En Suspended Time, Olivier Assayas regresa a un territorio íntimo, esta vez atravesado por una experiencia universal como la de la pandemia. Al igual que otras películas recientes que exploran aquel paréntesis forzado, el filme busca capturar matices que van desde la tensión hasta la comedia involuntaria. Sin embargo, como tantas otras, su aproximación se queda corta, y lo que podría ser un retrato penetrante del confinamiento se diluye en un conjunto de estampas ligeras y apenas conectadas.
La acción transcurre en la campiña francesa, en la casa familiar de dos hermanos huérfanos. Paul (Vincent Macaigne), cineasta frustrado, pasa allí el encierro con su pareja Morgane (Nine d’Urso), mientras su hermano Etienne (Micha Lescot), periodista especializado en rock, se instala con su novia Carole (Nora Hamzawi). Sus personalidades opuestas pronto se vuelven el centro de la convivencia. Paul, maniático con los protocolos sanitarios, convierte en rituales casi absurdos gestos como recibir un paquete o lavar las verduras; Etienne, mucho más relajado, se burla de esas precauciones. El contraste es reconocible y a ratos gracioso, pero Assayas lo repite sin que las interacciones evolucionen ni revelen capas nuevas.
El filme renuncia a una narrativa convencional, pero esta decisión no se traduce en una experiencia más profunda o experimental. Las escenas —compras por internet, panqueques eternos, discusiones triviales— se acumulan sin generar un verdadero desarrollo dramático. La pandemia aparece más como un telón de fondo que como motor de transformación interna.
En varios momentos asoman ideas de mayor calado como la evocación en blanco y negro de los padres fallecidos o la ansiedad ante un futuro incierto con referencias literarias y artísticas, en especial David Hockney como disparador de reflexiones sobre la naturaleza. No obstante, la película se repliega antes de explorar esas posibilidades, dejando apenas apuntes fugaces. Lo mismo sucede con los personajes femeninos, relegados a un rol pasivo —un retroceso en comparación con otros trabajos del director, donde las protagonistas tenían densidad y centralidad.
Aunque Suspended Time ofrece destellos satíricos y nostálgicos, especialmente en la relación fraternal marcada por una infancia compartida y una adultez distanciada, carece del pulso narrativo y la densidad emocional de lo mejor de Assayas, como se pudo apreciar en Clouds of Sils Maria (2014) o Personal Shopper (2016). Ni el vínculo entre hermanos logra profundizarse, ni la reflexión sobre la pandemia trasciende lo obvio. El resultado es un filme que, como el encierro al que alude, queda atrapado en la superficie, consciente de su momento histórico, pero incapaz de convertirlo en una experiencia cinematográfica significativa.
Suspended Time hizo parte de la Selección Oficial del Festival Internacional de Cine de Berlin en 2024, y se presenta en teatros.
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