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Edición
36

Mujeres médicas emergiendo del pasado – Parte I

Miami
Las grandes olvidadas en la historia de la medicina

La Historia de la Medicina no se ha portado muy bien con las mujeres. Dado que lo mismo ocurrió con aquellas que se hicieron notar en la música, la pintura y en casi todas las demás disciplinas, no nos debiera sorprender, ellas son las grandes olvidadas de la historia.

Fuera del ámbito femenino como hijas, esposas, madres, o como cuidadoras del hogar, del marido y de los padres, a las mujeres les fue muy difícil dar valor a sus vidas. Pero, algunas lo consiguieron por sí mismas, se destacaron a pesar de tener a la sociedad en contra y de las muchas dificultades que enfrentaron.

Qué extraño resulta pensar en ellas. Si sus nombres y los documentos que prueban la existencia de estas mujeres han llegado hasta nosotros, también es dable suponer que hubo muchas otras que no tuvieron tanta fama, pero que de todos modos ejercieron su profesión como pudieron.

Desde las épocas primitivas, eran ellas las que sabían más acerca de hierbas curativas y procedimientos relativos al embarazo, el parto y la lactancia. Siempre han sido mujeres las que acompañaron las ceremonias de pasaje – de niñas a mujeres, de solteras a casadas, los momentos del alumbramiento, han atendido trances patológicos o religiosos y también los ritos finales. Muchas de ellas, por ese motivo, fueron quemadas como brujas, porque tenían el poder sobre la vida y la muerte.

…es dable suponer que hubo muchas otras que no tuvieron tanta fama, pero que de todos modos ejercieron su profesión como pudieron

Hay referencias que citan a la médica egipcia Merit Ptah como la primera científica de cuyo nombre existe registro. No sabemos casi nada de su vida, pero vivió́ aproximadamente hacia el 2.700 A.C., lo que hace que la ubiquemos en la Dinastía II, en el Periodo Arcaico del Antiguo Egipto. Su imagen se puede ver en una tumba cerca de la pirámide escalonada de Saqqara. Tuvo un hijo, que fue sumo sacerdote y, en referencias que han quedado escritas, la describió́ como “la médica jefe”.

Merit Ptah no fue una excepción, en el Antiguo Egipto las mujeres practicaban la medicina, muchas de ellas en la especialidad de obstetricia. También sabemos que en Sais y en Heliópolix existían escuelas de medicina o “casas de vida” para mujeres, desde el 3.000 A.C. Ahí era donde ellas aprendían a enfrentarse con las enfermedades ginecológicas, a asistir partos y a cuidar a los recién nacidos.

Doy un salto en el tiempo y llego a Grecia. Allí aparece Agnódice o Agnódike, nacida en el Siglo IV A.C. en Atenas, en una familia de la alta sociedad ateniense. Fue al ver el gran número de mujeres que atravesaban partos muy dolorosos que quiso dedicarse a la medicina. En Grecia, en la época de Hipócrates, a las mujeres se les permitió́ aprender ginecología, obstetricia, curación y además ser parteras. Pero, después del fallecimiento de éste, los líderes atenienses descubrieron que las mujeres también hacían abortos y decidieron castigar con la muerte a las que ejercieran la medicina.

Agnódice se rebeló́ contra esta injusticia y recibió́ el apoyo de su padre, quien la ayudó a disfrazarse de varón cortándose el cabello y usando ropas de hombre, para acceder a la formación médica. Llegó a perfeccionarse en Egipto, donde las mujeres tenían un papel importante en la comunidad médica; estudió en Alejandría -con Herófilo, gran anatomista de su época-, consiguió́ los mejores resultados en los exámenes de medicina y obtuvo su título en ginecología y obstetricia.

De vuelta en Atenas, Agnódice ejerció́

…los líderes atenienses descubrieron que las mujeres también hacían abortos y decidieron castigar con la muerte a las que ejercieran la medicina.

su profesión siempre disfrazada de hombre, salvo cuando alguna mujer se negaba a atenderse con un varón. Se extendió́ el rumor entre las jóvenes y todas buscaron su cuidado, lo que la convirtió en una figura popular. Su profesionalidad y eficacia despertaron la envidia de varios de sus colegas. Comenzaron a calumniarla y no solo fue acusada de acercarse demasiado a sus pacientes sino de haber violado a algunas de ellas.

Agnódice fue llevada a juicio por seducir a las mujeres. Frente a un grupo de maridos y colegas celosos el tribunal se reunió́ para dar su veredicto. Ella decidió́ develar su verdadera identidad, pero entonces la acusación fue más grave todavía: suplantación de identidad para el ejercicio de la medicina, el cual estaba prohibido por ley a las mujeres.

Pero entonces ocurrió́algo muy significativo. Una multitud de mujeres llegó al lugar en donde se estaba celebrando el juicio, para defenderla, elogiarla y reprender a los maridos por querer ejecutarla. ¡Amenazaron con morir junto con ella!

Después de un breve debate, Agnódice se salvó́ de la pena de muerte y fue liberada de los cargos que le imputaban. Se logró́ una ley en Atenas para que las mujeres pudieran ejercer la medicina.

Aquí́ voy a hacer otro vuelo en el tiempo para aterrizar en Italia, en Salerno, en plena Edad Media, al comienzo del Siglo XI – 1097 o 1110 hasta posiblemente 1160.

Trótula de Salerno fue una famosa doctora italiana que escribió́ varios libros sobre medicina femenina que se usaron como texto obligatorio de medicina en las Universidades hasta el Siglo XVI, sufriendo numerosos plagios a lo largo de los siglos. El más importante es el conocido como Trótula Major. Es un tratado de ginecología y obstetricia de sesenta capítulos que abarca la descripción de numerosas patologías que tienen que ver con la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto, el control de la natalidad, y sus correspondientes remedios.

La otra obra, conocida como Trótula Minor, es un tratado sobre el cuidado de la piel, la higiene como prevención de enfermedades y la cosmética.

Agnódice ejerció́ su profesión siempre disfrazada de hombre, salvo cuando alguna mujer se negaba a atenderse con un varón

Sabemos muy poco de la vida de Trótula de Salerno, pero fue profesora de la Escuela Medica Salermitana. Es interesante destacar que esta Escuela, que aceptaba mujeres como profesoras y alumnas es considerada, por algunos autores, como la primera universidad europea. Si bien estaba ubicada cerca del Monasterio benedictino de Montecasino, vecino a Nápoles, fue el primer centro médico sin conexión con la iglesia, la Escuela era laica.

Trótula fue la primera en afirmar que los impedimentos de la concepción podían deberse tanto a problemas de la mujer como del hombre, en clara oposición a la costumbre establecida que sostenía que los problemas de esterilidad se debían siempre a la mujer. También apoyaba la idea de suministrar opiáceos a las mujeres durante el parto para disminuir el dolor, práctica que era perseguida por las autoridades por estar en contra de lo que decían las Escrituras – “Parirás con dolor…”.

Los conceptos de Trótula eran revolucionarios para su tiempo y totalmente prohibidos en la Edad Media. Ella también se dedicaba a atender diversos tipos de dolencias como el cáncer, trastornos oculares y otras patologías.

Trótula se casó́ con otro médico y colaboró con su él para escribir una Enciclopedia. Tuvieron dos hijos, ambos fueron médicos y profesores en la misma Escuela.

No sabemos acerca de la muerte de Trótula, se piensa que murió ya anciana en su ciudad natal. Desde el Siglo XV se procuró́ mantener la idea de que era en realidad un hombre y se masculinizó su nombre como Trótulo (Trotulus), porque se sostenía que era imposible que una mujer hubiera tenido tanta capacidad.

Cuando se crearon las Universidades, en el Siglo XII, solo se permitían estudiantes varones. Por lo tanto, no solamente se excluyó́ a las mujeres de la posibilidad de una educación superior, sino que los profesores intentaron minimizar e ignorar los trabajos y la existencia de estas médicas pioneras. Esto siguió́ ocurriendo hasta el Siglo XIX.

Como vemos, el rol de las mujeres primero se definió́ por las relaciones que tenían con los hombres. Se las consideraba imperfectas por naturaleza, y por lo tanto inferiores a los varones; se suponía que toda mujer debía estar sometida a ellos. Esta subordinación formaba parte del orden natural de las cosas.

Pocas mujeres se rebelaron y si lo hicieron casi no dejaron huellas.

no solamente se excluyó́ a las mujeres de la posibilidad de una educación superior, sino que los profesores intentaron minimizar e ignorar los trabajos y la existencia de estas médicas pioneras

Esta ideología de inferioridad estaba tan arraigada en la estructura de las vidas, que pocos la cuestionaban.

Los textos médicos y científicos apoyaban la capacidad limitada de las mujeres. Malebranche, filósofo francés del Siglo XVII, afirmaba que las fibras delicadas del cerebro femenino hacían que las mujeres fueran extremadamente sensibles a todo los que les llegaba de afuera; por lo tanto, no podían formular ideas o formar abstracciones. Sus cuerpos y sus mentes eran tan débiles que debían permanecer dentro de los limites protectores del hogar para estar a salvo.

A medida que evolucionaba la sociedad en su conjunto, las ideas con respecto a la mujer permanecían inamovibles, siendo apuntaladas por referencias pseudocientíficas para explicar su irracionalidad y la necesidad de aceptar un papel subordinado al varón.

Tuvieron que pasar muchos años para modificar este paradigma. Algunas mujeres lograron romperlo y vivir una vida diferente. A ellas me he referido, pero han sido unas pocas. Con el paso del tiempo cada vez un número mayor de ellas pudo modificarlo, transformarse y abrirse al mundo, a las ciencias y a las artes.

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