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51

Todos estamos en el exilio de los hogares de nuestra infancia

Toronto
Ann Shin es una cineasta y escritora. Algunos de sus aclamados documentales y libros son The Last Exiles, My Enemy, My Brother y The Defector: Escape from North Korea. Su proyecto actual, A.rtificial I.mmortality, explora la fascinación de la humanidad por fusionarse con las máquinas y lograr un estatus divino a través de la inteligencia artificial.

El año pasado fui invitada a la presentación de la última novela de Ann Shin, The Last Exiles, en Miami. Su ecléctica carrera artística, su interés en la experiencia migratoria humana y la impresionante investigación práctica que ha realizado como cineasta me intrigaron. Más tarde, después de ver el documental The Defector, Escape from North Korea que inspiró el libro, decidí entrevistarla para conocer más sobre su trabajo.

Ann nació en London, Ontario, Canadá. Su madre había emigrado de Corea del Norte y su padre de Dinamarca. Ambos se conocieron y se casaron en Toronto, poco después compraron una granja, donde Ann pasó sus años de infancia. Más tarde obtuvo una Licenciatura en Artes y una Maestría en Artes en Literatura Inglesa en la Universidad de Toronto. Durante sus años universitarios, fue editora en The Varsity, y en la estación de radio CIUT. Después de graduarse, Ann comenzó a trabajar para la cadena CBC como productora de radio.

En los años siguientes, Ann se convirtió en una conocida cineasta y escritora galardonada en su país y en el exterior. Es autora de ocho documentales y cuatro libros. Su documental My Enemy, My Brother fue finalista en los Premio Oscar de 2016 y nominado para un Emmy Award. The Defector: Escape from North Korea ganó siete premios, incluidos Mejor Documental y Mejor Director de Documental, en los premios Canadian Screen Academy Awards de 2014, entre otros galardones. Sus películas y series se han difundido en emisoras y canales de televisión internacionales. Su documental A.rtificial I.mmortality explora lo último en tecnología de clonación y avatares, y cuestiona la esencia de la mente humana, indagando si es que se puede llegar a replicarla. Su libro The Family China (2013) ganó el Premio Anne Green y fue preseleccionado para el Premio de Poesía Gerald Lampert otorgado por la Liga de Poetas Canadienses. En la actualidad Ann vive en Toronto con su pareja y sus dos hijas.

Pasaste tus primeros años en una granja en British Columbia. ¿Cómo influye tu experiencia infantil de vivir en espacios abiertos y el contacto con la naturaleza en tu realización cinematográfica y literaria?

Mis padres vinieron de Corea, y crecieron en granjas allí. Cuando yo tenía cuatro años, mi padre compró una granja en Langley, Columbia Británica, y nos mudamos allí. Así que crecí en campos abiertos y cuando tenía nueve años aprendí a conducir un tractor. Recuerdo que siempre solía ir al bosque cada vez que me sentía triste o tenía algún problema, y creo esas conversaciones conmigo misma fueron el comienzo de mi diálogo interno y la formación de mi mundo interior, eso que creo todos los escritores y creadores tenemos. Ese espacio interior en el que la creatividad germina y se convierte en una obra. Crecer en la naturaleza me dio el tiempo y el espacio. Creo que sería más difícil crear en la ciudad, en un apartamento pequeño. Pero afuera, al aire libre, hay árboles y viento, y espacios abiertos. Tuve la fortuna de tener todo eso.

Tu numerosa producción creativa, en particular tus obras más aclamadas, explora la experiencia migratoria humana. ¿En qué momento de tu carrera te diste cuenta de que querías indagar sobre este fenómeno?

Siempre me interesaron los espacios liminales, los espacios intermedios. Porque siendo hija de inmigrantes, siempre sentí que crecí entre la cultura norteamericana y la cultura de la patria de mis padres. Y nunca me sentí completa, completamente yo misma en una sola, tenía que estar en las dos. Así que siempre me interesó explorar ese tipo de identidades con guión, ya sea cultural o sexualidad de género. Sentí afinidad con esa ambivalencia pero también con esa apertura. Hay muchas caras de la existencia y formas de estar en el mundo.
A medida que me atraían las historias sobre la migración, descubrí que cada vez que veía una película o leía un libro, la historia del viaje, la migración y el exilio realmente me llegaba hondo. Historias como Sin Nombre, una película de Cary Fukunaga sobre personas de El Salvador que llegan en tren a los Estados Unidos, realmente me impactaron profundamente. Eran refugiados que tenían que trabajar con contrabandistas para intentar llegar a otro país. Descubrí que a medida que maduraba, crecía mi interés por mi propia cultura, y la experiencia de la migración y el exilio de Corea y Corea del Norte. Empecé a investigar el tema de Corea del Norte, y por qué se convirtieron en refugiados y tuvieron que escapar a otro país.

mis padres, como inmigrantes, optaron por dejar su país, pero psicológica, emocional y espiritualmente terminaron siendo exiliados. Encontraron un hogar aquí en Canadá, pero en términos de su identidad, una parte de ellos pertenece a la Corea de los años mil novecientos cincuenta o sesenta. Entonces, incluso si regresan ahora, ya no encontrarán su antiguo hogar.

Me atraen estas historias porque mis padres, como inmigrantes, optaron por dejar su país, pero psicológica, emocional y espiritualmente terminaron siendo exiliados. Encontraron un hogar aquí en Canadá, pero en términos de su identidad, una parte de ellos pertenece a la Corea de los años mil novecientos cincuenta o sesenta. Entonces, incluso si regresan ahora, ya no encontrarán su antiguo hogar. Mi madre nació en una isla que ahora está muy desarrollada, y el pequeño pueblo donde nació mi padre se está convirtiendo en una ciudad moderna. Es un fenómeno interesante experimentado por personas que dejaron su tierra natal y vinieron de América del Sur, Europa o Medio Oriente. De alguna manera, permanece una vela encendida en lo profundo de sus corazones por una ciudad natal que ya no existe en esa forma.
En este sentido, siento que todos estamos de alguna manera en el exilio de los hogares de nuestra infancia. Los lugares han cambiado debido al desarrollo económico. Y lo que hago en mi trabajo, en mis escritos o películas, es honrar esa historia que tuvimos. Documentarlo y recordarlo, y de alguna manera proporcionar una visión crítica sobre lo que sucedió con nuestros hogares a medida que el desarrollo económico los transformó y, en ocasiones, los borró.

En 2015 filmaste el documental My Enemy, My Brother, basado en una historia real. ¿Cómo supiste de estos dos veteranos de guerra? ¿Y fue difícil interesarlos en tu proyecto?

Zahed, un iraní, y Najah, un iraquí, eran jóvenes soldados durante la guerra de Irán con Iraq. Eran enemigos que se hicieron amigos. Conocí sus historias a través de un amigo mío que los había entrevistado. Me sentí tan intrigada que me interesó visitarlos y hablar con ellos. Viven en el área de Vancouver, Columbia Británica, donde vivían mis padres en ese momento.
Así es que visité primero a Nahaj Abud, que vive en un búngalo repleto de cosas usadas que compra y vende. Me contó sobre su experiencia en la guerra y la descripción de cómo Zahed arriesgó su vida en el campo de batalla para salvarlo me cautivó. Estuve allí durante más de una hora y me conmovió tanto que quise compartir la historia con otros. Aceptó hacer un documental sobre su experiencia, y cómo fue un milagro para él volver a encontrarse con Zahed después de veinticinco años. Nahaj realmente disfruta el compartir su historia con otros.
Filmamos juntos durante cuatro o cinco años. La esposa y el hijo de Najah seguían desaparecidos a raíz de la guerra, así que lo seguimos hasta Irak para por fin encontrarlos y ayudarlos. Fue muy conmovedor ver cómo estas familias superaron sus diferencias políticas, y presenciar el cariño que comparten.

La película The Defector: Escape from North Korea es un documental filmado en 2012 con la técnica “fly-in-the-wall”, o “mosca en la pared” en diferentes sitios. Cuéntanos sobre este proyecto y por qué decidiste usar este método.

Para el documental The Defector, seguimos a desertores norcoreanos reales que abandonaban su país. Filmamos en forma ilegal desde la frontera de Corea del Norte y China, a través de China, hacia el sudeste asiático; Camboya, Laos y Tailandia.
Investigué mucho sobre quienes son los contrabandistas que hacen el trabajo de sacar a los desertores del país, y obtuve recomendaciones privadas de un par de personas, y de uno en particular cuyo nombre es Dragón. Realmente nos dieron buenas referencias. Cuando lo conocí en persona, me habló de los riesgos que asume y de cómo logró poner a salvo a muchos desertores. Entonces sopesé todos esos factores y decidí seguirlo. Aunque fue muy estresante para mí. Cuando conocí a Dragón, por ejemplo, él manejaba tres teléfonos celulares a la vez, lo que resulta extraño. Pero en ese negocio, me explicó, tiene que tener varios teléfonos desechables. Es parte del trabajo.
En China, como los desertores también eran ilegales, si los funcionarios de seguridad los atrapaban, serían deportados a Corea del Norte, enviados a campos de prisioneros y tal vez torturados o ejecutados. Así que había mucho en juego.
Tuvimos que filmar en forma encubierta para no ser vistos. Nuestras filmadoras tenían que colgarse del cuello, casualmente, como lo haríamos con cualquier cámara fotográfica. Teníamos cámaras que tomaban videos pero parecían cámaras fotográficas normales. Cuando estábamos en público, para no llamar la atención, el camarógrafo se movía casualmente, con la cámara sujeta de su cuello, filmando mientras miraba a otro lado o a su alrededor. En términos de sonido, todos hemos visto estos grandes micrófonos boom colgados en alto y con un operador de sonido trabajando en él. Eso es lo que se necesita para un buen sonido, pero no pudimos hacerlo. El sonido fue grabado con lo que parece una grabadora de casetes, pero tiene dos micrófonos estéreo en la parte superior, y lo llevaban en su bolsillo. Se paraban al lado de las personas que hablaban, mirando a su alrededor, nunca a la cámara. Trabajamos así en situaciones públicas, como pasar de un tren a un autobús público. Más tarde en la noche, enmarcaríamos todo apropiadamente cuando estábamos en casas seguras. Entonces podíamos filmar las entrevistas y conversar con los desertores.
Como dijiste, teníamos que ser una “mosca en la pared” para tener una idea de cómo es realmente escapar. Lo que es esperar, estar callado, y no llamar la atención, ni hacerse notar. Sabíamos que estábamos corriendo un gran riesgo cuando decidimos hacerlo. Pero como con cualquier riesgo que tomas en la vida, creo que si es un riesgo calculado, entonces estás mitigando los posibles resultados adversos que podrían ocurrir.

Ahora que conoces el fenómeno de la emigración en Asia y América Latina, ¿cuáles serían las diferencias entre personas como Dragón, el contrabandista de Corea del Norte, y los Coyotes o contrabandistas de la frontera sur de Estados Unidos? Me di cuenta de que Dragón cobraba a sus clientes después del viaje, no antes, como lo hacen los Coyotes.

Los contrabandistas, principalmente de Corea del Norte, confían en los pagos que saben que recibirán los desertores cuando lleguen a Corea del Sur, si van allí, porque el gobierno de ese país tiene un paquete de asistencia social de dinero, vivienda y otros servicios esenciales que proporciona a los desertores de Corea del Norte.
Es extraño, porque esos contrabandistas en realidad trabajan con el gobierno de Corea del Sur ayudando a traer personas del Norte, ya que el gobierno tiene que investigar a cada desertor, averiguando si son espías o no. También les brindan educación, clases de cómo y qué es el capitalismo, o cómo obtener una cuenta bancaria, cómo solicitar un trabajo, un empleo que pague dinero. Así que el gobierno deposita el dinero de la asistencia en la cuenta bancaria del desertor, y los contrabandistas lo cobrarán allí. Entonces, de alguna manera, se justifica que el contrabandista se arriesgue a poner a salvo al desertor en Corea del Sur, si cobra cuando éste recibe su paquete de asistencia social. Así que tiene sentido.

Si desarrollamos una súper inteligencia que reemplace a la inteligencia humana, ¿qué sucedería a nuestra humanidad? Y también mirar varios enfoques como clonarnos a nosotros mismos, y comprender ese deseo de recrearnos, de convertirnos en creadores y tener nuestra propia creación para poder manipular, para convertirnos en algo similar a dioses.

Creo que sería genial regular esto en otros países de alguna manera. Los contrabandistas, según he descubierto, cierran la brecha entre países, donde los gobiernos y las organizaciones benéficas les están fallando a la gente. No están manejando esta parte crítica y muy real de los refugiados entre países, que están tratando de llegar a un país más seguro. Es una necesidad, y los contrabandistas la están abordando, pero los gobiernos no.

De las muchas experiencias apasionantes que estoy segura tuviste filmando, ¿Cuál fue la anécdota más relevante mientras trabajabas en The Defector in situ?

Mientras filmaba The Defector, yo estaba integrada a un grupo de cinco desertores que escapaban de su país. Todos eran jóvenes. Programé entrevistas a altas horas de la noche y escuché sus historias. Por qué se fueron, y cómo se fueron del país. En un momento me inspiré mucho y dije a uno de ellos; «¡Eres tan valiente!.» Me dijeron: “No, no somos valientes. Estamos haciendo lo que tenemos que hacer”. Me quedé desconcertada por las respuestas, pero entendí que estaban tan desesperados que no sentían que tenían otra opción. Decidieron dejar esa vida porque ya no podían vivir allí. Fue por desesperación que decidieron irse.
Eso me hizo entender que ellos no veían su valentía en absoluto, y me di cuenta de su fortaleza, y del hecho de que los seres humanos somos capaces de mucho más que lo que creemos. Es sorprendente, cuando se hace necesario, qué y cuánto la gente es capaz de emprender.

El tercer libro que publicaste, y tu primera novela de ficción, The Last Exiles, en 2022, también trata sobre una fuga. Esta vez de una pareja joven, e inspirada en tu experiencia personal como cineasta en Corea del Norte. ¿Qué te motivó a escribir esta novela?

Primero quise escribir la novela porque la historia de los desertores que conocí de cerca me conmovió y me hizo pensar en mis padres y su viaje como inmigrantes de Corea del Sur a América del Norte. Ahora, la diferencia es que ellos eligieron abandonar el país y pudieron emigrar, mientras que los norcoreanos que yo acompañé, tuvieron que escapar de forma encubierta y migrar ilegalmente. Sus vidas allí eran muy parecidas a las condiciones de mis padres en Corea del Sur en la década de 1960. No había mucha comida y a Corea del Sur le estaba yendo peor que a Corea del Norte.
La historia de los exiliados siempre me tocó en ese sentido. Quería escribir una historia que resonara en otras personas cuyas familias tuvieron que trasladarse de un país a otro o que tuvieron que sacrificarse por la libertad.
Descubrí que algunas de las decisiones que tomamos son inspiradoras y valientes, en la mayoría de los casos, pero en sus propias vidas, emigrar es el único paso que imaginan que pueden dar. Así que quería crear un éxodo para que acompañáramos a los protagonistas y comprendiéramos qué significa elegir la libertad cuando hay tanto en juego. Y también mostrar cómo el amor entre estos dos personajes vence a los más poderosos, y les permite superar circunstancias difíciles y terribles. Hay mucha pasión y determinación en cualquier refugiado que inicia semejante viaje.

El tema de la Inteligencia Artificial está candente desde hace un par de décadas. ¿Qué te motivó a realizar el documental A.rtificial I.mmortality, en 2021, y por qué elegiste ser la protagonista de la película?

Hablamos con un colega acerca de hacer una película sobre la inteligencia artificial. Lo que más me intrigaba es que somos casi como narcisistas, enamorados de nuestra imagen en el agua, así que con la Inteligencia Artificial nos estamos creando de nuevo. Estamos tratando de rehacer nuestra inteligencia en computadoras, y hay gente que está interesada en crear clones de sí mismos. Estas son algunas de las preguntas que surgen con la Inteligencia Artificial. Con esos pensamientos en mente, quise emprender un viaje cuestionando cuál es el impulso que nos está llevando a desarrollar la Inteligencia Artificial. ¿Con qué fin? ¿Y, realmente queremos vivir para siempre?
Algunas personas piensan que esa puede ser la forma de vivir para siempre, de alguna manera fusionarnos con la máquina y así encontrar la forma. Personas como Elon Musk, con su compañía Neuralink, ciertamente ya lo están haciendo porque ahora hay chips que podemos implantar en nuestros cerebros que nos ayudan a buscar en Internet. Ya no necesitamos a Google. Podemos descargar directamente de Internet a nuestro cerebro y subir información a nuestra mente.
Mi interés era motivar a que pensemos en este impulso que tenemos. ¿Cuáles son algunas de sus ramificaciones peligrosas? Hablé con filósofos como Nick Boston de Oxford, quien argumenta a dónde nos lleva esto. Si desarrollamos una súper inteligencia que reemplace a la inteligencia humana, ¿qué sucedería a nuestra humanidad? Y también mirar varios enfoques como clonarnos a nosotros mismos, y comprender ese deseo de recrearnos, de convertirnos en creadores y tener nuestra propia creación para poder manipular, para convertirnos en algo similar a dioses.

¿Estás trabajando en otro proyecto, ya sea una película o un libro?

Sí, estoy trabajando en un libro que está ambientado en un futuro cercano. Se trata de una hija de inmigrantes en una relación con un canadiense. Exploran sus identidades a través de una forma futurista de terapia que les permite acceder a los recuerdos del otro para entenderse mejor. Y los recuerdos tomados no solo de sus propias vidas, sino también de las vidas de sus padres.
Así que busco un recuerdo generacional. Si podemos comprender mejor esos recuerdos, es posible que tengamos una forma de vida más coherente aquí hoy.
Y también hay una serie de películas que están en proyecto. Una de ellas es un filme de un cineasta coreano que estoy produciendo, sobre una división que existe en Corea del Norte, formada por mujeres elegidas, que tienen que servir al líder Kim Jong-un. Hemos encontrado a cuatro mujeres de ese país que se ofrecieron para hablar sobre esta muy secreta división para el placer.

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