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…a partir de la realización de análisis de sangre comparativos entre niños autistas y aquéllos que no lo son, una alteración en las proteínas. Nos cuentan que no saben si este marcador biológico será determinante, mas tienen la esperanza de que si así fuese podrían actuar desde edades muy tempranas evitando lo que se llama el autismo regresivo.
En el diario «El país» del 31 de mayo de 2005 aparece un artículo titulado «Hacia la detección precoz del autismo». Como en muchos casos en los últimos tiempos, bajo titulares esperanzadores de haber dado con la solución a una determinada patología, se camuflan ensayos que muestran exclusivamente algunas hipótesis sin conclusiones. El artículo que nos ocupa, dice haber encontrado a partir de la realización de análisis de sangre comparativos entre niños autistas y aquellos que no lo son, una alteración en las proteínas. Nos cuentan que no saben si este marcador biológico será determinante, más tienen la esperanza de que si así fuese podrían actuar desde edades muy tempranas evitando lo que se llama el autismo regresivo. Este último afecta al 30% de los autistas.
Nos hablan de que existen casos de bebes que cursan con normalidad hasta los dos o tres años y que al ponerse en contacto con algún «factor ambiental de carácter desconocido», hace que se desencadene la enfermedad. Algo así como una célula durmiente que se despierta al contacto de ese misterioso «factor ambiental».
Estos datos nos suscitaron muchas preguntas, pues si en la primera parte del artículo nos confirma que se está en proceso de investigación y que aún no se sabe por qué acontece, en otro se da por sentado que es un problema neurobiológico.
Luego en un apartado del mismo artículo con el título «La situación en España» resuelven en forma decidida y contundente que es un problema «neurobiológico». En razón de ello, se está implantando un sistema para que los profesionales de la salud aborden el problema desde muy temprano, para luego encausarlos y derivarlos a los sistemas educativos y sociales pertinentes.
En otro apartado se nos comunica que a estos niños se los puede atender con técnicas de estimulación y a veces con fármacos.
Estos datos nos suscitaron muchas preguntas, pues si en la primera parte del artículo nos confirma que se está en proceso de investigación y que aún no se sabe por qué acontece, en otro se da por sentado que es un problema neurobiológico.
Mas cual sería nuestra sorpresa, pues leyendo la bibliografía y las experiencias que de la mano de la teoría psicoanalítica existentes, nos encontramos con un interesante artículo de Vicente Mira. Este se encuentra en la revista «El Analiticón» en una edición de 1987¡hace más de18 años! Dice: «hace algún tiempo, en un periódico de gran tirada, se enfrentaron, durante una semana, los partidarios de las teorías que pretenden tener algo que decir sobre el autismo infantil. Un comité donde ilustres profesores ingleses abrieron las hostilidades afirmando el indudable origen genético de la enfermedad y, obviamente, la inutilidad, véase la estafa en que consistiría cualquier aproximación psicoanalítica a la cuestión, luego se levanto otro no menos ilustre que afirmaba exactamente lo contrario, afirmaciones a su vez rebatidas por los trabajadores de la monoamina cerebral, los socioterapeutas libertarios, los defensores de la familia del autista y unos cuantos más; era un lastimoso espectáculo sobre el tema…» etc.
Frente a estas informaciones que sin duda se van repitiendo en forma monótona, hemos de decir que nos alegramos sinceramente de constatar un interés por la investigación sobre los aspectos biológicos de dicha patología. Esperamos, porque aún no existen, datos fehacientes sobre los índices biológicos ó genéticos que determinen esta enfermedad. Celebramos el espíritu que debería animar a toda ciencia, situar la causa y no desconocer todas las coordenadas que a ella confluyen.
Se hace imprescindible tomar en cuenta la incidencia que la palabra ejerce en un organismo. Otros temas de interés son el lazo vincular con la madre ó el tema de la pulsión. Todos ellos son aportes sólidos de la teoría psicoanalítica. También una formación en cuanto a la escucha del profesional puede colaborar en el relevamiento que el decir de la madre, el padre o de sus cuidadores, pueden aportarnos.
Pensamos que sería más que interesante que los médicos se formasen para detectar estas alteraciones. Pero dado que aún no existe posibilidad de ser detectada por ningún examen neurobiológico, seria casi obligado que paralelamente a tener presente los elementos descriptivos de dicho patología, los profesionales tuviesen también en cuenta los temas que rodean la constitución psíquica del niño y cuando decimos psíquica, decimos inconsciente.
Son de vital importancia todos aquellos aspectos que preceden a la constitución del yo incluido este último. Se hace imprescindible tomar en cuenta la incidencia que la palabra ejerce en un organismo. Otros temas de interés son el lazo vincular con la madre ó el tema de la pulsión. Todos ellos son aportes sólidos de la teoría psicoanalítica.
También una formación en cuanto a la escucha del profesional puede colaborar en el relevamiento que el decir de la madre, el padre o de sus cuidadores, pueden aportarnos. Estas cuestiones son claves para la detección precoz… ¿del autismo?… decididamente no.
Con estos instrumentos se podrá tener dimensión de las complejidades del psiquismo humano en su interelación con el cuerpo propio y el de la madre.
Coincidimos en que cuando un niño no come ó no mira ó no emite sonidos, cuando se lo ve ausente o se observa que no se apropia de ningún objeto, es indispensable que alguien lo detecte lo antes posible. Mas una vez detectado se hace necesario el compromiso de todos en la pregunta que suscita: ¿Qué le pasa a este niño?
…el camino a seguir es la reeducación en centros especializados y a veces la medicación. ¿Cómo no escuchar que este proceder encubre una condena? Si no hay espacio para que tenga lugar una operación simbólica en la que se constituye la estructura psíquica (de eso nos informa el psicoanálisis) si se corta de raíz lo que la está obstaculizado, si en vez de despejar el camino que iluminaría mejor las causas, se lo cierra con diagnósticos apresurados, entonces lo que se consigue es crear una minusvalía mucho antes de saber de qué se trata.
Habrá que remarcar algo que se nos antoja obvio. No todo bebe o niño que tiene alguna alteración de estas características es autista, y mucho menos en edades tan tempranas. Se desprende del artículo antes citado que en tanto se lo considera una patología médica, (no confirmada aún por ninguna investigación) el camino a seguir es la reeducación en centros especializados y a veces la medicación. ¿Cómo no escuchar que este proceder encubre una condena?
Si no hay espacio para que tenga lugar una operación simbólica en la que se constituye la estructura psíquica (de eso nos informa el psicoanálisis) si se corta de raíz lo que la está obstaculizado, si en vez de despejar el camino que iluminaría mejor las causas, se lo cierra con diagnósticos apresurados, entonces lo que se consigue es crear una minusvalía mucho antes de saber de qué se trata.
Mas este proceder tiene una extraña y dolorosa virtud, des-responsabilizar a los padres de las causas y de la investigación que es necesario emprender.
Sabemos que un diagnóstico produce alivio en la familia. Luego vendrá «qué se le va a hacer ó es el destino que nos tocó en suerte». Ahora ya saben quién es su hijo, «mi hijo es autista», y frente a esto sólo queda la resignación y la re-educación.
No desconocemos la culpa experimentada por los padres y no se trata de alimentarla, sino de invitar a los padres a compartir los enigmas que como padres, ningún médico o psicoanalista puede remplazar en su decir, en su saber. Es imprescindible contar con ellos pues su palabra es de vital importancia. ¿Quién sino ellos pueden decir algo acerca de cómo fue esperado ese bebe, o qué se tramó a lo largo de tres generaciones? Y si esto no entra en la cuenta, será entonces un trabajo fallido en tanto carente de uno de sus pilares.
Nuestra tarea es sin duda, no tanto apaciguar la culpa con palabras de consuelo, sino escucharla, ponerla en la mesa de los obstáculos para que encuentren nuevos rumbos. Esta tarea la realizamos en un trabajo intenso con los padres. Culpa no es responsabilidad, ésta última se moviliza por el deseo, deseo de trabajar, deseo de colaborar en la construcción de un saber, en tanto que la culpa solo llama al castigo.
Si la detección precoz del autismo sirviese para rotular a un cuerpo para luego enviarlo a centros donde se los entrenasen suponiendo esta patología, no es que sería un error, sería mala práctica Y si fuese así, tal vez también sería mejor no hacer nada, pues eso no es un diagnóstico sino es sentenciar a un sujeto a transitar un camino sin retorno y sin carreteras secundarias.
Otro aspecto que deseamos resaltar. Se nos dice que en España la detección es alrededor de los tres años. Cuando en el artículo se habla del «factor ambiental» no se tiene en cuenta que es alrededor de los tres años es cuando el niño comienza la socialización.
Muchas veces no son los familiares cercanos quiénes detectan el problema, en muchos casos hay una renegación de los hechos. Por lo general es alguien de fuera (médicos amigos etc.) que dan la voz de alarma, o que en la confrontación con otros niños aparece ese dato revelador «mi niño no es como los demás».
Muchas veces no son los familiares cercanos quiénes detectan el problema, en muchos casos hay una renegación de los hechos. Por lo general es alguien de fuera (médicos amigos etc.) que dan la voz de alarma, o que en la confrontación con otros niños aparece ese dato revelador «mi niño no es como los demás».
Es necesario decir que desde hace mucho tiempo y por cierto en otros países, se convoca al psicoanalista en tiempos inauditos, 3 meses 6 meses. En Francia hay centros especializados de cero a cinco años dirigidos por psicoanalistas y se debería tener en cuenta que junto a las investigaciones que generalmente se nos informa vienen avaladas por el prestigio de universidades americanas, existen otros trabajos que se han gestado alrededor de estas experiencias. Invitamos al lector especializado que se haga con el libro «El cuerpo y la palabra» de Caroline Eliachef (Nueva Visión) son interesantes los textos de Fraçoise Dolto ó de Maud Mannoni.
Remarcamos que en ningún caso discutimos la existencia del Autismo y mucho menos su severidad, que es tanta como los enigmas que suscita en «todos» los que de un modo u otro se han acercado a estos chicos.
No dudamos que el tiempo es una pieza clave pues ya desde Freud sabemos que el psiquismo tiene un tiempo de elaboración que cristaliza alrededor de los 5 o 6 años.
También sabemos otras cuantas cosas. Sabemos que son niños que estando en el lenguaje no lo habitan, pues han hecho una renuncia a inscribierse como sujetos. Mas… ¿porqué?
Sabemos de sus movimientos repetitivos que nos evocan el ritmo monótono de las máquinas que hablan, pero en un cuerpo humano. Sabemos de sus automatismos motores y de un lenguaje que no sirven para interpelar o hacer vínculo con los otros. Frente a ello: qué decisión tomar. ¿Educarlos desde muy pequeños para enseñarles a hablar como máquinas, reforzando sus tendencias?
…sus movimientos repetitivos que nos evocan el ritmo monótono de las máquinas que hablan, pero en un cuerpo humano. Sabemos de sus automatismos motores y de un lenguaje que no sirven para interpelar o hacer vínculo con los otros. Frente a ello: qué decisión tomar. ¿Educarlos desde muy pequeños para enseñarles a hablar como máquinas, reforzando sus tendencias?
Nos conmueve y se nos hace difícil permanecer indiferentes al tomar dimensión de la encerrona a la que están sometidos algunos niños, en el tiempo de su mayor indefensión. ¿Cómo pasar por alto que hay todo un aparato social y familiar que aún sin saberlo se pone en contra? Pues en estas condiciones: ¿es posible un acto de creación si nadie lo espera?, ¿es posible un acto subjetivo si no hay otros que puedan reconocerlo como tal?, ¿es que los autistas son todos iguales? Y si no es así, ¿qué los particulariza más allá de sus síntomas?
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