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Edición
19

Un recorrido por el Museo del Caribe

Barranquilla
En 2009 se inauguró en Barranquilla, en la costa norte de Colombia, el Museo del Caribe. Se trata del primer museo regional del país y de una propuesta innovadora de inmersión, de vivencia, de construcción y apropiación del conocimiento. Conversamos con Carmen Arévalo Correa, quien fuera Directora del complejo cultural y nos contó detalles interesantes del origen y realidad de esta obra.

Recorrido_Museo_Caribe

Con la inauguración en abril de 2009 del Museo del Caribe se hace realidad un sueño largamente esperado por los habitantes de esta región.

El edificio de 5 pisos que alberga al Museo fue diseñado por el arquitecto colombiano Giancarlo Mazzantti,  y está ubicado en el Parque Cultural del Caribe, moderno complejo de 22 mil metros cuadrados en pleno centro histórico de Barranquilla.

De acuerdo con Carmen Arévalo Correa, Directora del Parque Cultural, la idea del Museo surgió exactamente el 31 de diciembre de 1998. En esa fecha, el entonces Vicepresidente de Colombia Gustavo Bell Lemus, de visita en su natal Barranquilla para celebrar en familia la llegada del Año Nuevo, invitó a un grupo de jóvenes dirigentes gremiales y amigos, y les contó su propio sueño: crear un espacio cultural y educativo para la ciudad.

Desde el principio se definió que el museo incluiría a los ocho Departamentos de la costa Caribe colombiana, con toda su riqueza y diversidad cultural, que representan el 12% de la extensión del país y aproximadamente el 20% de su población, unos 11 millones de habitantes.

reivindicar la fuerza y el valor de la región, que ha sido relegada histórica y culturalmente del resto del país cuando se fueron definiendo las características de la identidad nacional

Uno de los motores principales de esta idea fue reivindicar la fuerza y el valor de la región, que ha sido relegada histórica y culturalmente del resto del país cuando se fueron definiendo las características de la identidad nacional. Las poblaciones nativas o indígenas eran marginadas, y los historiadores de la época las estudiaban como simple curiosidad. Recordemos que es apenas a principios del Siglo XX cuando antropólogos como Claude Lévi-Strauss reconocen su status de verdaderos seres humanos.

Para los escritores del Siglo XIX -cuenta Carmen- la civilización y la cultura sólo eran posibles en climas templados. Más adelante, reconocieron que también en climas cálidos se pueden dar, pero a partir de la raza blanca.

Hasta el Siglo XX los habitantes de la Región Caribe eran vistos como incultos e incivilizados.  Poco a poco germinó entre diversos grupos  la conciencia de la necesidad de fortalecer la autoestima regional.  Es así como en los años 70 surge un grupo de historiadores locales que empieza a tratar de cambiar aquella imagen, dándole valor a las manifestaciones locales. Entre ellos se destaca Orlando Fals Borda, sociólogo e investigador, quien fue miembro de la Asamblea Constituyente de 1991, la misma que finalmente incorporó el concepto de Región en el imaginario nacional.

Cuando uno piensa en Barranquilla piensa en Carnaval, en alegría, en folklore – no precisamente en museos.  Llama la atención que desde un principio se definió a esta ciudad como sede del proyecto y no sólo porque Gustavo Bell fuera barranquillero, sino porque es el punto equidistante de toda la región; por la red vial, todo converge en Barranquilla.

La propuesta del Museo se aleja de la idea tradicional; más que una exposición contemplativa, donde el visitante recorre las salas y observa o lee acerca de un tema, el Museo del Caribe ofrece una experiencia de inmersión, de vivencia, de construcción y apropiación del conocimiento.

Así, lo que exhibe el Museo es el conocimiento de la región.

Al inicio se planteó construir algo como Maloka en Bogotá – un espacio educativo, con salas interactivas, donde se pudiera aprender y descubrir en forma lúdica. Se definieron también desde el principio los ejes temáticos o narrativos que tendría: Cultura, Medio Ambiente e Historia. Pero llegar el concepto definitivo fue un proceso largo. Los museos por lo general parten de colecciones de objetos, cuadros u otras obras de arte. Pero aquí no había una colección. ¿Qué se podía mostrar que identificara a la Costa Caribe? Se hicieron varios intentos, se invitaron a otras instituciones para hacer propuestas, como el Museo de Caracas, el Museo Regional del Orinoco, incluso el Museo del Oro de Bogotá. Pero ninguna propuesta convencía, hasta que finalmente, por azares del destino, la propia Carmen Arévalo en un viaje a Brasil visitó el Museo de Cultura Afro-Brasilera. Su curador, Marcello Dantas presentó una propuesta para el Museo del Caribe en base a la historia y la cultura de la zona, rescatando lo que constituye una de sus riquezas: su tradición oral. Así, lo que exhibe el Museo es el conocimiento de la región.

Para definir los contenidos se convocó a todos los que en Colombia conocían, investigaban o habían trabajado por el Caribe. Se recibieron inicialmente 52 ensayos que se enviaron a las capitales de Departamentos, a los académicos, los artistas, gestores culturales, docentes, para conocer sus opiniones sobre la forma en que debían ser expuestos.

éste es un museo de cultura viva; más que un museo de historia, es un espacio de reconstrucción de historias y memorias

La forma en que está presentado el material se aleja también de lo usual.  Más que una colección de objetos, éste es un museo de cultura viva; más que un museo de historia, es un espacio de reconstrucción de historias y memorias donde el visitante puede disfrutar de una serie de experiencias basadas en expresiones de la cultura y sus paisajes, que fortalecerán su sentido de pertenencia, autoestima y valoración del patrimonio.  Es un lugar de inspiración y reflexión, de educación y celebración.

El museo se estructuró inicialmente en 5 salas, que son los grandes ejes a partir de los cuales se cuenta el Caribe: Naturaleza, Gente, Palabra, Acción y Expresión. A éstas se agregó recientemente la Sala Gabriel García Márquez, en homenaje a nuestro Premio Nobel y a su obra.

En cada piso, existen dos estrategias fundamentales de exhibición: una enfatiza lo sensorial en el abordaje del tema y otra, más didáctica, se enfoca en la información. De esta manera se mantiene el interés del visitante que iniciará el recorrido desde el sexto piso, como en el Museo Guggenheim, de Nueva York.

La visita comienza por la recientemente inaugurada Sala Gabriel García Márquez.  De ahí se pasa a la Sala de la Naturaleza.  Al entrar, el visitante se encuentra frente a una pantalla panorámica animada con efectos de sonido e imágenes;  prácticamente se siente dentro de ese paisaje, y se sumerge en la riqueza de la diversidad ecológica de la Región Caribe, su flora y su fauna en todo su esplendor.  Detrás de esta pantalla se cuenta la particular historia de la formación geológica de la zona, de sus fenómenos climáticos y de los secretos que se esconden en el mar, la tierra y las aguas continentales.

Una escalera interior conduce a la Sala de la Gente, que nos muestra el proceso de asentamiento, encuentro e integración de las diversas etnias y culturas que contribuyeron a enriquecer el Caribe colombiano, conformando el crisol social de la zona: los pueblos indígenas Arhuaco, Chimila, Kogui, Zenú y Wayúu; los colonizadores europeos, los inmigrantes árabes, judíos, italianos, los oriundos de África, los raizales de San Andrés y Providencia y otros grupos provenientes de distintas zonas del país.

desde maravillosas pantallas tejidas a mano, elaboradas con diversos diseños y materiales,  surgen las imágenes y las voces de hombres y mujeres de toda la región que relatan cuentos, mitos y leyendas

Continuando el recorrido, bajamos a la Sala de la Palabra, una celebración de la tradición oral del Caribe – desde maravillosas pantallas tejidas a mano, elaboradas con diversos diseños y materiales,  surgen las imágenes y las voces de hombres y mujeres de toda la región que relatan cuentos, mitos y leyendas; que conversan, cantan, recuerdan, improvisan versos o construyen discursos.   En esta sala se brinda también un homenaje a los autores de la literatura y la poesía del Caribe Colombiano -Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio, Ramón Illán Bacca, Amira De la Rosa, Meira Del Mar, entre muchos otros.

Un piso más abajo encontramos la Sala de la Acción, que narra la historia social, política y económica de la región como resultado de procesos colectivos, de ideales que se hicieron realidad, de decisiones que marcaron el devenir de la región y de la acción de la población caribeña en su conjunto.

En un despliegue de creatividad y tecnología imágenes de los músicos con sus instrumentos y las mujeres al ritmo de sus caderas entran y salen de escena

Desde este nivel se empiezan a escuchar los sonidos de la música caribeña.  Al bajar al último tramo de escaleras nos encontramos en la Sala de la Expresión. En un despliegue de creatividad y tecnología imágenes de los músicos con sus instrumentos y las mujeres al ritmo de sus caderas entran y salen de escena compartiendo sus ritmos: bullerengue, chalupa, fandango, cumbia, porro y, por supuesto, las danzas típicas del Carnaval de Barranquilla.

Y aún queda mucho por hacer.  El pasado 3 de enero asumió el cargo de coordinador del Museo Javier Mejía Bacca, quien propone estrechar vínculos con la academia, continuar las investigaciones para reforzar las exposiciones temporales y mantener actualizada la información que brinda el Museo.  Se está avanzando en el paquete educativo, para hacer visitas guiadas con estudiantes y maestros. Entre los planes futuros, el Museo visitará diferentes ciudades de la región y realizará intercambios con otras instituciones. Próximamente también entrará en funcionamiento la Mediateca Macondo, un centro de documentación especializado en la obra de Gabriel García Márquez.

Por estas fechas y después de cinco años al frente del complejo cultural y del Museo, Carmen Arévalo entrega el cargo a María Eulalia Arteta Manrique, ingeniera con máster en economía, quien asume el reto de llevar adelante la segunda fase de este proyecto.

El Museo del Caribe es, en definitiva, el nuevo sitio obligado de visita en la Ciudad de Barranquilla

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