Por
Si «Dios ha muerto», tal como lo afirma Nietzsche sirviéndose de la figura del loco, esto implica la caída, la descomposición, el derrumbe de: las ideas que soportan al ente, el Dios cristiano, la moral, el progreso, la cultura, los ideales, los valores considerados supremos hasta el momento que al vacilar, abren a la decadencia de Occidente.
En esta oportunidad, me interesa considerar algunas de las consecuencias que a nivel del cuerpo del ser hablante tiene la conjunción inaugural de la modernidad. La misma se produce entre el advenimiento de la ciencia moderna y el modo de producción capitalista con el telón de fondo de la Ilustración y su ideal de progreso plasmado, políticamente hablando, en la Revolución Francesa.
A esta conjunción inaugural, cabe adicionarle lo que se precipita en la segunda mitad del S. XIX a nivel de la filosofía con Nietzsche, a saber: el desenlace de la metafísica en tanto que ontología en el nihilismo que, como dirá Heidegger, es ineludible por …lógica interna de la historia occidental [2]. Si «Dios ha muerto», tal como lo afirma Nietzsche sirviéndose de la figura del loco, esto implica la caída, la descomposición, el derrumbe de: las ideas que soportan al ente, el Dios cristiano, la moral, el progreso, la cultura, los ideales, los valores considerados supremos hasta el momento que al vacilar, abren a la decadencia de Occidente.
Si todo ha caído, continúa Heidegger siguiendo a Nietzsche en su crítica de la modernidad …ya no queda nada a lo que el hombre pueda atenerse y por lo que pueda guiarse [3]; entonces, la nada se extiende y la falta del Dios cristiano …comienza a arrojar sus primeras sombras sobre Europa [4] de modo tal que el …despliegue nihilista sólo puede tener como consecuencias catástrofes mundiales [5].
Pero si el nihilismo, es decir, todo es nada, es el destino de la historia del pensamiento en Occidente, dichas catástrofes mundiales estaban prefiguradas en el modo mismo de abordar lo humano propio de la metafísica y de la ciencia que se correlaciona con ella: abordar lo humano, para decirlo con Heidegger, a partir del ente con el consecuente olvido del ser y de su logos y búsqueda de la verdad en tanto que certeza sostenida de la conciencia de sí. Operaciones discursivas que pueden resumirse en la forclusión, el rechazo del ser hablante y de su singularidad de la que se desprende la constitución de su mundo.
También, a esta caída de la autoridad que ordenaba y a las catástrofes que se avecinan, la vemos reaparecer en el texto de Lacan sobre La familia de 1938 donde dice: Un gran número de efectos psicológicos (…) se origina, en nuestra opinión, en una declinación de la imago paterna. Declinación condicionada por (…) efectos extremos del progreso social, declinación que se observa principalmente en la actualidad en las colectividades más afectadas por estos efectos: concentración económica, catástrofes políticas [6].
Así, el progreso social que a partir de la Ilustración y su deificación de la razón sería fuente de absoluto bienestar, conllevó la declinación de la autoridad que ordenaba haciéndose esto más evidente donde había mayor concentración económica o catástrofes políticas. Sin dudas, la concentración económica solo puede remitirnos al modo de producción capitalista y las catástrofes políticas a la forma de política que dicho modo de producción requiere. Subrayamos, entonces, la autoridad del Dios cristiano fue sustituida por la autoridad de la razón.
Durante la década del ´70, M. Foucault desarrolló su curso anual en torno a la temática del poder, cursos en los que retoma el término biopolítica produciendo un giro respecto de sus usos anteriores, giro en el que la biopolítica se perfila como tanato-política que implica desde el poder, el desenfreno de la pulsión de muerte.
…el progreso social que a partir de la Ilustración y su deificación de la razón sería fuente de absoluto bienestar, conllevó la declinación de la autoridad que ordenaba haciéndose esto más evidente donde había mayor concentración económica o catástrofes políticas.
En 1976, en La voluntad de saber, entiende que biopolítica es esa forma que toma la política cuando en sus cálculos, técnicas y objetivos de estrategia se incluye la vida humana marcando esto …el umbral de la modernidad biológica [7]. Un año más tarde y cuando concluye Seguridad, territorio, población, se detiene en la cuestión de la gubernamentalidad rastreando el desarrollo del arte de gobernar que se desliza de su forma jurídica -en la que la ley es el instrumento primordial- a una forma económica en el que el tema de la población toma un lugar preponderante: es la relación estrecha entre población, territorio y riqueza la que dará lugar al nacimiento de la economía política y a un nuevo arte de gobernar.
Así,…gobierno, población y economía política- constituyen desde el siglo XVIII una serie sólida que aún hoy no está disociada [8] y por lo tanto, vivimos en la era de gubernamentalidad entendida como el conjunto de cálculos y tácticas de poder que tienen como meta principal a la población, como saber principal a la economía política y fundamental, como instrumento técnico esencial, los dispositivos de seguridad que controlan a la población, es decir, un control sobre los cuerpos.
Es en función de este marco que en el curso del año siguiente titulado Nacimiento de la biopolítica, Foucault vuelve sobre el arte de gobernar para recorrer minuciosamente el surgimiento y el desarrollo del liberalismo económico hasta sus formas más actuales. Podríamos interrogar al texto, quizás ingenuamente, ¿por qué si la promesa es un curso sobre el nacimiento de la biopolítica, el contenido versa abundantemente sobre el desarrollo del liberalismo económico? Como dijimos, la economía política se convirtió en una nueva racionalidad del arte de gobernar que no examina sus prácticas desde el derecho, sino desde sus efectos en términos de enriquecimiento y Foucault entiende que solo se puede captar la biopolítica cuando se haya comprendido la verdad económica que anida en el régimen gubernamental denominado liberalismo cuya veracidad se encuentra en el movimiento del mercado.
De este modo, historiando al liberalismo, Foucault se propone incursionar cómo se planteó el problema de la vida y de la población en el marco de una tecnología liberal de gobierno. En otras palabras, cómo se planteó la cuestión de los cuerpos vivos a partir del surgimiento y despliegue del modo de producción capitalista.
En la línea abierta por Foucault, G. Agamben afirma que los lugares por excelencia de la biopolítica son el campo de concentración y los regímenes totalitarios, es decir, el estado de excepción cuyo mentor, C. Schmitt resultó ser ideólogo del nazismo. El estado de excepción es ese en el que la excepción se convierte en la regla, ese donde los cuerpos quedan a merced de su manipulación y traslado por fuera de la ley que le otorgaba sus derechos jurídico-institucionales, vertiente por donde la biopolítica como práctica política recurre por ejemplo, a genocidios de los que el siglo XX no nos privó en sus versiones foráneas y locales -nazismos, fascismos, dictaduras, totalitarismos, nacidos de la mano del estado de sitio y del terrorismo de Estado.
La nuda vida [9] es, entonces, esa a la que en la excepción convertida en regla se puede dar muerte impunemente en el espacio político moderno de Occidente y el campo de concentración es el campo que materializa, que encarna la excepción tal como, por ejemplo, Primo Levi, Art Spiegelman y Pilar Calveiro nos lo describieron. El campo que encarna la excepción es donde se despliega el goce del Otro, que como dijera Lacan, no es signo de amor.
También, R. Espósito abona al transcurrir de la vida en la modernidad agregándole el paradigma de la inmunidad entendida como protección negativa de la vida, es decir, como amenaza de muerte. Así, se detiene en el nazismo para considerarlo parte paroxística de la lógica inmunitaria dado que el argumento para el genocidio que se perpetró fue el saneamiento del pueblo alemán, fue un argumento biológico plasmado en una política aunada a la técnica, una política que no es sobre la vida sino…de la vida [10], una forma de preservar la vida mediante la muerte en sus versiones más cruentas.
…vivimos en la era de gubernamentalidad entendida como el conjunto de cálculos y tácticas de poder que tienen como meta principal a la población, como saber principal a la economía política y fundamental, como instrumento técnico esencial, los dispositivos de seguridad que controlan a la población, es decir, un control sobre los cuerpos.
Por lo tanto, la biopolítica, el capitalismo y la tecnociencia moderna, dan cuenta de lo que les sucede a los cuerpos sometidos al control económico político por fuera de la norma, una acción en relación a la vida que se conjuga con la muerte.
Al respecto, dice Lacan en el Seminario XVI De un Otro al otro: El capitalismo ha cambiado enteramente los hábitos del poder. Ellos han quizá, llegado a ser más abusivos (…) ha introducido algo que uno no había visto jamás: lo que se llama el poder liberal.
Y más adelante, en la misma clase: El capitalismo reina porque está estrechamente conjugado con esta escalada de la función de la ciencia. …ese poder (…) secreto (…) también anárquico (…) por su apareamiento con esta escalada de la ciencia [11].
Entonces, lo abusivo y anárquico nos remite al exceso, a lo que del cuerpo escapa a la regulación que establece, en términos freudianos, el principio del placer abriendo a su más allá de donde: el cuerpo afectado por el exceso manifiesta ser un cuerpo de goce.
Y es justamente, a este desenfreno de la pulsión de muerte al que llamamos goce y si de pulsión se trata, el cuerpo está siempre implicado en ella. Ahora bien, la constitución del cuerpo es solidaria de la generación del espacio del ser hablante a partir de agregar imaginario para sostener a lo real y a lo simbólico por el anudamiento -tal como se constata en el estadio del espejo por el que se adquiere cuerpo y mundo, soporte de imagen que incluye al semejante. La alteridad se produce por la negación que Freud introdujo en la distinción yo/no-yo que evacua goce, evacua lo extraño y hostil del cuerpo.
Pero entonces, eso que no es mundo es lo inmundo y el hombre está siempre ahí [12], perturbado por ese real que permanentemente puede invadir su mundo, empujándolo a crear nuevas configuraciones nodales para salir de la infinitización de goce que nombramos como exceso y por lo tanto, la negación es lo que recae sobre lo inmundo para hacer posible al mundo.
Simultáneamente al control de los cuerpos, el capitalismo -por su propia lógica de acumulación de plusvalía-, empuja al reintegro del goce al cuerpo vía la acumulación de objetos que aseguran el consumo. Lo forcluído entonces, en esta lógica, es la castración entendida como pérdida de goce que da lugar sobre el fondo de esa pérdida al plus.
La forclusión de la castración impide, por lo tanto, el movimiento de contabilización de goce tal como se presenta en los síntomas solitarios actuales: anorexia, toxicomanía, fenómeno psicosomático, pánico, etc., fenómenos donde lo desregularizado del goce irrumpe, más aun, lo deslocalizado del mismo se presenta por ejemplo, en el llamado ataque de pánico, donde el desborde de angustia -que es el afecto de lo real- muestra lo que es un cuerpo «fuera de sí», tomado por lo inmundo. También, ese movimiento de contabilización de goce obstaculizado, impide el encuentro en el amor porque el régimen del goce fálico que tiene la medida de la castración, está perturbado.
…eso que no es mundo es lo inmundo y el hombre está siempre ahí, perturbado por ese real que permanentemente puede invadir su mundo, empujándolo a crear nuevas configuraciones nodales para salir de la infinitización de goce que nombramos como exceso y por lo tanto, la negación es lo que recae sobre lo inmundo para hacer posible al mundo.
El capitalismo y su lógica del cálculo, rompe el lazo social, lo mercantiliza y esto destruye al semejante que es, dice Freud en El malestar en la cultura, un colaborador, alguien con quien puedo contar y entonces, el semejante se torna prójimo, ese que está al acecho de perjudicarme, de sacar provecho de mí a favor de su propio beneficio tornándose así, una figura amenazante del goce del Otro que afecta nuestro cuerpo. De este modo, los lazos caen bajo un manto de sospecha, se descree de la philia, las miserias humanas -lo inmundo en el lazo- convive con nosotros.
Lacan entiende a propósito de la declinación de la imago paterna que: Cualquiera que sea el futuro, esta declinación constituye una crisis psicológica. Quizás la aparición misma del psicoanálisis debe relacionarse con esta crisis [13].
Se trata por lo tanto, de una clínica más allá del Nombre del Padre signada por el exceso que como dijimos, invade nuestro mundo. De hecho, Lacan multiplicó los Nombres del Padre poniendo en evidencia que no hay uno universal y que cada uno debe inventar lo que le funciona como tal, es decir, cada uno debe construir su anudamiento cada vez para suplir lo que no hay.
Cabe entonces, interrogar por qué para anunciar la muerte de Dios Nietzsche recurre al loco, por qué se lo hace decir a un loco. Quizás, se trate del retorno de lo forcluido por la historia del pensamiento de Occidente, la locura, lo irracional; él es el que viene a sacudirnos el largo sueño racional de la autoconciencia, sueño del que Freud nos despertó definitivamente cuando dijo que venía a traer la peste, eso de lo que hay horror de saber [14].
En el Seminario XXI Los no incautos…, Lacan se refiere a este momento de la historia en el que se ve despuntar, preferir, la sustitución del Nombre del Padre por el nombrado-para: los títulos, las suficiencias, las beatitudes… restituyendo con eso un orden de hierro que es el signo de una degeneración catastrófica. Suplencia que restituye un orden de hierro que verbigracia, se encarna en la biopolítica y en su degeneración catastrófica que quiebra, destruye el lazo social; ejemplos, abundan.
El capitalismo y su lógica del cálculo, rompe el lazo social, lo mercantiliza y esto destruye al semejante que es, dice Freud en El malestar en la cultura, un colaborador, alguien con quien puedo contar y entonces, el semejante se torna prójimo, ese que está al acecho de perjudicarme, de sacar provecho de mí a favor de su propio beneficio tornándose así, una figura amenazante.
En este escenario hipermoderno que hoy, al momento de concluir estas páginas, se presenta con un paisaje de humareda dantesca en la ciudad…[15] y otra vez el exceso: ¿qué oferta la sesión analítica? Oferta para quien lo quiera tomar -nadie está obligado-, un intervalo, un espacio para recuperar el cuerpo sacándolo de la vorágine imparable, del aceleramiento en el que el ser hablante deja de disponer de tiempo. Oferta una ocasión para detener la errancia infinita.
Y en definitiva, la experiencia analítica, es una oportunidad para otra decisión respecto del real pulsional; una oportunidad para otro modo de hacer con lo inmundo.
Un video club con el mayor fondo de películas de Barcelona y de España, con un valor patrimonial único que cuenta con títulos fuera de catálogo de grandes directores, cine clásico, películas indie, cine contemporáneo y experimental.
Duchamp, Banksy y Gorila Girls, tres artistas que perturban prejuicios, creencias y los valores del sistema del arte a través de sus obras. Con una práctica de la acción y la estrategia del anonimato provocan reflexiones y se ganaron una identidad.
Desde Chiloé al sur de Chile, hasta los desiertos de Kenia y Egipto; de los archipiélagos de Finlandia y Laponia en el Círculo Polar Ártico a los campamentos de refugiados en Tanzania y Azerbaiyán, el acceso a la lectura representa un verdadero reto. Conoce lo que algunas personas, comunidades y países hacen por los libros y la lectura
¿A dónde quedan las preguntas en la era de los algoritmos, la hiperinformación y un sistema de educación obsoleto? Pero ¿la capacidad de explorar y enfrentarnos a lo que no sabemos depende solo de la realidad tecnológica?
SUSCRIBIRSE A LA REVISTA
Gracias por visitar Letra Urbana. Si desea comunicarse con nosotros puede hacerlo enviando un mail a contacto@letraurbana.com o completar el formulario.
DÉJANOS UN MENSAJE
Imagen bloqueada