El interesante artículo de Pablo Brescia, Tecnocuerpos Latinoamericanos, publicado en Letra Urbana edición número 33, me trajo inmediatamente a la memoria una película que se estrenó el año pasado: Ex Machina, un excelente film de ciencia-ficción dirigido por Alex Garland y protagonizado por Alicia Vikander, Domhnall Gleeson y Oscar Isaac.
Ex Machina plantea el conflicto del hombre, creador de esos nuevos seres, ante una criatura que bien puede llegar a ser un agente de cambio de la naturaleza humana. ¿Y cómo sería ese cambio?
En oportunidad del estreno de Ex Machina, la página web de comentarios cinematográficos Rottentomatoes punto com lo describó con lo que es, a mi juicio, la mejor descripción del film: “Hace mucho que no vemos una película que exponga un concepto con imágenes tan económicas. En los primeros cinco minutos Caleb, (el protagonista joven) gana un concurso, lo llevan en helicóptero a un paraíso remoto, conoce a Nathan, un genio inventor que explora los límites, se convierte en un componente humano dentro de un Al Turing Test y nosotros somos inmersos en un complicado triángulo de odio androide-creador-salvador que pone en tela de juicio nuestras nociones de Dios, patriarcado y humanidad.”
Lo que nos lleva a la cuestión que plantea Brescia en el cierre de la nota, “Si nuestro Dasein es cada vez más un ser-(tecnológico)-en el mundo, estas ficciones fantásticas del cuerpo tecnológico que hemos recorrido apuntan a que reconsideremos cuestiones que hasta hace poco parecían perimidas: moral, verdad, lenguaje. Una nueva moral tal vez necesite un nuevo lenguaje, crítico y creativo.” Yo pienso que será inevitable.
Trailer de la película Ex Machina