Una de las películas que mas esperaba ver en el Festival de Cannes era The Wild Pear Tree, la nueva producción de Nuri Bilge Ceylan de mas de 3 horas de duración al igual que su pelicula anterior, Winter Sleep, con la cual ganó la Palma de Oro en 2014.
Los extensos diálogos resultaron igual de fascinantes que la anterior, y las tres horas apenas se sintieron, dada la capacidad que tiene de penetrar en lo mas profundo de los conflictos humanos. Si en Winter Sleep se concentró en un problema de pareja, haciendo una disección perfecta de la relación, esta vez se dedica a un drama familiar donde un joven confronta a su padre. Aunque el tema aparenta ser mas superficial que el anterior, en realidad se hace mas profundo debido a que se extiende a otras variables que analizan el contexto económico, social, político y religioso.
The Wild Pear Tree cuenta la historia de Sinan (Aydin Doğu Demirkol), un joven que vuelve a su pueblo natal después de terminar la universidad, y como cualquiera que regresa, encuentra cambios inesperados, ya sea porque él mismo examina la realidad con otro lente, o porque ha evolucionado en una direccion opuesta a la esperada.
Sinan ha estudiado para ser profesor, como su padre Idris (Murat Cemcir), y ha regresado con un manuscrito de un libro que desea publicar. Mientras tanto, encuentra que su padre se ha convertido en un jugador compulsivo que tiene deudas con muchos conocidos en el pueblo, y los choques empiezan. Sinan discute la situación con su madre, con su hermana y otros familiares.
A través de encuentros con distintos personajes del pueblo, Sinan descubre y nos hace descubrir una realidad que se encargará sin apuro de presentar las respuestas, porque en realidad son preguntas casi retóricas ante situaciones que admiten muy pocos cambios.
Bilge Ceylan nos inmiscuye en la idiosincracia de una región rural en Turquía, que bien podría encontrarse en cualquier lugar del mundo, con sus instituciones sociales rígidas, manejadas por dirigentes que de manera mecánica hacen lo que hay que hacer, sin mayores cuestionamientos.
Sinan tiene los mismos sueños que su padre una vez tuvo y Sinan ahora confronta las frustraciones que la vida le impone, y una vez impuso también a su padre. Y el desarrollo de los acontecimientos nos deja pensando dónde se encuentran realmente las herramientas de análisis, si en la academia o en los intrincados hilos de la simple cotidianidad.
Por eso, para poder digerir los densos caminos que recorre esta inteligente cinta, tanto filosóficos, como religiosos, politicos y éticos, será necesario verla y analizarla mas de una vez.