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Edición
39

“No se me puede ocurrir algo mejor que ser fabricador de suspiros”. Entrevista a José Margulis

Miami
Cuando el uso de la abstracción es la búsqueda de la expresión simple de lo trascendental.
Margulis. Dual Perspectives

José Margulis es un artista venezolano que vive y trabaja actualmente en Miami. Estudió fotografía y gerencia de negocios en la universidad, antes de fundar junto a su familia un taller de impresión digital. Combinando estas dos habilidades con su interés por las artes plásticas y su admiración por el arte cinético y constructivista, especialmente Jesús Rafael Soto y Naum Gabo, desarrolla obras en las que el volumen, el espacio y la luz generan efectos ópticos. Letra Urbana visitó su estudio y conversó con él sobre su filosofía y su experiencia como artista.

¿Qué es el arte para ti?

Es una forma de ver y experimentar la vida. Es un entusiasmo, una pasión por las cosas aparentemente insignificantes que tienen una conexión con la armonía del universo. En el aspecto espiritual las conexiones tienen una sensación de presencia divina. Mi acercamiento al arte comenzó por la fotografía, con un ojo innato por la armonía, la composición, el balance. La mayor parte de mi vida no la vi como un proceso artístico. Mis modelos eran Henri Cartier-Bresson y Robert Capa. Yo quería ser corresponsal de guerra y captar el drama de la existencia humana. En retrospectiva, todo eso formó parte de la certidumbre de que la clave para evolucionar como ser humano es la empatía y la compasión, preguntarte siempre por esa mirada, como se ve la historia desde ahí. Paralelamente a ese proceso siempre he tenido un culto por la estética. La armonía y el balance generan emociones puras. Yo creo que para los seres humanos de nuestra era tener momentos de asombro es como un elixir del alma. Quizás esa sea una de las cosas que yo más busco en mi trabajo artístico. Para mi es importante ver a una persona observando la obra, ver las emociones aflorar.

La armonía y el balance generan emociones puras. Yo creo que para los seres humanos de nuestra era tener momentos de asombro es como un elixir del alma.

Como artista uno tiene que dar. “Dar” es la palabra. ¿Por qué eres artista? ¿Qué quieres ofrecer? Yo quiero ofrecer reflexiones sobre la condición humana y lo trascendental. La gente necesita espacios para la meditación, espacios para la reflexión, para hablar de cosas profundas. Yo quiero sentir que las personas se llevan un pensamiento, una idea fresca de ver la vida desde otro ángulo. Quiero que mi obra contribuya a la evolución de la sociedad. Yo puedo decir esto porque hago una distinción entre el halago, el éxito comercial y la experiencia de una conexión energética más enriquecedora. Si eres artista y no haces arte pierdes la conexión.

¿Fue eso lo que te sucedió antes de dedicarte de lleno al arte?

Yo estaba en una búsqueda espiritual y no encontraba satisfacción. Me generaba gran ansiedad la poca onda expansiva que generaba cualquier actividad con la que estaba involucrado. El artista tiene una responsabilidad. ¿Qué das? ¿Cómo colaboras? Te involucras con una comunidad y a través de la obra provees un elemento de catarsis, un espacio para la contemplación reflexiva.

En tu caso, esa forma está estrechamente ligada a la abstracción.

Una de las preguntas que me he hecho es como despertar consciencia cuando no existe un interlocutor elocuente. Es el caso de la abstracción, Kandinsky por ejemplo, decía que si eliminas todo lo superfluo lo que queda es el punto, la línea y el plano. Filosóficamente hablando, se trata de sintetizar mensajes profundos y trascendentales en un lenguaje universal.

El artista tiene una capacidad misteriosa de conectar elementos distantes y variados de distintos planos.

Una de las cosas que suelo hacer, es mostrar mi obra a personas de diversos niveles socioculturales, gente sencilla, y ver sus respuestas, sus expresiones. Hay una gran sabiduría en ellas. Ahí captas qué es lo esencial. La razón fundamental por la que yo hago abstracción es la búsqueda de la expresión simple y esencial.

Es evidente que el haber nacido y crecido en Venezuela, donde la influencia de la abstracción geométrica es muy fuerte, tiene que ver con tu elección.

Yo recuerdo una pieza de mi infancia. La tengo grabada y sellada en mi memoria. Más que el objeto fue la sensación que la pieza me inspiró. De alguna forma a través del efecto del cinetismo podía ver mi consciencia, encontrar un espacio para ser libre en la percepción rompiendo barreras sociales, educativas y culturales. Creo que el artista no se hace, el artista nace sintiéndose artista sin saber que lo es. Es una forma de ver el mundo. El artista tiene una capacidad misteriosa de conectar elementos distantes y variados de distintos planos. La creatividad es como sacar conclusiones de las premisas más inconexas y creo que ahí nace la esencia del objeto espiritual.

¿Cual fue la pieza que te inspiro siendo niño?

Era una obra de Jesús Soto que tenía mi padre en su oficina, una pieza cinética de líneas amarillas y negras muy precisas. El conjunto tenía una armonía perfecta. Me hizo pensar, como algo aparentemente desordenado podía tener una cohesión tan hermosa que hacía suspirar. Me pregunté entonces, ¿qué hace suspirar al ser humano? ¿qué significa suspirar? Para mí el suspiro es la respuesta más pura a la maravilla de la creación, de la existencia. ¿Qué mejor le puede dar un artista a la humanidad que un suspiro y todo lo que contiene?

¡Una sonrisa!

¡Esa viene inmediatamente! La gente suspira y sonríe. ¿Por qué soy artista? Para darle sentido a mi vida y a mi actividad. No se me puede ocurrir algo mejor como ser humano en esta época que ser fabricador de suspiros que en el caso óptimo brindan iluminación.

A través de tu obra estableces una conexión con la persona que la aprecia.

En el marco de la creatividad, me encuentro en este momento analizando la gran frontera que representa la física cuántica. El arte siempre empieza como filosofía y la filosofía siempre empieza como ciencia. Los paradigmas de la sociedad vienen de su avance filosófico, influenciado por los avances tecnológicos y científicos. La física cuántica representa hoy en día uno de los grandes retos de cómo definir los cambios paradigmáticos de la sociedad. En 1935, Schrödinger planteó el experimento de pensamiento del gato y la caja para analizar la coexistencia de un ser y no ser.

La creación de imágenes no existentes pero cuyo fotorrealismo hace dudar al espectador abre una infinidad de posibilidades metafóricas en la articulación del mensaje.

El gato está muerto y vivo solo hasta que se abre la tapa. El hombre está condicionado a pensar linealmente, pero podría ser otra la realidad. Podrían existir múltiples realidades o potencialidades. Hay otras líneas vitales simultáneas en otros planos. Eso sucede en la percepción del arte. Yo hago una obra de arte, un espejo, que el espectador interpreta según sus creencias y prejuicios. Cada persona que establece una conversación con la obra la ve de manera distinta. Ninguna interpretación es superior a otra. A través del arte se aprende a no desvalorizar, lo cual constituye una gran lección.

¿Cómo defines tu obra y qué materiales usas?

Mi obra está circunscrita dentro de la geometría abstracta tridimensional y el constructivismo. Utilizo el lenguaje del cinetismo como elemento fortuito. El uso de la técnica de planos seriados, utilizando materiales y colores que contrastan entre fondo y figura resulta en un efecto cinético el cual, a primera vista por su efectismo, puede parecer el objeto primordial de mi expresión. La materialización en el espacio de volúmenes y formas geométricas, que se entrecruzan y forman objetos singulares mediante la repetición de planos paralelos que generan volúmenes con mínima masa, representa más adecuadamente mi objetivo primordial. Mi lenguaje plástico utiliza las láminas de metacrilato y hojas compuestas de aluminio como los materiales fundamentales de mis creaciones. En paralelo, el uso de técnicas de impresión digital son el medio preferido para la reproducción de mi trabajo fotográfico.

Tu obra tiene gran afinidad con el diseño. De hecho, has realizado piezas en las que combinas ambas facetas, como por ejemplo las lámparas.

Para mí el diseño y el arte no son conceptos contrapuestos. En mi razonamiento son elementos completamente integrados y no existe una división real ni virtual entre ellos. Toda obra de arte utiliza el diseño, la composición se diseña, la paleta de color y tantos otros fundamentos de una pieza artística se eligen en procesos que combinan lo racional y lo intuitivo. Esta es una de esas preguntas donde los axiomas pueden ser más esclarecedores que el discurso. En relación al diseño, para mí todo comienza con una gran pregunta que siempre uso como punto de partida: ¿Dónde se divide el diseño artístico del arte funcional? Y he ahí una de las premisas fundamentales que me permiten vislumbrar el camino, el arte funcional. Mi aproximación hacia el diseño se define así: Diseño una escultura cuyos planos y proporciones sucede que coinciden con aquellos de una mesa, una lámpara o de cualquier otro objeto que tiene alguna utilidad más allá de la contemplación.

La fotografía juega un rol importante en tu trabajo plástico. ¿Cómo la utilizas y que te aporta, especialmente en la última obra que realizaste?

La fotografía es mi primer gran amor y en mi evolución como artista es de donde he recibido las lecciones más importantes sobre los procesos artísticos. El dominio de la técnica fotográfica es compleja y maravillosa pero el objeto, aquello que llena el cuadro, es donde se expresa el artista. Dentro de mi trabajo escultórico comencé a usar la fotografía para documentar y catalogar la obra y en el proceso descubrí que mis esculturas son modelos fotogénicos e intrigantes ante la cámara.

Reproducir fotorrealisticamente un objeto tridimensional se volvió de gran interés para mí. Es en la imposibilidad de hacer esto de ningún otro modo que no sea fabricando el objeto para luego fotografiarlo donde yace el valor de este trabajo. No es ilustrable ni manual ni digitalmente. Solo se puede obtener de esta manera, lo cual implica mucha determinación y voluntad. Luego comenzó otra etapa rica y maravillosa en mi trabajo que es la manipulación digital del fotograma. Practicar la mesura y encontrar las fronteras donde dicha manipulación agregue valor, pero justo antes de destruir el fotorrealismo precioso de la imagen es una práctica artística que equivale a encontrar una gran veta mineral. La creación de imágenes no existentes pero cuyo fotorrealismo hace dudar al espectador abre una infinidad de posibilidades metafóricas en la articulación del mensaje. No obstante, la mayor palpitación que genera esta obra es la integración visual y filosófica de este trabajo fotográfico junto al modelo tridimensional original que da su origen. El objeto escultórico y el producto fotográfico recreado entablando un diálogo entre sí y cuestionando al espectador sobre la posibilidad de la coexistencia de realidades alternativas en un mismo plano son tema para una disertación infinita que no me atrevo a desarrollar aquí.

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