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Edición
36

Arquitectura poética – la obra de Juan Pablo Ortiz

Bogotá
Ganador del Premio ArpaFIL 2016, diseñador del Centro Memoria, Paz y Reconciliación, homenaje a las víctimas de la violencia de Colombia.

En diciembre de 2016, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el arquitecto colombiano Juan Pablo Ortiz recibió el Premio ArpaFIL,  que reconoce la trayectoria de un profesional cuyo desempeño haya contribuido al engrandecimiento artístico del patrimonio mundial.

El trabajo de Ortiz se destaca por la búsqueda de conceptos e ideas operativas frescas e innovadoras, que permiten proyectar espacios habitables, eficientes, útiles, durables, responsables en el uso de la energía,  bellos y significativos, dentro de un marco de respeto hacia las tradiciones locales, y el paisaje natural en que el que se implanta.  Entre sus obras sobresalen el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, el Archivo de Bogotá y los Laboratorios del Archivo General de la Nación de México.

Juan Pablo Ortiz nació en Bogotá en 1965.  En 1989 se graduó de la Universidad de los Andes de esa misma ciudad, donde  actualmente es catedrático e investigador. Ha sido invitado como conferencista y como jurado calificador de varios concursos de arquitectura dentro y fuera de Colombia. En el año 2000 ganó el concurso para la construcción de la sede del Archivo General de Bogotá, por el cual recibió el Premio Nacional de Diseño Colombiano Lápiz de Acero.  Ha participado en diversas Bienales a nivel nacional e internacional,  y fue nominado al Premio Americano Mies Van der Rohe Crown Hall.

Hablemos de la importancia de los premios en arquitectura y, en especial, en Colombia. ¿En qué consisten y  qué se toma en cuenta para estos premios?
Los concursos de arquitectura son convocatorias públicas que por lo general hace el Estado para realizar algún proyecto específico.  A diferencia de las licitaciones, donde  se sabe quién es el oferente, en los concursos  no se sabe quién es y se juzga el proyecto como tal y no a la persona.  Eso hace que los concursos sean, realmente, la manera más democrática, abierta y transparente para seleccionar un proyecto.  La gran mayoría de nuestro trabajo, casi todos los proyectos importantes que hemos hecho, devienen de esos concursos, sin los cuales, nosotros prácticamente no existiríamos.

También hay concursos privados, por ejemplo, los de la Universidad de los Andes y la Javeriana aquí en Bogotá.  Hay países como Suiza y Alemania, donde la gran mayoría de los proyectos se hacen así.  En Latinoamérica, Colombia es un modelo en ese sentido. Los concursos de arquitectura son de las instituciones colombianas que realmente funcionan y que son mostrables ante el resto del mundo.

Muchos autores dicen que los cuentos los buscan a ellos. ¿Tú dirías que los proyectos te buscan a ti, más que tú buscar los proyectos?
No, en este caso uno tiene que buscar los proyectos, estar pendientes de las convocatorias públicas.  Aunque ya en este momento de nuestra carrera nos empiezan a invitar a algunos concursos privados,

Los concursos de arquitectura son de las instituciones colombianas que realmente funcionan y que son mostrables ante el resto del mundo.

nos toca salir a buscar los proyectos que hay, concursar como cualquiera, entregar los proyectos  y ojalá hacer el mejor esfuerzo para obtener el contrato.

¿Qué representa para ti el premio Arpa FIL?
La escogencia de este Premio depende, cada año, de la zona o país  invitado de honor a la feria.  Hace 10 años, el país invitado fue Colombia y seleccionaron a Rogelio Salmona, quien es reconocido internacionalmente como el gran arquitecto colombiano.  Como para ubicarte, Salmona es a la arquitectura lo que Gabo es a la literatura. Entonces, para nosotros, es un honor que nos dieran el mismo reconocimiento que recibiera el maestro Salmona en  el 2007.

En Guadalajara se destacaron varios de tus proyectos. Háblanos acerca de ellos.
Empecemos por el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.  A diferencia de otros proyectos similares, que se han construido post conflicto, el CMPR se construyó en el 2010 en medio de la confrontación interna de Colombia, haciendo visible la memoria de las más de 6.000.000  de víctimas que ha dejado el conflicto armado en este país. Es, además, un memorial para la conmemoración del Bicentenario de la Independencia, donde se enaltecen valores como el respeto a la vida, la no violencia, la verdad, la justicia y la reconciliación.

El proyecto forma parte del complejo tradicional del Cementerio Central de Bogotá, en un solar que fue originalmente un espacio funerario con dos siglos de memoria, donde estaban enterrados más de 3600 individuos. Para exhumarlos, se realizó la prospección arqueológica funeraria más grande de Sur América. El edificio brinda al visitante una experiencia de inmersión, donde su cuerpo se funde con el espacio debido a la fuerza de la gravedad, muy explícita en el lugar. Al descender, el diseño de la escalera obliga a recalcular los movimientos corporales, logrando una marcada conciencia física, un sentimiento de presencia intensificada, que lo prepara para ingresar a un lugar único, con su atmósfera solemne de meditación y silencio. Las cubiertas del edificio, inundadas de agua, forman parte del paisaje, como una serie de reflejos inmateriales que realzan los columbarios o existentes. El edificio es un umbral sin barreras,  un espacio público, democrático y abierto.

El edificio brinda al visitante una experiencia de inmersión, donde su cuerpo se funde con el espacio debido a la fuerza de la gravedad, muy explícita en el lugar.

Propusimos, además, crear relaciones empáticas con los usuarios: las víctimas de la violencia en Colombia. Para tejer relaciones afectivas y de significado con la comunidad, se convocaron durante la construcción del edificio a las asociaciones de víctimas en el país, y con ellas se realizaron 15 ceremonias simbólicas, donde 2012 personas hicieron aportes personales en tierra, traída de su lugar de origen, junto con memorias y voluntades de paz escritas, que se encapsularon en tubos de vidrio.  Al finalizar la construcción, estos 2012 tubos con sus respectivos aportes, se depositaron en los orificios que dejó la cimbra con la cual se levantaron los muros, de un metro de espesor y 12 metros de altura, en el hall del edificio.  Estos muros tienen dos sentidos simbólicos; el primero, evidenciar que la tenencia de la tierra es el origen del conflicto colombiano, de allí que el único volumen que emerge del suelo, se inspiró en los sistemas ancestrales de construcción en tierra. Y el segundo, conmemorar el Bicentenario con veinte capas vaciadas en anillos, que representan veinte décadas de historia republicana.

Por otro lado, los archivos históricos son edificios destinados a custodiar el patrimonio y tienen una función muy importante para los estados y para la transparencia de los estados, en la medida en que permiten dejar una trazabilidad de todos los actos políticos y sociales que se han dado a través de la historia.  Ahí queda en firme el papel,  ahí está el testimonio.  En 2003 terminamos el Archivo de Bogotá y  hacia el 2010 nos convocaron para hacer los edificios técnicos, o sea, los depósitos documentales y los laboratorios del Archivo General de la Nación de México.  Con esta obra, somos los primeros arquitectos colombianos en ejecutar proyectos públicos de gran significado para otro país. Está todavía en construcción, más o menos como en un 80% terminado.

Los archivos tienen una serie de consideraciones técnicas muy importantes para lograr la custodia de esos documentos,  con unas condiciones de temperatura, humedad y seguridad bastantes complejos. Además de los depósitos documentales, hay laboratorios  donde se restauran, mantienen y catalogan los documentos, además de laboratorios para la enseñanza de restauradores y archivistas. 

los arquitectos, hemos estamos construyendo un lenguaje que empezó cuando algún hombre por allá en las cavernas, hace miles de años, trazó una línea sobre una pared

Por último, están las salas de lectura, las salas de exposiciones y el área  cultural de los archivos, donde los documentos empiezan a interactuar con los ciudadanos.  Estas áreas requieren de condiciones de seguridad, muy buena luz y muy buenas condiciones de trabajo.

El Archivo General de México, donde reposan desde códices mayas hasta documentos contemporáneos, está al lado del célebre Palacio de Lecumberri, inaugurado durante el régimen de Porfirio Díaz  como penitenciaría y que es, desde 1976, sede del Archivo General de la Nación.  Hasta el año pasado todos los documentos reposaban en la cárcel en condiciones lamentables, diría yo.  A partir de entonces se empezaron a pasar al edificio de archivos. Tomará varios años pasar esta cantidad monumental de documentos mexicanos a este edificio.

¿Cómo sientes tú que las nuevas tecnologías han afectado a la arquitectura?
Digamos que la tecnología ha cambiado mucho la manera de hacer este oficio, sobre todo en la factura de los planos, creando herramientas nuevas que permiten hacer de manera más eficiente los documentos de construcción.  Quizás también en la visualización, con proyecciones que brindan una mejor idea de los edificios antes de estar construidos.  Pero, en esencia, la arquitectura sigue siendo una ciencia, una técnica-arte que deviene en gran parte de la memoria. La memoria es como el alma de la arquitectura.

La arquitectura es un arte de la memoria. Aristóteles decía que la memoria es el escribano del alma y algo parecido pasa con la arquitectura, el alma de la arquitectura la escribe la historia, la escribe la memoria. Nosotros, los arquitectos, hemos estamos construyendo un lenguaje que empezó cuando algún hombre por allá en las cavernas, hace miles de años, trazó una línea sobre una pared. Desde ese momento empezó una gran tradición de la cual nosotros, los que hacemos ahora arquitectura, somos herederos y nos debemos a esa herencia.  Quizás alguna vez en la vida, si uno tiene digamos la fortuna o la capacidad, puede aportar en algo a ese gran lenguaje que se ha venido construyendo desde ese momento.
¿Dónde termina la arquitectura y empieza la ingeniería civil y viceversa? ¿Cómo se relacionan estas disciplinas?
Es una relación totalmente simbiótica. La arquitectura se hace con muchas ingenierías, no sólo la ingeniería civil, sino de muchas otras disciplinas.  Cada vez se suman más disciplinas a la arquitectura. Arquitectura viene del griego,  arqui ,origen y tekhne, técnica. Técnica original.  Esa técnica original reúne muchas técnicas, es toda esta suma de ingenierías y de conocimientos y de humanidades y todo esto suma la posibilidad de hacer edificios habitables. Realmente, la arquitectura comienza y termina donde está el hombre,  para poder generar espacios habitables y significantes para los hombres.

Juan Pablo, a nivel un poco más personal ¿En qué momento de tu vida supiste que querías ser arquitecto?
Eso que dicen que desde chiquito había soñado con ser arquitecto y que hacia dibujitos de casitas y eso, en mi caso, es puro cuento. Eso para mí no fue así de romántico.  Mi padre fue arquitecto y yo siempre he sido muy de buenas. Yo no sabía que estudiar, un despistado total, entonces dije, voy a estudiar lo que es mi papá y me metí a estudiar arquitectura y, cómo soy tan de buenas,  ¡me encantó! se

…el trabajo del arquitecto se parece mucho al de un director de orquesta sinfónica – hay que dirigir una gran orquesta y ponerla a sonar bien. 

convirtió en la gran pasión de mi vida.

Ejerzo este oficio más o menos desde el ’97 o ‘ 98.  Apenas me gradué, me metí, junto con mi hermano, en la aventura de ser empresarios y me dediqué al diseño de zapatos durante casi 8 años. El negocio se empezó a dañar por la apertura, la caída de Venezuela y otra serie de cosas.  Pero de nuevo, como soy tan de buenas, tuve la oportunidad de volver a mi oficio y aquí estoy feliz haciendo edificios.  Eso fue, en parte, gracias a dos buenos amigos que me llamaron para hacerme socio de ellos, Giancarlo Mazzanti y Rodrigo Rubio. Nos separamos en el 2000 pero seguimos siendo muy buenos amigos.

¿Cuántas personas  conforman tu despacho en este momento?
En el grupo somos 10 arquitectos.  En este momento estamos haciendo el proyecto más importante que hemos hechos hasta ahora,  el Proyecto Ministerios, que es toda la  revitalización  del frente del Parque del Tercer Milenio en el centro de Bogotá.  Somos 18 equipos de ingeniería, desde un arqueólogo que hace una prospección  arqueológica, hasta un ingeniero especializado en modelación energética de edificios. Es una gran gama de necesidades que requieren de un grupo interdisciplinario grande que tenemos que dirigir.  Digamos que, en este caso, el trabajo del arquitecto se parece mucho al de un director de orquesta sinfónica – hay que dirigir una gran orquesta y ponerla a sonar bien.

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