de visitas anuales de más de 200 países.
La biblioteca se ha usado, también, como escenario recurrente en el cine. Aparece en los Cazafantasmas (Ghostbusters), El Día de Mañana (The Day After Tomorrow) y Desayuno con Diamantes (Breakfast at Tiffany’s), así como en series como Sexo en Nueva York o Seinfield.
En el abanico de los lugares y espacios culturales que me encanta visitar, junto a los museos, las exposiciones y las galerías de arte, están las bibliotecas. Pocas veces, un solo sitio reúne estas categorías, como la NYPL con la Exhibición Polonsky de los Tesoros de la Biblioteca Pública de Nueva York (Polonsky Exhibition of The NYPL’s Treasures) que tuve la fortuna de visitar. A lo largo de sus 127 años de vida la Biblioteca ha visto crecer una colección de más de 56 millones de los más variados objetos que se presentan por primera el público.
La NYPL es parte vital del tejido intelectual de la vida de la ciudad y brinda mucho más que libros y materiales gratuitos. Anualmente ofrece exposiciones y programas de entrada libre para usuarios de todas las edades y juega un papel clave en el cierre de la brecha digital. Su sitio web recibe alrededor de 32 millones de visitas anuales de más de 200 países.
Fue la promesa de encontrar al verdadero Winnie the Pooh, el oso de peluche que Christopher Robin recibió en su primer cumpleaños junto a sus amigos, personajes creados por su padre A.A. Milne, la que me llevó a ver esta exposición. Entre los tesoros de la infancia se encuentran también el paraguas en que se inspiró P.L. Travers para su personaje Mary Poppins, Ilustraciones originales de William Wallace Denslow para El mago de Oz, de John Tenniel para Alicia en el País de las Maravillas y el famoso óleo de Robin Hood por N.C. Wyeth
Hay, por supuesto, libros asombrosos, como “Birds of America” de John James Audubon, el libro más grande de la colección y uno de los más grandes jamás impresos: su gran formato corresponde a su alcance, pues su autor buscó representar todas las aves de América del Norte de tamaño natural, y 12 miniaturas con ilustraciones coloreadas a mano dentro de un raro tesoro, El Cofre de la Muñeca, (The Doll’s Casket, John Marshall Londres:, ca. 1810). De Jerome Robbins, famoso coreógrafo estadounidense, su Diario, Vol 5 -1973 del proyecto “los diarios”, una serie de 24 cuadernos japoneses desplegables en acordeón con collages, diarios de viaje, bocetos, poemas, sueños, flores prensadas y más, reflejo de su estilo visual, sentido del humor, preocupaciones y actividades.
Entre los documentos únicos, como la copia manuscrita de la Declaración de Independencia de Thomas Jefferson, la Declaración de la Independencia de México, el guión para la producción pre – Broadway de “A streetcar named Desire”, “Un tranvía llamado Deseo” de Tennessee Williams (1911-1983), el manuscrito de la Sinfonía n.° 32 en sol mayor, K. 318 de Wolfgang Amadeus Mozart (1779), el boceto para el “Trío del Archiduque” para piano en si bemol mayor, Op. 97 de Ludwig van Beethoven (ca. 1770–1827) y una factura de venta expedida a Adam, un hombre negro liberado, por la compra de su hija Jenny – 1778, un pequeño trozo de papel de enorme significado… la bajeza de la institución de la esclavitud… el amor de un padre a su hija a través del regalo más preciado: la libertad.
En la extensa sección dedicada a la Representación – el mundo de las artes, la música, el teatro, el cine, el vestuario – encontramos carteles de la diva francesa Sarah Bernhardt, una especie de primera superestrella mundial (S XIX – XX ) en sus papeles de Hamlet y Lorenzaccio, por el artista checo Alphonse Mucha, conocido como el padre del Art Nouveau; a su lado, un Collage de Ken Burgess, artista de la contracultura, para “The Madness of Lady Bright” de Lanford Wilson, una de las primeras obras con un hombre gay como personaje real y no como caricatura o figura ridícula que se presentó́ en Cino, lugar de nacimiento del teatro Off-Off-Broadway.
Los diseños del vestuario de Tevye y sus hijas para la producción de Broadway de El Violinista en el Tejado (Fiddler on the Roof), de la diseñadora Patricia Zipprodt, que capturan la alegría de las bodas y los nacimientos y la tragedia de vivir en una cultura opresiva y antisemita; un mechón de cabello de Beethoven al momento de su muerte, costumbre de la época de cortar y guardar hebras de cabello de seres queridos y celebridades como recuerdo y el vestido usado por Loie Fuller, quien inspiró a artistas como el escultor Auguste Rodin, el poeta W.B. Yeats y a Isadora Duncan, creadora de la danza moderna, en un baile de 1925 al ritmo de La Mer (El mar) de Claude Debussy en una interpretación que involucraba una escalera y metros de seda, haciendo que todo el escenario entero se moviera como las olas del océano.
El Gramophone de Emile Berliner, inventado y patentado en 1887, en la época en que Thomas Edison había acaparado el mercado de la grabación y reproducción de sonido con sus cilindros y reproductores de cilindros y
Pero ¿qué tienen en común estos objetos, un oso de peluche, un rizo de Beethoven, y un vestido de teatro para hacer parte de esta exhibición? Cada uno tiene algo que contar y juntos narran del transitar de gentes, lugares y momentos a lo largo de más de 4,000 años de la historia de la humanidad.
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Un comentario
I have a question from Mexico City… the original Nican mopohua manuscript is in that library… do you have any idea how it got there… thanks