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…Leer nos proporciona las más extraordinarias aventuras sin necesidad de salir de casa. La mayor es abrir el baúl de tesoros del lenguaje, que nos permite construir mundos y habitarlos, comprendernos y comprender. Pero estas explicaciones son sin duda demasiado abstractas para un chico de nueve años. Comparto la convicción de Daniel Pennac (2): se aprende a disfrutar de la lectura leyendo. Hay que elegir buenos libros y darlos a leer. La experiencia lleva en sí su propia seducción.
María Rosa Lojo
Ser Lectores…
Para algunos nada podrá reemplazar la sensación de sostener un libro en las manos, hojearlo, pasar sus páginas y disfrutar de las imágenes, como aquellas imborrables de los cuentos infantiles. Pero aunque el soporte esté cambiando y seamos testigos de cómo las obras en formato digital están reemplazando a los textos impresos, la relación del lector con la palabra escrita parece ser inmune a esta transformación; la gente sigue sintiendo la misma necesidad de contar una historia, de compartir un dato, de aprender algo nuevo. De modo que los lectores siguen leyendo y los escritores, escribiendo.
Diversas investigaciones demuestran que si un niño se forma como lector autónomo y crítico alcanza un mejor desarrollo en sus procesos de pensamiento, adquiere el manejo de estructuras lingüísticas más complejas y elaboradas, se expresa mejor, aguza la atención y la observación, y amplía continuamente sus esquemas cognitivos y afectivos . Pero, nuestro mundo tan tecnológicamente avanzado y globalizado, ¿exige aún lectores? Y en todo caso, ¿qué es un buen lector? Buscando dar respuesta a estos y otros interrogantes, Letra Urbana tuvo oportunidad de recoger la opinión de padres de familia, maestros, escritores, bibliotecarios, libreros, editores y promotores de lectura sobre este importante tema.
¿Cómo podemos lograr, en nuestra cultura cibernética, que la lectura se convierta en prioridad para nuestros niños y jóvenes? Esta es una pregunta que se vienen haciendo muchos profesionales relacionados a la enseñanza y las letras.
Ahora bien, no podemos dejar de maravillarnos ante las nuevas tecnologías y sus avances, que entre muchas otras cosas, nos permiten, literalmente, sostener un estante de libros en la palma de nuestra mano. Pero, la lectura como actividad recreativa en el mundo de hoy ¿cómo rivaliza con los computadores personales, las redes sociales y los recursos audiovisuales: Internet, ebooks, programas de TV, video juegos?
La profesora Inés Verbel-Hernández reconoce que es muy difícil competir con todos los recursos modernos que niños y adultos encuentran en línea. El 90% de sus estudiantes han optado por comprar el e-book aún teniendo la posibilidad de obtener cualquiera de los dos, el real o el electrónico. Este último les resulta más conveniente puesto que con sólo prender sus computadoras ya lo tienen a su disposición. ¿Quién puede superar eso? Sus dos hijos pequeños, de seis y tres todavía llevan libros “de verdad” a su casa para leer. Para ella, es en la adolescencia cuando comienzan a cambiar por libros electrónicos y otros recursos en línea.
Otros como Fanuel Hanán Díaz crítico e investigador literario venezolano, encuentran en las nuevas tecnologías un aliado para promover la lectura y la escritura. Fanuel considera, por ejemplo, que las aplicaciones del Ipad son tan atractivas que tentarán a muchos lectores a acercarse a los libros desde lo visual y la interactividad, y que “(…) estamos asistiendo a cambios de formatos, pero no al abandono de la lectura y la escritura. Y así como los antiguos papiros se sustituyeron por pergaminos, o de la misma manera que las inscripciones romanas dejaron paso a una escritura puntuada en los códices miniados, estos nuevos formatos cambiarán la forma de leer”.
Dada la opción, es probable que la mayoría de los niños elijan un sistema electrónico como video juego, tv, etc y no un libro. Son los padres quienes deben fomentar el equilibrio de la lectura con la electrónica. “Mi hijo no tiene permiso para jugar videojuegos durante la semana, pero puede leer toda la noche si lo desea” afirma Becky Quiroga Curtis .
Para Jordi Sierra estas nuevas tecnologías no representan una amenaza y recuerda que cuando tenía 14 o 15 años su padre compró el primer televisor y en aquellos días se decía que eso mataría la lectura. “Yo seguí leyendo libros compulsivamente, leer me salvó la vida. Es cierto que cada vez hay más y más competencia, por eso hay que resistir. Pero el libro se defiende bien solo.”
Por su parte, Christina Diaz-Gonzalez considera que en nuestra sociedad acelerada puede resultar difícil conseguir que los chicos se sienten en silencio con un libro, pero cuando un niño descubre una historia que libera su imaginación, es difícil hacer que cierre el libro y se vaya a la cama a dormir.
La lectura sigue siendo tan vigente hoy como ayer. Sin embargo, los padres y maestros están inquietos porque los niños y jóvenes no leen, una preocupación no exclusiva de estos tiempos pero que hoy se ve agravada por la cultura digital que distrae y ofrece demasiadas alternativas. Esto nos lleva a cuestionar cómo atraer a los niños y jóvenes del Siglo XXI a la lectura y en qué radica la importancia de leer en la configuración de este nuevo universo.
Es posible que la disputa se torne desigual y que la desventaja radique más en los contenidos que en la forma de presentarlos; por ejemplo encontramos películas excelentes, pero también de mala calidad. Lo mismo ocurre con los libros. Tal vez un punto de partida sería no ver una situación de rivalidad con los otros medios, sino más bien, de acciones que se complementan. Rosa Adriana Buriticá Ariza dice “no se pueden seguir buscando estrategias para competir con los aparatos electrónicos, pues hacen parte de la realidad… el reto es hacer de la lectura (en cualquier soporte) algo viable”. Los buenos libros se pueden alimentar de estos soportes, interactuar con ellos, siempre y cuando el buen mediador o promotor busque los recursos adecuados y ponga la lectura como principal protagonista. Esta es precisamente, parte de la labor de los animadores de la lectura.
Por lo general, cuando nos referimos a la lectura, casi de inmediato pensamos en un texto escrito. En realidad, desde nuestro nacimiento, mucho antes del lenguaje estructurado, los seres humanos aprendemos a “leer” diversos olores y sabores, la temperatura, el lenguaje corporal y los gestos de quienes nos rodean, en una forma natural. Nuestros sentidos oído, tacto, gusto, olfato, visión, nos permiten comprender el mundo y relacionarnos con él.
…los padres y maestros están inquietos porque los niños y jóvenes no leen, una preocupación no exclusiva de estos tiempos pero que hoy se ve agravada por la cultura digital que distrae y ofrece demasiadas alternativas. Esto nos lleva a cuestionar cómo atraer a los niños y jóvenes del Siglo XXI a la lectura y en qué radica la importancia de leer en la configuración de este nuevo universo.
Leer no es simplemente descifrar signos escritos a partir de su reconocimiento visual. El acto lector es un proceso mental altamente estructurado y complejo de interpretación y construcción de significados. Sin tener plena conciencia de ello, el lector interactúa con el texto, identifica letras, visualiza palabras como un todo unido a frases, ideas y conceptos; apela a su acervo personal para encontrar similitudes y referentes inmediatos. .
Según Aurora Díaz Plaja , bibliotecaria y escritora catalana que se dedica a la literatura infantil y juvenil, leer “es un acto voluntario por medio del cual el lector extrae de la frialdad tipográfica de las páginas de un libro, la realidad de un mundo vivo, pleno de imágenes, ideas, sensaciones y hechos…. y donde la forma descrita mediante letras impresas…, toma cuerpo de tres dimensiones, adquiere movimiento, emite sonidos, e incluso, exhala perfume.”
El libro es un instrumento de goce intelectual, una valiosa herramienta de estudio y trabajo, y un medio de conservar el patrimonio cultural de nuestra civilización , El reto de formar lectores, más allá del éxito académico o los indicadores numéricos, tiene que ver con una concepción de educación sentimental y emocional profundamente integrada a la educación intelectual. Tal como lo expresa la escritora y educadora colombiana Yolanda Reyes «la literatura nos permite vivir distintos papeles, experiencias y miradas y ensayar ser muchos otros, bajo la piel de nosotros mismos, nos abre los ojos, el sentimiento y la razón.»
En realidad, desde nuestro nacimiento, mucho antes del lenguaje estructurado, los seres humanos aprendemos a “leer” diversos olores y sabores, la temperatura, el lenguaje corporal y los gestos de quienes nos rodean, en una forma natural.
Lectores y Buenos Lectores
Es aquí donde vale la pena detenerse un momento para reflexionar: ¿qué es lo que caracteriza a un buen lector? ¿Qué es lo que transforma a un lector en un ávido lector?
Para el prolífico escritor español Jordi Sierra I Fabra , «un buen lector es aquél que no se fía de las listas de éxitos, ni de lo que le recomienda el amigo de turno; que entra en las librerías a ver, oler, tocar y sentir los libros y que se lleva uno por instinto, compulsivamente.»
María Rosa Lojo , reconocida escritora argentina, considera que «(…) al hablar de buen lector podemos pensar en competencia lectora, en finura perceptiva, en capacidades particulares para discernir y entender mejor lo que se lee, en destreza y entrenamiento. Pero también pienso (y es lo primero que se me viene a la cabeza cuando me hablan de lectura y me remonto a mi encuentro con las letras impresas), en necesidad y placer, un placer que puede ser tan esclavizante como la adicción. Los lectores apasionados no salimos de casa sin un libro en la mochila o el portafolio, así como el que fuma no sale sin el paquete de cigarrillos. Claro que la lectura no tapa las arterias, más bien expande los pulmones y abre la cabeza. Aunque, paradójicamente, grandes novelas, del Quijote a Madame Bovary, nos previenen contra los peligros que acechan al cándido lector(a), vale la pena correr el riesgo.»
En opinión de Christina Diaz-Gonzalez , joven autora cubano-americana, un ávido lector es aquella persona que, después de leer una historia, la saborea por un momento y de inmediato tiene hambre para el próximo libro. Lo comparo con comer papas fritas… una nunca es suficiente.
Desde una perspectiva académica, Rosa Adriana Buriticá Ariza considera que el buen lector es capaz, a través de un ejercicio meta cognitivo, de incorporar conocimientos a partir de un texto y elaborar sus propias construcciones textuales. Pero, como editora de literatura – aclara – «más que en buenos lectores, puedo pensar en lectores apasionados, lectores instrumentales, lectores curiosos, lectores soñadores…»
…un buen lector disfruta la lectura, conversa con el autor y con los personajes a través del texto, se apropia de la historia, reflexiona y encuentra en ella elementos que le permiten crecer.
Abriendo puertas
En general, encontramos que la mayoría de los adultos lectores tuvieron la fortuna de tener experiencias significativas con los libros en su infancia y, de alguna manera, las recrearon con sus propios hijos o con sus alumnos, propiciando que éstos a su vez se conviertan en lectores. Pero cuando no se da el caso de experimentar tempranamente el placer de leer surgen otros interrogantes: ¿Cómo abrir la puerta de entrada a la lectura para un niño o un adolescente? ¿Cómo atraerlos y motivarlos a leer por placer?
En palabras de Becky Quiroga Curtis , encargada de la sección de libros para niños y jóvenes y coordinadora de eventos de Books and Books, la mejor puerta de entrada a la lectura para los más pequeños es, simplemente, leer. (…). La clave para fomentar la lectura es dejar que cada uno escoja lo que le gustaría: artículos de revistas, cómics, novelas gráficas, periódicos… No siempre se tiene que empezar con un clásico de 300 páginas como Mujercitas. Muchos libros han transformado el concepto de la lectura para los niños y los jóvenes. Series como Harry Potter, Diary of a Wimpy Kid y Lightening Thief, permiten sentir que leer es una actividad aceptable, que “está bien leer”, que leer es “cool”.
Cristina Pizarro , presidente de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil, habla de la necesidad de crear espacios de encuentro en un clima de armonía y resalta el valor del juego, la expresión corporal y la música como vías de introducción a la lectura, mientras que la psicopedagoga y promotora de lectura colombiana Liliana Martes Camargo , considera a la lectura en voz alta como puerta de entrada incluso para niños mayores y adolescentes, ya que «al hacerla respetando la historia y con una entonación adecuada les ayuda a interesarse en el texto y les motiva a buscar nuevas historias.»
La clave es permitirles leer y pensar acerca de las historias que acaban de leer. Si disfrutan de lo que leen, hay una mayor probabilidad de que puedan disfrutar de la lectura de otras cosas.
Por su parte Jordi Sierra I Fabra considera que la emoción, la sorpresa, el descubrimiento, son señuelos para interesar a los más chicos. Para un adolescente, es preciso encontrar una novela en la que se vea reflejado, que sea como un espejo. Si la encuentra no renuncierá al hábito lector, porque se habrá dado cuenta de que los libros le ayudan a crecer, a ser más listo, pensar por sí mismo.
«La clave es permitirles leer y pensar acerca de las historias que acaban de leer» – añade Christina Diaz-Gonzalez- «Si disfrutan de lo que leen, hay una mayor probabilidad de que puedan disfrutar de la lectura de otras cosas. Antes de que te des cuenta, pueden incluso atreverse a incursionar en la lectura de la literatura clásica.»
La lectura como prioridad… ¿una tarea posible?
Con frecuencia nos cuestionamos si el mundo hoy sigue necesitando que haya lectores.
Recientes estudios neurocientíficos parecen indicar que los beneficios de leer buena literatura van mucho más allá de lo que siempre se supuso. De acuerdo con Annie Murphy Paul, en un interesante artículo publicado por el New York Times, los investigadores han encontrado que la narrativa activa otras partes del cerebro, además de las consideradas clásicas regiones lingüísticas, como las áreas de Broca y de Wernicke. Los escáneres cerebrales revelan que, al leer descripciones detalladas de olores, texturas o movimientos, se activan las mismas regiones del cerebro que al tener las experiencias reales. Lo mismo ocurre al leer una metáfora evocadora o un intercambio emocional entre los personajes. Al parecer, el cerebro no distingue entre leer acerca de una experiencia y la vivencia real. Los científicos concluyen que, al igual que los simuladores computarizados pueden ayudarnos a enfrentar problemas complejos, como pilotar un avión o predecir el clima, el leer novelas, cuentos y obras de teatro puede ayudarnos a entender las complejidades de la vida social.
Si la lectura se sigue abordando como instrumento a favor del desarrollo de los planes de estudio, el libro se cerrará cuando se cierre la puerta del colegio…
Es muy importante permitir que los niños escojan los materiales de lectura: «Si no es su nivel, o se centra en el sexo opuesto, o parece demasiado infantil, no importa, ¡que lean!», nos dice Becky Quiroga Curtis. Es preciso recordar que, por lo general, los niños hacen lo que hacen sus padres, de modo que si queremos formar lectores reales, es recomendable que los niños vean a sus padres leer libros y crear espacios para disfrutar de la lectura en familia.
Para Rosa Adriana Buriticá Ariza es primordial desligar la lectura de los intereses meramente académicos. «Si la lectura se sigue abordando como instrumento a favor del desarrollo de los planes de estudio, el libro se cerrará cuando se cierre la puerta del colegio, o acaso, ¿cuántos estudiantes toman su cuaderno, maletín u otro implemento escolar fuera del aula de clase sin que haya una tarea de por medio?» Otra realidad inminente -señala – es la influencia del adulto (padres de familia, docentes, bibliotecarios…) como mediador. El adulto debe promover un ambiente enriquecedor, sin tensiones ni intenciones meramente académicas, que permita visualizar el encuentro con el texto escrito como una actividad interesante y divertida.
Si los jóvenes logran encontrar un tema que los cautive, podrán disfrutar como se hace con otras actividades, como ir al cine o practicar un deporte, asevera Alex Correa (15), Presidente de Lectorum Publications. Hay una enorme variedad de temas que pueden interesar a los jóvenes: problemática mundial, artistas de radio y televisión, nuevos descubrimientos, sus equipos deportivos favoritos, estrellas de rock, los pasatiempos, o programas de televisión.
…los niños hacen lo que hacen sus padres, por lo que para hacer un lector real, es importante que los niños vean a sus padres leer libros.
La escuela juega aquí un papel fundamental. Es importante para los maestros avanzar, atreverse, trascender y arriesgarse a hacer preguntas abiertas que reten el intelecto de sus estudiantes para permitirles pensar, opinar, reflexionar sobre su propia experiencia con tal o cual lectura. Alejarse de lo que en inglés se conoce como book reports, esos tradicionales informes que los alumnos deben llenar sobre un libro que han leído, y que frecuentemente se limitan a preguntas cerradas de comprensión lectora. ¿Cómo puede un alumno responder lo que pensaba García Márquez o Edgar Allan Poe al escribir? Estoy convencida que es más importante preguntarle al joven su opinión personal o la emoción que le despertó la historia. «Necesitamos asegurarnos que los maestros tengan la motivación y la formación para sacarle el mejor provecho a tantos libros buenos que se escriben» – concluye Correa.
Es necesario que en las listas de libros recomendados de las escuelas junto a los clásicos se incluyan algunos autores modernos, temas de actualidad y problemáticas que realmente le hablen al estudiante directamente. Los jóvenes hoy quieren saber acerca de su propia realidad, sólo entonces podrán adentrarse en los clásicos y comenzar a entender sobre otras épocas.
Jordi Sierra i Fabra (…): «Es un trabajo generacional, abuelos y padres lectores, maestros que comuniquen el placer de leer, no porque sea una asignatura, que diversifiquen (no a todo el mundo le gusta lo mismo) y, por supuesto, dinamizar las bibliotecas, crear más entidades dedicadas a fomentar la lectura…»
Es necesario que en las listas de libros recomendados de las escuelas junto a los clásicos se incluyan algunos autores modernos, temas de actualidad y problemáticas que realmente le hablen al estudiante directamente. Los jóvenes hoy quieren saber acerca de su propia realidad, sólo entonces podrán adentrarse en los clásicos y comenzar a entender sobre otras épocas.
Estrategias para promover la lectura
Hay diversas actividades y acciones significativas que se pueden realizar para acercar al individuo o a una comunidad a la lectura buscando crear un vínculo y el gusto por leer, promoviendo así la formación de una sociedad lectora. Se les conoce en general como estrategias de promoción y animación de la lectura.
En una sociedad compleja, las antinomias ya no nos sirven para la valoración de lo bueno y lo malo.
Estas estrategias incluyen lecturas en voz alta, cajas viajeras, actividades de formación para maestros y padres, exhibición de libros, proyecciones de cine y video, concursos, clubes de lectores, visitas guiadas a la biblioteca, lanzamiento de libros, visita de escritores, lecturas de poemas, tertulias literarias, etc.
Cristina Pizarro insiste en la importancia de presentar estrategias que movilicen la imaginación, el mundo afectivo, que estimulen la reflexión, el pensamiento crítico, que giren en torno del desarrollo de la creatividad verbal: confeccionar un libro, un periódico, hacer un programa de radio. «Necesitamos que niños y jóvenes concreten sus sueños, fantasías en acciones que se puedan compartir con los demás.»
Por supuesto, para que estas propuestas funcionen es imprescindible trabajar con los adultos, en especial con los padres de familia y los docentes.
Dar de leer ¿cómo escoger?
A estas alturas nuestros lectores se preguntarán cómo podemos elegir libros para dar de leer, que sean una garantía para atrapar a los lectores. Si bien no hay recetas infalibles, hay dos criterios fundamentales que ayudan a seleccionar libros que sirvan de inicio a la lectura: la búsqueda de la calidad literaria y la variedad .
No podemos seguir buscando estrategias para competir con los aparatos electrónicos, pues hacen parte de la realidad… el reto es hacer de la lectura (en cualquier soporte) una realidad…
Tuvimos oportunidad de preguntar a cada uno de nuestros colaboradores qué libros de la literatura universal o local recomendaría. Les invitamos a leer sus sugerencias en el artículo El Imaginario en la Literatura Infantil, en este mismo número de Letra Urbana.
Para terminar, me gustaría hablar un poco de mi propia experiencia con los libros. Permítanme compartir dos momentos de mi historia reciente como lectora:
Vuelvo la vista al asiento trasero de la mini van donde viajamos, mi esposo y yo con nuestros tres hijos, jóvenes adultos, en una travesía de varias horas por las congestionadas rutas de Egipto. Mi mirada se detiene sobre los dos mayores, 30 y 28, cada uno sumergido en un libro digital y el menor de 23, con una novela en formato tradicional. Los tres leen.
Recibo hace unos días un inesperado paquete de mi hijo menor – sorprendida, encuentro Burt Dow, Deep Water-man: a tale of the sea (Burt Dow, un hombre de las aguas profundas: una historia del mar), un cuento infantil bellamente ilustrado, de Robert McCloskey, autor de Make Way for Ducklings, (Abran paso a los patitos) uno de nuestras lecturas favoritas a la hora de dormir. Es ahora él quien me da de leer.
Definitivamente, valió la pena correr el riesgo.
Un paseo a dos voces y dos estilos por Churriana, un pueblo al lado de Málaga que alguna vez fuera una barriada y actualmente forma parte de la ciudad.
Para los wayuu el mundo está lleno de seres atentos al universo, algunos son humanos y otros no. La noción de personas en el cristianismo, el judaísmo y otras religiones de occidente ubican a los humanos como los seres centrales del universo. ¿Cuál es la riqueza de una cultura sin esa jerarquía?
Una crónica sobre la pintura de Oskar Kokoschka, exhibida en el Kuntsmuseum, que refleja su apasionada relación con Alma Mahler. Una mujer marcada por su matrimonio con Mahler y los romances con Klimt, Kokoschka y Gropius, fundador de la Bauhaus.
“Desde diosas hasta reinas, de cortesanas hasta científicas, de actrices hasta santas, desde escritoras hasta políticas… hemos estado en todas partes, aunque un manto de silencio se empeñara en cubrirnos o ignorarnos”. Julia Navarro.
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