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Edición
33

Santa Cruz de Mompox: Fotografía, Arquitectura y Poesía

Miami
La historia de una ciudad ribereña estancada en el tiempo, captura el encanto colonial y el embrujo de su Boga Ausente.

Silvia Patiño

Mompox es sinónimo de arquitectura colonial, de paisaje ribereño, de atardeceres calurosos, de personajes de paso, de viejos tiempos. Su historia quedó plasmada en la tradición oral de sus habitantes, en los testimonios de los viajeros que navegaron por el río Magdalena cuando este era la única vía para llegar al interior y en el importante legado de poetas y escritores quienes, inspirados en la vida y el entorno de esta provincia norteña de Colombia, dejaron un importante acervo documental.

Sylvia Patiño, editora, fotógrafa e investigadora combina hermosas imágenes de Mompox de su autoría, narraciones de viajeros de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y la importante obra del precursor de la poesía negra en América, Candelario Obeso.

Atraída por su legado arquitectónico y su riqueza histórica, Sylvia Patiño, editora, fotógrafa e investigadora, publica el libro Santa Cruz de Mompox, Patrimonio de la Humanidad, Poesía y Arquitectura-Candelario Obeso, Cantos Populares de mi Tierra, en el que combina hermosas imágenes de Mompox de su autoría, narraciones de viajeros de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y la importante obra del precursor de la poesía negra en América, Candelario Obeso (1849-1884). Fotografía, arquitectura y poesía producen, en palabras de Patiño, “un canto a tres voces” dedicado a esta población sin igual y al mismo tiempo representativa de la idiosincrasia caribeña.

Mompox Silvia Patiño

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Fundada en 1540 por Alonso de Heredia y Juan de Santa Cruz, la población lleva el nombre del Cacique Mompoj quien gobernaba la zona a la llegada de los españoles.[1]  Durante la Colonia, Santa Cruz de Mompox fue paso obligado para quienes se movilizaron por vía fluvial entre las ciudades de la costa y el interior del país. Su condición de puerto ribereño en la única vía que conectaba Santa Fe de Bogotá con Santa Marta y Cartagena estimuló su desarrollo como centro comercial. Durante la campaña libertadora fue la primera población de la Nueva Granada en proclamar su libertad de España .

el libro recopila una valiosa colección de fotografías originales: vistas de la ribera del río enmarcadas por los arcos coloniales de las estructuras que la bordean, plazas vacías  iluminadas por el despuntar del sol,  balcones ornados con elaboradas rejas y fachadas de iglesias que dominan el paisaje urbano del centro histórico…

En aquella época, como lo menciona Gabriel García Márquez en su novela El General en su Laberinto, Mompox era “sólo tres calles paralelas al río, anchas, rectas, polvorientas, con casas de un solo piso de grandes ventanas, en las cuales prosperaron dos condes y tres marquesas.”[2] La población siguió creciendo y se convirtió en un próspero centro comercial y orfebre hasta que, a principios del siglo XX, la acumulación de sedimentos desvió el cauce del río Magdalena hacia el Brazo de la Loba. Al mermar el caudal del Brazo de Mompox la población perdió importancia y quedó, de alguna forma, “estancada en el tiempo.”

Con un diseño impecable, el libro recopila una valiosa colección de fotografías originales: vistas de la ribera del río enmarcadas por los arcos coloniales de las estructuras que la bordean, plazas vacías  iluminadas por el despuntar del sol,  balcones ornados con elaboradas rejas y fachadas de iglesias que dominan el paisaje urbano del centro histórico, proclamado Monumento Nacional por el gobierno colombiano (1959) y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (1995). Como lo indica Patiño, “la arquitectura colonial de Santa Cruz de Mompox, se caracteriza por la austeridad, solidez y recorridos, sombras y penumbras. Por las inmensas ventanas se filtra la luz intensa y las varias capas y tonalidades de los muros encalados por cientos de años recobran la textura y el tiempo.”[3]

Entre las imágenes de plazas, edificaciones, calles desoladas y paisajes ribereños, Patiño incluye algunas fotografías en las que los habitantes se camuflan con el entorno…

Entre los monumentos arquitectónicos se destaca la iglesia de Santa Bárbara, una edificación estilo barroco en la que sobresale la torre, bellamente decorada, construida como una estructura independiente, formada por una planta octogonal inscrita en un óvalo. Entre las imágenes de plazas, edificaciones, calles desoladas y paisajes ribereños, Patiño incluye algunas fotografías en las que los habitantes se camuflan con el entorno: una pareja de niños descansa a la orilla del río al caer la tarde, un hombre circula en carro de mula, un personaje reposa en una mecedora acompañado por un niño, una mujer cose sentada al lado de una base para filtros de agua, hombres, mujeres y niños cargan pailas y bultos sobre sus cabezas y hombres circulan por las calles empedradas en bicicleta.  Los tonos de piel y los rasgos físicos recuerdan a sus ancestros, grupos indígenas y esclavos africanos forzados a trabajar la minería y a propulsar los champanes que, por décadas, transportaron pasajeros y mercancía por el inhóspito río Magdalena.

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Fueron estos bogas los que precisamente inspiraron uno de los poemas más conocidos de Candelario Obeso, Canción del Boga Ausente, en el que, en palabras de Juan Zapata Olivella, “da a la poesía su propia voz y con ella la voz de las negredumbres; poderosa voz resonante que va mas allá de las amarguras y los pesares”.[4]

Obeso fue el único escritor de origen colombiano incluido en esta importante publicación, que marcó el inicio de un nuevo espacio literario, que se destacó por reconocer el aporte africano en las letras latinoamericanas…

Candelario Obeso fue un personaje sui generis. Nacido en Mompox el 12 de enero de 1849, de familia afroamericana y de origen humilde, logró ocupar  un lugar distinguido en el campo de la enseñanza y en la vida pública de Mompox gracias a su participación en las filas del ejército republicano. En 1887 publicó por primera vez Cantos populares de mi tierra (Bogotá: Imprenta de Borda). Según Juan Gustavo Cobo Borda, “era un lenguaje, mas que escrito, balbuceado y cantado, en la áspera tonada de la gente descalza, ducha del anzuelo y la peinilla, y las astucias de los animales del monte y río. Siempre con la ensoñación romántica, a flor de labios. Solo que ese romanticismo también dejaba traslucir la discriminación y la injusticia. El trágico amor, frustrado por los prejuicios raciales y las desigualdades económicas.”[5] Fue precisamente su desilusión y su frustración por las diferencias sociales y los prejuicios raciales las que lo llevaron a suicidarse el 3 de julio de 1884. Su obra Cantos de mi Tierra fue publicada en la antología Mapa de la poesía negra americana de Emilio Ballagas (Buenos Aires: Editorial Pleamar, 1946). Obeso fue el único escritor de origen colombiano incluido en esta importante publicación, que marcó el inicio de un nuevo espacio literario, que se destacó por reconocer el aporte africano en las letras latinoamericanas y que incluyó, además, textos de Nicolás Guillen, Manuel del Cabral y Luis Pales Matos, entre otros.

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Más de un siglo después de su muerte, Sylvia Patiño redescubre su legado y lo da a conocer por primera vez en inglés gracias a la traducción realizada por José Spitzer Uribe. Fotografía, arquitectura y poesía se combinan en esta maravillosa publicación que celebra las raíces multiétnicas de la costa caribe colombiana. En palabras de Patiño, “Las fotografías son el registro de mi emoción al descubrir al poeta y la arquitectura en un deambular por sus calles y la intimidad de las casas. Y en ese orden están como una bitácora de viaje. Ya añoraba Isaac Holton en 1855 la cámara fotográfica en su paso por Mompox: ‘Como me habría gustado haber tenido manera de registrarlo, utilizando algún método similar al proceso fotográfico, que por su exactitud obligara a creer hasta al mas incrédulo.’”[6]

 



[1] Existe una discrepancia en la fecha de fundación de Santa Cruz de Mompox. Algunos historiadores sugieren que fue fundada en 1537 por don Juan Quintero de Heredia y otros que fue fundada en 1540 por Alonso de Heredia y Juan de Santa Cruz.

[2] Citado por Sylvia Patiño, Santa Cruz de Mompox, Patrimonio de la Humanidad, Poesía y Arquitectura-Candelario Obeso, Cantos Populares de mi Tierra (Cali: editorSPatiño, 2009), 23

[3] Sylvia Patiño, solapa posterior.

[4] Juan Zapata Olivella, “Candelario Obeso”, en Sylvia Patiño, 25.

[5] Juan Gustavo Cobo Borda, “Una Voz que Renace”, en Sylvia Patiño, 23.

[6] Sylvia Patiño, solapa posterior.

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