Con motivo de la exposición de Betsabeé Romero en la galería Juan Ruiz de Miami, Francine Birbragher conversó con la artista sobre su formación y el desarrollo de su actividad artística.
Nacida en México, D.F., Betsabeé Romero pensó cursar filosofía pero optó por comunicación en un momento de apertura ideológica en el que se estudiaban lingüística, semiótica y metodologías de investigación social. Los estudios de comunicación incluían además antropología y sociología, los cuales daban a la carrera una clara aproximación humanística. Si bien en ese entonces Betsabeé se interesaba por el trabajo social, la universidad le exigía integrarse a la academia tomando cursos con estudiantes de otras disciplinas incluyendo literatura. Este tipo de formación universitaria le ayudó a acercarse más a la gente y a interesarse por la calle y por lo urbano en general. Desde una perspectiva semántica, comenzó a analizar los materiales y el contenido simbólico de los objetos y, posteriormente, obtuvo una maestría e hizo estudios de doctorado en arte e historia.
Desde una perspectiva semántica, comenzó a analizar los materiales y el contenido simbólico de los objetos…
A lo largo de su trayectoria académica, la artista cuestionó la brecha que existe entre el arte y la educación formal. En México no es obligatorio cursar historia del arte. No hay un acercamiento al arte y menos al arte mexicano. Si bien se estudia antropología, la artista encuentra que existe una gran dificultad en encontrar la belleza del arte pre-hispánico. El común de la gente ignora la gran riqueza histórica del arte en México. Algunas personas conocen los nombres de los grandes maestros del muralismo, pero la gran mayoría desconoce el arte pre-hispánico, el arte colonial y el momento coyuntural del encuentro Europa-América. Como indicó Pierre Grukinski este último es muy importante pues, según destaca Betsabeé, se trata de la “primera piedra de la globalización”.
En su afán por desarrollar un arte que llegara al común de la gente, la artista comienzó a interesarse por los símbolos urbanos. Con motivo de su participación en la Bienal inSITE 1997, realizada en Tijuana (México)-San Diego (Estados Unidos) y curada por Jessica Bradley (Canadá), Olivier Debroise (México), Ivo Mesquita (Brasil) y Sally Yard (Estados Unidos), trabajó por primera vez el automóvil, objeto que a partir de ese momento juega un papel primordial en su obra. Su aporte a la bienal fue la instalación Ayate Car (1997), ubicada en la zona limítrofe entre Estados Unidos y México. Inspirada en el fenómeno lowrider que surgió de la necesidad de la población chicana de hacerse visible en la década de los cincuenta, Betsabeé transformó un coche en una obra de arte única que invitaba a reflexionar sobre la delicada situación que viven miles de inmigrantes que tratan de cruzar la frontera en busca de un futuro mejor. La artista escogió un lowrider, un vehículo simbólico para los residentes de ambos lados de la frontera, lo pintó con rosas inspiradas en motivos del siglo XIX y lo llenó con 10.000 rosas secas, una referencia a la leyenda de la Virgen de Guadalupe. Los vecinos de la Colonia Libertad donde se exhibió el coche se identificaron con la obra de arte lo cual demostró que es posible que el arte contemporáneo llegue al común de la gente si utiliza iconografías que puedan entender.
…el auto es un ícono para explorar la posibilidad semiótica del movimiento.
La idea en este proyecto era utilizar un vehículo real y simbólico con contenidos sociales a los que todos tuvieran acceso. Según Betsabeé todos somos seres en movimiento. Al ser humano lo definen sus viajes. De hecho, la migración es uno de los grandes movimientos de los siglos XX y XXI además de ser un importante fenómeno cultural. En su obra el auto [MP1] se convierte en un ícono que le ayuda a explorar estos temas y analizar la posibilidad semiótica del movimiento. De igual forma, le permite considerar ciertas contradicciones como la sobrevaloración de la velocidad. Otro aspecto importante de la experiencia de inSITE fue pasar del taller a la calle. A partir de entonces, ha realizado talleres en comunidades marginales, primero en México y luego en otras partes del mundo.
La artista ve el arte como un ejercicio de resistencia frente a los análisis masivos impuestos por los medios. El deconstruir el auto le permite descubrir en sus partes un enorme potencial. En ese proceso de deconstrucción descubre la llanta-materia a través de la cual no solo re-semantiza el material sino que además lo re-utiliza estéticamente como sello cilíndrico. Según explica, la rueda no es común a todas las culturas pero el sello si lo es, es universal. El utilizar la rueda como sello es, según ella, un argumento romántico. Conceptualmente hablando, el proceso de imprimir con la rueda crea una tensión entre memoria y velocidad. El arte ayuda a reflexionar sobre procesos, especialmente el suyo que es ante todo un proceso artesanal. Su obra es precisamente la intervención artesanal del objeto industrial. Esta es la base conceptual de su discurso y de la obra misma, la cual, al ser impresa sobre materiales alternativos, hace alusión al Taller de Gráfica Popular que funcionó en México a finales de la década de los treinta. El Taller realizó un trabajo pedagógico importante, quizás menos visible que el del muralismo pero igualmente trascendental en la medida en que logró llegarle al público en general con su mensaje revolucionario.
Su obra es precisamente la intervención artesanal del objeto industrial.
La selección de los materiales que utiliza Betsabeé en algunas de sus obras puede ser interpretada como un acto de resistencia. En Trazos indelebles I (2011) y Ociosidad retorcida 2 (2012), por ejemplo, la artista rellena los diseños grabados en las llantas con chicle masticado. Este último, además de ser original y colorido, está estrechamente ligado a la idea de descolonización. Mascar chicle en México es una costumbre que data de tiempos precolombinos. En 1859, el presidente Antonio López de Santa Anna se lo obsequió al industrial estadounidense Thomas Adams quien entonces buscaba un material para sustituir el caucho. Si bien la sustitución no dio resultado, Adams desarrolló lo que eventualmente se convertiría en la goma de mascar moderna. Hoy, el chicle es no solo un producto de consumo sino también un material de contaminación urbana. El consumo de chicle, que en México se produce en múltiples colores, es un acto banal que no tiene ninguna razón de ser.
La llanta grabada está presente en un sinnúmero de obras. Lo primero que Betsabeé grabó fue una llanta en su afán por recuperar lo atropellado, lo que la velocidad había ido borrando. Al reciclar las llantas de los autos no solo recupera el producto y lo que este significa, sino que además ayuda a la conservación del medio ambiente. Los motivos grabados en las llantas, muchos de los cuales están inspirados en diseños precolombinos, contrastan visualmente cuando están rellenos con otros materiales. En el caso de Paisaje roto I y II (2010), por ejemplo, utiliza trozos de cerámica rota. En este caso, además de hacer alusión a la producción artesanal de la cerámica, analiza conceptualmente “lo que se ha roto” y establece un contraste entre la fragilidad y la resistencia de los distintos materiales.
…grabó fue una llanta en su afán por recuperar lo atropellado, lo que la velocidad había ido borrando.
A través de la cerámica y del vidrio, otro material producido en México en forma artesanal, Betsabée llega a sus obras más recientes: las instalaciones de espejos de seguridad y los rosetones de papel picado. Estos últimos, entre los cuales se destacan Las sombras no son como las pintan II (2013) y Vitrales de papel (2013), responden a una experimentación formal con el color. Bestabée recuerda haber tomado un taller de teoría del color con un discípulo de Josef Albers. Este último escribió en 1937 que México “era la tierra prometida del arte abstracto” al hacer alusión a los diseños geométricos prehispánicos. También resaltó la importancia del color en la cultura mexicana. Estas dos ideas la inspiraron a desarrollar un código infinito para trabajar y elaborar metáforas. Bestabeé se pregunta, por ejemplo, ¿qué tan conscientes somos o no para aceptar nuevas tonalidades? ¿Cómo se imprime una sombra en la pared? A partir de estos cuestionamientos realiza varias series de rosetones de papel de China (papel picado) colocados a cierta distancia de la pared e iluminados de tal forma que las sombras se reflejan sobre superficies pintadas de color. En algunos, a diferencia del mundo real, el primer plano aparece en blanco y negro y el mundo de las sombras aparece coloreado.
Los rosetones utilizan un recurso básico, el papel picado, que además de ser extremadamente frágil tiene relación directa con el tema del mestizaje. Los mexicanos consideran que el papel cortado es de origen mexicano cuando en realidad, como su nombre lo indica, viene de China. Independientemente de su origen, las guirnaldas de papel son muy populares en México y se utilizan para decorar las calles durante las fiestas de los santos patronos. A pesar de ser frágiles y delicadas, siempre están presentes como símbolo de la capacidad que tienen las personas de celebrar la vida. Los rosetones de Betsabeé Romero son una especie de ventanas o de ojivas arquitectónicas. Al igual que los autos y las obras realizadas con llantas, espejos retrovisores o capós, los rosetones invitan a reflexionar sobre temas importantes como la migración, el medio ambiente, la globalización, la cultura popular y la identidad.
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