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Edición
32

Entre los espacios físicos y las nubes de información. Entrevista a Lucía Santaella

Kassel
Los cambios que produce la revolución digital al integrar profundamente lo humano con lo tecnológico. Sus consecuencias sobre todos los espacios del saber y de las realidades.

¿Por qué los jóvenes no se separan de sus celulares a no ser por la presión externa?¿Por qué cierran la puerta del cuarto en busca de una interacción más plena con el mundo exclusivo de sus intereses?¿Por qué aprenden a esquivar las eventuales prohibiciones de las jerarquías escolares para sobrevivir al confinamiento en las aulas y salones?¿Qué hacer frente a esto?

Esas preguntas que preocupan a la sociedad contemporánea son el corazón del libro editado por Lucia Santaella, La Omnipresencia de los Jóvenes en las Redes (UFG ediciones, 2015), producto del trabajo intenso de un grupo de pensadores que, en busca de caminos conducentes a las respuestas para estas preocupaciones, escribieron esta obra. [1]

Los cambios en la tecnología de los procesos comunicacionales, con efectos en la economía, en la política, en las ciencias, en las artes, en la educación, en la cultura en general y en la vida cotidiana, están provocando cambios en la propia naturaleza de lo humano, de ahí el uso frecuente del término “pos-humano”

Lucia Santaella es una de las principales difusoras de la semiótica de Charles Peirce en Brasil, vive entre su país y Kassel, Alemania. Es doctora en Teoría Literaria y profesora titular en la Pontificia Universidad Católica de São Paulo, directora de pos-grado y coordinadora de múltiples investigaciones sobre medios, tecnologías digitales y su impacto sobre el mundo de los jóvenes y la sociedad actual. Pensadora inquieta de los cambios que acontecen compartió con nosotros algunas reflexiones y muchos avances.

¿Qué está sucediendo hoy en día con la omnipresencia de los jóvenes en las redes sociales?

Lucía Santaella
Lucía Santaella

Hace algún tiempo vengo repitiendo la afirmación de que el ser humano está en pleno proceso de un salto antropológico. Los impactos, las consecuencias de los dilemas que la revolución digital está trayendo, son perturbadores y desconcertantes. Los cambios en la tecnología de los procesos comunicacionales, con efectos en la economía, en la política, en las ciencias, en las artes, en la educación, en la cultura en general y en la vida cotidiana, están provocando cambios en la propia naturaleza de lo humano, de ahí el uso frecuente del término “pos-humano”. Para orientarme en medio de los cambios, vengo usando como faro lo que los artistas están haciendo, qué nuevos paisajes en la sensibilidad están inaugurando para nuestro aprendizaje y adaptación en medio de los cambios. Los artistas disponen de antenas que apuntan al futuro, llevándonos a una mejor comprensión de los determinantes actuales. He prestado mucha atención a los jóvenes, estos son los representantes del presente, por ello titulo mi artículo en el libro “Los Jóvenes como termómetro del Zeitgeist” (espíritu de la época). Ellos son el espíritu del tiempo, aunque la educación del mundo contemporáneo les lleva la contra.

¿Cuán importante es comprender la lógica que anima las relaciones interpersonales de esta era digital?

La revolución digital no es simplemente una revolución tecnológica. Ella produjo, y continúa produciendo, cambios en lo concerniente a lo humano.  Hay cambios en los signos, señales, símbolos y sus maneras de componerse, que definen los contextos históricos y antropológicos de lo humano. Hipermediático, transmediación, intermediación, estos son los lenguajes de nuestro tiempo. “El lenguaje es la casa del ser”, decía Heidegger, estas son nuestras nuevas casas. Hay un nuevo ser que despunta en estas casas nuevas.

¿Por qué considera ineludible tomar en cuenta la omnipresencia del ciberespacio cuando se desea elaborar estrategias educativas o políticas de acción social?

¡Es absolutamente obligatorio! Hoy vivimos, y los jóvenes mucho más intensamente, en dos espacios simultáneos, los espacios físicos por los cuales circulamos y las nubes de información que nos rodean y

Nace lo que he llamado el lector ubicuo. Aquel que puede aprender y conocer en cualquier lugar, a cualquier hora, bajo el influjo de cualquier curiosidad profunda o pasajera.

que son accesibles al mero toque de la punta de los dedos. Toda y cualquier curiosidad puede ser hoy atendida con el simple movimiento de los dedos en la palma de nuestras manos. Nace allí lo que he llamado el lector ubicuo. Aquel que puede aprender y conocer en cualquier lugar, a cualquier hora, bajo el influjo de cualquier curiosidad profunda o pasajera.

¿Cómo se redefinen y desdibujan las fronteras, en nuestra era digital?

Todos los límites y fronteras informacionales y cognitivos están siendo borradas, sobrepasadas. Por desgracia, permanecen las fronteras geográficas y políticas tradicionales. Es esta una gran paradoja y dilema del mundo globalizado. Esos dilemas son tantos que colocarlos en discusión seria asunto para un libro, o mucho más.

¿Cómo a través de las redes construimos nuestra identidad, pertenencia y subjetividad?

Todos los límites y fronteras informacionales y cognitivos están siendo borradas, sobrepasadas.

No hay identidad, pertenencia o subjetividad separadas de las formas de comunicación entre los hombres. Somos aquello que la mirada del otro nos devuelve. Ahora, nosotros mismos nos multiplicamos en imágenes y palabras que lanzamos por las redes, y también se multiplican las miradas que nos vuelven, directa o indirectamente por las múltiples pantallas que escapan de nuestros controles.

¿Por qué cree se hace difícil, para ciertos analistas, comprender la forma de socialización que traen aparejadas las redes? ¿Diría que es sólo un problema de distancia generacional?

Aquellos que no son capaces de comprenderlos nuevos modos de socialización y de vida que las redes están trayendo, simplemente perderán el tranvía de la historia, o mejor dicho, perderán la nave interestelar de la historia.

¿A qué se refiere cuando habla de cuerpo biocibernético? ¿Qué tipo de cambios físicos, psicológicos o de las percepciones están involucrados en esta noción?

Comencé a trabajar con la idea del cuerpo biocibernético desde la segunda mitad de lo años 1990, impulsada por los trabajos de artistas y, por el manifiesto ciborg, de D. Haraway. Entendía entonces, y continuó usando esa expresión, para evidenciar el papel que la transformación tecnológica tiene sobre el cuerpo, y sus impactos sobre el sistema nervioso central, sobre la psiquis y sobre la plasticidad de la mente humana.

Vivir y registrar lo vivido se sobreponen temporalmente. No hay más separación entre vivir y narrar la vida en tanto ella pasa.

Esto se viene desempeñando para la emergencia de lo pos-humano, entendido no sólo como resultado de esas transformaciones, sino como deconstrucción de las certezas ontológicas y metafísicas implícitas en las categorías tradicionales, generalmente dicotómicas, de sujeto, subjetividad e identidad, subyacentes a las concepciones humanistas que alimentan la filosofía y la ciencia de los hombres de los últimos siglos. El sentido que le doy al término biocibernético es similar al de ciborg que, como se sabe, nace de la conjunción de cyb(ernetic)+org(anism),  cib(ernético)+org(anismo). Sin embargo, prefiero el término biocibernético, de un lado porque bio representa significados más abarcador que el de org, y por otro lado, porque bio céntrico expone la hibridación de lo biológico y lo cibernético de manera más explícita, más allá de que no está culturalmente tan sobrecargado como ciborg con sus connotaciones triunfalistas o sombrías del imaginario fílmico y televisivo.

¿Cómo caracterizaría a esta era de la fotomanía, esta era de la instantaneidad y de mixturas de lenguajes?

Hace algunos años -en el contexto de la fotomanía, promovida por las cámaras digitales, entre las a transformaciones hoy intensificadas por el uso de iPhones y smartphones– hablé en una conferencia de los aspectos ontológicos de la vida que pasó a ser fotografiada y que va por otro flujo temporal diferente al que es vivida. Esa condición de simultaneidad que pertenecía sólo al registro de la imagen, hoy,

lo sensorial, la percepción y la mente humana son hoy inseparables de los dispositivos.

con la explosión de las redes sociales y con la posibilidad de su actualización a partir de los dispositivos móviles, a cualquier hora, en cualquier lugar, irrumpe en la vida cotidiana; la diferencia ontológica entre el transcurrir de la vida y su registro, también se disuelve. Vivir y registrar lo vivido se sobreponen temporalmente. No hay más separación entre vivir y narrar la vida en tanto ella pasa. Se ha introducido una forma de omnipresencia que resulta de la vida online.

¿En qué sentido la simbiosis entre los hombres y los dispositivos de inteligencia artificial nos introducen en la era de lo “pos-humano”?¿Esta situación nos está impulsando a reinventar los lenguajes, para poder dar cuenta de la compleja realidad contemporánea?

El ser humano es parte de la naturaleza y al mismo tiempo está por fuera de ella, porque estamos atravesados por el lenguaje. Desde que el humano se constituyó como tal, un ser bípedo que gesticula y que habla, desde allí se ha iniciado la larga y cada vez más compleja discusión respecto de lo humano y lo pos-humano.
Este término emergió más recientemente porque la simbiosis de lo humano con las máquinas y los dispositivos se impuso, hasta alcanzar los desconcertantes niveles actuales. Eso ocurre porque las máquinas, desde el surgimiento de la computadora, son dotadas de una inteligencia cada vez más sutil, lo sensorial, la percepción y la mente humana son hoy inseparables de los dispositivos. Este fenómeno se va a ir intensificando en tanto los dispositivos se tornen invisibles tomando registro de todo el ambiente circundante, sin necesidad de ser vistos.

¿En qué medida la tecnología móvil y el rastreador de GPS nos lleva a un nuevo tipo de relación entre el individuo y su territorialidad?

Con la llegada de los dispositivos móviles dotados de GPS son múltiples los procesos de movilidad que se interconectan. Una vez que la superposiciones, cruzamientos, intersecciones entre ellos se volvieron inextricables, pasé a adoptar el término hipermovilidad para caracterizarlos, porque la movilidad física del cosmopolitanismo creciente fue superada por la movilidad virtual de las redes.

Mucho más importante que reflexionar sobre lo que hacemos con la tecnología es reflexionar sobre lo que ellas hacen con nosotros.

Con los aparatos móviles, ambas movilidades se entrelazan, se interconectan, se tornan más agudas por las acciones de una sobre la otra. Cuando se sabe que los celulares están ininterrumpidamente conectados a Internet, para los usuarios no hace ningún sentido la expresión “entrar a Internet”, pues ella está siempre allí, en la palma de la mano. Cuando ya estamos sintiendo los efectos de la computación generalizada, cuando se habla de televisión móvil, la palabra hipermovilidad está lejos de ser una hipérbole.

¿Cómo visualizas las perspectivas y el futuro de la “omnipresencia de los jóvenes” en los medios?

La evolución de la inteligencia digital es tan acelerada que hace dudosa cualquier pretensión de profecía. Para pensar sobre eso uso como estrategia estar siempre actualizada, no sólo en términos técnicos, sino sobretodo, reflexionando acerca de los efectos sobre lo humano. Mucho más importante que reflexionar sobre lo que hacemos con la tecnología es reflexionar sobre lo que ellas hacen con nosotros. Cuando las tecnologías invadan los ambientes, sin que sean vistas, todos nos estaremos comportando del mismo modo que los jóvenes lo hacen hoy. No tiene vuelta atrás.

¿Cómo ha sido su recorrido intelectual que la ha llevado desde la semiótica de Charles Peirce a pensar el mundo de las redes?

Charles Sanders Peirce fue un cientista multifacético, lógico y filósofo. Su pensamiento  anticipó cuestiones importantes para los debates filosóficos de hoy. Era un anti determinista avant la lettre, creador de una lógica originalísima, relacional, expandida y triádica, autor de una fenomenología sin residuos trascendentalistas, pensador de una tríada de ciencias -estética, ética y lógica-, que estudian los fines últimos que guían los sentimientos, las acciones y el pensamiento humano. Peirce fue el creador de un pragmatismo de carácter muy propio, desprovisto de psicologismos, en fin, pensador de grandes cuestiones metafísicas, incluso cosmológicas, de las cuales su filosofía no podría escapar.
Estudio Peirce hace 40 años y no siento que tenga agotado todo lo que sus ideas pueden aportarnos. No salí de Peirce para entrar en las reflexiones sobre el mundo digital. La poderosa fenomenología y lógica semiótica de Peirce están siempre subyacentes en mi pensamiento. Uso Peirce como un mapa cognitivo que me ayuda a comprender las complejidades del mundo. El auxilio mayor que de él podemos extraer se encuentra en el hecho de que él nos libra de la plaga de las dicotomías, las chiquilinadas de los dualismos, como diría Dewey, que infectan la historia del pensamiento occidental.

¿De qué se trata su nueva investigación?

Son siempre muchas, al mismo tiempo. La más ambiciosa se encuentra en el desarrollo de una síntesis, por medio de la noción multifacética de semiosis,  entre lo fisio, lo eco, lo bio, lo tecno y la semiósfera. Hay energía para esto.

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