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Theodore Adorno fue un filósofo, crítico y teórico que generó un vasto trabajo sobre aspectos de cultura y sociedad. Sus intereses fueron desde la filosofía clásica, hasta la psicología, música y sociología. Escribió sobre tópicos tan variados como Beethoven, antisemitismo y cine.
Es conocido como miembro de la Escuela de Frankfurt, el nombre que informalmente se le dio a un grupo de pensadores que trabajaban en el Instituto para Investigación Social de Frankfurt, Alemania. Allí desarrolló y practicó el pensamiento crítico, junto a Max Horkheimer, Walter Benjamín, y Herbert Marcuse.
Foto de Ilse Meyer Gerhrken
Theodor Ludwig Wiesengrund nace en 1903, en Frankfurt am Main. Es hijo de un comerciante judío, Oskar Wiesengrund, pero durante la década de 1930 adopta el apellido de su madre, quien era cantante y católica. Adorno estudió Kant con Siegfried Kracauer, quien más tarde se convertiría en un notable crítico cultural y teórico de cine en Weimar Germany. Cursó estudios de filosofía, sociología y psicología en la Universidad de Frankfurt y estudió música en Viena con Alban Berg entre 1925 y 1928, con la esperanza de ser compositor.
Durante los años ´20, se rodeó de conocidos con los que trabajaría el resto de su vida. Ellos fueron Max Horkheimer, Leo Lowenthal, Friedrich Pollack, Ernst Bloch, Bertolt Brecht, Kurt Weill, Walter Benjamin y Herbert Marcuse. Para 1931 Adorno era profesor en la Universidad de Frankfurt pero dos años más tarde, el régimen Nazi lo obliga a retirarse. Deja Alemania para pasar una breve temporada en Génova y luego viaja a Nueva York.
Adorno colaboró con Horkheimer en el libro Dialéctica de la ilustración, un texto clásico de pensamiento crítico. También desarrolló una Escala para identificar las personalidades concordantes con el fascismo. A pesar de su éxito profesional, no deseaba vivir en Estados Unidos y en 1949 junto a Horkheimer y Pollack regresó a Frankfurt para restablecer el Instituto. Los veinte años siguientes fueron sumamente prolíficos para él. Se destacan entre sus trabajos la Dialéctica negativa y su obra póstuma, Teoría estética.
En la introducción que hace a la Dialéctica negativa, revela la incompatibilidad de su teoría con la práctica política. Los estudiantes repudiaron su hipótesis por impotente y caduca, lo humillaron e interrumpieron sus lecturas. Ese dolor lo acompaño hasta su muerte en 1969.
En su Dialéctica Negativa, postula que el modo estándar de comprensión humana es la identidad que el pensamiento imita. Por esa cualidad identificarte del pensamiento un objeto particular es entendido en términos de concepto universal. El significado de un objeto se alcanza cuando se ha categorizado, incluido bajo título del concepto general. En oposición a la identidad del pensamiento, Adorno postula la dialéctica negativa, o el pensamiento de la no-identidad. Él intenta revelar la falsedad de las afirmaciones de identidad ratificando un sentido crítico que perciba que un concepto no puede identificar su verdadero objeto El sentido del pensamiento de la no-identidad reconcilia lo particular y lo universal sin reducir las cualidades a las categorías.
Tomó de Benjamín el termino «constelación«. Significa «yuxtapuesto» un conjunto integrado de elementos cambiantes que resisten la reducción a un denominador común. Este concepto se puede apreciar en el estilo con que Adorno escribe, con el que intenta ratificar una dialéctica negativa, en la cual los conceptos no se reducen al entendimiento categórico. Preserva las diferencias contradictorias e irreconciliables de las discusiones y las observaciones hechas en su trabajo. Mantiene la tensión entre el universal y el detalle, entre el esencialismo y el nominalismo.
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