El traslado produce una desorientación en el individuo y/o familia que varía en grados de severidad, y ésta dependerá de la brecha entre la nueva cultura y la conocida, de las habilidades personales y el sostén recibido a su llegada. La intersección entre el individuo y el contexto social conforma la identidad personal.
El presente trabajo describe lo que sucede cuando un individuo y/o familia se traslada de lugar de vivienda, cuando se pasa de un contexto social conocido a un contexto social novedoso. La población a la cual hace referencia, es gente que decide migrar a otro país para mejorar su situación laboral. Generalmente son personas movilizadas por una organización o empresa que se compromete a brindarles ciertos beneficios a cambio de su habilidoso trabajo (en diversas áreas). Esta migración, con contrato de trabajo de por medio, es por un tiempo determinado, generalmente un lapso de tres años con opción a re-contratar. El traslado produce una desorientación en el individuo y/o familia que varía en grados de severidad, y ésta dependerá de la brecha entre la nueva cultura y la conocida, de las habilidades personales y el sostén recibido a su llegada. La intersección entre el individuo y el contexto social conforma la identidad personal.
¿Qué nos pasa cuando nos mudamos a un nuevo lugar? ¿Por qué es tan importante la mudanza? ¿Por qué nos resulta tan difícil especialmente a los adolescentes cambiar el contexto y el grupo de amigos?
La identidad de cada uno se construye gracias a la interacción con el medio. Nuestros padres son el primer medio de interacción y a medida que crecemos nuestros recursos para el intercambio también crecen. Los adolescentes consideran al grupo de pares una referencia importante.
Cuando una familia se muda, al principio, será la única fuente de referencia a la identidad de cada individuo que la constituye, hasta que el contexto se transforme en confiable, por lo tanto la red social debe ser reconstruida y para esto se requiere mucha energía.
Durante las primeras semanas del proceso de relocaciónes importante mantener las viejas costumbres, y a medida que la identidad del individuo comienza a depender de otros puntos de referencia estas rutinas, rituales y estrategias de resolución de problemas se pueden ir adaptando a las nuevas circunstancias. Cuanto mayor sea el nivel de adaptación mas se irán flexibilizando estos viejos hábitos.
Los estresores principales según la etapa evolutiva en que se encuentra el individuo en el momento de la migración son:
– Para un bebé el estresor principal sería los cambios de comidas, horarios, clima, o sea un cambio en sus hábitos.
– Para el niño el mayor estresor sería los cambios en la comunicación verbal y no verbal.
– Para un adolescente el mayor estresor sería el cambio en la red social.
– Para un adulto joven el mayor estresor sería el cambio del sistema de infraestructura.
– Para un adulto el mayor estresor sería el cambio del sistema de valores en el nuevo contexto.
Podemos ver esto desde la ontogenia tomando las distintas etapas evolutivas del bebé, niño, adolescente, adulto joven y adulto.
Cuando una familia se muda, al principio, será la única fuente de referencia a la identidad de cada individuo que la constituye, hasta que el contexto se transforme en confiable, por lo tanto la red social debe ser reconstruida…
Desde la neurofisiología comparada podemos observar los siguientes síntomas comunes en los procesos de relocación. Estos síntomas son esperables durante un tiempo acotado durante los primeros seis meses, pero si estos síntomas persisten más de ese lapso es preferible consultar.
En los adultos vemos sueño y apatía, ingesta compulsiva de alimentos o bebidas, nostalgia, añoranza exagerada por viejos amigos o viejos objetos, inseguridad en la toma de decisiones en el trabajo, estereotipar negativamente a las personas nativas del lugar, el miedo a ser entrampado, la baja en la eficacia de la tarea, enfermedades recurrentes y obsesión por la limpieza. Hay algunos síntomas que son más comunes en hombres y otros que son más comunes en mujeres, por ejemplo, la obsesión por la limpieza es algo más común en las mujeres y la baja en la eficacia en la tarea es algo más común en los hombres. En los niños los síntomas más comunes que se observan es la regresión en desarrollos logrados como puede ser querer volver al chupete o a los pañales, la regresión en el comportamiento social por ejemplo no hablar tan hábilmente como lo hacía, y en los hábitos los trastornos del sueño, las erupciones cutáneas, los trastornos digestivos y los accidentes a repetición.
Una herramienta importante que ayuda a sostener la identidad y hace que los individuos se sientan escuchados y cuidados son las reuniones familiares. En estas se provee un tiempo para que todos los integrantes de la familia se comuniquen de una manera democrática. Muchas investigaciones han demostrado que la gente funciona mejor cuando sus opiniones son tomadas en cuenta, la buena comunicación es la base para la buena relación. Los chicos deben tener la oportunidad de expresar sus sentimientos, sus ideas. Los padres deben determinar el modo de resolver ciertas situaciones pero es importante que el niño sepa que su opinión vale. A medida que los chicos crecen van adquiriendo mayor libertad y al mismo tiempo mayor responsabilidad, ellos toman más decisiones y los padres les otorgan más poder para afrontar situaciones nuevas. Aún los niños más pequeños deben tomar decisiones, un niño de dos años puede decidir si quiere usar la campera roja o la verde en un día de invierno, un niño mayor puede decidir cómo decorar su habitación.
La familia que proveía las rutinas y estrategias para resolver problemas en el lugar anterior servirá de puente para comenzar en la nueva ciudad. Cuando mantenemos ciertos contextos estables fortalecemos nuestras posibilidades para enfrentar nuevas situaciones. Hay que permitir que lo nuevo se convierta en hábito, lo mismo que pasa cuando un bebé es socializado.
La familia que proveía las rutinas y estrategias para resolver problemas en el lugar anterior servirá de puente para comenzar en la nueva ciudad. Cuando mantenemos ciertos contextos estables fortalecemos nuestras posibilidades para enfrentar nuevas situaciones. Hay que permitir que lo nuevo se convierta en hábito, lo mismo que pasa cuando un bebé es socializado.
Cada familia establece un modo de llevar adelante su vida cotidiana, lo que va instalando las costumbres propias. Se instituyen así tradiciones para las comidas, los quehaceres domésticos, las celebraciones de fiestas y cumpleaños y sus estrategias para resolver problemas, como puede ser reaccionar con humor o investigar acerca de ciertos temas. Esta trama que se va tejiendo a través de estas prácticas repetidas, son el sostén de la familia, lo que provee la identidad familiar y lo que garantiza cierta continuidad cuando todo el entorno es novedoso. La identidad de cada individuo está anclada en la identidad de la familia, en los hábitos conocidos.
El sistema de creencias es también muy significativo. Hay algunas familias que se rigen por los deportes, otros por las habilidades artísticas. Es importante para quienes se trasladan de un lugar a otro, que tengan habilidades portátiles, o sea que puedan transportar sus habilidades y que la gente del nuevo lugar también esté interesada. Por ejemplo, para alguien que baila tango no va a poder desplegar grandes habilidades en Oriente, porque es probable que la gente allí no esté muy interesada en ver este tipo de habilidades. En cambio los deportes son universalmente conocidos y también los instrumentos, la música.
El niño se convertirá en un adulto responsable como resultado de un largo proceso de interacciones. La familia provee la seguridad de base para que logre salir al mundo, y cuando en ese mundo convergen diversas culturas las posibilidades se amplían para lograr una rica y abierta personalidad integrada.
Los estímulos externos e internos derivados del proceso migratorio inciden sobre una persona con una determinada vulnerabilidad de acuerdo a su historia de vida, estas involucran las experiencias sociopsicológicas y el desarrollo de la personalidad basado en acontecimientos infantiles tempranos. De ello va depender una adaptación biopsicosocial a la nueva vida en el nuevo lugar o, el desarrollo de una enfermedad a raíz de esta re-locación. Esto va depender de la carga filogenética, la historia natural de la especie, de la carga ontogenética y de la historia de esa persona.
La migración y el ciclo vital familiar
Los estímulos externos e internos derivados del proceso migratorio inciden sobre una persona con una determinada vulnerabilidad de acuerdo a su historia de vida, estas involucran las experiencias sociopsicológicas y el desarrollo de la personalidad basado en acontecimientos infantiles tempranos. De ello va depender una adaptación biopsicosocial a la nueva vida en el nuevo lugar o, el desarrollo de una enfermedad a raíz de esta re-locación. Esto va depender de la carga filogenética, la historia natural de la especie, de la carga ontogenética y de la historia de esa persona.
Los estados del ciclo vital en el momento de la migración van de menor independencia a mayor dependencia. Por ejemplo los adultos jóvenes tienen mayor independencia que el matrimonio reciente, que a su vez tiene mayor independencia que familias con niños pequeños, que tienen mayor independencia que las familias con adolescentes hasta llegar a las familias en edad avanzada.
Los adultos jóvenes tienen el mayor potencial para poder adaptarse a la nueva cultura en términos de posibilidades de trabajo y de relaciones, ellos están transitando un proceso paralelo de diferenciarse de su familia y de su país de origen.
En un matrimonio reciente, la funcionalidad de la relación basada en las expectativas respectivas da permeabilidad a las nuevas situaciones dentro y fuera de la pareja, hay una alta disponibilidad a negociar, o sea aún no hay broncas sepultadas.
En las familias con niños pequeños la escuela puede actuar como denunciante de conflictos preexistentes, el problema de aculturación puede amenazar la composición estructural y revertir jerarquías y roles.
Los niños se integran más rápidamente gracias a la escuela y a veces son los intermediarios para la integración de los padres. Muchas veces las mamás arman la red social a partir de sus hijos. Los niños tienden a contar con estrategias flexibles para la adaptación. Cuando los abuelos están en contacto con la familia puede ser aún más estresante para los padres, ya que se pueden encontrar entrampados en el medio de dos generaciones con conflictos inter-generacionales y transculturales simultáneamente.
Los estados del ciclo vital en el momento de la migración van de menor independencia a mayor dependencia. Por ejemplo los adultos jóvenes tienen mayor independencia que el matrimonio reciente, que a su vez tiene mayor independencia que familias con niños pequeños, que tienen mayor independencia que las familias con adolescentes hasta llegar a las familias en edad avanzada.
Cuando los hijos son adolescentes, estos encuentran quela red social que le brindaba pertenencia y seguridad debe ser reconstruida luego de un proceso de aprendizaje de las nuevas pautas. Los jóvenes tienen menos tiempo para la familia, y por lo tanto le resta a la unidad familiar en la nueva.
La migración para las familias de edad avanzada es especialmente difícil ya que están dejando mucho de su vida atrás. Por un lado, como dijimos, a mayor cohesión y comunicación familiar menor vulnerabilidad del sistema y por otro, cada uno de sus integrantes se expone a los estresores propios de un proceso migratorio.
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