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El último premio Nobel de Literatura concedido a Bob Dylan por su obra viene siendo discutido. De hecho no es casual que los Nobel de Literatura y de la Paz sean los menos prestigiados, por controversiales justamente.
No ocurre lo mismo con los Nobel de ciencias, donde las razones para su elección eluden más fácilmente las preferencias ideológicas de sus jueces. Elegir un Nobel en Letras y en la Paz, en cambio, suele responder a motivaciones ideológicas. Eso ocurrió, por ejemplo, al entregárselo a Neruda y al negárselo a Borges.
El motivo que propondré para cuestionar la validez del último Nobel de Literatura es muy simple. Una canción no es precisamente un poema al que se agrega una música: es una tercera entidad que resulta de ambas pero contiene un plus, un agregado que nos impide juzgarla como poema o como música.
La enorme obra de Yupanqui, o la de Gardel, quedan desfigurada si hacemos eso. Hay poesía en ellas, hay música, pero cada canción de estos autores vale por el éxito de una alianza feliz entre ambos componentes. Imagínese a un tango como Volver con otra música y se entenderá quizás de qué hablo.
Esto no es ninguna condición anómala propia de las canciones: sabemos que el agua se compone de dos gases, hidrógeno y oxígeno en una determinada proporción. ¿Qué ocurriría si tomásemos al agua como un gas? Pues algo semejante a lo que se hizo con el último premio Nobel de Literatura. Hubiese sido preferible crear un nuevo Nobel, el de las Canciones.
Estrasburgo, situada entre Francia y Alemania, fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Nos sorprende con su luz y sus reflejos, el reloj astronómico en la Catedral de Notre Dame y la Iglesia de Santo Tomás, donde Mozart tocó el órgano.
Cinta Vidal presenta por primera vez sus murales y pinturas en diálogo en la Galería Zink de Alemania. MELT explora la interacción entre arquitectura y paisajes, destacando la conexión entre ambos y las relaciones humanas de los protagonistas.
El uso de las redes sociales contribuyó al aumento de la ansiedad y depresión en la Generación Z, provocando efectos que perturban su bienestar emocional. Sin embargo, los jóvenes pueden desarrollar narrativas más saludables sobre sí mismos.
La artista guatemalteca explora la relación entre la humanidad y la naturaleza, y cómo se afectan mutuamente. Desde su estética del vacio, la destrucción que causa un hongo o las termitas no es solo pérdida, sino una redefinición de significado.
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