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El momento actual de la arquitectura, no deja percibir una tendencia única o un estilo que caracterice los edificios. Esto puede indicar una etapa de transición donde se están decantando, no sólo los valores de la época social y económica que estamos viviendo, sino un nuevo pensamiento.
El momento actual de la arquitectura, donde no se percibe una tendencia única o un estilo que caracterice los edificios. Esto puede indicar una etapa de transición donde se están decantando, no sólo los valores de la época social y económica que estamos viviendo, sino un nuevo pensamiento. Los avances tecnológicos que ofrecen las computadoras para el diseño y la expresión, así como el desarrollo exponencial del tipo de medios de información con los que cuenta el estudiante de arquitectura de hoy, son los elementos que inciden en este nuevo pensamiento.
Hasta los años ´70 y principio de los ´80 el paradigma de la arquitectura moderna de que «la forma sigue a la función», generó en las escuelas de arquitectura una manera de enfocar los problemas de diseño, dándole prioridad a las actividades que se realizan en las edificaciones. El protagonista principal era el espacio, el cual debería ser adecuado para que las funciones previstas se realicen dentro de los parámetros de confort establecidos.
Arquitectos como Alvar Aalto, Frank Lloyd Wright y Le Corbusier, generaron, dentro de ese paradigma, respuestas diferentes en las edificaciones utilizando vocabularios formales propios que crearon corrientes o estilos con personalidad reconocible, aceptada y difundida por muchos arquitectos.
Las escuelas de arquitectura de esa época enfatizaban, no sólo los aspectos espaciales, sino con igual peso, los ambientales, constructivos y de inversión.
La aproximación a la generación de ideas se apoyaba:
1- Por el lado de los estilos cognitivos en un pensamiento serialista, convergente y dependiente del contexto, en el cual el programa arquitectónico se transformaba en un esquema de zonificación, el cual posteriormente se especializaba. Las formas arquitectónicas dependían de su contenido (función, actividades, mobiliario) y en buen número de casos esa correspondencia era evidente.
Se puede reconocer un edificio de esa época por sus cerramientos, por el tratamiento del control solar en sus fachadas, por los materiales diversos de procedencia local y por la tipología de sus aberturas.
2- Por el lado de los modelos usados, tanto para dibujar como para diseñar, los alumnos diseñaban a partir de croquis, que a medida que avanzaba el diseño se transformaban en anteproyectos o proyectos.
El dibujo a mano suelta, o a regla y escuadra, así como las maquetas en distintos materiales, eran los modelos más usados para constatar y representar las opciones.
Esa actividad requería del estudiante una cierta experticia en habilidades de dibujo y de visualización espacial, a fin de plasmar las ideas y trasmitirlas a otros, en especial al profesor. La geometría descriptiva era importante porque desarrollaba la comprensión tridimensional (espacial) de los objetos y de las formas.
Eso, indudablemente ha cambiado. La generación que estudia arquitectura hoy, tiene una experiencia vivencial muy diferente a la de los años ´70. Desde niños, manejan aparatos tipo Nintendo y computadoras, lo cual los lleva a desarrollar nuevas habilidades dentro del campo motor, perceptual y de pensamiento. Su respuesta a las situaciones de diseño son más rápidas y con vocabularios espaciales que cambian casi a diario con el bombardeo de juegos y películas de ciencia ficción.
La generación de formas e imágenes a partir de las operaciones que permiten los programas de dibujo y diseño por computadoras -rotar, deformar, repetir, ampliar, penetrar…etc.- permiten producir, a partir de un volumen primario, cualquier variedad de formas que imaginárselas en su interior es una tarea casi imposible, aún para arquitectos de experiencia.
Creo que estas variables están generando un cambio en el énfasis de las edificaciones y es que el protagonista principal pasa a ser la forma y no el espacio.
Creo que estas variables están generando un cambio en el énfasis de las edificaciones y es que el protagonista principal pasa a ser la forma y no el espacio. Esto se evidencia en las correcciones de los trabajos y tesis de diseño donde aspectos funcionales, constructivos y ambientales se supeditan a los aspectos formales. El generar una edificación cuya forma sea lo suficientemente interesante como para estimular positivamente (o no) al observador, es uno de los objetivos importantes. Una vez definida la forma, ubicar las actividades dentro de ella es parte de un proceso que, casi con certeza, permitirá ubicar razonablemente los componentes del programa.
Me da la impresión de que esto está conduciendo a un cambio en el desarrollo de los estilos cognitivos. Así, el proceso implica ser más globalista, (visión anticipada de la forma de la edificación), que serialista, (acomodo de las actividades dentro de esa forma).
Igualmente más divergente, ya que el muestreo de posibles formas para la edificación, por computadora, amplía enormemente el campo de las soluciones.
La consecuencia inmediata es un enriquecimiento del lenguaje espacial en sus tres componentes:
1- A nivel de vocabulario, la cantidad y variedad de imágenes posibles no tienen límite, ya que surgen por múltiples comandos en los programas de diseño por computadoras.
2- A nivel de articulación de componentes (gramática espacial), aunque las operaciones son las mismas, la rapidez con que se pueden realizar y su visualización inmediata, permite experimentar con más opciones y en consecuencia poder evaluar aquellas que ofrezcan los mejores resultados.
3- A nivel de significado, la variedad de formas resultantes es tan grande, y en muchos casos tan novedosas, que algunos valores relacionados a la estética y al carácter (potencia, función, estilo, atributos) tienden a ser aceptados con menos resistencia.
Así, las obras de Frank Gehry, se entienden, se toleran y se disfrutan más hoy que hace 10 años.
Los materiales han cambiado: el acero, el aluminio, el titanio y el vidrio son los más usados en la mayor parte de las edificaciones que se ven en las revistas de arquitectura de todo el mundo. Es muy difícil diferenciar un edificio construido en Nueva York, Sydney, México, Hong Kong, Barcelona.
Es este proceso positivo, o traerá consecuencias no deseadas en las edificaciones que se construirán en los próximos años? Estamos avanzando hacia un nuevo estilo en la Arquitectura? Qué tan listos estamos como usuarios, para aceptar esos cambios?
Es este proceso positivo, o traerá consecuencias no deseadas en las edificaciones que se construirán en los próximos años? Estamos avanzando hacia un nuevo estilo en la Arquitectura? Qué tan listos estamos como usuarios, para aceptar esos cambios?
Creo que estamos en el comienzo de un proceso cuyas consecuencias aún son imprevisibles y que seguramente afectarán valores tradicionales, tanto en el campo estético como en el funcional, y que a la larga producirá una modificación del lenguaje espacial y en consecuencia de la Arquitectura.
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Un comentario
Muy interesante, ciertamente los cambios en la vida del usuario, el no tener tiempo para disfrutar de un hogar y el vivir en constante aceleración obliga a realizar cambios en los diseños los que junto con la tecnología y domotica nos llevaran a realizar espacios acogedores para el poco tiempo que tendra el usuario de disfrutarlo.