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Con la llegada de la Cinemateca del Caribe a Barranquilla, se amplió el espectro cultural de esta ciudad y surgió la posibilidad de acceder a material cinematográfico apartado de los circuitos comerciales. Alianza público-privada sin ánimo de lucro, única en su género en la Región Caribe, la Fundación Cinemateca del Caribe nace en septiembre de 1986, cuando un grupo de cinéfilos acordaron su creación, buscando estimular y difundir la cultura audiovisual, y a la vez, resguardar el patrimonio fílmico de la región caribe colombiana. Con motivo de la celebración de los 35 años de su fundación, tuvimos oportunidad de conversar con algunas de las personas que la han acompañado desde sus inicios.
El romance de Barranquilla con el cine tiene una larga historia.
Reconocida como ciudad pionera de importantes hitos como la navegación, aviación, radio y telefonía, Barranquilla jugó también un papel importante en los inicios del séptimo arte en Colombia. De acuerdo con el historiador José Nieto, por Barranquilla llegaron los Di Doménico, precursores de la distribución y exhibición de películas en el país; Floro Manco, fotógrafo y pionero del documental; el primer cinematógrafo, traído en 1897 por Ernesto Vieco Morote, samario de origen italiano, residente en Barranquilla y quien fue agente de la compañía de Ópera italiana de Mario Lombardi. Allí también, en 1913, Abraham Zacarías López Penha, Georg Strauss y Carlos Martínez Aparicio fundaron la Empresa Nacional de Kinematógrafos Universal, pionera en la distribución del cine en Colombia.
la función de una cinemateca no es solamente pasar películas que no están en circuitos comerciales, sino hacer análisis, investigación y un estudio integral del oficio cinematográfico, además de recuperar y salvaguardar el patrimonio audiovisual de una región.
A partir del movimiento cineclubista de Barranquilla se origina la Cinemateca del Caribe, que nace en septiembre de 1986, cuando un grupo de cinéfilos acordaron su creación, buscando estimular y difundir la cultura audiovisual, y a la vez, resguardar el patrimonio fílmico de la región. Poco tiempo después crean un ente hermano, el CEDAC, o Centro de Documentación Audiovisual del Caribe. En sus orígenes son fundamentales dos instituciones: la Universidad del Norte y la Cámara de Comercio de Barranquilla, quienes contaron también con el apoyo de la Fundación Mario Santo Domingo.
Jaime Abello Banfi, actual Director General y cofundador, junto a Gabriel García Márquez de la Fundación Gabo (originalmente Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano) ha acompañado a la Cinemateca desde su creación y gestión, hasta el día de hoy como presidente de su Junta Directiva. “Lo que hay que resaltar es que se trata de un proyecto de gestión cultural que se ha sostenido por 35 años, que responde a una pasión colectiva, que tiene una cantidad de historias, anécdotas y contribuciones individuales, pero donde ha prevalecido la institucionalidad – la Cinemateca es la Cinemateca. Es de todos, ha sido siempre una institución abierta, acogedora y de servicio”.
En 1983 iniciaron proyecciones del Cine Club de la Cámara de Comercio, con un equipo de 16 mm y programación a cargo de Braulio De Castro. En 1986, en el marco de las negociaciones que la Cámara adelantaba con el Ministerio de Comunicaciones para la creación del canal regional Telecaribe, se presentó la oportunidad de pedir a FOCINE (Compañía para el Fomento Cinematográfico) en comodato dos proyectores para películas de 35 mm. “Esto me motivó a convocar a 157 ciudadanos amantes del cine y a varias instituciones, para crear la Fundación Cinemateca del Caribe. Los proyectores se pusieron en servicio en recién inaugurado auditorio la Universidad del Norte, con programación tipo cineclub” – recuerda Abello Banfi.
El primer director de la Cinemateca fue Braulio De Castro. En octubre de 1989 le ofrecen la dirección a Sara Harb, quien había estudiado cine en Atlanta, USA, y ya en ese momento dirigía sus propias películas. Gracias a su entusiasmo, y trabajando de la mano con su Junta Directiva, presidida por Abello Banfi, Sara le dio vida a la cinemateca. Se enfocaron en conseguir una sala y ofrecer una programación diaria y estable. Esto fue posible por la alianza con Combarranquilla. La sala fue inaugurada el 28 de mayo de 1995, con la presencia como invitado especial de Gabriel García Márquez.
Sara Harb comprendió que la función de una cinemateca no es solamente pasar películas que no están en circuitos comerciales, sino hacer análisis, investigación y un estudio integral del oficio cinematográfico, además de recuperar y salvaguardar el patrimonio audiovisual de una región. Con ese criterio, durante su gestión, crearon una videoteca de consulta, un programa de televisión (Linterna mágica) y dictaron talleres con talentos internacionales sobre oficios específicos del cine. Además, ingresaron a la Federación Internacional del Archivo Fílmico adquiriendo categoría internacional y, junto con Patrimonio Fílmico Colombiano lograron que se creara la ley de archivos y se le diera carácter de patrimonio al acervo cinematográfico.
El 22 de noviembre de 1996, se inauguró la primera edición del Salón Internacional del Autor Audiovisual, que está celebrando sus 25 años y es, hoy en día, el evento bandera de la Fundación.
El concepto del Salón es único, una simbiosis de festival y evento académico Es un evento esencialmente formativo, no competitivo, que hace revisiones académicas sobre un oficio o tema del cine y/o el audiovisual, con el apoyo de expertos nacionales e internacionales, quienes comparten su experiencia, mostrando sus obras y sus procesos creativos a través de conversatorios, conferencias, talleres, estudios de casos, exhibiciones académicas de películas y otras experiencias en cultura audiovisual. A la fecha, se han desarrollado temas como La experiencia creativa en cine y televisión (1996), Contar historias en cine (1997), El arte de actuar (2006) Animación: Creando la ilusión del movimiento (2014), y Cuando el mundo del audiovisual se detuvo (2020), que se llevó a cabo durante la pandemia. Este 2021 el evento tendrá lugar del 25 al 28 de noviembre y será un híbrido virtual / presencial.
Desde Almería, España, donde se encuentra en la actualidad, Sara Harb nos habla de esta época:
“Gestioné la primera sede permanente con el apoyo de Margarita McCausland, reconocida periodista de la ciudad, quien me ayudó a conseguir fondos vendiendo las sillas de la sala con anticipación y del pintor Álvaro Barrios quien elaboró una serie conmemorativa”.
Sobre esta serie, nos cuenta el propio artista plástico: “Esa imagen es parte de un conjunto que hice inspirado en el artista norteamericano de principios del siglo XX, Maxfield Parrish. Hice grabados y pinturas. La serie se llama Jardines de Maxfield Parrish. En ese tiempo yo formaba parte de la Junta Directiva de la Cinemateca y se nos ocurrió que vender un grabado pequeño podría funcionar muy bien en la recolección de fondos. Y en realidad sí fue todo un éxito”.
La Cinemateca se trasladó a la Sede Boston de Combarranquilla, justamente al lado del Planetario. Ahí se proyectaron las primeras películas y hasta antes de la pandemia, se realizaba el cine foro de los martes, algunas conferencias del salón del autor y se proyectaban películas durante eventos como algunas versiones del Carnaval de las Artes.
La Sala Country se habilitó en el 2009, ofreciendo al público las mejores películas del cine mundial e independiente, con más de 1.050 funciones al año, tres funciones diarias todos los días de la semana, y brindaba apoyo a otras expresiones audiovisuales con espacios como los Cine Foros gratuitos, Eurocine, Festival de Cine Francés, Muestra de Cine Español, Cine Accesible, Carnaval Internacional de las Artes, Cine a la Calle y muestras de nuevos realizadores de la región caribe.
Con su programa de descentralización, la Cinemateca lleva proyecciones de películas a las comunidades de estratos 1, 2 y 3, en parques, plazas, pueblos y ciudades del Caribe colombiano mediante su vehículo institucional CINEMÓVIL. Como aliada estratégica del CEDAC ofrece internamente y a la comunidad servicios de limpieza y transfer en varios formatos, visionado de imágenes, preservación de material audiovisual y convenios interinstitucionales.
Su actual directora es María Fernanda Morales quien asumió la dirección en junio de 2013. Durante su gestión la sala de cine pasó de análoga a digital tras ganar una convocatoria del Ministerio de Cultura, entidad que además destacó a la Cinemóvil como experiencia significativa en cultura.
A Mafe le ha tocado asumir grandes retos desde su llegada a la dirección, pero quizá ninguno comparable al que le tocó afrontar a causa de la pandemia cuando, como tantas otras entidades culturales, la Cinemateca debió cerrar sus puertas a principios de 2020 y, a la fecha, no ha podido reactivarse en pleno, debido a los estrictos protocolos de seguridad que debe cumplir esta entidad cultural, a pesar de la apertura de la economía de la ciudad.
Sin embargo, aún durante la emergencia mundial la dinámica de las actividades se transformó y la Cinemateca siguió funcionando, ofreciendo espacios virtuales creativos como los CineForos de los martes que se trasladaron a la plataforma Zoom, un ciclo de Encuentros para hablar de… a través de Facebook con invitados especiales para tratar diversos temas de séptimo arte además de cursos de apreciación cinematográfica, curso de animación y cine foros empresariales.
Poco a poco vemos una reactivación de las actividades. La cinemóvil volvió a rodar durante el FICICA21, el Festival Internacional de Cortometrajes Cine a la Calle, y en la Plaza de la Paz volvimos a tener Cine Bajo las estrellas, que llega a sus 20 años.
Para su directora, la Cinemateca del Caribe ha sido clave para la formación de reconocidos realizadores audiovisuales de todo la Costa. “A través del audiovisual y en especial del cine se logran conocer otras narrativas y otras maneras de vivir la vida. Esta es la magia del cine”, afirma.
“Me siento orgulloso de haber colaborado de manera continua e ininterrumpida con los 35 años de realizaciones y perseverancia en una obra eminentemente colectiva de gestión cultural movida por la pasión por el séptimo arte”, concluye Jaime Abello Banfi.
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“Desde diosas hasta reinas, de cortesanas hasta científicas, de actrices hasta santas, desde escritoras hasta políticas… hemos estado en todas partes, aunque un manto de silencio se empeñara en cubrirnos o ignorarnos”. Julia Navarro.
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