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Edición
28

“Miami es como un esqueleto sobre el cual uno se puede proyectar”. Los espacios urbanos de Adler Guerrier

Miami
La fotografía de un gran artista capta los fenómenos urbanos de Miami
Cortesia del Perez Art Museum Miami y Miami Fine Art

Con motivo de la exposición  Adler Guerrier: Formulating the Plot (Adler Guerrier: Formulando la Trama) que se presenta actualmente en el Pérez Art Museum Miami, y que estará abierta al público hasta el 25 de enero, 2015, Letra Urbana conversó con el artista sobre su trayectoria, su percepción del espacio urbano y la representación del mismo en su obra.[1]

Adler Guerrier  nació y vivió en Haití hasta que cumplió doce años. A partir de ese momento se radicó en Miami. Fue aquí donde cursó los estudios secundarios y universitarios de arquitectura y de arte, en el Miami Dade (Community) College y en New World School of the Arts. Por ser este el lugar donde ha crecido y se ha formado, por ser un buen conocedor de su gente y de sus rincones, Miami es una ciudad que ejerció una gran influencia sobre su obra.

Este ha sido un año de muchas actividades y logros para este artista, especialmente en el plano profesional, que culmina con una retrospectiva en el PAMM.

¿Cúal fue la influencia que ha ejercido Miami en su desarrollo como artista?

Desde el principio de mi carrera las ciudades me interesaron como tema, entre otras cosas porque considero que son un importante punto de entrada. Me interesa entender lo que significa vivir en una ciudad que puede ser reclamada por mucha gente.

Veo a Miami como un sitio en el cual, por su carácter joven, se pueden construir mundos fantásticos como lo hicieron en Opa-locka.

En especial, me pregunto qué puede llegar a ser un inmigrante en Miami, sobre todo cuando, como, en mi caso, se está tan cerca de donde uno proviene originalmente. Me interesan las cosas que crean un estilo de vida. Considero que Miami es una ciudad compleja. Es muy distinta a las grandes ciudades como Nueva York, Londres, París o Berlín. Si bien carece de muchas cosas, ofrece ventajas como los espacios abiertos, la libertad y la posibilidad de desarrollar distintas ideas. Es como un esqueleto sobre el cual uno se puede proyectar. Veo a Miami como un sitio en el cual, por su carácter joven, se pueden construir mundos fantásticos como lo hicieron en Opa-locka.[2] También se pueden mencionar ejemplos más recientes. Aún hay suficiente espacio para comenzar proyectos desde cero, sin estar limitados por estructuras pre-existentes. Además, tiene la ventaja de tener un lenguaje vernáculo. Yo veo la ciudad como un gran escenario en el cual se producen ideas y desde esa perspectiva, Miami es grande.

Hablemos del análisis de la fotografía como documento histórico. Me parece muy interesante como usted utiliza este medio para ver, interpretar y hasta cierto punto documentar la vida en la ciudad.

Me gusta la fotografía y la utilizo precisamente para documentar. Es la herramienta perfecta. Los seres humanos estamos obsesionados con las imágenes. Para el artista la fotografía es magnífica pues permite tratar las imágenes como si fueran textos. Paralelamente a su carácter creativo, la fotografía tiene su propio potencial pues permite múltiples interpretaciones. El fotógrafo está presente en la imagen que capta el lente, así no aparezca retratado. La muestra del PAMM comienza con la serie del Flâneur, que corresponde a un fenómeno muy urbano. Hay seres humanos en las aldeas, en los pueblos, pero el flâneur es un habitante urbano. Es el hombre que se pasea por la ciudad, el transeúnte que con su acción solidifica un aspecto importante del entorno urbano pues define como se está formado, conoce sus “puntos dulces” y de alguna manera lo representa. 

La secuencia crea un texto, una referencia que incluso puede estar fuera de la imagen.

Las imágenes son una herramienta que nos permite aprender lo que uno es.  En el caso de mi obra, el flâneur es una estrategia para documentar la ciudad. En esta serie, la fotografía es una buena herramienta que me permite documentar lugares reales. Me gusta manipularlas en el sentido que utilizo secuencias de imágenes para crear historias. Más que utilizar la imagen como documento, me interesa su potencial narrativo y por ello edito las imágenes para que se adapten a ese propósito. La secuencia crea un texto, una referencia que incluso puede estar fuera de la imagen. De alguna manera las películas de Hollywood hacen algo similar cuando graban en un sitio para representar otro por razones de producción. En el marco de la obra eso es aceptable y por eso es una de las formas que utilizo. Lo mismo puede decirse de la pintura paisajista. El paisaje es un lugar que proyecta un ideal y retoma una realidad que tiene una conexión histórica. Hay un énfasis en el lugar, en lo geográfico. A mí me interesa más la proyección del lenguaje, hacer referencia a los marcadores que existen en ese paisaje y que pueden ser culturales o comunitarios. Las referencias arquitectónicas son significativas para quienes las reconocen y adquieren un significado mayor cuando se estratifican y se combinan con otras fotografías o dibujos.

La referencia a Miami es bastante clara, especialmente en lo que a esos marcadores arquitectónicos se refiere.

Yo vivo en Miami, conozco Miami. El perfil público de una ciudad es muy distinto al del sitio en que uno vive. El escritor Edmond White, quien vivió en Francia algún tiempo, habla del personaje que deambula por las calles de Paris. 

muestro las calles quinta o sexta, no la calle Flagler; fotografío la calle Meridian, no la Avenida Collins. Evalúo la textura del sitio, el significado, lo que es verdadero para el vecindario.

El “flâneur” define de alguna manera su barrio, el pequeño “arrondissement” que constituye una micro-localidad por su especificidad y por su propio movimiento. Esto es totalmente verídico en mi obra. Yo muestro las calles quinta o sexta, no la calle Flagler; fotografío la calle Meridian, no la Avenida Collins. Evalúo la textura del sitio, el significado, lo que es verdadero para el vecindario. Escapo de lo monumental que en últimas sirve a un poder más amplio. De alguna forma, vivir entonces se convierte en un testimonio del tiempo y de las distintas vidas que han pasado por un muro específico. En Miami, una familia puede vivir en un mismo sitio cuarenta años y otro sitio puede albergar una familia distinta cada año. Los vecindarios cambian de identidad. Un barrio considerado cubano hace algunos años puede no serlo hoy en día, por la llegada de nuevos inmigrantes. La inmigración es un aspecto fundamental en la realidad de Miami.  Volviendo al tema de los espacios, huyo de los sitios monumentales, de los que aparecen en los folletos turísticos, los evito conscientemente. Prefiero los lugares fuera de lo común. Me interesan esas otras realidades diarias y ser su vocero. Por ejemplo, en la exhibición del PAMM hay obras que resaltan los detalles geométricos de edificios de los años cuarentas y cincuentas. Me interesan su aspecto decorativo y su lenguaje arquitectónico. También me interesa el hecho que esos detalles son parte de la historia de la gente. Son bloques de concreto que hacen parte del diseño y del paisaje, pero también de la vida de quienes los habitan. Esos elementos hacen parte de un lenguaje público y encontrado. Me interesa realizar obras sobre las “capas” de la ciudad y establecer conexiones utilizando un lenguaje más abstracto.

La exposición del PAMM incluye una obra en la que aparece una fotografía enmarcada de un follaje verde, colgada sobre un mural de un follaje impreso en blanco y negro. La instalación, compuesta por Verde es el color de mi espacio cotidiano, pero escucho marrón (2003) y Sin título (Galloway Hibiscus) (2014), es una clara referencia al paisaje y a la naturaleza tropical que también hacen parte del espacio urbano de Miami.

La fotografía del follaje verde fue tomada en el 2003 en el jardín de la casa donde residía en ese entonces.

Son bloques de concreto que hacen parte del diseño y del paisaje, pero también de la vida de quienes los habitan.

Hizo parte de una obra que presenté en Miami Art Central en la exposición 10 Floridians junto con otras siete fotografías y un audio. Eran dos paredes de un verde abstracto. Esa pieza me gustó mucho. La idea era escenificar la gran ciudad en un jardín. Era una referencia al paraíso sur floridano. Aquí cada uno puede tener su propia palmera. En esta nueva pieza, utilizo otra vez la fotografía del follaje verde pero para analizar otro aspecto: el espacio personal. Ese jardín en el que se escuchan cantar los pájaros en la mañana, en el que se siembran árboles frutales o se descansa bajo la sombra. Ese jardín es igual en Coral Gables, South Miami o  Liberty City. Al contrastar el verde con la imagen en blanco y negro pretendo hacer énfasis en los límites que existen a nivel geográfico, social y político. Hay claras diferencias entre lo público y lo privado. Lo que limita es precisamente la línea de propiedad, la que además nos protege del ojo público.

En esta obra las imágenes conversan entre ellas.

Ese es el  objetivo. Como usar esas dos imágenes para que hablen más allá de la casa, del jardín. Juntas simbolizan la gran experiencia sur floridana: por un lado el verde y por el otro una realidad baja de tono. Juego con ambas piezas para mostrar precisamente que Miami es especial, no por su grandeza, por su lujo, por su comercialización, sino porque el día a día es muy humano. Veo la ciudad como un jardín, la contemplo y me siento a gusto, en paz.

 


[1] Esta entrevista fue realizada en inglés y traducida por la autora.

[2] La ciudad de Opa-locka, en el condado Miami-Dade, fue fundada en 1926 por Glenn Curtiss y construida en un estilo morisco inspirado en las historias de Las Mil y Una Noches.

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