La presentación en Miami de su última novela, Réquiem Habanero para Fidel (Alfaguara, 2014), fue la ocasión de conversar con el escritor, periodista y catedrático Juan Jesús Armas Marcelo. Con más de veintiséis viajes a la isla desde 1985, su relación con la cultura cubana tiene hondas raíces. Réquiem es la última obra de una trilogía dedicada a Cuba que iniciara con Así en La Habana como en el cielo y continuara con El niño de luto y el cocinero del Papa.
Juan Jesús Nicolás Magdaleno, o Juanjo, como él prefiere que lo llamen, nació en Las Palmas de Gran Canaria, España, en 1946. Cursó sus estudios superiores en la Universidad Complutense y en 1978 se radicó en Madrid, donde comenzó a desarrollar sus actividades literarias y a colaborar con diversos medios periodísticos y radiales. Viajero incansable entre la madre patria y América, se lo ha llamado a menudo “el más latinoamericano de todos los escritores españoles y el más español de todos los escritores latinoamericanos”. Es así que fue nominado Académico Correspondiente de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras, así como de las Academias Peruana y Panameña de la Lengua. Fue fundador y director del Foro Literario Vargas Llosa, jurado del Premio Cervantes y, en los últimos doce años, miembro del Jurado del Premio Príncipe de Asturias de las Letras. En la actualidad es Director de la Cátedra Vargas Llosa, en la que participan, entre otros patronos, diez universidades españolas, ocho peruanas, una panameña, una francesa, una sueca y una norteamericana. Su obra es extensa y sus galardones literarios son muchos.
En Réquiem habanero para Fidel, así como en tus dos libros anteriores dedicados a Cuba, la autenticidad del lenguaje local es tan notable que, tiempo atrás y sin conocer tu biografía a fondo, pensé que habías vivido muchos años en la isla.
La he visitado muchas veces, y me siento identificado con la gente, familiarizado con su cultura. Se trata de que eso sea de ida y vuelta, si no, la complicidad no se produce. Hay que tener también una cercanía total. Cuba para mí no es un lugar secreto, es un territorio literario constante, del que pueden salir otros cuentos e historias, de cosas que tengo archivadas y no han servido para otras novelas. Pero quiero dejarte claro, Isabel, que mi postura con Cuba, aparte de otras cosas de las que podemos hablar, es básicamente literaria. La hipnosis que yo sufro felizmente por la relación que tengo con Cuba es una hipnosis intelectual, no política. De manera que a mí no me mueve escribir una novela de Cuba por ninguna filosofía política, me mueve por el hecho de la tragedia humana. Otros escogen otros territorios. ¿Por qué escogí yo a Buenos Aires para La Orden del Tigre? Porque en cierto momento yo me sentí sobrecogido, incluso intelectualmente, por el hecho de una represión tan terrible, además del resto del país, sobre una ciudad histórica, que para mí ha sido una ciudad del nivel de Londres, Madrid, París, Barcelona. Mi abuelo Marcelo, que regresó a Europa, procedía de Buenos Aires. Escuché una, dos, tres historias, y de pronto ese territorio se convirtió en una hipnosis intelectual y literaria. Eso me sucede con Cuba, con la que tengo una pelea y un abrazo amoroso constante.
Y se refleja en tu novela…
Mira, me acaba de decir un amigo cubano que en la novela maltrato a Alberto Padilla. No, yo no, lo maltrata el coronel de la seguridad del estado, el protagonista de la obra. Padilla fue un amigo del alma que yo tuve, lo edité antes de que él saliera de Cuba, y fui yo quien publicó después en Barcelona sus memorias. Lo conocía perfectamente y lo quiero mucho y para mí es más que una memoria. Pero ya empiezan a decir cosas que no son. a mí no me mueve escribir una novela de Cuba por ninguna filosofía política, me mueve por el hecho de la tragedia humana.
Es claramente una obra satírica, el típico ataque a una realidad que el autor desaprueba. Tal vez no han leído la novela con atención.
Ni la quieren leer. Pero bueno, eso es una de las cosas que uno carga como autor. Por supuesto que en la ficción quien habla así de Padilla es un coronel de la seguridad del estado, que tiene que ser un personaje auténtico. Pero claro, a veces la gente tiene un prejuicio y no puede superarlo. Tengo la certeza de que el que escribe se proscribe. Pero si no es así la literatura no sirve para nada.
Por eso pensé que habías vivido muchos años en Cuba.
No, he escuchado mucho. Otra cosa que tiene Cuba y puse en la novela, es el lenguaje gestual. Un simple movimiento de cabeza o un toque en el hombro tienen su significación, su semántica.
Eso sucede en muchos países latinoamericanos. ¿Lo habremos heredado de España?
Creo que es un lenguaje que se inventa todos los días para salir del sometimiento totalitario, tal vez fue de la autoridad de España en la conquista. Hay una lengua que se llama el papiamento, que está en Aruba, y yo fui ahí nada más para oir el papiamento. Es una lengua “de cocina” para los arubianos, que tiene cinco componentes, español, portugués, holandés, inglés y africano. Es una lengua inventada a lo largo de los siglos con elementos tomados de todos los conquistadores, pero para que los conquistadores no entiendan.
Como el llamado creole de Jamaica, el patois.
Si, se llama lenguaje de cocina, donde el sometido lo habla para que los señores no los entiendan. Así es que en Cuba hay una manera particular de entenderse. Además del sentido del humor, que es una fuerza descomunal en la resistencia cotidiana del cubano normal. Y una cantidad de episodios psicológicos que definen a un país, un país aislado durante casi un siglo. Eso creo que me acerca mucho como testigo y me capacita para poder escribir sobre Cuba.
¿Cómo surgió la inspiración para Réquiem habanero para Fidel?
Tengo la certeza de que el que escribe se proscribe. Pero si no es así la literatura no sirve para nada.
¿El personaje principal, Walter Cepeda, coronel retirado y taxista, está tomado de alguna persona real?
Si, el taxista está tomado de un coronel de seguridad del estado que era muy raulista, y al que Raúl Castro le dió un taxi con una parada en la puerta del Cohíba, como dice la novela. Todo lo que es la reflexión del personaje, en su casa, en la soledad, en medio de la noche, de los problemas psiquiátricos y del final del castrismo es un invento, creado para la novela. El hecho que la mujer, Mami, llame al hombre para tomarle el pelo es gracioso, pero es que la mujer sostiene la resistencia cubana. La mujer cubana tiene recursos increíbles, puede cocinar con las cosas más elementales y volverlas una fiesta, por eso el personaje de Mami es un homenaje a la mujer. Así como la hija, que lo llama para decirle cosas que él no quiere oír. Los hijos no quieren saber nada con la revolución, salvo que ya estén señalados para ser los propietarios del siguiente paso. La hija le dice tú no te has enterado, ya está todo repartido y a ti no te va a tocar nada. Es la misma historia de todos los otros países soviéticos, en los que la luz se apaga una noche y al prenderse ya está todo distribuido entre unos pocos.
¿Qué papel tiene el humor en tu obra?
Mira Isabel, yo he ido ganando a lo largo del tiempo una convicción: el sentido del humor forma parte del sentido común. Quien no tenga sentido común no tiene sentido del humor, y a la inversa. El humor es un estado de ánimo que, según la ciencia, te capacita cotidianamente para soportar problemas que sin el sentido del humor no podrías soportarlo. Al mismo tiempo, mantiene la salud, porque un estado de ánimo alto no permite la depresión, el caer en esos estados negativos. ¿Para qué sirve el optimismo? Para engañar a la realidad. Para mí la botella está medio llena, no medio vacía. Yo estoy muy agradecido a mi destino en la vida. Al mismo tiempo que sucede la tragedia de fondo, pasan cosas graciosas, que pueden parecer inventadas por el escritor, pero no.
¿Y por qué el hermano es tan ascético?
Porque él es un dios, pero no es tan ascético. Todas las mujeres son de él y también come con exageración, porque son las cosas que pueden hacer los dioses. Justo esta mañana pensé que en una de esas se moría hoy. Como decía Raúl Rivero, inmortal no es, pero inmorible parece que sí. Aunque yo también pensé durante quince años que Franco no se moría. Ese fue el día más feliz de mi vida. Yo fui martirizado por Franco, porque esta lengua no la tengo de ahora, yo nunca me sometí. Gracias a un consejo de guerra yo cumplí catorce meses de prisión en mi casa. A mí que me van a contar de las dictaduras.
Quisiera preguntarte ahora como autor, en qué forma han modificado tu profesión las nuevas tecnologías que han aparecido en los últimos veinte años.
Todo progreso tiene su peligro, su riesgo, el hombre no ha avanzado en la humanidad sin correr riesgos, pero las tecnologías nos han dado herramientas extraordinarias. Gabriel García Márquez decía que las computadoras iban a cambiar el mundo, y tenía razón. Él pasó de escribir una novela cada siete años, a escribir una cada tres años. Se simplificó el tiempo y las dificultades de la escritura, de la comunicación. Hoy te llevas la información para lo que vas a escribir en el mismo chisme donde lo escribirás y mandarás al otro lado del mundo. Yo estoy a favor de la tecnología. Y aunque no sabemos cuáles serán las herramientas del futuro, y por mucho que hoy sepamos, no va a ser nada comparado con lo que van a saber mañana.
Alguna vez dijiste que América latina es ese continente vital que nos llama para que no dejemos de contar sus historias. ¿Cuál es la historia que inspira tu próxima novela?
Toda mi familia era monárquica, de derecha y terrateniente. El último gran señor llamado Armas fue mi abuelo, ya que mi familia viene desde la conquista de las Islas Canarias, y la corona de Castilla les dió tierreas a mis antepasados. Los miembros de mi familia han empezado a trabajar por primera vez hace sólo dos generaciones. Fueron siempre ricos, pero de ellos salió un ser especial. Mercedes Pinto, una mujer de solo veinticinco años, quien pidió en el año 1923, en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, el voto para la mujer y el divorcio, y la desterraron en África. Luego viajó a Uruguay, de ahí se fue a Chile y se hizo amiga de Pablo Neruda, de ahí pasó a Cuba. En los tiempos de la Segunda Guerra Mundial estuvo en favor de que dejaran entrar el barco Saint Louis, que llegaba con más de setecientos judíos al puerto de La Habana. Ella terminó en México, donde se hizo amiga de Frida Kahlo, Leonora Carrington, Remedios Varo y otros. Ahora, cada vez que voy a México, voy a encontrarme con el espíritu de esta mujer, el de su hija, de su nieta y su bisnieta, sobre las que estoy escribiendo una novela que se llamará Cuatro veces mariposa.
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4 Comentarios
Isabel, te felicito por este reportaje. Tus preguntas nos permiten llegar al autor, a su obra, y a su espiritu. Gracias por la informacion. Ya mismo estoy comprando el libro!
Alexandra Goodwin
Gracias Alexandra, sabes que tus comentarios son siempre muy bienvenidos. Espero que disfrutes del libro. Un abrazo grande.
Chabela te hago llegar mis felicitaciones por este reportaje que me permitió conocer en profundidad al autor y a su obra. Te mando un beso grande, Nené.
Gracias Nené! Un abrazo.