América Latina y el Caribe es una de las regiones más privilegiadas en el mundo en cuanto a sus recursos naturales. Además es productora y exportadora, entre otras regiones, para la mayoría de los bienes agrícola-ganaderos que se producen en el planeta.
Por una parte, ante la necesidad de alimentar a una población mundial en constante crecimiento, las formas de elaboración de los alimentos y la producción han cambiado significativamente; esto sumado a la aplicación de importantes avances en materia tecnológica. Se observa asimismo, una inequitativa distribución y suministro de los alimentos en el mundo que deja a una importante proporción de la población en la hambruna.
Por otra parte, no todos los países producen alimentos que sean capaces de satisfacer su propia demanda interna, a lo que se agrega una inequidad en la distribución de los alimentos, en la concentración de la producción y la comercialización en manos de compañías transnacionales. Los organismos multilaterales influyen en algunos casos en la toma de decisiones de las políticas comerciales y económicas de cada país, por lo que se puede favorecer a determinadas regiones y no otras. Esto se traduce en un alto impacto de las economías locales en detrimento de los pequeños agricultores que producen a escalas menores y que no encuentran espacios ni mercados para colocar sus productos.
no todos los países producen alimentos que sean capaces de satisfacer su propia demanda interna, a lo que se agrega una inequidad en la distribución de los alimentos, en la concentración de la producción y la comercialización en manos de compañías transnacionales.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), son cuatro los tipos principales de desnutrición: la emaciación (bajo peso respecto a la estatura), el retraso del crecimiento, la insuficiencia ponderal, y carencias de vitaminas y minerales. Por causa de la desnutrición, los niños son mucho más vulnerables ante la enfermedad y la muerte. El concepto de “malnutrición” se refiere a los excesos, las carencias y los desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona.
De acuerdo a las estadísticas ofrecidas por el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa, lo que implica una de cada nueve personas en el mundo. El 12,9% de la población en países en desarrollo presenta desnutrición; otros números desgarradores son los aproximadamente 100 millones de niños en los países en desarrollo, es decir uno de cada seis niños presentan peso inferior al normal y uno de cada cuatro padece de retraso en el crecimiento, lo que podría ascender a uno de cada tres.
Los niños desnutridos tienen mayores probabilidades de repetir años escolares, lo que implica costos para las familias y los gobiernos, como así también mayores probabilidades de contraer enfermedades. Aunque los efectos sobre la salud en un comienzo son lentos, a lo largo de los años tendrá mayor repercusión, ya que requerirá atención médica durante toda la vida.
El potencial educativo se desaprovecha conduciendo a la pérdida de productividad. En este sentido, los niños desnutridos son más propensos a tener problemas cognitivos y niveles educativos más bajos, comparado con los niños con una alimentación sana, lo que limita su potencial de trabajo a lo largo de su vida. Además, su contribución a la población económicamente activa en un futuro puede verse limitada. Por otro lado, la muerte prematura por malnutrición se traduce en pérdida de productividad, lo que crea una carga notoria en las economías de los países. El ausentismo laboral, a causa de las enfermedades por desnutrición, provoca días laborales improductivos, lo que impacta directamente en las economías.
795 millones de personas en el mundo no tienen suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa
En 1990 se llegó al concepto actual de seguridad alimentaria, que incorpora las preferencias culturales y la inocuidad, y se reafirma como derecho humano. En el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1996, se establecía “el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso la alimentación…”, y sobre todo “el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre”.
Los cuatro pilares de la seguridad alimentaria son: la disponibilidad de alimentos, el acceso, el consumo y la utilización biológica de los alimentos. Alimentarse es un derecho permanente de todas las personas, para mantener su vida activa y sana, por lo tanto, la seguridad alimentaria promueve el buen crecimiento de los niños desde su concepción, mejora el rendimiento escolar, el estado de salud y por ende la capacidad productiva de la población.
La disponibilidad de los alimentos se refiere a poder contar con los suministros básicos, suficientes y estables que satisfagan las necesidades nutricionales de la población. El acceso a la comida consiste en contar en todo momento con la capacidad física, económica y social a los alimentos básicos. Capacidad para producir ingresos que faciliten la adquisición de alimentos de calidad y cantidad suficientes para cubrir las necesidades de la población. El consumo hace referencia a la capacidad de las personas para almacenar, seleccionar, distribuir y consumir los alimentos según sus costumbres, creencias, educación sobre la población. Es decir, la capacidad de ingerir los alimentos los que deben ser nutritivos y suficientes para satisfacer las necesidades nutricionales de la población. La utilización biológica de los alimentos consiste en la forma en que el organismo aprovecha los nutrientes de la alimentación dependiendo del estado general de la persona, así como la composición del alimento. Es decir, el aprovechamiento de los alimentos para tener una buena salud y calidad de vida. El alimento debe ser nutritivo, con la calidad higiénica adecuada para satisfacer las necesidades nutricionales de las personas.
es fundamental el rol del Estado y a su vez, el deber de los empresarios como responsables máximos de la inocuidad de los alimentos, como así también la participación de los consumidores, es decir la participación de todos los sectores que intervienen en la cadena alimentaria.
De acuerdo con la FAO, existen diferencias entre el derecho a estar protegido contra el hambre y al derecho a tener una alimentación adecuada, pues el primero de estos derechos es fundamental e implica que el Estado tiene la obligación de asegurar que las personas no mueran de hambre, lo que está intrínsecamente asociado al derecho a la vida. Además, las personas deberían tener acceso tanto físico como económico a los alimentos en calidad y cantidad adecuadas para llevar una vida sana.
Cabe señalar que uno de los grandes desafíos de las empresas de alimentos es la obtención de productos inocuos, lo que requiere de un marco regulatorio, de organismos estatales de control y de estrategias debidamente planificadas. Por ello, es fundamental el rol del Estado y a su vez, el deber de los empresarios como responsables máximos de la inocuidad de los alimentos, como así también la participación de los consumidores, es decir la participación de todos los sectores que intervienen en la cadena alimentaria.
En este sentido, el concepto de seguridad alimentaria (food safety) comprende “las condiciones o actividades que se realizan en el flujo de producción de alimentos, desde la producción de materias primas hasta el consumo del producto elaborado, tendientes a garantizar que el mismo sea inocuo”. (Sequeira,G., Martí, L.E., Rosmini, M., y col. 2000).
estimular las economías locales y nacionales, y buscar nuevas alternativas de desarrollo social para poder formalizar el cambio.
Es aquí cuando entra el Estado y la responsabilidad de garantizar el más alto nivel de amparo y protección de los consumidores, apelando a estrategias en la problemática sanitaria de los alimentos, implementando a la seguridad alimentaria como una política pública que se integra al plan global de la salud pública.
En este sentido, se señala que para que las políticas públicas sean efectivas, es importante la participación de la sociedad, ya que “existe un acuerdo en que el Estado es el primer ejecutor de la política pública, sin embargo para la consecución de políticas efectivas éstas deben contar con la participación activa del conjunto de la sociedad, lo que garantice una implementación que incluya todos los sectores y perspectivas. Al tratar problemas sociales manifiestos, la sociedad tiene un papel activo en la vivencia del problema y, por tanto, en la toma de decisiones en las políticas” (Cardona Acevedo, M. y col, 2009).
Las transformaciones actuales en el mundo sugieren un cambio de paradigma con la inclusión de las nuevas formas y de las estrategias posibles para erradicar el hambre en el mundo. Los índices proponen la necesidad de realizar transformaciones profundas en las estrategias políticas, comerciales, económicas y sociales de los países de la región.
Es indispensable que se siga avanzando en el desarrollo de competencias, priorizando los temas en las agendas de los gobiernos tanto en el ámbito de la integración económica como comercial, en el ámbito productivo, en el científico-tecnológico, así como el apoyo a la agricultura familiar y al desarrollo social.
Pienso que es fundamental que los países junten sus esfuerzos para enfrentar el desafío que plantea la desigual distribución de los alimentos. Por un lado, la protección de la alimentación sana en los niños es crucial; la necesidad que surge de mejorar las condiciones del sistema alimentario en la región, y por otro lado la formulación de políticas agrarias y el apoyo a la agricultura familiar para garantizar la seguridad alimentaria en el bloque.
Es necesario que los foros sean los medios que permitan dicha transformación y la oportunidad del diálogo entre los diversos actores, como base nuclear para garantizar la seguridad alimentaria, erradicar el hambre, estimular las economías locales y nacionales, y buscar nuevas alternativas de desarrollo social para poder formalizar el cambio.
Es esencial que se impulsen acciones concretas que lleven a la erradicación de la desnutrición, de la pobreza rural y garantizar la protección de los sectores agrícolas. La meta es entonces la formulación de políticas públicas, los esfuerzos comunes a favor de la salud de las personas, garantizar una vida sana y activa, y asegurar el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos. Es decir, el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre.
En la actualidad atravesamos un período caracterizado por una heterogeneidad regional, con diversos actores, modelos y proyectos de integración de regionalismo latinoamericano.
La integración latinoamericana se encuentra en una fase de desarrollo donde emergen nuevos desafíos en un contexto global dinámico y cambiante. Se puede observar que se está transitando una etapa compleja, la heterogeneidad de agendas, sumado a los diversos tintes políticos e ideológicos. Pienso que es un momento en el que se deberán superar las diferencias, ante esa heterogeneidad de agendas, y apostar realmente a un proyecto de integración en pos del desarrollo, el equilibrio económico-financiero y la participación social.
Deberemos seguir apostando a un proceso donde converjan modelos que apuesten realmente a la integración latinoamericana, que es una de las herramientas para alcanzar el desarrollo y que constituye una de las estrategias más eficaces para potenciar la negociación con otros bloques regionales.
Los influencers y gurúes digitales no sólo muestran vidas glamorosas, sino que ahora apelan directamente a la intimidad del usuario. Promueven el éxito sin educación formal, apoyados por algoritmos que fijan sus ideas, mientras la confianza social se fragmenta.
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“Abstenerse de sexo no es suicida, como lo sería abstenerse del agua o la comida; renunciar a la reproducción y a buscar pareja…con la decisión firme de perseverar en este propósito, produce una serenidad que los lascivos no conocen, o conocen tan solo en la vejez avanzada, cuando hablan aliviados de la paz de los sentidos”.
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Un comentario
Un excelente diagnoudd ls realidad alimentaria y sus desafíos, en el mundo y principalmente en nuestra región. Me parece además un artículo muy oportuno en momentos en que la política de Brasil hacia sus vecinos aparece a la vez como enigmática y fundamental. Felicitaciones!
Ruben Vallejo