Por
La historia es aquella disciplina que relata los hechos del pasado, pero cuando a los mismos se los rodea del contexto cultural en el cual se desarrollaron, se los inscribe junto a lo pensable en un tiempo dado, esos puros datos fácticos se tornan explicativos de la forma y el por qué de aquello que ocurrió en ese entonces.
El historiador Herwig Czech[1] nos despabila con un revelador examen de la vida del pediatra vienés Hans Asperger (1906- 1980), aquel que quedara para siempre recordado cuando su nombre se asoció al síndrome que él mismo detalladamente describiera – el síndrome de Asperger- con el que identificó a un grupo de infantes dentro del espectro autista, que si bien no evidenciaban dificultades o retraso en sus capacidades intelectuales, cognitivas o de la comunicación verbal, carecían de la capacidad de interactuar normalmente con los demás y, al igual que otros niños tipificados como autistas, se comportaban de manera repetitiva y ritual.
El mérito de la reconstrucción histórica que encara Czech, basándose en documentos que, aunque existentes permanecieron hasta ahora inéditos, es que logra distanciarse de la impecable autobiografía que el mismo Asperger, así como otros seguidores suyos, se ocuparon de alimentar.
lo importante son los actos específicos, como la cooperación en la transferencia de niños con discapacidades graves al centro de «eutanasia infantil» en Viena Spiegelgrund.
Czech empieza por presentarnos a un joven Hans que vivió su período formativo en Austria, siendo parte de los grupos juveniles católicos de derecha y dónde se familiarizó con ciertos pensamientos científicos de época -también muy afines a las visiones médicas del régimen nazi- respecto de la posibilidad de modificar lo hereditario con el objetivo de mejorar la raza. Luego, ya siendo pediatra, supo adaptarse a los tiempos de la ocupación del Tercer Reich, sacando provecho de la purga de colegas judios para así ascender en su carrera profesional, mientras sostenía una postura ambivalente pero complaciente para con la jerarquía nazi, respecto de sus filiaciones políticas; esto resultó ser una estrategia audaz que le permitió desarrollar la profesión en esos tiempos pero también esa “no afiliación directa” lo habilitó a seguir ejerciendo en las instituciones vienesas una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Desde ese entonces, se ocupó él mismo de distanciarse de aquel periodo negro que se presentaba ya tan desacreditado, y logró mostrarse como un defensor acérrimo de la dignidad de sus pacientes, aquellos pequeños que cargaban con el estigma social de la enfermedad mental que les hubiera implicado una segura condena a muerte en los años de la Viena Nacionalsocialista.
Pero Czech encuentra que Asperger no fue tan impoluto y que sus escritos y declaraciones no sostienen una línea de conducta consistente. Por ejemplo, entre otras cosas, fue miembro activo de una comisión cuyo rol fue seleccionar y clasificar a niños con dificultades mentales y donde alguno de ellos, al ser considerados como “no reeducables” para el régimen y la sociedad, eran derivados a la clínica Spiegelgrund dónde el destino que les esperaba era, a sabiendas, atroz. Y dado que este destino era conocido por buena parte de la ciudadanía, es poco creíble que de ello no tuviera pleno conocimiento, y complicidad, el médico que los transfería a esta clínica de “eutanasia infantil” con una suspicaz recomendación de “internación permanente”.
Desde Letra Urbana… tuvimos el gusto de conversar con este investigador que va en busca de una verdad más compleja, que hace honor a su rol de científico al exponer a la luz la evidencia que los documentos revelan y dejan al lector con las herramientas necesarias para que éste haga el recorrido histórico y saque sus propias conclusiones.
¿Cómo se le ocurrió la idea de investigar la vida de Hans Asperger?
Fui invitado en 2009 por el entonces director de la Clínica Infantil de Viena (sucesor indirecto de Asperger), el Prof. A. Pollak, para investigar el pasado de Asperger y dar una charla en una conferencia en conmemoración del 30 aniversario de su muerte, celebrada en 2010 en Ayuntamiento de Viena.
¿Qué siente un historiador al encontrar un corpus documental inédito y hasta entonces desconocido?
Por eso elegí la profesión, un sentimiento de descubrimiento que siempre es emocionante.
¿Cómo reconstruir una era histórica y cultural mirando algunas voces científicas prominentes?
Las voces científicas, las declaraciones públicas y privadas de los científicos son sólo una parte del corpus de fuentes que se requiere para dar sentido al contexto. Es por eso que los comentarios públicos de Asperger se han malinterpretado con tanta frecuencia.
¿Qué nos enseña esta compleja reconstrucción de la figura de Hans Asperger sobre el papel ético de cada científico?
El secreto médico también ayudó a mantener esto oculto.
¿Cómo la ambivalencia como estrategia, que Asperger mantuvo a lo largo de su carrera profesional, fue funcional para él y para el régimen nazi en Austria?
La ambivalencia es una cosa; lo importante son los actos específicos, como la cooperación en la transferencia de niños con discapacidades graves al centro de «eutanasia infantil» en Viena Spiegelgrund.
¿Podemos dar crédito a Hans Asperger de que no sabía sobre los asesinatos masivos que ocurrieron bajo el gobierno nazi? ¿Es legítimo no adoptar una postura crítica para un científico?
Es casi imposible suponer que no sabía lo que estaba sucediendo, ya que los asesinatos médicos se hicieron públicos muy rápidamente y, debido a su profesión, él estaba en buena posición para averiguarlo.
¿Cómo puede un médico que firmó varios de sus informes con un contundente «Heil Hitler» tratar de pasar a la historia en oposición al régimen nazi y sus políticas de higiene racial?
Mientras nadie tenga acceso a estos informes o documentos y los haga públicos, esto no es tan inadmisible como parece. El secreto médico también ayudó a mantener esto oculto.
¿Cómo debemos reevaluar el lugar de Asperger en la historia de la psiquiatría juvenil después de los documentos que reveló?
Creo que debería haber una total transparencia sobre las circunstancias históricas de sus hallazgos y su carrera; sin embargo, no debemos desviarnos en la dirección opuesta y convertirlo en una especie de cerebro criminal. Era un diente relativamente pequeño en una máquina de matar muy eficiente.
Un paseo a dos voces y dos estilos por Churriana, un pueblo al lado de Málaga que alguna vez fuera una barriada y actualmente forma parte de la ciudad.
La misofonía es un trastorno neurológico que provoca una sensibilidad extrema a ciertos sonidos. Los afectados reaccionan con irritación, desconciertan a su entorno y se genera un clima de tensión que afecta la convivencia y relaciones sociales.
¿Nuestras conductas son el resultado predeterminado por la biología y el ambiente que nos toca? El dilema del determinismo está más vigente que nunca.
“Desde diosas hasta reinas, de cortesanas hasta científicas, de actrices hasta santas, desde escritoras hasta políticas… hemos estado en todas partes, aunque un manto de silencio se empeñara en cubrirnos o ignorarnos”. Julia Navarro.
SUSCRIBIRSE A LA REVISTA
Gracias por visitar Letra Urbana. Si desea comunicarse con nosotros puede hacerlo enviando un mail a contacto@letraurbana.com o completar el formulario.
DÉJANOS UN MENSAJE
Imagen bloqueada
Un comentario
Es sorprendente y me cuesta trabajo creer lo que representó Hans Asperger en el trato de los niños que presentaban Autismo y su destino final, si llegasen a presentar discapacidad intelectual o fuesen disfuncionales. Recién concluí un libro en el que se establecen las diferencias entre Leo Kanner y Hans Asperger, quedándome con el planteamiento de Asperger y contra la idea de Kanner sobre la responsabilidad que tenían las madres en la generación del Autismo. De tal forma que ni uno, ni otro fueron lo que dijesen ser.
Creo que el planteamiento actual sobre la concepción del Autismo tiene una visión mucho más amplia, integradora y psicosocial, de ahí quizás también el surgimiento de diferentes movimientos, entre ellos la Neurodiversidad, en el que se busca incluir, más que desarticular.
Teresita Villaseñor
Profesor Universidad de Guadalajara. México