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Edición
53

El Mirador de Churriana

Entrevista a Antonio Villalba y Rafael Guardiola
Miami
Un paseo a dos voces y dos estilos por Churriana, un pueblo al lado de Málaga que alguna vez fuera una barriada y actualmente forma parte de la ciudad.

En su libro En el mirador: artículos, relatos y reseñas, Antonio Villalba Moreno, editor de Letra Urbana, y Rafael Guardiola Iranzo logran capturar la esencia y el espíritu del Mirador de Churriana, lugar emblemático y luminoso de la ciudad de Málaga, plasmando en sus textos la belleza del Valle del Guadalhorce, especialmente en la época en que las jacarandas florecen y el paisaje se torna azul violáceo.


En el mirador, 
¡qué nombre tan sugestivo!

AV: Pues, idea de Rafael, que fue el que me convenció para entrar en la publicación de este libro. Que te explique él el motivo.

RG: Bueno, el título efectivamente es muy sugestivo, pero bastante apropiado. Se trata de realizar un paseo atento y compartido por Churriana y su ciudadanía, a través de un puñado de relatos muy breves, de reseñas bibliográficas que incitan a la reflexión y también de una amplia sección de artículos que se publicaron desde hace 11 años en el periódico El Mirador de Churriana.

Churriana, vamos a explicarles a nuestros lectores, fue un pueblo al lado de Málaga y actualmente forma parte de la ciudad, ¿es así?
AV:  Efectivamente. Es una barriada que fue ayuntamiento hasta 1905.

¿Ambos escribían por separado en El mirador de Churriana?
AV:  Efectivamente. Éramos varios articulistas, pero los que más escribíamos éramos Rafael y yo. En un principio este periódico era un blog que pasó a ser luego un periódico digital, pero ocurre que la mayoría de los artículos se están perdiendo. Entonces me pareció estupenda la idea de Rafael.

O sea, que ustedes se conocieron escribiendo.

RG: Conocernos propiamente, sí. Lo que pasa es que yo conocí a Antonio a través de sus hijos, a los que tuve el placer de dar clase. Los hijos de Antonio cursaron la secundaria y el bachillerato en el Instituto Jacaranda de Churriana y en ese instituto yo era el profesor de filosofía.

Entonces, ¿cada uno tenía como una especialidad en sus artículos, o eran divergentes unos de otros? ¿Cómo lograron a unirlo esto en un libro?

RG: De esta simbiosis de los artículos no hemos sido conscientes hasta que no los hemos aportado y recopilado en el libro. Ha sido incluso una sorpresa para nosotros que pudieran tener la coherencia que tienen. Los dos habíamos leído los artículos del otro y a ambos nos ha sorprendido que no haya tanta disparidad. Hay una diferencia de estilos, puesto que Antonio es muy sintético a la hora de su expresión, y yo tengo una cierta tendencia al baratismo literario. En el caso de Antonio, tiene un sentimiento de reivindicación de lo propio de Churriana, puesto que su relación con el lugar es mucho más larga que la mía, que es de hace 30 años, pero como profesor de Churriana. Yo nací en Madrid y este es mi último destino, ya llevo dos años jubilado. Vivo aquí y me siento parte, pero evidentemente, de las tradiciones de Churriana, únicamente tengo noticias por mis alumnos o por la gente que he conocido. En cambio Antonio, desde niño, tiene noticias de ellas.

AV: Además los artículos de los que va comentando Rafael son la mayoría relacionados con la barriada y los míos hablan también de la historia de Churriana, que tiene su importancia. Tenemos un Retiro, así como el famoso Retiro de Madrid, aquí tenemos otro, cerca de la orilla de la torre. Tenemos un conjunto rupestre,  o sea, hay bastante patrimonio histórico en Churriana.

RG: En la zona que se conoce como el Cerro del Villar, que está siendo excavado, se lleva a cabo una investigación arqueológica, desde el año 1982 creo, iniciada por la Universidad de Barcelona.  En la actualidad se está trabajando intensamente en este yacimiento, que es probablemente el más importante yacimiento fenicio de Europa.

¿Cuál es la estructura de vuestro libro En el mirador

RG: El libro tiene cuatro secciones, la primera se titula En el templete de Churriana, que contiene información sobre lugares y personas del lugar. La sección El gran teatro del mundo, se refiere a temas más amplios de filosofía, educación, sociedad, arte, conferencias, conciertos, deporte. Y luego hay otras dos secciones que hemos añadido que dicen mucho de cada uno de nosotros dos. Leyendo en El Mirador, básicamente son reseñas, originariamente artículos que han aparecido en revistas o en prensa de las que soy autor, y en los relatos de El Mirador, que son dieciocho, la inmensa mayoría se deben a Antonio Villalba, que es un maestro en el género. Entonces,  estas dos últimas secciones son un poco la seña de identidad de cada uno, de Antonio como autor de relatos y en mi caso como practicante de la filosofía.

Desde Letra Urbana conocemos a Antonio desde hace unos años y sabemos que es un viajero que escribe mucho sobre sus viajes. ¿Algo de eso está reflejado en el libro, Antonio?

AV: Sí, hay algunos, sobre todo aquéllos que fueron publicados en El Mirador. Otros también, en otra revista Café Montaigne donde ambos también escribimos. Pero fundamentalmente ¡mis relatos de los viajes los publico en Letra Urbana!

¿Han tenido ocasión de chequear la repercusión local del libro? La gente se debe sentir reflejada…

RG: Sí, lo pudimos ver en la presentación que tuvimos el gusto de hacer en la biblioteca Moreno Villa de Churriana. Tuvo una asistencia bastante numerosa a pesar de coincidir con el momento de finalización de clases en España, que no lo hacía precisamente el momento más propicio. Aún así, vinieron unas 90 personas, presentaciones que vamos a seguir haciendo a partir del mes de septiembre en otros lugares de Churriana y seguramente en Málaga, quizás en el Ateneo de Málaga.

¿Qué otras cosas tienen previstas a partir del libro?

RG: Yo lo que creo importante es decir que los artículos, las reseñas y los relatos que se reúnen en este libro no son el resultado de un arrebato casticista. Tienen una vocación como la que proponía Hegel para el arte, que es la presencia de lo universal en lo particular. Por ejemplo, cuando escribimos tanto Antonio como yo sobre el cuidado de nuestros mayores, eso nos lleva a una reflexión sobre la experiencia de la salud, de la vejez, de la propia identidad personal o colectiva. Cuando hablamos de los lugares emblemáticos de Churriana, también se puede reflexionar necesariamente sobre lo artístico y sobre la belleza. Cuando nos referimos a la experiencia docente, en mi caso, eso nos hace teorizar sobre la educación y el valor de educar. Es decir, que es un libro que, en un principio, parecía una especie de divertimento que solo iba a gustar a nuestros familiares. Y, precisamente, al construir el libro, nos hemos dado cuenta que su repercusión puede ser muy superior a esto.

Hay una frase famosa de León Tolstoi, que dice “describe tu aldea y serás universal”.

RG: Afortunadamente, esa es la experiencia que hemos tenido Antonio y yo.

AV: Así es.  Además, sé de bastantes vecinos con quienes llevaba tiempo sin hablar, que a partir de una entrevista que nos hicieron en le televisión local, han comprado el libro!  También han conseguido mi correo electrónico, aunque yo no me muevo mucho en redes sociales, y algunos vecinos que me han escrito dándome las gracias. Y sí, dándome las gracias, por ejemplo, por sacar a la luz la cañadú. La cañadú es la caña de azúcar, se comía, se vivía, gracias a la cañadú aquí en Churriana, pero ya prácticamente no existe.

RG: También queríamos decirte que hay un lugar en el libro en el que escribimos los dos, el prólogo. Allí hemos hermanado nuestra forma de pasear por Churriana y de estar en el Mirador de Churriana y hemos escrito como los surrealistas dirían, un cadáver exquisito y fue como una especie de desafío. Sugerí a Antonio por qué no escribimos el prólogo a medias y yo empecé, yo soy aficionado a la poesía más que al relato. Una poesía y una primera frase y luego a partir de ahí Antonio acabó magistralmente el prólogo. Lo leímos en el acto de presentación en la biblioteca de Churriana y yo pregunté al público si habían detectado dónde estaba la pluma de Antonio y dónde estaba la mía y afortunadamente no supieron decirlo.

AV: Y mira que tienen un 50% de posibilidades!

Bueno, quizás deberían tener un seudónimo para cuando sigan escribiendo juntos, al modo de lo que A. Bioy Casares y J. Luis Borges hicieron cuando llamaron H. Bustos Domecq al autor de sus colaboraciones literarias. Creo que vuestro libro tiene un gran potencial que ya empezó a dar sus frutos.

AV: Muchas gracias por hacer visible este pueblo nuestro, Churriana, del cual tanto Rafael como yo, estamos muy orgullosos.

RG:  Las gracias también son mías.

 

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