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Edición
20

La influencia del pensamiento freudiano en la cultura actual

Barcelona
Freud no solo engendró el psicoanálisis y la clínica psicoterapéutica sino que abrió a un nuevo modo de pensar los problemas culturales. Sus reflexiones sobre la religión, la sexualidad, la homosexualidad, la locura y las etnias lo destacaron entre los pensadores del siglo XX. Aunque hoy sus ideas no se mencionen demasiado, éstas rigen al pensamiento de occidente.

En el post-facio de su presentación autobiográfica, escrito en 1935 -aclaro que la presentación fue en 1925, es decir 10 años antes- , Freud sostiene: “Tras el rodeo que a lo largo de mi vida di, a través de las ciencias naturales, la medicina y la psicoterapia, mi interés regresó a aquellos problemas culturales que una vez cautivaron al joven apenas nacido a la actividad del pensamiento”. Luego de citar tres de los trabajos en los que articulaba el psicoanálisis con la cultura: “Tótem y Tabú” (1912), “El Porvenir de una Ilusión” (1927), y “El Malestar en la Cultura” (1930) y hacer un breve comentario sobre ellos, agrega: “Estos estudios que parten del psicoanálisis pero lo sobrepasan en mucho, han hallado mas eco entre el público que el psicoanálisis mismo”.

Volveré sobre este punto más adelante, pero antes señalaré cuales son los escritos de Freud considerados como sociales: Manuscrito “N”, último parágrafo (definición de lo Sagrado) (1897);“Moral sexual y la nerviosidad moderna” (1908); “Tótem y Tabú” (1913);”Psicología de las Masas y Análisis del Yo” (1921); “El Porvenir de una Ilusión” (1927); “El Malestar en la Cultura” (1930);     “¿Por qué la Guerra?” (1930); “Moisés y el Monoteísmo” (1938).

Sobre “Tótem y Tabú”, en el trabajo antes citado, Freud escribe que es “un intento de aprovechar las intelecciones analíticas recién adquiridas para la exploración de los orígenes de la religión y de la eticidad”. Agrega que sus dos ensayos más tardíos: “El Porvenir de una Ilusión” y “El Malestar en la Cultura” continuaron luego esa orientación de trabajo.

Sigue diciendo Freud: “en “El Porvenir de una Ilusión”, formulé un juicio fundamentalmente negativo sobre la religión; más tarde hallé la fórmula que hacía mayor justicia; su poder descansa, si, en su contenido de verdad, pero esa verdad no es la material sino la histórica”.
Llama la atención que Freud no se refiera al resto de sus trabajos sociales, que son en mi opinión parte del patrimonio de la Cultura Occidental.

Freud sostiene: “Tras el rodeo que a lo largo de mi vida di, a través de las ciencias naturales, la medicina y la psicoterapia, mi interés regresó a aquellos problemas culturales…

En 1935, Freud dice que sus estudios sociales han hallado más eco entre el público que el psicoanálisis mismo, pero esto no lo podríamos afirmar hoy, salvo en la comunidad psicoanalítica y algunos medios intelectuales. Fuera de estos, en la actualidad, estos artículos son poco conocidos. Con la excepción de “El malestar en la Cultura”, este es el más difundido de los artículos sociales de Freud.

Pienso que sería muy útil en estos momentos tan convulsos, una relectura y difusión de “Psicología de las Masas”, “El malestar en la Cultura” y “¿Porqué la Guerra?”, teniendo en cuenta que asistimos a un auge del fanatismo y de la pulsión de muerte y destrucción, tópicos que Freud aborda con claridad y maestría en esos trabajos. Es tarea de nosotros, los psicoanalistas hacerlo.

Pero entonces: ¿En qué sigue influyendo el pensamiento freudiano en este comienzo del Siglo XXI?
Hagamos un repaso de la opinión de algunos intelectuales destacados.

Según M. Foucault son tres las revoluciones epistemológicas en el siglo pasado: las que portan Marx, Nietzsche y Freud. Respecto a esta afirmación resumo y acuerdo con lo que piensa Eugenio Trías, para quien,  la ruptura que instauran alcanza de lleno a todas las corrientes que han intentado superarlos – alcanza a la fenomenología, a la filosofía de la existencia y a la moderna teoría de la interpretación…  significa la ruptura con el empirismo de la economía clásica (Marx), con el subjetivismo de la filosofía y la moral moderna (Nietzsche), con la filosofía de la conciencia implícita en la psicología anterior (Freud). Cualquiera sea la posición con respecto a estos pensadores es innegable la marca que han dejado en la cultura universal, ya que también los estudian en el Lejano Oriente.

También dice Trías “Sigmund Freud es, sin duda, un clásico del pensamiento del siglo veinte. Nadie podrá ya disputarle su gran proeza. Ahí están sus escritos, de una calidad ensayística y reflexiva que suscita siempre sorpresa, emoción y capacidad de sugerencia” – publicado en El Cultural, Suplemento de Cultura de El Mundo, del 4-10 de mayo de 2006.

…sus trabajos sociales, … son en mi opinión parte del patrimonio de la Cultura Occidental.

Emilio Rodrigué –Sigmund Freud, El Siglo del Psicoanálisis- nos dice “La revolución cartesiana inspiró un reparto entre razón y sin razón. Según Foucault, “ese fue el preciso momento en que la razón produjo la locura”. El loco hace finalmente su aparición bajo la visión aguda de la racionalidad cartesiana. Para Foucault, “antes el loco no existía; transitaba por una indefinida región marginalizada de la sociedad, una frontera compartida con el lumpen, el vagabundo, el borracho, el delincuente, el sifilítico y los últimos leprosos, a punto de desaparecer misteriosamente del mapa de Europa. La locura, en su especificidad, es un producto del siglo XVII. No tenía estatuto como tal antes de Descartes de la misma manera que el neurótico actual es un fruto del planetario freudiano”
Pienso por mi parte, que la clínica freudiana ha rebasado la psiquiatría tradicional y a pesar de las críticas de las cuales ha sido y es objeto, quizá ahora con más ferocidad,  ha hecho cambiar, de una manera radical, el posicionamiento de la sociedad frente a la enfermedad mental y los conceptos y prejuicios sobre la sexualidad.

Hagamos un poco de historia, Freud vuelve de París muy impresionado e impregnado por las ideas de Charcot en relación a la histeria y a la enfermedad mental, la relación entre histeria y sexualidad y la reafirmación que la enfermedad mental no es producto de  factores patógenos somáticos, anatómicos o químicos y/o de degeneración mental. Su colega, amigo y protector, Breuer, le relata un caso de histeria que él no pudo seguir tratando, debido a sus propias  resistencias y susto del mismo frente a la fuerte transferencia erótica de esta paciente, me refiero a Ana O, Berta Papenheim, y también, no lo omitamos, a la oposición de su esposa. Quizás el mismo Breuer no tuvo en cuenta, conscientemente, la atracción que ejercía sobre él Ana O., algo que sí captó su mujer.

…sería muy útil en estos momentos tan convulsos, una relectura y difusión de “Psicología de las Masas”, “El malestar en la Cultura” y “¿Porqué la Guerra?”, teniendo en cuenta que asistimos a un auge del fanatismo…

Esta situación estimula a que escriban juntos un artículo, que es un punto de inflexión frente a teorías anteriores en relación a la histeria y la enfermedad mental,  “Estudios sobre la Histeria” (1895). En ese trabajo, los autores  hablan de estados disociados de la mente y dicen: “la histérica sufre de reminiscencias”. Podemos, parafraseando esta expresión, decir hoy que el neurótico sufre de reminiscencias. Esto es algo que el público no especializado hace un tiempo ya ha empezado a aceptar, y aunque busque la salida fácil para tratar sus problemas emocionales, ya nadie puede negar la existencia del inconsciente y decir que la enfermedad mental es una degeneración o tratar al enfermo mental como a un leproso al que hay que aislar.

Escuchamos decir frente a un acto fallido por ejemplo: “me traicionó el subconsciente” aunque algunas pocas personas dicen acertadamente: el inconsciente, en realidad se refieren a lo mismo: algo que no dominan y que determina sus actos.
Pero sin embargo, en la mayoría de los casos no están muy dispuestos a ahondar más allá, salvo cuando este “subconsciente” traicionero aparece demasiado; entonces algunos piden ayuda.
Otro punto muy importante es el concepto de sexualidad y el posicionamiento de la sociedad frente a ella.

Freud, en sus artículos sobre las “neurosis actuales”, así como en otros de la misma época, o sea, antes de 1900, habla de la sexualidad sin ambages.  Señala la etiología sexual de la histeria. Desarrolla el concepto de complejo de Edipo en “Interpretación de los Sueños”(1900), sexualidad y complejo de Edipo en el “Caso Dora”(1905), etc.

Plasma las ideas que venía desarrollando hasta entonces en un artículo clave y valiente para la época en que fue escrito: “Tres Ensayos sobre una Teoría Sexual” de 1905, que fuera de los ambientes psi, no es un texto muy conocido, como se desconoce o niega que la sexualidad, a partir de los desarrollos freudianos, empieza a tomar otro estatus pasando a ser un fenómeno específicamente humano. Podría seguir siendo tabú para algunos sectores, pero para otros empieza a ser entendida de una nueva manera. Como dice Emilio Rodrigué (Ibíd.), Freud apunta a disminuir el carácter aberrante de la sexualidad.

“La revolución cartesiana inspiró un reparto entre razón y sin razón. Según Foucault, “ese fue el preciso momento en que la razón produjo la locura”

Fueron conceptos que Freud no abandonó en ningún momento de su extensa obra, aunque descubriera y desarrollara otras teorías, como narcisismo y pulsión de muerte que complementan a las anteriores, respecto a constitución y desarrollo del aparato psíquico.
Como prueba tenemos los añadidos a los “Tres Ensayos” en, 1910, 1915, 1920 y 1924, Freud tenía la costumbre de hacer añadidos años después, a sus trabajos, sin corregir lo ya escrito.
Este texto, según Peter Gay – Freud: Una vida de nuestro tiempo-  “pasará a ser piedra de toque para separar a los leales de los disidentes, convirtiéndose en el dogma de fe que espantó a Jung”.
La sexualidad deja de ser sinónimo de perversión, el concepto mismo de perversión cambia, podemos hablar de ésta diferenciándola de la perversidad, que es cuando alguien quiere someter a otro  ignorando sus deseos.

La sexualidad pasa a ser algo propio del ser humano, pulsional, siendo la pulsión una fuerza de empuje constante, en el límite entre lo psíquico y lo somático,  diferente al instinto, que es definido como una conducta genéticamente codificada, característica de los animales.
Las teorías de Freud sobre la sexualidad marcan un antes y un después, por más que sufrieron en el momento de su aparición un fuerte rechazo y  algo que se manifiesta aun ahora, aunque de distinta manera, pero ya nadie las puede ignorar, la sexualidad no es normal ni anormal, es.
Elisabeth Roudinesco escribe en su Diccionario de psicoanálisis “En consecuencia su doctrina transformó totalmente la mirada que la sociedad occidental posaba sobre la sexualidad y sobre la historia de la sexualidad en general. Por ello el florecimiento del freudismo en Occidente dio origen, a partir de 1970 y, a menudo contra el psicoanálisis, a los diferentes trabajos franceses, ingleses y norteamericanos sobre la historia de la sexualidad, en particular el inaugural de Michel Foucault (1926-1984), titulado La Volonté de Savoir”.

Dejemos hablar a Freud, quien en una carta del 9 de  septiembre de1935, que envía a una madre, que quería que él trate a su hijo, revela la mirada abierta con que Freud contemplaba la homosexualidad, le escribe: “Deduzco, por su carta, que su hijo es homosexual. Lo que más me impresiona es el hecho de que usted haya omitido este término cuando me ha hablado de él. ¿Puedo preguntarle por qué lo evita? La homosexualidad, desde luego, no es una ventaja, pero tampoco es nada de lo que haya que avergonzarse. No es un vicio, ni un signo de degeneración y no puede clasificarse como una enfermedad. Más bien la consideramos una variación de la función sexual, originada en una detención del desarrollo sexual.
Muchas personas sumamente respetables, tanto de la antigüedad como del presente, han sido homosexuales. Entre ellos están algunos de los más grandes: Platón, Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, etc. Es una gran injusticia perseguir la homosexualidad como si fuera un crimen, y una gran crueldad también.”

Terminando esta carta le dice: “Lo que el psicoanálisis podría hacer por su hijo es algo muy diferente. Si se siente infeliz, neurótico, desgarrado por los conflictos, inhibido en su vida social… el análisis puede traerle armonía, paz mental, plena eficiencia, independientemente de si sigue siendo homosexual o si cambia.”

Si no dijera de quien es esta carta, pensaríamos que es un email enviado por un psicoanalista en 2011, no una carta de Sigmund Freud de hace 76 años.

Si no dijera de quien es esta carta, pensaríamos que es un email enviado por un psicoanalista en 2011, no una carta de Sigmund Freud de hace 76 años.
Muchos de los que hoy en día se benefician del pensamiento y las teorías freudianas,  lo ignoran o hasta llegan a estigmatizarlo. No solo eso, sino que utilizan sus ideas y palabras como si fueran propias y novedosas; esto sucede tanto en el ámbito de la psiquiatría tradicional, el periodismo, algunos movimientos feministas, como otros de defensa del colectivo homosexual, sin que la mayoría de ellos se haya acercado nunca a la obra de Freud.

Diversos movimientos feministas critican a Freud por explicar a la mujer  como un hombre sin falo y por el concepto de «envidia del pene». Las minorías sexuales critican también su teoría por considerar la homosexualidad como una perversión. En este caso toman opiniones de Freud de 1905 por ejemplo, no reparan en la carta citada anteriormente que es de 1935. Las ideas de Freud fueron evolucionando hasta el final de su vida.
También aluden al gran impacto cultural de las teorías de Freud sobre el desarrollo psicosexual,  que dicen popularizó la idea de la homosexualidad como una enfermedad, aumentando en la primera mitad del siglo XX la internación de homosexuales en institutos de salud mental. Obvian decir que la persecución e internación de los homosexuales, fueron fundamentalmente actos de los regímenes nazi-fascistas.

Pero sin embargo, esto denota una contradicción al mismo Freud, quien sostuvo en muchos de sus trabajos explicaciones acerca de la «inversión sexual» como el resultado de una «elección de objeto», que no demanda un juicio moral o ético ni el veredicto de «sanidad o insanidad» al sujeto y, tomando como ejemplo a los antiguos griegos y a grandes figuras de la historia, exime de culpas a los homosexuales limitándose a advertirles sobre los problemas que pueden tener en la sociedad. Nuevamente tomo como ejemplo la carta de Freud antes citada.

Los ataques a Freud continúan, tanto en Europa donde nació y comenzó a  desarrollarse el psicoanálisis, como en  América del norte. Pongo como ejemplo al filósofo francés Michel Onfray, autor del libro “Freud. El crepúsculo de un ídolo”, donde este se ensaña con la figura de Freud tratándolo de megalómano y mentiroso, libro que ha tenido una amplia difusión. Y  en USA tenemos el libro de Louis  Breger, “Freud el genio y sus sombras”, donde se ocupa fundamentalmente de demoler a Freud como persona, pasando a segundo término sus aportes.

En España, país donde resido, es muy poca la presencia del pensamiento freudiano en las universidades, pero no debemos perder de vista que esto es debido a los 40 años de franquismo y nacional catolicismo, que obligaron a intelectuales y psicoanalistas formados a emigrar o exiliarse, como Emilio Mira i López y Ángel Garma, entre otros.
A pesar de todo, el psicoanálisis sigue adelante, podrá haber caída de la demanda de tratamientos, ataques, por ignorancia o por conveniencia, pero sigue vivo y enraizado en la cultura occidental, forma parte de ella.

Notas:
Freud, Sigmund, (O.C. Amorrortu Editores, Buenos Aires 1986 )
Gay, Peter: Freud: Una vida de nuestro tiempo, (Ed. Paidós, Buenos Aires 1989),
Rodrigué, Emilio: SIGMUND FREUD., El Siglo del Psicoanálisis, (Editorial Sudamericana, Buenos Aires 1996)
Elisabeth Roudinesco y Michel Plon, Diccionario de psicoanálisis. (Ed.Paidós Buenos Aires 1998)
Trías, Eugenio: EL CULTURAL, Suplemento de Cultura de EL MUNDO, del 4-10 de mayo de 2006)

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