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Conocida como la ciudad de los estudiantes, Coímbra, situada a orillas del Río Mondego, en la región central de Portugal, famosa por su Universidad, la primera del país y una de las más antiguas de Europa, fue cuna de seis reyes y capital de Portugal entre 1131 y 1255.
Desde la Baja Edad Media Coímbra ha sido un importante centro cultural gracias, en gran parte, a la creación, en 1537, de la Universidad de Coímbra, la institución académica más antigua en el mundo de habla portuguesa. Fundada inicialmente como Estudo Geral en Lisboa en 1290, al parecer no llegó a funcionar por falta de profesores y fue trasladada a Coímbra en 1308, un siglo después de la fundación de la nación portuguesa por el Rey Dionisio I.
En la actualidad, la vida cultural de Coímbra gira en torno a la Universidad y atrae a escritores, artistas, académicos y la aristocracia del país, lo que le ha ganado la reputación de Lusa-Atenas (o Atenas Lusitana). La ciudad fue capital nacional de la Cultura en 2003 y sus edificios históricos fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el 2013.
En pleno corazón de la Universidad, en el Paço das Escolas, o Patio de la Universidad, se encuentran varios de los edificios más emblemáticos de la ciudad, como la Capilla de São Miguel, la Torre de la Universidad, la Via Latina, el antiguo Colegio de São Pedro y la Biblioteca Joanina, que guarda un tesoro literario de incalculable valor con la mejor producción literaria europea de los siglos XVI, XVII y XVIII y una importante colección del Antiguo Testamento, incluyendo ejemplares de extrema rareza, como una primera edición de las Lusíadas, una Biblia Hebrea, publicada en la segunda mitad del siglo XV, de la que hay solo unos 20 copias en todo el mundo, y la Biblia Latina de las 48 Líneas —llamada as por tener exactamente 48 líneas por página—, impresa en 1462 por dos socios de Gutenberg y, para muchos, la más bella de las primeras cuatro biblias impresas. También posee una copia del Index Librorum Prohibitorum, el índice de libros prohibidos por la Iglesia Católica. Guarda, además, periódicos, revistas, manuscritos muy particulares y colecciones especializadas de mapas antiguos y documentos musicales de los siglos XVI y XVIII, entre otras.
La Biblioteca Joanina guarda un tesoro literario de incalculable valor con la mejor producción literaria europea de los siglos XVI, XVII y XVIII y una importante colección del Antiguo Testamento, , incluyendo ejemplares de extrema rareza
Aunque no se conoce con exactitud la fecha de su fundación, es probable que ya existiera una biblioteca universitaria en el lugar que actualmente ocupa la Biblioteca General, antes de que Dionisio ordenara la construcción del primer edificio de la universidad. Pero la primera prueba documental de su existencia es el traslado de más de 70 libros “de todas las ciencias” entre dos edificios, en 1503, en la época lisboeta de la universidad. Fue instalada definitivamente en Coímbra en 1537, época en que se le conoció como la Livraria do Estudo y era una institución “pública”, un caso raro entre las bibliotecas universitarias europeas.
La biblioteca ocupó varios locales, no muy bien instalados o equipados, a lo largo de su historia de más de 500 años, entre ellos los claustros de los Estudios Generales, actual Facultad de Derecho, donde todavía puede verse la puerta decorada en relieve, obra de Claude de Laprade. La Joanina fue la sexta “casa” (si no más) que ocupó la biblioteca. Recibió sus primeros libros en 1750 y fue abierta al público en 1777.
Según la práctica medieval, las obras se clasificaban según las Facultades en las que se leían. Debido a su importancia y valor, pero también para que no los cambiasen de las estanterías a las que pertenecían, los libros estaban encadenados a los estantes o guardados en armarios. Fueron desencadenados entre los años académicos 1611/12 y 1617/18, por el escritor y profesor André de Avelar. Por un cruel giro de la historia, el propio Avelar fue encarcelado y sentenciado a cadena perpetua por la Inquisición, acusado de ser judaizante. Se convirtió en sacerdote católico para proteger a sus hijos, aunque conservó sus creencias judías.
Hasta el día de hoy, las estanterías de la planta noble están cerradas con una red metálica.
La Joanina fue construida sobre la antigua cárcel del Palacio Real por el maestro de obras João Carvalho Ferreira. En su exterior se destaca el pórtico noble, de estilo barroco, coronado por una placa en latón con la inscripción latina Lusiadae, hanc vobis sapientia condidit arcem: dutores libri; miles et arma labor – «Construido para sabiduría de los Lusos (portugueses). Libros lideran; Soldados y brazos, trabajan» alentando al lector a usar los libros como armas para alcanzar la sabiduría. Otras inscripciones en el interior también enaltecen el valor del libro y el conocimiento.
La fachada de acceso original estaba orientada al patio, con enormes columnas monolíticas jónicas enmarcando el pórtico, coronada por el escudo de armas reales. En los años treinta del siglo pasado una intervención extrema que buscaba promover una falsa armonización de la biblioteca con el resto de los edificios universitarios alteró seriamente el edificio respecto a su diseño original, que sólo puede apreciarse parcialmente en fotografías anteriores a esta restauración y en la fachada norte, que no fue intervenida.
La sobriedad y sencillez de la fachada exterior no permiten al visitante anticipar la majestuosidad de su interior. El contraste es impactante. Una vez traspuesta la entrada es difícil decidir hacia dónde dirigir la mirada.
El piso principal, o planta noble, está dividida en tres salas comunicadas entre sí a través de tres arcos idénticos al de la portada. Albergan estantes y balcones de madera de roble de piso a techo sobre paredes decoradas con motivos chinos doradas sobre fondo negro, en la primera sala, rojo en la segunda y verde en la tercera. Están revestidas de madera pintada de tal forma que aparenta ser mármol. Repartidas a lo largo de las salas se encuentran seis mesas de lectura con incrustaciones elaboradas por el italiano Francesco Realdino en maderas tropicales, obras de arte de la carpintería del siglo XVIII.
Los techos y cornisas están decorados con frescos de Antonio Simões Ribeiro y Vicente Nunes con motivos alusivos a las artes y las ciencias y, en el centro, la figura de la Sapiência Divina – la Sabiduría Divina.
El edificio es, esencialmente, una caja fuerte diseñada para proteger y conservar los libros, con paredes exteriores de 2 metros y 11 centímetros de espesor que ayudan a mantener una temperatura constante adecuada y un nivel óptimo de humedad. La enorme puerta de entrada, de madera de teca, posee una resina antiséptica, resistente al ataque de diversos organismos, como termitas y hongos. Las estanterías están hechas de madera de roble, apreciada por su densidad, durabilidad y por su olor, que mantiene alejados a los insectos que se alimentan de papel. Además, los libros son sometidos regularmente a un tratamiento en una cámara anóxica donde, durante 21 días, se les retira el oxígeno, eliminando de este modo parásitos que puedan dañar el papel.
Desde hace al menos dos siglos y medio, unos curiosos operarios ayudan a conservar el papel en buenas condiciones y contribuyen a controlar las plagas de una manera que bien podríamos considerar como ¡muy ecológica! Se trata de una colonia de murciélagos, en la que conviven dos especies de estos mamíferos voladores, que se alimentan de los insectos papirófagos que rondan por el lugar y amenazan con atacar los libros. Para proteger la estancia de los excrementos de estos animales, al final de cada día se cubren las mesas con «manteles» de cuero, procedimiento que era habitual en templos y palacios.
La Joanima ha recibido reconocimiento por ser una biblioteca pública desde el siglo XVI, por oponerse siempre a cualquier forma de censura de libros, y por sus contribuciones al avance de las técnicas bibliotecarias
La Biblioteca está desarrollando un proceso selectivo de digitalización y se puede acceder a parte de su colección de forma gratuita desde cualquier parte del mundo a través de su biblioteca digital Alma Mater.
Como dato curioso, la antigua prisión medieval sobre la cual fue construida la Joanina se transformó en prisión académica, cuando la revolución liberal de 1832 prohibió la jurisdicción penal sobre profesores, estudiante y sus familiares. Esta cárcel tenía su propio fuero como todas las antigua Universidades de Portugal, un privilegio que preservaba al personal de la Universidad del deber penal ante diferentes delitos comunes, cumpliendo su condena en las estancias habilitadas. Básicamente este fuero dio vía libre a los rectores para utilizar la cárcel para ejercer un régimen puramente disciplinario.
Durante mucho tiempo se utilizó como deposito bibliográfico, pero fue rehabilitada con su antiguo equipamiento y mobiliario como raro testimonio de la única cárcel medieval de Portugal. Una pequeña abertura en la puerta que separa la planta intermedia de la planta en la que se encuentra la prisión servía de paso a los gatos que cazaban a los ratones de la biblioteca y se escondían en la planta inferior.
La Joanina ha recibido reconocimiento por ser una biblioteca pública desde el siglo XVI, por oponerse siempre a cualquier forma de censura de libros, y por sus contribuciones al avance de las técnicas bibliotecarias.
En las escaleras al pie de la Biblioteca Joanina, recorriendo la plazoleta y los edificios cercanos, o deambulando por los pasillos de su alma mater, los alumnos de la Universidad de Coímbra bien pudieran ser la fuente de la leyenda urbana, aunque desmentida por la propia autora, según la cual J R Rowlings se habría inspirado en la Librería Lello, de Oporto, para escribir su famosa saga del joven aprendiz de magia y hechicería y sus amigos. Viendo a estos jóvenes estudiantes con sus corbatas y largas capas negras, no puedes evitar preguntarte si realmente tienen poderes mágicos como Harry Potter, o es sólo el uniforme que los hace parecer hechiceros de la vida real.
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2 Comentarios
Disfruté mucho leyendo este artículo! Conozco la biblioteca y después de leer esto me gustaría volver a visitarla.
Tengo la suerte de conocer la biblioteca y este artículo me ha hecho sentir como si estuviese allí de nuevo, describe la belleza e historia del lugar a la perfección!