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Un par de generaciones atrás era bastante común que en el salón de clases no faltara algún compañero para quien las cosas no resultaban nada fáciles en la escuela. Como un clásico personaje de una tira cómica, estos chicos parecían atraer el polvo como un imán. Apenas llegaban al colegio el cabello se les desordenaba, dándoles un aspecto disaliñado, cuando todo el mundo había terminado de copiar del tablero ellos parecían apenas estar empezando, sus tareas se veían sucias, arrugadas, borroneadas. Sus profesores se desesperaban, los compañeros se burlaban, sus padres visitaban con tanta frecuencia el colegio que casi parecía estar matriculados a la par de ellos.
Eran alumnos inteligentes, pero simplemente parecían no querer esforzarse en prestar atención, concentrarse en clase o retener la información. Eran rotulados como “lentos”, “burros”, “flojos” o “haraganes”.
Hoy en día sabemos que no es que estas personas no quieran, simplemente no pueden. Y estos signos pueden estar indicando un problema de aprendizaje que, si es tratado a tiempo, quienes lo padecen pueden desarrollar su potencial llegando incluso a destacarse en la vida adulta.
el término dificultades de aprendizaje no se refiere a un desorden especifico sino a un grupo de diferentes desórdenes en las habilidades de la lectura, escritura y matemáticas.
El Dr. Sheldon Horowitz, Ed.D., director de Recursos e Información Esencial en el National Center for Learning Disabilities (NCLD) aclara que el término dificultades de aprendizaje no se refiere a un desorden especifico sino a un grupo de diferentes desórdenes en las habilidades de la lectura, escritura y matemáticas. Este conjunto es denominado learning disabilities (LD) y comprende un complejo de desajustes que se expresan de manera variada, impactando de modo diferente en la vida academica y social de cada individuo.
A diferencia de otras condiciones, como la parálisis o la ceguera, los trastornos de aprendizaje son una forma oculta de discapacidad, ya que no necesariamente producen manifestaciones evidentes que permitan comprender rápidamente la situación de quienes la padecen (2). Como lo expresa el propio Dr. Horowitz no existen exámenes de laboratorio, radiografías u otras pruebas diagnósticas que permitan confirmar o descartar rápidamente un trastorno de aprendizaje. Aunque las causas de los mismos no son claras, es posible afirmar que no son el resultado de una mala enseñanza, de la pereza o falta de motivación y que las personas suelen poseer una inteligencia media.
La capacidad para interpretar lo que se ve u oye o para integrar dicha información está afectada. Los niños con problemas de aprendizaje comprenden el mundo de un modo diferente. Su manera de aprender es distinta, por lo que se convierten en un reto para sus profesores, requieren un mayor tiempo para realizar las tareas y mucha paciencia por parte de los adultos que los rodean.
La Licenciada Doris Gicherman, psicopedagoga, Directora de la Unidad Psicopedagógica Integral de Caracas, Venezuela, afirma que estos casos por lo general no se detectan hasta que el niño llega a la edad de enfrentarse con sus primeras clases de lectura. Sin embargo, enfatiza que las sospechas de que existe el problema surgen mucho antes, cuando se observa que el infante tarda en aprender a hablar. Si el menor llega a los dos años y todavía no habla, es un buen momento para hacer un análisis, pues a esa edad ya deberían existir una cantidad de indicadores.
Doris Gicherman
A esta problemática debemos dar una respuesta educativa fundamentada, coherente y eficaz y para ello, es imprescindible la formación, participación e implicación activa de todos los profesionales que inciden sobre estos alumnos y sus familias, agrega Gicherman.
Tradicionalmente cuando un estudiante presenta alguna dificultad en la escuela, es remitido para su evaluación que incluye información relevante sobre las experiencias escolares previas, cuándo se presentaron los primeros síntomas, la historia familiar, además de pruebas educativas para determinar cómo el estudiante organiza y procesa la información, cómo escucha, qué recuerda de lo aprendido.
Los niños con problemas de aprendizaje comprenden el mundo de un modo diferente. Su manera de aprender es distinta, por lo que se convierten en un reto
Desde su podcast Learning Disabilities Basics, el Dr. Sheldon Horowitz (3) explica que existe un nuevo enfoque que parte de la postura de que el niño no tiene realmente un problema y que hay que buscar las causas de sus dificultades en el currículo general y en los métodos y estrategias utilizadas para enseñar. Este modelo toma en cuenta otros factores y exige que antes de llevar a cabo una evaluación, se intenten diversos métodos de enseñanza para facilitar el aprendizaje. Esta educación diferenciada involucra un trabajo de equipo orientado en ayudar al niño a superar sus complicaciones y sólo cuando éstas persisten se lo refiere para su evaluación formal. Si se llega a este paso, la medición será mucho más precisa y enriquecida por toda la información recolectada a lo largo del proceso.
La dislexia – una discapacidad del aprendizaje basada en el lenguaje
La Asociación Internacional para la Dislexia-International Dyslexia Association, IDA (4)- la define como “una discapacidad del aprendizaje basada en el lenguaje. La dislexia abarca un conjunto de síntomas, que se manifiestan en particular como dificultades con la lectoescritura. Las personas con dislexia, por lo general, tienen obstaculizadas las habilidades lingüísticas tales como ortografía, escritura y la pronunciación de las palabras. La dislexia afecta a las personas durante toda su vida, pero su impacto puede cambiar en las diferentes etapas.”
Los disléxicos perciben el mundo de una manera diferente, su atención disminuye cuando se enfrentan con letras o números y esto se traduce en dificultades para aprender a leer, escribir y hacer cuentas, afirma la Dra. Astrid Kopp-Duller, de la Asociación Americana para la Dislexia, ADA (5).
es imprescindible la formación, participación e implicación activa de todos los profesionales que inciden sobre estos alumnos y sus familias
De acuerdo a la Licenciada Doris Gicherman, por lo general hay una persona de cada familia que padece de este trastorno y con frecuencia se observa la escena en la que el padre advierte que también es disléxico, tras el análisis y diagnóstico de un hijo. Sólo se detecta el 2% de los casos, quedando el 98% sin recibir ayuda especializada. Se ve más en los varones, aunque esto sucede porque las niñas suelen presentar un desarrollo social más amplio y son más acuciosas pero a la larga se comprueba que ellas y ellos comparten la misma proporción del mal.
De acuerdo con la American Dyslexia Association se puede hablar básicamente de dislexia y de su pariente cercano, la discalculia, cuando se observa que el menor presenta percepción sensorial difusa y una falta intermitente de atención al confrontarse con letras y números.
existe un nuevo enfoque que parte de la postura de que el niño no tiene realmente un problema y que hay que buscar las causas de sus dificultades en el currículo general y en los métodos y estrategias utilizadas para enseñar
Parecería claro que en los lectores típicos la inteligencia y el rendimiento en la lectura están estrechamente vinculados entre sí desde muy temprana edad. Sin embargo, en un estudio realizado por la Dra. Sally E. Shaywitz, Co-Directora del Centro Yale para la Dislexia y la Creatividad de la Universidad de Yale (6) se encontró evidencia de que en los individuos disléxicos no hay una relación dinámica entre estos dos parámetros. En los disléxicos la inteligencia y la lectura siguen dos trayectorias separadas y diferentes, de modo que los niveles de inteligencia pueden ser altos aun cuando el nivel de lectura sea bajo. De hecho, muchos adultos que padecen dislexia poseen habilidades intelectuales superiores a lo normal, lo que les permite compensar su débil habilidad lectora.
Además, en los niños con dislexia el desarrollo del sistema de lectura está basado más en la memoria, mientras que en los niños típicos está basado en el sonido (7), para que la intervención y las estrategias para enseñar a leer a niños con dislexia sean efectivos, deben tomar muy en cuenta estas diferencias. El objetivo de estos programas es brindar la oportunidad de aprender y tener éxito en la vida escolar.
Los disléxicos perciben el mundo de una manera diferente, su atención disminuye cuando se enfrentan con letras o números
La psicóloga Nancy Steinberg (8), experta en problemas de aprendizaje, menciona otros factores que influyen negativamente en el desempeño escolar de las personas con dislexia. Por un lado, el material que pueden leer, de acuerdo a su nivel de comprensión, les resulta poco interesante para su nivel cognitivo. Además, su rendimiento en los exámenes es inferior ya que éstos son escritos.
Otro modo de mirar la dislexia
Al estudiar la dislexia desde la óptica de Foucault, la Lic. Soledad Vercellino del Centro Universitario Regional Zona Atlántica, Universidad Nacional del Comahue (9) en un interesante artículo titulado «La (Des) Aparición de la Dislexia: una mirada sobre el saber psicopedagógico desde la perspectiva de M. Foucault», analiza la historia y evolución de este concepto desde diversos campos y concluye que “más allá de esta variedad, todos los autores coinciden con respecto a la sintomatología, a saber: confusión de letras, sílabas o palabras con diferencias sutiles de grafías; confusión de letras, sílabas o palabras con grafía similar pero con distinta orientación en el espacio: (b-d; b-p); confusión de letras que poseen un punto de articulación común y cuyos sonidos son acústicamente próximos; inversiones parciales o totales de sílabas o palabras (la-al; le-el);sustituciones o invenciones de palabras por otras de estructura más o menos similar, pero con diferente significado (araucano – iracundo); contaminaciones de sonidos; adiciones u omisiones de sonidos, sílabas o palabras: famoso por fama; casa por casaca; repeticiones de sílabas, palabras o frases, entre otros.”
en los niños con dislexia el desarrollo del sistema de lectura está basado más en la memoria, mientras que en los niños típicos está basado en el sonido
A lo largo de la historia han surgido variadas hipótesis sobre la etiología de la dislexia que la Lic. Vercellino resume en su estudio. Una de ellas es la del neurólogo estadounidense Samuel Torrey Orton (1925 – 1930) quien consideraba que el origen de esta alteración era una inadecuada instalación del predominio lateral, una lucha por el predominio entre los dos hemisferios cerebrales explicaría la escritura en espejo, el retraso del lenguaje y la tartamudez. Vercellino cita también el punto de vista de la genética; Bertil Hallgre (1950) llegó a la conclusión de que este trastorno se debía a un factor hereditario y encontró que en el 80% de los casos que estudió por lo menos uno o más miembros de la familia tenían problemas de lectura. Con la influencia del psicoanálisis francés, se comenzó a conceptualizar a la dislexia como una dificultad en la lecto escritura, postulando que el trastorno disléxico se va configurando en la misma medida en que configuran trastornos en la elaboración de la propia identidad. (Schelmenson, 2000. Firpo de Iribarne, 1999). Vercellino recorre también la teoría pluralística de causación, sostenida por diversos psicólogos educacionales y experimentales, como Arthur Gates, M., Monroe, Helen Robinson, E Malmquist y M. Vernon, que se basa en la cantidad de hándicaps físicos, emocionales, sociales y educacionales que presentan los deficientes lectores. Otras teorías incluyen el retardo lector primario: la teoría de la organización neurológica, que otorga importancia a los modelos inmaduros de movimiento y postura, la teoría del balance químico cerebral «acetylcholine-cholinesterase» de Smith y Carrigan, la predisposición hereditaria o resultado de enfermedad, desnutrición y otro tipo de factores, el daño cerebral mínimo de Clemens, Retraso madurativo de Lauretta Bender, entre otras.
Con la influencia del psicoanálisis francés, se comenzó a conceptualizar a la dislexia como una dificultad en la lecto escritura, postulando que el trastorno disléxico se va configurando en la misma medida en que configuran trastornos en la elaboración de la propia identidad
En su artículo Intervención de la Dislexia, José Luis Cózar Mata (10), Psicopedagogo de la Universidad de Granada, nos dice: Cuando el profesional se enfrenta con un disléxico, lo hace siempre con una expectativa y una creencia que modula su interpretación de la situación y de los procedimientos de intervención. Desgraciadamente las investigaciones longitudinales muestran la dislexia como un trastorno crónico con fuerte persistencia a largo plazo, especialmente cuando la intervención se retrasa hasta el tercer curso. En consecuencia, aunque lo ideal sería eliminar el problema, por el momento el objetivo más realista que debe adoptar el profesional es reducir el impacto de las dificultades, es decir, adoptar estrategias de afrontamiento del problema más que de curación.
La Lic. Soledad Vercellino analiza que la dislexia pareciera entrar en un franco proceso de desaparición. Hoy ya no se habla de ella ni como entidad nosográfica ni como síntoma. El término “dislexia” va perdiendo presencia tanto en las bibliografías especializadas de educación así como en las ‘quejas’ de los docentes o en los pedidos de ayuda que realizan hacia los profesionales ‘paraeducativos’.
las investigaciones longitudinales muestran la dislexia como un trastorno crónico con fuerte persistencia a largo plazo, especialmente cuando la intervención se retrasa hasta el tercer curso
En el ensayo de Vercellino, mientras se revisan las principales hipótesis etiológicas de la dislexia y sus ‘clásicos’ representantes se intenta también explicar cuáles son las condiciones que la van haciendo desaparecer. A la vez, la autora se ocupa de señalar que alcance tiene el discurso contemporáneo y las practicas psicopedagógicas actuales para facilitar un nuevo modo de pensar la dislexia.
Los marcos teóricos referenciales han cambiado y entonces en el presente aparece otra cosa, son otros los diagnósticos que inquietan. El déficit de atención con hiperactividad, por ejemplo es uno de los nuevos trastornos que se da con mucha frecuencia y ha llegado a desplazar a la dislexia del campo de preocupación de los problemas de aprendizaje.
Saber reconocer con qué se construyen los referentes teóricos con que se trabaja actualmente nos acerca a la posibilidad de debatirlos y hallar mejores maneras de intervenir.
Desde la hipótesis que Vercellino plantea, son los profesionales de la salud y la educación quienes tienen el privilegio de delimitar patologías del aprendizaje, pero eso implica también que conviene que guarden “una actitud ética de vigilancia epistemológica que ponga en cuestión los propios marcos referenciales.” Cuando se trata de estos temas dice Vercellino, es mejor estar advertido que lo que se piensa es siempre en “…el interior de un pensamiento anónimo y constrictor de una época y de un lenguaje”. (Focault 1991:33). Saber reconocer con qué se construyen los referentes teóricos con que se trabaja actualmente nos acerca a la posibilidad de debatirlos y hallar mejores maneras de intervenir.
Más del ochenta por ciento de las discapacidades de aprendizaje tienen su origen en alguna dificultad del lenguaje o la lectura. La identificación e intervención temprana, entre los 4 y los 9 años de edad, es de vital importancia. Estudios recientes de neuroimagen han mostrado una mejoría en la función del cerebro y las habilidades de lectura, después de una intervención adecuada. Es necesario realizar ajustes en los programas académicos y lugares de trabajo, que les permitan desarrollar las habilidades del lenguaje necesarias para comprender el mundo. Es importante que exista una mirada incluyente e interdisciplinaria que comprometa la observación de padres, maestros y otros profesionales para trabajar junto al niño, ayudándole a superar sus dificultades.
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