Por
Un día de Marzo del 2010, durante una de mis visitas habituales al MOMA de New York, requerida en cada viaje a la ciudad y, esquivando las colas multitudinarias para ver la exposición de Tim Burton, me dirigí a otros ámbitos menos poblados del museo donde se exhibían las obras del artista mexicano Gabriel Orozco. Debo reconocer que con la propaganda y la expectativa que se tejía alrededor de las maravillas de Burton, no me había percatado, a no ser por el encuentro con el gigantesco esqueleto de ballena conocido como Matrix Movil que ocupaba el atrio del museo, de la retrospectiva de Orozco que se mostraba simultáneamente en el piso sexto. La poca asistencia que tenía en ese momento dicha muestra me permitió largos ratos de reflexión sobre un artista y una obra que siempre me habían intrigado. Frente a una inmensa pared blanca reposaban dos tapas de yogurt. Una de las asistentes se cuestionaba si esto era arte, unos niños inquietos se preguntaban por qué solo las tapas (“y se comieron el yogurt?”) y otra persona comentaba que hay que ser Gabriel Orozco para darse el lujo de salir con tal aberración. Estas observaciones dieron lugar a una conferencia que meses mas tarde dicté en alguna universidad sobre el movimiento conocido como Arte Conceptual, o el arte de las ideas.
Es al mismo Gabriel Orozco, uno de los artista plásticos latinoamericanos más reconocidos internacionalmente, a quien se le encarga la apertura de las sesiones conocidas como Conversaciones en la reciente feria Art Basel Miami Beach, considerada hoy día como la muestra de arte más importante en el continente americano. Contrario a lo sucedido en el MOMA de New York en la mencionada ocasión, esta vez la sala tenía lleno total, y los corredores atestados de gente sentada en el piso eran testigos del reconocimiento que este controvertido artista merece en el momento. El evento, que tuvo lugar a principios de diciembre en el Convention Center, fue moderado de manera muy refinada por Michelle Kuo, editora en jefe de la revista internacional Artforum.
Para Orozco la escultura no es un elemento estático, y la forma que un objeto muestra en un momento dado resulta algo temporal, efímero; la materia puede eventualmente transformarse y convertirse en algo totalmente diferente.
Orozco abarcó una temática muy amplia que, al igual que su obra, desmitifica muchos conceptos que otrora se consideraban dogma entre las escuelas más tradicionales del arte y que hoy en día, después del advenimiento del Arte Conceptual resultan más aceptados y se convierten en la base misma de su trabajo. Dentro del campo de lo conceptual o del arte como idea, Orozco ha sido tan criticado como alabado. No es usual que en su corta vida artística ya haya habido una retrospectiva de su obra en el MOMA de New York y que el artista de lo inconforme apareciera de repente como un ícono ya establecido que podía usar siete metros de pared para colocar dos tapitas de yogurt con el precio .99 cents, como lo mencionó el critico de arte Holland Cotter en el New York Times, el 14 de diciembre del 2009, días después de inaugurada la muestra.
Para Orozco la escultura no es un elemento estático, y la forma que un objeto muestra en un momento dado resulta algo temporal, efímero; la materia puede eventualmente transformarse y convertirse en algo totalmente diferente. Un par de zapatos tirados en el suelo aparecen pegados por la suela, un carro Citroën se aprecia encogido en sentido transversal ya que su parte media ha sido recortada y extraída, y en sus Working Tables aparecen cajas de huevos, masa de pizza envejecida y tapas de botellas. En otra ocasión, en la Bienal de Venecia del 2003, el espacio de un contenedor constituido por las cuatro paredes contenía una caja de zapatos vacía. Son objetos de uso cotidiano que ligeramente intervenidos y apreciados dentro de un contexto fuera de lo usual cambian de valor, nunca volverán a ser lo mismo y, en el marco de un museo de tal magnitud asombran y nos ponen a cuestionar que quiere decir el autor. Una burla a la sociedad de consumo? Al arte mismo?
Pero toda esta historia que reúne su obra se unifica en el concepto del tiempo, todo resulta una investigación continua en un cúmulo de tiempo y espacio…
Orozco es un explorador, siempre esta buscando nuevos elementos y nuevos materiales. Cualquier objeto de la calle puede ser parte de uno de sus experimentos artísticos. Igual puede decirse de su técnica. Su obra ha pasado por muchas etapas y por muchos elementos, la fotografía, los medios digitales, las instalaciones, la pintura, el dibujo, objetos de uso cotidiano, objetos construidos por el mismo, pero toda esta historia que reúne su obra se unifica en el concepto del tiempo, todo resulta una investigación continua en un cúmulo de tiempo y espacio. Nadie sabe cuanto durará el significado de una obra de arte, y al mismo tiempo la obra producida pareciera no terminar porque ésta a su vez va dando origen a otra en un proceso incesante y dinámico que cobra vida propia.
Respecto al uso de la fotografía, uno de los medios que utiliza a menudo, Orozco menciona cómo al mirar una imagen, el cerebro va formando una especie de rejilla donde la figura plana va cobrando volumen. Se refiere también al papel de la memoria, que resulta muy importante en la apreciación de su obra. El espectador nunca se relacionará con el objeto mostrado de la misma manera y el objeto nunca resulta ser lo que habíamos pensado.
Es así como el cuaderno se convierte en su estudio, el cuaderno como depositario de la base de su obra que es la idea. Y esta idea al ser desarrolla va tomando formas provocadoras originando diversas reacciones, no siempre positivas; a veces pueden ser de decepción e incluso desilusión, a veces de concientización. En esa libreta de apuntes tuvo origen el collage con la imagen de un volcán en erupción en medio del cual se superpone el retrato de la cara de una niña que infla una bomba de chicle y, que fue ampliado a manera de papel de colgadura tapizando las paredes de entrada al recinto donde fue su exposición en MOMA.
Piet Mondrian y Gustave Coubert en el sentido en que calibran lo lógico y lo poético, dos campos que sirven para dividir el pensamiento artístico de Orozco.
Orozco se refirió también a la obra Corplegados, basada en papeles que dibujó y redibujó, dobló y redobló durante sus viajes en los últimos cuatro años, representando fragmentos de mapas y momentos que se combinan ideológicamente funcionando como las paginas sueltas de un libro. Dos galerías, Marian Goodman y Chantal Cousel las exhibieron en esta última edición de Art Basel Miami Beach, montadas dentro de paneles de doble vidrio de manera que se pueda apreciar el frente y el revés de la obra. El revés, como lo expresó Orozco, fue utilizado para correcciones y estudios que, como “accidentes”, resultan también interesantes para mostrar.
Su inspiración proviene, según el mismo afirma, de los trabajos de Piet Mondrian y Gustave Coubert en el sentido en que calibran lo lógico y lo poético, dos campos que sirven para dividir el pensamiento artístico de Orozco. Lo lógico se origina en la neurociencia y la ecología, áreas que le permiten al artista generar un ecosistema que eventualmente va a justificar o evolucionar hacia el proceso artístico que seria lo poético. Al igual que la fotografía en el siglo XIX o el televisor en los años 60 y 70, Orozco se deja influenciar por la tecnología del momento que le añade elementos muy particulares a su obra.
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