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32

¿Qué ocurriría si la mítica Secta de los asesinos resucitara en el Siglo XXI usando las tecnologías de nuestro tiempo? Entrevista a Carlos Bermeo y Rubén Varona

Lubbock y Popayán
El nuevo libro de Varona y Bermeo hace una apuesta estética para comprender el conflicto entre Oriente y Occidente y los orígenes del terrorismo.

La secta de los asesinos es una novela escrita “a cuatro manos” por los escritores Rubén Varona y Carlos Bermeo. La trama despliega un tema candente de la política internacional: el actual enfrentamiento de algunos grupos fundamentalistas islámicos contra varios países de Occidente. Narrada con agilidad, toma a Nizaries, la antiquísima secta musulmana chiita de los Hashshashins, que se dedicó al crimen como modus operandi de conquista en el Islam, y nos la trae al presente. En 2012 la novela La secta de los asesinos resultó seleccionada entre los diez libros finalistas para el Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de España.

Con la publicación de La secta de los asesinos La Pereza Ediciones celebra su cuarto aniversario. Los autores llegan desde Colombia a Miami para presentar este libro y también La hora del cheesecake, de Rubén Varona, en un evento de autor auspiciado por La Pereza, la revista Letra Urbana y la librería Books and Books.

Rubén Varona y Carlos Bermeo nos contaron cómo fue la experiencia de escribir conjuntamente La secta de los asesinos, y Rubén comparte su idea del género novela negra, al que pertenece La hora del cheesecake.


¿Cómo se dio la coautoría entre ustedes?

C.B.: Los dos nacimos en el mismo lugar de Colombia, en Popayán, una ciudad pequeña que vive cargada de historia: allí se formaron 16 presidentes de nuestro país. Junto a Rubén y otros amigos, fundamos hace años  la Revista Cultural La Mandrágora y creamos un taller literario con el mismo nombre. En este contexto, en medio de tertulias con aroma a cervezas y cigarrillos, se nos iban las tardes debatiendo sobre libros y política.

una de las primeras organizaciones terroristas del mundo –y más pavorosas-nació hace 900 años en Irán y fue llamada “La Secta de los Asesinos”.

R.V.:  En Colombia, el uso sistemático del terror por parte de los carteles de la droga, las guerrillas o los grupos paramilitares ha marcado a generaciones enteras. No me resulta extraño que la tarde en que nació la idea de escribir La secta de los asesinos, le hubiesen colgado del cuello un collar bomba a algún parroquiano o en la carretera hubieran hecho una “pesca milagrosa” o secuestro extorsivo. Lo cierto es que teníamos una resaca espantosa, de esas que te dejan el hígado y los bolsillos rotos. Y prometimos no volver a beber y, en cambio, ocupar nuestras energías en cosas más útiles. Lo último se hizo realidad al materializarse en una novela, lo primero, ni hablar. Por lo demás, Carlos es un narrador excepcional dotado de una gran erudición y un espíritu generoso.

C.B.: Los sucesos del 11 de septiembre de 2001 marcaron un hito histórico en factores claves como política, guerra y periodismo. Los atentados de Al Qaeda – que fueron transmitidos en vivo y en directo por la televisión– tuvieron repercusiones que aún se sienten en varios países y continentes. A partir de esta nueva guerra, planteada entre sectores fundamentalistas islámicos y algunos países de occidente, nos surgió la idea de estudiar los orígenes del conflicto y encontramos que una de las primeras organizaciones terroristas del mundo –y más pavorosas-nació hace 900 años en Irán y fue llamada “La Secta de los Asesinos”. Su líder Hasan i Sabbah, más conocido como «El Viejo de la Montaña», utilizó el homicidio como mecanismo para producir cambios políticos y religiosos en la sociedad. Cuando notamos que la presencia del terrorismo era una constante histórica, decidimos escribir una novela sobre este tema. Entonces tuvimos una idea: imaginamos lo que ocurriría en el mundo actual si la mítica “Secta de los Asesinos” resucitara en el siglo XXI e hiciera uso de las tecnologías de nuestro tiempo. Esa fue la semilla de la novela.

R.V.: Y La Pereza Ediciones no teme apostarle a un proyecto como el nuestro, pues como

El desafío más importante que tuvimos fue crear un tercer autor que fuera capaz de escribir la novela que queríamos. Políticamente debía ser independiente a nuestras convicciones como autores,

pocas editoriales, conoce bien a sus autores y se ha propuesto amplificar sus voces en el concierto de las letras hispanas.


¿Es la primera vez que trabajan en colaboración, o ya lo han hecho anteriormente?

C.B.: Es la primera vez que yo trabajo en conjunto con otra persona y afortunadamente fue con Rubén Varona, un escritor y académico a quien admiro, aprecio y respeto mucho. Rubén y yo nos dimos toda la confianza para discutir y rehacer cada página, cada capítulo de la novela, tanto en su trama, personajes, diálogos, marco histórico, etc. Nuestro único propósito era que, independientemente de las ideas que tuviera cada uno, la novela quedara bien escrita. Espero que hayamos alcanzado esa meta.

R.V.: Es mi primera vez y tuve la suerte de que fuera con Carlos (risas).


¿Qué dificultades y qué satisfacciones les brindó este trabajo literario en colaboración?

Nuestra novela se esfuerza por entender el fenómeno del terrorismo. Desmitifica a los malos y a los buenos, tomando partido por la humanidad y ofreciendo a los lectores sus conflictos, métodos, pensamiento político y motivaciones.

R.V.: El desafío más importante que tuvimos fue crear un tercer autor que fuera capaz de escribir la novela que queríamos. Políticamente debía ser independiente a nuestras convicciones como autores, para abordar, así, el conflicto Oriente y Occidente sin caer en estereotipos de ninguna clase. En cuanto a su estilo, debía primar lo visual y su prosa tenía que ser efectiva, pues queríamos una novela gruesa y de ágil lectura. La más grande satisfacción, tal vez, ha sido leer La secta de los asesinos y reconocerme en ese tercer autor, paradójicamente, sintiéndome ajeno.

C.B.: Hubo muchas dificultades como, por ejemplo, definir la trama, perfilar en conjunto a cada personaje y cada situación, porque muchas veces teníamos ideas diferentes. Luego, Rubén se fue a vivir a Inglaterra y posteriormente, a Estados Unidos. El uso del internet fue clave para la construcción de la novela. Nos reuníamos virtualmente una o dos veces por semana, hablábamos vía Skype o telefónicamente y nos enviábamos por correo electrónico cada capítulo, cada corrección, cada sugerencia. También estábamos pendientes de lo que sucedía en la geopolítica mundial, en las guerras de Irak y Afganistán, leíamos mucha prensa porque nuestro libro está ambientado en medio de este conflicto internacional. Después de algunos años, la novela quedó concluida. Este trabajo nos ha traído satisfacciones en el campo literario: en el año 2012 fuimos seleccionados entre los diez finalistas del Premio Iberoamericano Planeta Casa de América, en España. A esta convocatoria se presentaron 454 novelas de Europa y América. Pero, personalmente considero que la mayor satisfacción de todas es ver La Secta de los Asesinos publicada en los Estados Unidos por La Pereza Ediciones de Miami y Ediciones Mágica de Puerto Rico. Estas dos editoriales publican a escritores consagrados y también apuestan por autores nuevos como nosotros. Llegar al público americano de la mano de estos dos sellos editoriales es un gran motivo de satisfacción para nosotros.


¿Repetirían la experiencia de coautoría entre ustedes o con otro escritor en el futuro?

C.B.: Claro que sí. Con Rubén desarrollamos un método de trabajo que ojalá se pueda repetir en el futuro. En el Festival de la Palabra celebrado en Puerto Rico, él y yo tuvimos la oportunidad de encontrarnos y hablamos sobre la posibilidad de escribir una nueva novela negra, ambientada en un Caribe con aroma a tabacos, cervezas, mar, ron y poesía. Espero que ese proyecto algún día se pueda materializar.

R.V.:  Lo repetiría. El parto fue largo, doloroso y masoquísticamente placentero.


La Secta de los Asesinos
toca un tema candente en la política internacional en este momento. Además de los factores irresistibles del suspenso y el terrorismo en la trama ¿hay alguna lección que crees esta historia deja para los lectores contemporáneos?  

R.V.: Nuestra novela se esfuerza por entender el fenómeno del terrorismo. Desmitifica a los malos y a los buenos, tomando partido por la humanidad y ofreciendo a los lectores sus conflictos, métodos, pensamiento político y motivaciones. La novela no tiene como objetivo aleccionar, pero humaniza este fenómeno que no es nada nuevo y nos afecta a todos, aunque lo

La novela no pretende dejar ninguna lección de tipo moral, ética o política. Nuestras pretensiones son estéticas.

vivamos de formas distintas.  

C.B.: La Secta de los Asesinos refleja en parte los tiempos convulsos que se viven en occidente y en oriente en este momento. La novela sumerge sus raíces en la historia y se nutre también de la cultura de ambos hemisferios. Como narradores fuimos neutros, no tomamos partido por ninguno de nuestros personajes, solamente nos interesó construir una historia que ojalá atrape al lector. En el libro no se manejó ni el estilo literario de Rubén ni el mío, tácitamente creamos a un tercero para que lo narrara. La novela no pretende dejar ninguna lección de tipo moral, ética o política. Nuestras pretensiones son estéticas. Ahora, si ella sirviese para motivar algo –aunque no es su propósito-, me agradaría mucho que el público, quizá seducido por La Secta…, continuara leyendo sobre literatura e historia.


Rubén, tu obra La hora del cheescake está dentro del género de la novela negra contemporánea. El escritor español Manuel del Pino dijo que  “
La novela negra refleja épocas negras, y ahora estamos inmersos en una.” Y, también: “A veces pienso que la novela negra originaria española es la novela picaresca.”  ¿Cuál es tu opinión al respecto?  

R.V.: Aunque es cierto que la novela negra se alimenta del lado oscuro de las personas y las sociedades, no comparto aquello de que vivimos en una época negra. Si bien, la desigualdad y la violencia son pan de cada día, la humanidad jamás había estado mejor, como lo demuestra el estudio más reciente de las Naciones Unidas sobre el desarrollo humano. De hecho, jamás habíamos vivido una época tan pacífica, próspera y con mayor expectativa de vida.

En lo que sí concuerdo, es que la novela negra hispana encuentra sus antecedentes en la picaresca, literatura que refleja la realidad de un reino venido a pique por la decadencia de su monarquía. Es a través de la figura del pícaro y no de personajes refinados o idealistas, que este género reacciona frente a la negación de la realidad que caracteriza la novela pastoril, de caballería o morisca, las cuales gozaban de gran prestigio en su época. La literatura negra también reacciona frente a la realidad en la novela de enigmas (puzzle novels), en la cual se solucionan los crímenes gracias a aspectos tan subjetivos como el gesto o la mueca de un cadáver. La novela negra saca el crimen de los salones y lo regresa a las calles, para ello se vale de la figura del detective privado y de su relación con la ciudad.

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