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Cuando llegamos al museo Caliwood ubicado en la ciudad de Cali encontramos una familia que hacía el recorrido con una guía auditiva. Mientras los adultos observaban las fotografías antiguas, la colección de afiches de cine, las cámaras y los proyectores que lo conforman, el niño se tiraba al piso, jugaba y miraba hacia el techo, observando y absorbiendo las imágenes a su manera, demostrando cuan versátil puede ser la experiencia.
De hecho, Caliwood aprovecha al máximo su reducido espacio, y el niño acostado en el piso miraba un panel de vinilo iluminado que cubre el techo, donde se muestran los logos de los estudios de cine que han existido hasta el momento, algunos aun vigentes y otros ya desaparecidos. “Hacemos lo inimaginable con 228 metros cuadrados aprovechando el espacio con muy buen gusto” comenta Hugo Suarez Fiat, director y fundador del museo.
Hugo es abogado de profesión y un día decidió dejar esta carrera que ejerció por muchos años para dedicarse de lleno al museo, trabajo que le consume todo su tiempo. Es un “tirano noble” como él mismo lo define. Cuando habla de Caliwood el tiempo no cuenta, la pasión lo consume, y su entusiasmo se contagia.
¿Cuál es la historia detrás de Caliwood? ¿Cómo se originó?
La historia de Caliwood está relacionada con mi afición por los carros antiguos. Tenía una colección de carros que acostumbraba repar en un taller, y en una ocasión en que le trabajaba a un Ford 49 convertible, me encontré que en el espacio que ocupaba el carro se encontraban dos proyectores de cine abandonados.
Hay proyectores de 35 mm, 16 mm y 70 mm, fotografías desde 1800, los visores de 3D que fueron inventados mucho antes de lo que la gente piensa, un exposímetro de 1933, y la colección mas grande de fotografías originales de la película María basada en la novela de Jorge Isaacas.
¿Cuantos años lleva funcionando?
Caliwood está cumpliendo este mes seis años de funcionamiento. La idea surgió en 2003 pero se abrió oficialmente al público en noviembre de 2012. Darle difusión y reconocimiento no ha sido fácil. Trabajo con un solo ayudante, Santiago Cárdenas, que desde muy joven era proyeccionista, y comparte la pasión por el séptimo arte. Lo conocí por pura casualidad antes de abrir el museo, y desde entonces estamos juntos en esta labor. Hacemos no solo la parte de divulgación, sino la de adquisición y restauración, que toman mucho tiempo. Pero poco a poco las cosas van avanzando, y así como nos llegan a veces donaciones de equipos, también han aparecido entidades interesadas, como la BBC de Londres que nos sacó un artículo, y una importante revista francesa que sacará otro para fin de año. Estos franceses comentaron que no existe un museo así en ninguna ciudad de Francia, aparte de la Cinemateca de París, que pertenece al gobierno y lleva 80 años de fundada. También en México y Argentina nos han escrito artículos. El País de Cali nos ha apoyado y nos sacaron una página relacionada con este aniversario. Caliwood hace ahora parte de las guías turísticas de la ciudad y tiene su entrada en Google.
¿Y de dónde viene tu pasión por el cine?
Aunque siempre me ha gustado el cine, en realidad el haber encontrado estos aparatos fue lo que despertó la pasión por el tema. Yo dejé de trabajar como abogado, que es mi profesión, para dedicarme de lleno al museo, y no hay con que pagar la alegría que me produce. El hecho de que ustedes me hayan llamado desde tan lejos para indagar sobre el museo es muy significativo. Pero yo no quiero hablar de mi, quiero que se hable del museo, quiero que esta obra sobreviva por si misma, y para ello necesito el apoyo de la comunidad y que se le de difusión.
Sin embargo, tu historia personal está ligada al museo. Cada objeto parece tener vida propia relacionada con la manera como la conseguiste.
Si es cierto, cada objeto tiene su historia, como esta mesa que me regaló una vez un amigo, y pocas horas mas tarde su madre me llama para vendérmela. Pasan cosas muy curiosas. Pero lo interesante con esta mesa es que después de un tiempo de estar allí un niño rompió el vidrio que la cubría, y descubrimos que lo que lo sostenía era un rollo de película. Cuando lo limpiamos y lubricamos nos dimos cuenta de que era un clásico. Se llama A Golden Fish de Jacques Custeau, filmada en 1957 y fue una película que ganó un Oscar.
La última adquisición fue esta colección de cámaras que me enviaron desde Lenox, Massachusetts.
¿Y por qué hay una maquina de escribir y una de coser?
Todo tiene su razón de ser. Algunos objetos sirven para ubicar la época, mostrando lo que existía en esos momentos de los comienzos del cine. La máquina de escribir es de esa época, y la de coser se debe a que fue ésta la que inspiró a Louis Lumière para inventar el cinematógrafo.
Cuéntanos un poco mas cómo sobre la consecución de las piezas
Algunos objetos los he encontrado en anticuarios, algunos son donaciones, y algunos los he intercambiado, pero cada uno tiene su historia. Guillermo Peña Medina trajo los binoculares que usó uno de los personajes del largometraje caleño Perro Come Perro filmada en 2008; Francisco Norden obsequió un ferrotipo del siglo XIX. Una de las fotos viejas que vemos en el museo es del antiguo Teatro Colón en Barranquilla tomada en 1871. Mimeógrafos, fotografías, afiches de cine originales, filmadores, proyectores, sistemas de iluminación cuando funcionaban con lápices de carbón desde 1895, los primeros proyectores de uso domestico, proyectores de vidrio para la publicidad previo a la película. La mayoría de los equipos fueron usados en Cali, y los afiches pueden contar la historia del cine en Colombia. La última adquisición fue esta colección de cámaras que me enviaron desde Lenox, Massachusetts, que las tengo acá en el escritorio hasta que las clasifiquemos y les encontremos lugar de exhibición.
De hecho, el escritorio de Hugo es una maravilla, es “el centro de operaciones del museo Desde aquí se maneja todo”, dice. Allí controla las luces y se encuentra la computadora con las cámaras que controlan los espacios del museo. También allí reposan los nuevos objetos que recibe, porque el espacio es tan reducido para poder mostrar todo lo que ha ido adquiriendo, que hasta el baño está lleno de objetos en espera de ser catalogados y ubicados.
Después de hacer el recorrido por este maravilloso escenario donde cada objeto lleva el nombre que lo describe y el año correspondiente, la experiencia termina con una proyección original que Hugo selecciona y cambia cada mes, para que los visitantes experimenten lo que fue el cine en su momento con los proyectores originales. Esta función tiene lugar en una pequeña sala en la parte trasera del museo que lleva el nombre simbólico de Teatro Lumière, haciendo homenaje al inventor del cinematógrafo.
Caliwood se encuentra en la Avenida Belalcázar (Cra 2ª) No. 5ª-55 Oeste, Urbanizacion Arboleda, Santiago de Cali, Colombia, y se ha convertido en visita obligada no solo para amantes del cine sino para cualquier persona interesada en la cultura de la ciudad.
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