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Edición
30

La violencia invisible de cada día. Entrevista a Richard J. Bernstein

Nueva York
La violencia y sus formas solapadas, una reflexión profunda para entender y hacer con ella.
Richard J. Bernstein, Photo by New School

Richard J. Bernstein es un pensador que retoma el tema de la violencia como centro de sus últimas reflexiones. Un asunto tan antiguo como el hombre mismo, se vuelve actual y necesario de reconsiderar en su complejidad, por su desembozado acrecentamiento en el mundo actual. Sin embargo, el enfoque de Bernstein no se queda en una visión que da cuenta de la generalización de la violencia, sino que destaca la presencia de nuevas formas solapadas, agazapadas en descubrimientos tecnológicos que prometen mejoras para nuestra vida, o en sistemas políticos con engañosos rostros democráticos.

Es doctor en filosofía de la Universidad de Yale y actualmente es profesor Vera List en la New School of Social Research, en Nueva York. Su pensamiento recoge con acierto mucho de la hermenéutica y del pragmatismo americano. En su libro Violence. Thinking without Banisters, que acaba de ser traducido al español y publicado por Editorial Gedisa, analiza a cinco pensadores que se han detenido, desde muy diversas miradas, sobre el tema que a él le preocupa. Ellos son Carl Schmitt, Walter Benjamin, Hannah Arendt, Frantz Fanon y Jan Assmann. Su enfoque de la violencia no es estrictamente teórico, no busca una definición de la misma para deducir luego cómo erradicarla; por el contrario, como pensador afín al pragmatismo, pregona la necesidad de un hacer inteligente para despertar conciencias sobre cómo minimizar la violencia.

En esta entrevista con Letra Urbana, Richard Bernstein expresa cómo él conjetura las formas de hacer con la violencia y remarca la participación de los intelectuales que alerten sobre el tema, prediquen la tolerancia y ofrezcan espacios dónde se abra al debate ciudadano. Quizás así la violencia amaine.

Usted fue el anfitrión de verdaderas conversaciones filosóficas con diversos pensadores sobre este tema. ¿Qué enseñanza le dejó esta experiencia sobre el papel de la violencia? ¿Apuesta a una mejora de la situación?

Actualmente hay demasiadas reacciones impulsivas hacia las diferentes formas de violencia, pero muy pocas elaboraciones serias… 

No creo que todas las formas de violencia puedan ser eliminadas. Pero realmente creo que muchas de ellas, especialmente la violencia política, pueden ser minimizadas si hay un diálogo genuino. Entiendo por un diálogo genuino donde hay un serio intento de escuchar y oír lo que los demás tienen para decir, y por qué los demás están sufriendo. En un diálogo genuino uno busca los puntos en común. Aprendí que ese tipo de diálogos son una fuerza poderosa contra la violencia.

El título de su libro Violencia. Pensar sin barandillas es inquietante. Usted sostiene que la violencia puede ser solapada y que se debe trabajar para dejarla en evidencia y evitarla. ¿Es la educación la vía regia para alcanzarlo?¿Tendría prioridad en esa dirección el señalamiento de los intelectuales?

El significado del título de mi libro es que yo no creo que podamos confiar o basarnos en fundamentos absolutamente firmes, para pensar acerca de la violencia, y actuar para minimizarla. Por supuesto que la educación es importante. Pero, también lo es la crítica de los intelectuales señalando las nuevas formas de violencia y las formas escondidas de ésta, para alentar la discusión pública.

¿Qué significa para usted pensar sin barandillas?¿Es una utopía?

Pensar sin barandillas definitivamente no es una utopía. Es más bien un llamado a una constante y vigorosa discusión y debate acerca de la violencia. Actualmente hay demasiadas reacciones impulsivas hacia las diferentes formas de violencia, pero muy pocas elaboraciones serias que ayuden a imaginar nuevas maneras de combatirla.

En los escenarios sociales y políticos actuales son muchos los jóvenes que se deciden por la violencia. ¿Cuál es su opinión sobre esas situaciones donde optan por unirse al Estado Islámico o atacar a sus pares en las escuelas?

Algunas formas de violencia son el resultado de la enfermedad mental.

Debemos distinguir lo que es verdadero de lo que es falso y trabajar para aumentar la libertad humana a través de la solidaridad.

Eso atrapa mucho la atención de los medios. Creo que necesitamos recursos más efectivos para ayudar a aquellos que se involucran en la violencia porque están mentalmente enfermos. Pero, también creo que necesitamos demostrar que la violencia política muy a menudo conduce a reacciones violentas en contra de ella. Estoy muy de acuerdo con el punto de Hannah Arendt cuando dice que la violencia política por sí misma nunca conduce a una libertad política genuina.

¿Acuerda con Rorty –y su giro lingüístico- que “el mundo no habla, sólo nosotros lo hacemos”?

Tengo muchos desacuerdos con Rorty. Pero, creo que debemos interpretar lo que él dice como que no podemos apoyarnos en ninguna autoridad externa para resolver nuestros problemas humanos. Cuando él dice que «el mundo no habla, sólo nosotros lo hacemos», quiere decir que podemos confiar solamente en la comunicación y la solidaridad con los otros seres humanos para resolver nuestros problemas más profundos.

¿Considera que la verdad, la libertad, la solidaridad son construcciones humanas y no datos de la realidad? ¿Piensa que no hay certezas en el ámbito social y político?

En el área social y política no creo que haya certezas, pero no creo en el vale todo. Hay mejores y peores respuestas, mejores y peores maneras de pensar y de combatir la violencia. Por eso no soy pesimista acerca de la verdad, la libertad y la solidaridad. Creo que en la oposición entre constructos humanos hechos reales es engañosa. Muchas instituciones que los humanos crearon, como los tribunales, las leyes y los gobiernos, tienen consecuencias fácticas muy reales. Debemos distinguir lo que es verdadero de lo que es falso y trabajar para aumentar la libertad humana a través de la solidaridad.

Usted dice que la falibilidad y la finitud son modos de vida. ¿Ello nos hace más tolerantes? ¿Cómo transmitirlo a los otros?

Creo que la adopción de una actitud falible en la vida cotidiana nos hace más tolerantes.

La falibilidad no es una doctrina abstracta, es una manera de vivir la vida donde uno está dispuesto a probar las creencias propias y escuchar las críticas de los demás. También significa tener el valor de cambiar nuestras ideas. En consecuencia, la falibilidad está estrechamente relacionada con la humildad intelectual y un sentido de la finitud. Creo que la adopción de una actitud falible en la vida cotidiana nos hace más tolerantes.

¿Qué nexo encuentra entre violencia y poder? Visibilizar la violencia en las sociedades actuales ¿Sería un intento de frenar la violencia que encierra el poder excesivo?

Es necesario distinguir al menos dos sentidos del poder. El más común es entenderlo como «poder sobre», lo que significa la habilidad de controlar y dominar a los individuos o los grupos. Estoy de acuerdo con C.Wright Mills cuando dice que la forma última del poder es la violencia.
Pero hay otra concepción del poder, de la cual me siento más afín, el empoderamiento. Un buen ejemplo de ello es cuando los grupos de individuos se reúnen y actúan por una causa común. En este sentido aumentan el poder, puede crecer y ser un medio eficaz en el derrocamiento de las diversas formas de dominación. Éste es el tipo de poder que tuvo por ejemplo, el movimiento Civil Rights en los Estados Unidos, el poder no violento de Gandhi en la India y, los movimientos no violentos que pusieron fin a la dominación de los estados comunistas en Europa del Este. El poder, así entendido, es la antítesis de la violencia.

Es muy interesante lo que señala respecto de la invisibilidad de la violencia en la tecnología actual. La biotecnología –por ejemplo– se ocupa hoy de los transgénicos modificando organismos con resultados imprevisibles. ¿Considera que esos procedimientos esconden también algún tipo de violencia?

La tecnología raramente es neutral. Puede ser utilizada para propósitos beneficiosos o nefastos, y podemos señalar muchas instancias en las que las nuevas tecnologías han sido tremendamente importante para disminuir el sufrimiento humano. Pero, a menos que seamos extremadamente cuidadosos, la biotecnología puede tener consecuencias desastrosas en la vida humana y en el planeta.

La tecnología raramente es neutral.

Me temo que, dado nuestros sistemas económicos y políticos globales, las intervenciones biotecnológicas tienen más probabilidades de ser peligrosas que ventajosas para los seres humanos.

Dada la caída de los absolutos que reinaron hasta hace muy poco tiempo ¿Cree que, el hombre del siglo XXI tiene claro lo inevitable de su propia contingencia?

Me parece sospechosa la apelación a los absolutos. Creo que apelar al absoluto, religioso o secular, siempre es peligroso. La tarea realmente difícil es vivir una vida en la que estamos plenamente conscientes de la contingencia y de nuestra falibilidad.

¿Qué papel juegan la Ética y la Bioética en este nuevo universo rodeado de incertidumbres, carentes de verdades eternas, desacralizado?

No creo que haya disciplinas especiales como la Ética o la Bioética, a las cuales podamos apelar para solucionar nuestros problemas. Pienso la ética como una manera de vivir que es expresada en palabras y actos. Me interesa que se promuevan los hábitos críticos, por los cuales todas las personas se animen a pensar en las consecuencias éticas de lo que hacen.

Un comentario

  1. Interesante entrevista y muy elocuente Bernstein…poco lo conocía y voy a leerlo porque veo que es muy actual su pensamiento. Gracias

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