Para quienes pensábamos que después de Dogtooth (2009), la tercera película del particular director griego Yorgos Lanthimos, no podría existir nada mas raro, inverosímil, surrealista, genial, grotesco, atrevido y toda la lista de adjetivos que se le pueden adjudicar, estábamos muy equivocados. The Lobster parece ser hasta el momento la obra máxima de este controversial director que nos lleva a extremos nunca experimentados en el cine.
Incursionando en el idioma inglés por vez primera, Lanthimos cuestiona nuevamente el universo de una sociedad obsesiva que se ahoga con sus propias normas; en esta ocasión se refiere a la vida en pareja.
La acción tiene lugar dentro de un hotel donde todos aquellos que no están en pareja deben registrarse, y se les da un plazo de 45 días para encontrarla. En caso negativo serán convertidos en un animal que ellos mismos deben escoger en el momento en que ingresan al establecimiento.
La película comienza de manera magistral, con el protagonista Colin Farrel en el papel de David, el único personaje con nombre propio, recién abandonado por su mujer, quien entra al hotel en compañía de un perro, que es su propio hermano, quien no corrió con suerte en el proceso de aparejamiento.
Desde este instante empiezan a desarrollarse una lista de acontecimientos tan crueles como irónicos a los que nos expone Lanthimos sin piedad ni compasión. Las atrocidades más grandes que regulan esta sociedad, parece no ofrecer alternativas. Nos vamos enterando de los otros personajes con un tono tan irónico como cruel, y se nos van revelando las leyes que rigen el sistema, que no son más que una metáfora y una burla a lo que se vive actualmente en esa materia.
Por fuera de la institución están los rebeldes que viven en los bosques, pero también ellos funcionan con una estructura jerárquica al mando de una dirigente fanática e intolerante interpretada por Léa Seydoux. Si bien estos rebeldes se rigen por normas opuestas, éstas son tan estrictas como las que se viven al interior del hotel, de manera que no hay salida y las posibilidades de expresión están negadas.
La manera como se van presentando los hechos está tan llena de contrastes, que la cinta se hace más impactante para el espectador. Mientras el tono se siente pausado y natural, lo que se expone conlleva extrema violencia. No se abren espacios para las emociones ni cuestionamientos, y este estado represivo es transmitido a través de la excelente actuación de Farrel y su expresión desentendida.
The Lobster ganó entre varios premios importantes, el Premio de la Crítica en el Festival de Cannes 2015, donde estuvo postulada a la Palma de Oro, y ha producido tanto reacciones en contra como a favor. Lo que no puede negarse es la originalidad del guión a cargo de Yorgos lanthimos y Efthymis Filippou, y la genialidad de la fotografía a cargo de Thimios Bakatakis.