La nueva película de Malgorzata Szumowska, codirigida con el cinematógrafo Michal Englert empieza con Zhenia (Alec Utgoff), un masajista que carga su camilla al hombro, cruzando una frontera a través de bosques. Luego atraviesa estructuras de cemento y luces, para terminar en una oficina de inmigración donde se las ingenia usando habilidades especiales con el burócrata de turno, para salir con una visa de residente estampada.
Originario de Rusia, de la zona de Chernobil específicamente, y nacido siete años antes del desastre, como se deja entender en esa escena inicial, ya conocemos algo de su pasado y de su don sobrenatural con el cual se las arregla para conseguir lo que desea y poder salir adelante.
Luego lo vemos ofreciendo masajes a los residentes de un barrio en un conjunto cerrado en las afueras de Varsovia, con casas muy elegantes de color muy blanco y uniforme y con jardines arreglados, que muestran que la abundancia no es necesariamente equivalente a creatividad o buen gusto.
Asumimos por lo que vimos al comienzo que con las manos y con la mente ha llegado a formar una selecta clientela que clama al unísono por sus peculiares servicios. Cada familia, por motivos diferentes, sufre algún tipo de dolencia o cierto grado de insatisfacción en su vida que esperan solucionar con las propiedades mágicas de este personaje que nos hace recordar el caso de Teorema de Passolini .
Una mujer alcohólica que vive con sus tres perros, una viuda Ewa (Agata Kulesza) con su hijo que fabrica drogas sintéticas y otra ama de casa Maria (Maja Ostaszewska) cuyos hijos consentidos y exigentes la ignoran son algunos de los caracteres que desahogan sus pesares con Zhenia.
Sus habilidades van mas allá del puro masaje. Sus manos provocan una energía que traspasa la piel, y su penetrante mirada logra hipnotizarlos al punto de curar los dolores del alma. En pocas palabras, Zhenia parece ofrecer a los residentes aquello que el dinero no puede comprar, y por ello se hace imprescindible.
Pero, así como dependen de él para su propio bienestar, ninguno se preocupa por su condición o su proveniencia. De ello nos enteramos paralelamente, cuando el hábil masajista regresa a sus aposentos logrando esquivar oficiales de inmigración, y los recuerdos de su pasado aparecen, creando un verdadero contraste con lo que ve en su acomodada clientela.
Con guion escrito por Szumowska y Englert, la cinta maneja con mucha sátira temas trascendentales de la sociedad polaca contemporánea, como la inmigración, el racismo, la discriminación y las diferencias de clase.
Catalogada como una mezcla entre David Lynch y Passolini Never Gonna Snow Again hizo parte de la selección oficial de Telluride Film Festival y del Festival de Venecia, y es la película que representó a Polonia para los premios de la academia de 2021.
Never Gonna Snow Again se presenta a partir de Agosto 30 en Coral Gables Cinema y en cine virtual a través de KinoMarquee